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¡Hora de Entrenar! por RemyKen

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Notas del fanfic:

¡Hola! Espero que les guste este fic. Planeaba hacer un one shot, pero decidí que quizá aquí suba varias ideitas que vengan a mi pervertida mente al ver cada capítulo del hermoso anime Yuri!!! On Ice. 

Bueno, si les gusta, ¡Dejen un lindo Review! Me gustaría mucho que me hagan saber qué tal está...

Creí que sería muy apresurado para poner lemon justo en el primer cap, así que tendrán que esperar al siguiente para eso :'3 No me odien.

Bueno, ¡Disfruten! ewe ewe ewe

"Hora de Entrenar"

Observando las notificaciones en su móvil, el pelinegro volvió a suspirar por milésima vez, cubriéndose con las mullidas frazadas de su cama y cerrando los ojos para olvidar el cansancio. Su cuerpo le estaba cobrando muy caro el haberse descuidado en cuanto a su peso, ya que la última semana la había pasado haciendo solo una cosa: ejercicio. Puro ejercicio. Y lo que más le dolía (además de sus músculos, que luego de todos esos días se estaban tomando en serio las palabras "cada acción tiene una consecuencia"), era el no haber podido pisar la pista de patinaje hasta solo un par de días atrás y, aún peor, no poder darse atracones con la exquicita comida que su madre le hacía, la que tanto extrañaba... sobretodo los riquísimos tazones de cerdo. Pero todo tenía una causa, un fin... comenzar su entrenamiento. Con Viktor Nikiforov.

Si. Ese mismo viktor. Su ídolo.

-¡Aaaagh! -Llevando ambas manos a su cabeza, se revolvió en su cama, exhausto y sin poder asimilar lo que había sucedido en tan poco tiempo. Y todo eso había sucedido a raíz de un estúpido video que, se suponía, jamás debió ser grabado ni visto por nadie.

No es que no le agradara el hecho de tener a Viktor o al otro Yuri en su casa, todo lo contrario, en especial porque quien estaba en su hogar era aquella persona que lo había inspirado a ser quien era, el ejemplo que siempre había seguido, aquel hombre que jamás había pensado poder conocer, con quien solo imaginaba compartir la misma pista de patinaje. Nada más que
eso.

Pero, ahora, se encontraba allí. No solo en su casa, sino detrás de la puerta de su habitación. Golpeandola como un loco.

Suspiró, saliendo de sus pensamientos al escuchar aquellos golpes y gritos provenientes del otro lado de la puerta -Yuuuriii, ¿Me dejas entrar? ¡Tenemos que conversar! -El menor solo suspiró (si, de nuevo), intentando ignorarlo. Pero era absoutamente imposible, parecía que no se cansaba de acosarlo -¡Yuri, no seas malo! ¡Solo quiero hablar contigo!

-¿Y qué? ¿Hacerme preguntas sobre mi vida personal, como siempre que tienes la oportunidad? -preguntó, quitándose las frazadas de encima y sentándose. Por suerte, había recordado cerrar con llave la puerta por las dudas. Si... solo por las dudas.

-¡Claro que no, Yuri! ¿Cómo podría ser eso? ¡Es para poder dormir contigo, también! -El de cabellos claros siguió haciendo ruido, mientras Yuri solo se tapaba los oídos para no escucharlo -¡Yuuuriiii!

-¡Ya cállate! ¡Molestas a todos aquí, y quiero dormir, idiota! -fácilmente pudo distinguir la enfadada voz del adolescente que había llegado hasta su casa siguiendo a Viktor, el pequeño pero muy, muy molesto rubio, quien no había desperdiciado ninguna oportunidad para amenazarlo e insultarlo.

Qué difícil que era su vida.

-¡Pero quiero dormir con Yuriii, y él no me deja, es cruel conmigo- "mira quien lo dice, el que me llama cerdito en frente de todos y me averguenza", pensó, haciendo una mueca. Luego de unos minutos escuchando los gritos del otro Yuri y las qujas del mayor, decidió ponerle un punto a todo aquello.

-¡YA MISMO SE VAN A DORMIR, QUE MAÑANA HAY QUE SEGUIR ENTRENANDO! -No era alguien que se molestara con facilidad ni que gritara, pero esa situación ya lo tenía bastante cansado. Su paciencia se estaba acabando -Mañana me podrás preguntar todo lo que quieras, Viktor, pero justo ahora solo quiero dormir -Pudo sentir un "Yesss" por parte del mayor de todos, y un suspiro del rubio, que solo murmuró un "mejor me voy a dormir... son unos idiotas".

Se quedó un rato intentado tranquilizarse, y luego de unos minutos decidió acomodarse de nuevo en su cama, cuando sintió una voz profunda diciendo: -¿De verdad me dejarás preguntarte lo que yo quiera?

-Si, Viktor. Ya, ve a dormir o mañana no hay respuesta alguna por mi parte -dijo en voz baja, esperando que el contrario lo escuchara y se dejara de molestar. Oyó una pequeña risilla.

-Siempre eres igual, tan reservado y tímido... por eso me das curiosidad, pequeño cerdito... -ni siquiera se molestó en decirle que no lo llamara de esa forma. Es más, no pudo evitar sonreír también. Era una situación bastante repentina, problemática y cansina, pero también algo que no se esperó jamás, iba incluso más allá de sus sueños... sentía que, a pesar de todo, las próximas semanas serían divertidas. Podría demostrar cuanto valía, y el talento que tenía, aprender muchas cosas en el proceso, y, sobretodo, poder compartir tiempo y patinar en la misma pista que su ídolo, aquella persona que siempre admiró -¿Sabes? Espero que realmente me sorprendan en la competencia. Ambos, Yurio y tú -no pudo evitar una pequeña risilla al oír el "apodo" que le habían puesto a Yuri -Pero, sobretodo, lo espero de ti... me imagino cómo... te verás... -escuchó como sus palabras bajaban de intensidad, siendo las últimas casi un susurro, pero Yuri pudo escucharlas muy bien. No entendió muy bien a qué se refería. Se notaba que tenía pasión por el patinaje, mucho más al "intercambiar estilos" de esa forma al asignarles a cada uno la distinta canción con la que patinarían la próxima semana, en donde "Yuri y Yuri" se enfrentarían. Deseó con todas sus fuerzas poder ganarle al rubio... no quería que Viktor se marchara a Rusia aún. Aunque fuera alguien molesto, ruidoso y entrometido. No quería que ese "sueño" se acabara tan rápido...

Lo único que le quedaba, era poder pasar esa "prueba", y patinar perfectamente con Eros. Sería muy difícil, casi imposible, teniendo en cuenta que era más el estilo del otro Yuri que el suyo... y que el día de práctica anterior había sido un poco desastrosa. Sería una tarea difícil poder patinar con esa canción -Yo... no creo que pueda, Viktor -murmuró, temeroso por el resultado que todo aquello traería ¿Y si solo quedaba en ridículo en frente de todos? Estaba consciente de que todo el mundo estaría al pendiente y observando, acechando para encontrar cualquier error en él.

-No te preocupes. Yo te entrenaré, Yuri. -Escuchó la voz del mayor -Por ahora, intenta descansar... mañana comenzaremos.

-Está bien, aunque, quiero preguntarte algo... -

-Eso se verá mañana. Descansa, mi pequeño cerdito -luego de decir eso, el mayor se fue de ahí. Pudo escuchar sus pasos alejándose por el pasillo. El pelinegro solo se acomodó en su cama, con un montón de pensamientos recorriendo su mente y, como todos los días desde que Viktor había llegado, con el corazón latiendo fuertemente.

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Al otro día, luego de haber aguantado un desayuno junto a un -como siempre- molesto Yuri y un sonriente Viktor (que no le dejó comer todo lo que él hubiera querido), y haber salido a correr un par de horas por la mañana, por fin se encontraban en la pista, vestidos cómodamente para el lugar en donde estaban. Mientras los de pelo más claro se enfrascaban en una conversación -si así se le podía llamar a los gritos del otro Yuri- él prefirió ignorarlos y comenzar a hacer el debido estiramiento y calentar un poco, patinando a lo largo de toda la pista que él conocía como la palma de su mano. Había pasado tanto tiempo allí desde que era solo un pequeño... era su lugar preferido en todo el mundo, sin duda.

No se percató de las miradas sobre él hasta que, al abrir sus ojos, se encontró directamente con los ojos celestes del mayor. No pudo evitar un sonrojo al ver tanta intensidad en esa mirada... era algo extraño. Hacía que sus manos temblaran de los nervios y que su corazón alcanzara un ritmo frenético. Debía deberse a que ese hombre era quien había admirado desde siempre... ¿O no? No había otra explicación para esa forma de actuar suya.

Luego de esa "escena" (que terminó tan pronto como Yurio comenzó con sus gritos molestosos), se dedicaron a practicar para el encuentro que sería unos días después. Fue una tarde bastante tranquila y divertida, aunque agotadora ya que ambos tenían que aprender a patinar de una forma que nunca se les habría ocurrido por sus personalidades y forma de ser. Sobretodo al japonés, a quien le era muy difícil tener ese toque de "sensualidad" que se necesitaba para Eros. ¿Cómo habían sido las palabras de los otros dos? Ah, si... "demasiado inocente". Se avergonzó por ello, ¡No era un chiquillo! ¡Podría hacer eso, patinar era su pasión!

Las horas pasaron tan rápido que apenas se dieron cuenta de que el sol ya no se encontraba en el cielo. Había sido reemplazado por un hermoso cielo estrellado... algo muy raro, teniendo en cuenta la época en la que estaban. Yuri no pudo evitar sonreír. Se sentía animado y con muchas esperanzas... estaba seguro de que podría hacerlo...

-Cerdito... estuviste desastroso hoy, hehe -Tan pronto el mayor dijo eso (sin dejar de mostrar su estúpida sonrisa) el sueño de brillitos en el que se encontraba el pelinegro, desapareció. Al escuchar la risa del otro yuri, fue como si un aura negruzca estuviese cubriendo todo.

¡Yey, adiós, ánimos!

-¡Es verdad! ¡Aunque lo intentes, ese aura de inosencia y niño puro que tienes, no se irá nunca! ¡Hahahaha! -suspiró, mirando el suelo. Quizá tenían razón... todo eso era muy difícil para él. Aunque no era un "niño". Pero no estaba acostumbrado a ser... sensual y atrayente. En realidad, nunca lo había sido, a su parecer -Tengo un cansancio horrible... -murmuró el menor de todos -Iré a comer algo y a dormir. Ustedes hagan lo que quieran... -dicho eso, se dirigió hacia los vestuarios a cambiar su ropa e irse.

Abrazándose a si mismo y con cierta incomodidad, Yuri miro hacia otro lado cuando el mayor y él quedaron a solas -¿Seguimos con el entrenamiento? ¿O ya quieres ir a casa? -el pelinegro negó.

-No... está bien. No estoy cansado -En realidad, sus piernas dolían bastante, pero quería seguir intentando. No entendía por qué se le hacía tan difícil patinar con esa canción... ¡Lo había hecho con otras, un monton de veces! Pero, el estar ahí, frente a Viktor... sacudió su cabeza, intentando alejar pensamientos estúpidos y emprendiendo la marcha de nuevo hacia adentro, ¡Iba a ganar, costara lo que costara!

Viktor, por su parte, notó la decepción en el rostro del menor, aunque junto con gran determinación. Sonriendo, se acercó a él -No te preocupes. Yo te ayudaré -Lo tomó del mentón, como tantas veces lo había hecho. Se le hacía muy divertido el sonrojo que cubría el rostro del pelinegro con cada una de sus acciones -Si yo te entreno, nada podrá fallar, ¿No? -dijo, alejándose un poco de él, pero algo encorvado para estar a su altura.

-Ci-Cierto... -por poco y el japonés olvidaba cómo hablar. Tenía miedo de que los latidos de su corazón pudiesen ser oídos por el mayor, por la rapidéz con la que bombeaban. Podía sentir su rostro encendido y rojo, como un tomate maduro -B-Bueno... -intentando disimular, se alejó un paso de él -Va-vamos a... seguir con...

El rubio, sin poder controlarse, tomó a Yuri del brazo. No quería que escapara, que se alejara de él como siempre lo hacía... no iba a dejar que diese un paso más lejos de él -Yuri... -saboreó cada letra de su nombre, de esa forma que solo él sabía hacer. El sonrojo en el menor creció aún más, si era posible -¿Por qué te pones tan nervioso cuando estás conmigo? -preguntó, juguetón y con aterciopelada voz.

-¿Y-Yo... nervioso...? Eh... -Miró hacia un costado, sin siquiera poder hablar bien. Todo en su mente parecía un caos completo. Sus piernas temblaban y sus manos no paraban de sudar. Sentía que se podría desmayar en cualquier momento... ¡Parecía un adolescente! ¡Ya era un hombre, por el amor de dios, no podía reaccionar de esa forma! -Yo no... no estoy... yo... -¿Qué podía decir en esa situación tan vergonzosa?

Cerró sus ojos cuando notó que Viktor se acercaba aún más a él, posando sus manos en su cintura, como si no quisiera que escapace. Yuri solo cubrió su rostro con sus manos. No era de su agrado mostrarse así ante nadie.

Sintió el tibio aliento del mayor en su oído -Yuri, no debes avergonzarte conmigo -podía setir el suave cabello del contrario haciendo cosquillas contra su mejilla -Quiero saberlo todo de ti... conocer todas tus facetas. Quiero verte como nunca nadie te ha visto antes... de todos los modos posibles ¿Entiendes? -mordió suavemente el lóbulo de su oreja, abrazándolo más para atraerlo hacia él, acorralándolo contra una de las paredes -¿Me dejarás, Yuri?

¿Cómo podía decirle que no cuando hablaba con esa voz tan atrayente y erótica? Parecía que le estuviese prometiendo el paraíso y el infierno a la vez... lo sentía peligroso pero al mismo tiempo, quería acercarse más. Saber más, oírlo murmurar más de esas palabras. Débilmente, casi inperceptible, movió su cabeza, asintiendo suavemente. El mayor sonrió con suficiencia -Muy bien... es hora de entrenar, Yuri...

Sintió como, suavemente, una mano se colaba bajo su camiseta, haciendo que temblara y no solo de frío...

Dios. Qué difícil que es mi vida.

Notas finales:

Continuará... ewe


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