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EL BRILLO DE SUS OJOS por chibi fujoshi 374

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Notas del fanfic:

los personajes le pertenecen a Masami Kurumada, yo solo los uso para escribir 

Lo amaba, amaba más que nada el brillo de sus ojos, esos hermosos ojos cual cielo infinito que ahora eran fríos y altaneros, amaba también aquellos cabellos largos y sedosos que caían hermosamente en ondas,como cascadas por su espalda, su piel era nívea y tersa, en la cual resaltaba el lunar que tenía cerca del ojo, sus labios tan apetecibles parecían querer incitar a quien los mirase a cometer un acto que sería indecente ante los ojos de ese ángel endemoniado y venenoso

 

La rosa que siempre llevaba en la mano era un adorno para complementar su belleza y también una amenaza y una advertencia para quien quisiera acercarse más de lo debido, tan orgulloso, tan vanidoso, tan suyo, si, Afrodita era suyo y eso no nadie podía negarlo, aquellos ojos frívolos y su expresión altanera se deshacían completamente ante la presencia del más serio y frío de los doce caballeros, el Acuario había logrado tener al pececillo totalmente a su merced, por más que este lo negara rotundamente e hiciera miles de desplantes Camus no podía pasar por alto las actitudes de Piscis, tan indescifrable para todos, pero siempre lograba ser un libro abierto para el francés, siempre era tan transparente y aquellos sentimientos que ocultaba a los demás se mostraban a flor de piel solo cuando estaba con el…. o al menos así era

 

-Death - de los labios de Dita salió aquel nombre con emocion y alegria desbordante, sus frivolos y distantes ojos brillaron ante la presencia del amo de la muerte del santuario

 

-Fiore muero de hambre, vamos a tomar unas copas - dijo el italiano con su singular sonrisa sádica, Camus los observaba desde no muy lejos, envidiando esos ojos y esa sonrisa risueña que antes solo estaba reservada para el, no dijo nada, solo desvió la mirada con enojo y resignación escucho sus pasos alejarse. Milo se acercó sonriente a él para comenzar una larga conversación y así recuperar los días perdidos, pues su frío y mejor amigo había regresado de Siberia hace solo dos días, regreso después de varios años, bueno, solo 4 años mas o menos

 

Afrodita lo miro de reojo mientras se alejaba en compañía de Death, tal vez asi debia ser, Camus y el estaban destinados a no estar juntos, el pisciano no podía evitar sentirse algo culpable al romper su promesa, al dejar de lado sus palabras y parecer un mentiroso por no cumplir su promesa de amor, el juramento de esperarlo siempre, de estar a su lado pase lo que pase hasta que murieran juntos en nombre de Athena, pero… no pudo, él necesitaba sentirse amado, no que se lo dijeran todo el tiempo, solo le habría bastado una palabra, una carta, lo que sea, pero Camus simplemente desapareció, no supo nada de el y su amor murio en silencio, se marchito lentamente como una rosa arrancada de raíz cuyos pétalos se lleva el viento, la soledad atormentaba al sueco, y fue cuando Death apareció en su vida, con esa sonrisa entre macabra y complacida, con sus bromas pesadas y su tan peculiar sentido del humor

 

Camus no podía entender el por qué había sido reemplazado con tal facilidad, peor aún… POR DEATH, podía entenderlo si fuera por Milo, Aioria, Shura incluso Shaka pero nunca imaginó que Death le robaría el brillo de los ojos y la sonrisa del guardián de las rosas, pero aunque ya no estaría en sus brazos, Afrodita era suyo, siempre lo sería

 

Camus se despidió de Milo y subió con pesadumbre a su templo, al llegar miro cada rincón como si fuese la primera vez, aun debía acostumbrarse nuevamente a su templo, se sentó en el suelo mirando a la nada, apoyandose a un pilar, el tiempo pasó sin que se diera cuenta, volvió a la realidad cuando escucho pasos acercarse a el, la voz del sueco calo en lo más profundo de su ser

 

-Camus, pido tu autorización para pasar por tu templo - “Camus” eso fue lo único que escucho el francés “Camus”, Afrodita había dicho e incluso gritado su nombre en otras ocasiones, pero ¿por qué ahora dolía escucharlo?

 

-Afrodita - sus ojos azules se cruzaron con los celestes del sueco, era incomodo, Afrodita deseaba huir, y comenzó a alejarse discretamente pero Camus lo detuvo del brazo y su mirada se torno fría y severa - tu y yo debemos hablar

 

- es tarde, sera en otra ocasión - sus palabras molestaron al francés y presiono su agarre, lo acorralo contra la pared, no podía seguir viviendo un dia mas con esa duda, con ese dolor carcomiendolo por dentro - Camus que… - antes de completar su frase los labios de Afrodita fueron sellados por un beso, Afrodita trato de liberarse, Camus lo dejó respirar después de unos instantes, el doceavo guardián parecía rehuyente a cada roce del francés, y darse cuenta de eso dolia, dolia demasiado

 

-¿por qué? - la voz del siempre serio y frio Camus se quebró, en su mirada se reflejaba el dolor, pero también un ápice de esperanza - dijiste que me esperarias, Dita…. ¿aun… aun me amas?

 

-Camus… - su voz ya no quiso salir de su garganta, ¿lo amaba? lo amo, sin duda, pero el tiempo se había encargado de borrar el sonido de la voz del francés, perdiéndolo en las penumbras del olvido, poco a poco incluso llegó a olvidar su rostro, vagos recuerdos de suaves besos y atrevidas caricias asaltaban su mente en las noches, cuando regreso lo que encontró no fue más que un desconocido, Camus creció, ahora era fuerte y musculoso aunque las fracciones de su cuerpo jamás fueron exageradas, la madurez había transformado levemente su rostro, su voz era más grave su comportamiento más frío, y sin duda alguna se había hecho muy fuerte, pero ante los ojos de Afrodita Camus era solo un completo extraño, su corazón ya no latia con fuerza, su mente incluso llegaba a olvidarse de su presencia

 

-Afrodita - repitió exigiendo una respuesta

 

-no lo se - por primera vez desde hace ya 4 años los ojos del guardián de Piscis lo miraron profundamente y casi pudo oír la respuesta a través de esos ojos celestes, el corazón del francés parecía destrozarse y congelarse, amarlo fue un error, el primer amor es hermoso, es puro, es ingenuo y también es efímero, se acercó nuevamente a los labios de Piscis, esta vez Afrodita no lo rechazo, correspondió lentamente, falsamente y Camus lo sentía, le dolía… pero no importaba, no ahora, descendieron hasta quedar recostados en el suelo, el Acuario prosiguió besando el cuello de su amante, cruzó miradas con él, y vio lastima, ¡lastima! eso hirió grandemente su orgullo y lo rompió aún más si es que eso era posible, una vez mas, solo eso pedía quería sentirlo una vez más

 

Las ropas de entrenamiento fueron rápidamente desgarradas y desplazadas para dejar expuesta esa blanca y suave piel, dolor, no solo físico sino emocional fue lo que matizaba aquella danza libidinosa y salvaje, ambos sabían que no era correcto, las caricias que se repartian, la sensación placentera de fundirse en un mismo ser controlados por sus más bajos instintos dejando el refinamiento y su recato de lado, los gemidos de placer resonaban en aquel templo, una danza exquisita en la cual ambos se habían sumido tocando la cúspide del placer y estremeciendo sus cuerpos sudorosos, tan delicioso y angustiante a la vez, el pecado, el fruto prohibido era sin duda lo que hacía que su cuerpo vibrara, sus manos aún reconocían esa piel, sus oídos no habían olvidado esos gemidos y suspiros, tal vez Afrodita lo había olvidado pero el jamas lo olvidaria, sentir como el cuerpo del sueco daba paso a su miembro, fue tal y como lo recordaba, una experiencia gloriosa e infernal, ambos llegaron al clímax soltando un gutural gemido que hizo eco en las paredes del templo que habían profanado, una vez más, como solían hacerlo hace mucho

 

-ah… ah - el mayor trataba de regularizar su respiración un sonrojo cubría su rostro, pero tan solo era el cansancio lo que lo tenía de esa forma, Camus intentó un último acercamiento trato de besarlo pero fue rápidamente rechazado cuando Afrodita ladeo la cabeza para evitarlo, se quedaron en silencio por unos segundos, Camus salió del interior del sueco y busco lo que quedaba de su ropa

 

-vete - ordenó sin siquiera mirarlo

 

-lo siento - susurro el doceavo guardian parándose con cierta dificultad, su orgullo fue de gran ayuda, su ropa estaba desecha -... en verdad te amaba… - susurro el sueco - no podia amar sin verte, oírte o sentirte, solo quería una señal de que estabas ahí… - suspiro dejando la frase a medias - te necesitaba

 

-¡pudiste esperarme! - Camus alzó la voz con frustración -¡tal y como lo prometiste!

 

-¡no¡ ¡no pude!, te fuiste… necesitaba saber de ti, ¡no enviaste ni una puta carta!, no solo puedo vivir de ilusiones Camus, mientras estabas en Siberia, no tienes idea de lo que ha pasado, ya no soy la persona que conociste, y tu ya no eres la persona que alguna vez ame… todo ha cambiado…todo, yo no puedo amar en soledad, Camus... si yo puedo vivir sin ti, tú estarás bien sin mi, siempre fuiste muy fuerte y maduro, además, esto fue un error desde un principio, es mejor que… es mejor así - después de unos segundos de un silencio inane, el sueco acomodo sus desgarradas prendas y se marchó, dejando a un ensombrecido Camus, era cierto, cada maldita palabra era cierta, pero aún se negaba a aceptar que ese era el fin, aún albergaba una muy pequeña esperanza que el sueco sin duda destruiria pronto

 

Los siguientes días fueron aún más distantes, Afrodita lo evitaba, apenas si cruzaron palabras, Afrodita era requerido frecuentemente en el templo del patriarca, después de esas “reuniones privadas” el doceavo guardián tenía la mirada vacía el ánimo por los suelos y parecía temeroso a cualquier contacto físico incluso en el entrenamiento, Camus trato de acercarse, consolarlo y hacerle saber que contaba con el, pero Death y Shura siempre se adelantaban y al cabo de un dia o dos Afrodita se recuperaba y volvía a ser el mismo, sonriendo de manera casi cínica, alzando su orgullo y su ego al mostrarse superior a los aprendices de plata y bronce, Camus parecía haber desaparecido para el sueco a pesar de estar ahí, tan cerca pero al mismo tiempo tan lejos

 

Los caballeros de bronce atacaron el santuario, Hyoga, su propio alumno terminó matándolo, fue algo irónico, pero creyó que en el sueño eterno de la muerte encontraría la paz, a pesar de que Milo le ofrecía motivos para vivir, Milo, el griego era sin duda insistente, Camus lo había rechazado en varias ocasiones, no quería arriesgarse a sufrir de nuevo, no queria amar de nuevo, pero pudo ver en los ojos del escorpión sus más sinceras emociones, el heleno lo amaba de verdad, casi tanto como el amo a Piscis, pero ya nada importaba, la suave paz que conlleva la muerte lo envolvió, no podría decir cuánto tiempo permaneció en las penumbras, solo la nada y el silencio reinaban ahora, por fin había obtenido lo que quería… paz

 

-Camus - la voz llamándole rompió su tan atesorada paz - Camus despierta, en nombre de Hades - casi automáticamente abrió los ojos, respiro y el aire en sus pulmones fue doloroso, un hombre de cabello verdoso lo miraba seriamente, pudo reconocerlo como el patriarca Shion solo que mucho más joven - Camus de Acuario, únete a nosotros para conseguir la cabeza de Athena - esas palabras eran una completa locura, Saga, Death y Shura estaban tras Shion usando sapuris, traidores, todos ellos eran traidores, pero el cosmos del patriarca lo tranquilizo y reconfortó, no, ellos no servían a Hades, usaban sapuris y se veían decididos pero la respuesta que buscaba se reflejo en el cosmos de cada uno de sus compañeros, ellos seguían siendo fieles a Athena, un plan, Shion tenía un plan, tomó la mano del patriarca y con solo mirarse entendieron lo que el otro pensaba, algunos caballeros de plata se mantenían a una distancia prudente

 

-viejo, podríamos acabar con esto de una vez, aun nos falta Dita - la burlesca voz del italiano molesto al francés, ¿desde cuando le decía “Dita”?, ese era un privilegio que al parecer ya no era suyo, y se sumó el peso de saber que Afrodita estaba muerto

 

-Death, ¿tan ansioso estaba por morir? - preguntó Shura, con una voz entre seria y burlona

 

-claro, volveré al inframundo antes de que las malditas 12 horas se acaben y yo traeré la cabeza de Hades - un golpe de parte de Shion lo callo, el lemuriano lo miró con desaprobación, pero Death le sonrió cínicamente sin temor alguno

 

-¿que hice para merecerlos? - Shion soltó un suspiro y se dirigió hacia el lugar en el cual estaba encerrado el alma del doceavo guardian, el corazón de Camus latió con fuerza cuando fue el momento de revivir el cuerpo de quien alguna vez fue su amante, los ojos celestes del guardián de las rosas contrasto con la oscuridad del inframundo, el peli celeste vio a Camus y Death cerca de él y esbozó una leve sonrisa al comprender que podía redimirse aunque sería llamado traidor nuevamente

 

Camus por fin entendió en ese leve instante que el guardián de las rosas ya no era suyo, pudo ver el brillo en los ojos de Afrodita, tan hermosos como siempre, vio esos ojos brillar antes de que Afrodita se lanzará a los brazos de Death, después de todo tal vez debió darle una oportunidad a Milo, pero ahora era tarde, el brillo en los ojos de afrodita ya no eran para él, y los ojos de Milo lo tacharian de traidor esa noche. pero al menos seria la ultima vez que sufriría por ello... o al menos eso esperaba.


FIN

 

Notas finales:

gracias por leer n.n


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