Capítulo 1
-Bienvenido a la antesala del cielo...Mi nombre es Hikaru, yo seré tu guía- Un hermoso joven de cabello castaño se acercó a Suichi. Su sonrisa transmitia calidez y serenidad. Vestía completamente de blanco, llevaba un sobre en las manos. Shuichi se sentía incapaz de decir algo. Aun no comprendia qué sucedía, hace unos momentos se encontraba en el parque con...
-Yuki!!!....debo verlo!...se encuentra bien?- gritó...sus ojos se llenaron de lágrimas.
-tranquilo pequeño, él esta bien...- el pelirrosa se tranquilizo al escuchar aquello. Por alguna extraña razón confiaba en aquel desconocido.
-Dónde estoy? qué pasó?...- su voz se quebró al final.
-Shuichi...siento tener que decirte esto... pero.... moriste...- el joven de cabello castaño le dedico una mirada de pena.
-noooo..... no puede ser... yo...- Shuichi se llevó las manos a la cabeza. Esto no podía pasarle a él. Solo tenía 20 años. Estaba en la cima de su carrera. Vivía al lado del amor de su vida, quien le correspondía con la misma intensidad...de pronto llego a su mente una mirada felina color ámbar
-Yuki...- tomo al muchacho por la solapa de su chaqueta- por favor... dime que es una broma... se supone que pasaríamos el resto de nuestras vidas juntos... se lo prometi...-
El joven ángel no pudo evitar sentir lástima por el pequeño cantante. Lo abrazó protectoramente. Había estado cuidandolo por muchos años y era una pena que terminara su vida de la forma en la que lo hizo.
-Acompáñame, te explicaré detalladamente todo.- lo tomó de la mano, y lo condujo a una pequeña oficina decorada en color blanco, al centro se encontraba un escritorio con un ordenador y un par de sillas. Le indicó que tomara asiento, colocó el sobre que traia sobre la mesa, de donde extrajo un archivo, despues ingresó algunos datos del pequeño en la computadora. El silencio era cortado por unos leves sollozos que escapaban del menor. Hikaru le tendio una caja con pañuelos desechables. A veces odiaba su trabajo. Ver cómo la gente sufría al dejar a aquellos a quienes amaban. Especialmente este ser que irradiana luz, siempre observó atento su vida. Nunca se aburria. Le parecía una persona bastante interesante, al igual que los excentricos que le rodeaban.
-Mira...esta es tu vida...- le mostró el monitor donde se podía ver una gráfica. En ella se registraban las buenas y malas acciones de una persona. La curva solo mostraba picos en el lado de bondad.- debo decir que nunca vi a alguien con estas caracteristicas. Aquí me indica que siempre has sido una buena persona, demasiado puro y honesto, que lucha por lo que quiere...-
Suichi no prestaba atencion, solo se limitaba a asentir, su corazon le decia que era incorrecto morir. No podía abandonar a su novio. Yuki no merecía quedarse solo una vez más. Después de todo lo que habían pasado. El había hecho un juramento y tenía que encontrar la forma de cumplirlo. Miró a su alrededor. Tenía que haber una salida, pero no se distinguía nada que lo pudiera ayudar, continuo con su inspección, un pequeño cartel en el escritorio le llamó la atención.
"FAVOR DE NO TOCAR EL BOTON DE SUPRIMIR"
-Debo decir que será muy fácil y rápido pasar al siguiente nivel- Hikaru continuaba con su monólogo, colocó sus manos debajo de su barbilla, esperando la reacción del pelirrosa.
Shuichi lo miró con ese brillo especial que lo caracterizaba. Había tomado una decision.
-Lo siento, tal vez me condene pero sería peor vivir sin él.- Se levantó rapidamente de la silla y con gran destreza presionó el botón suprimir. Una luz cegadora iluminó la habitación.
El pelirrosa desapareció del lugar
Hikarú suspiró pesadamente. Sabía que sería interesante, pero no imagino qué tanto.
-Esto será divertido-
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-Doctor... el paciente entró en paro...- gritó una enfermera
-Rapido el desfibrilador...-
Los doctores corrian tratando de salvar una vida. La sala de emergencias era un campo de batalla. Uno muy coordinado. Donde cada minuto contaba, la línea entre la vida y la muerte se dibujaba en ese lugar. Cualquier error que se cometa, trae consigo grandes consecuencias.
Los médicos checaban el pulso del paciente, mientras realizaban maniobras de RCP, las enfermeras corrian con el carro de resucitación, el paciente se encontraba recostado, no mostraba signos vitales.
-Demasiado tarde...- gruñó uno de los galenos- hora de muerte... 9:05 pm- alejaron sus manos del pequeño que yacía en la cama. El silencio reinó el lugar. Todos bajaron la mirada. Siempre que perdían una vida se sentian impotentes, especialmemte cuando era alguien tan joven. Comenzaron a abandonar la sala, cuando de pronto, un beep proveniente del monitor los hizo reaccionar.
El menor despertó, mostrando unas orbes de un profundo azul claro. Todo el personal se quedó estático, no era posible...
-Bienvenido de nuevo... Kojiro.- sonrió un joven médico.
El pequño le devolvió la sonrisa, un momento después, todo fue oscuridad
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Abrio los ojos lentamente, en lo que se acostumbraba a la luz que entraba por la ventana. La cabeza le daba vueltas.
"Dónde estoy?.." se preguntó. Le dolía el lado derecho del cuerpo, la cabeza le martillaba, y sentía un leve pinchazo en el brazo izquierdo, en el cual estaba conectado una intravenosa.
-Hasta que Despiertas pequeño fugitivo- el ángel se encontraba parado frente a la cama
-Hikaru!!!!.... entonces no fue un sueño??...- Se soprendió al escuchar su voz, se tapó la boca con las manos.
-Antes de que hables... debes saber algo... cuando presionaste el botón de suprimir, alteraste el curso de las cosas, y regresaste a la Tierra-
-En serio?- Preguntó esperanzado. Apretó las sábanas con sus manos. Fijó su vista en ellas, eran más pequeñas, se sobresaltó, aventó la manta que lo cubría y noto que sus piernas tambien eran un poco más cortas, más tonificadas, su piel blanca como la porcelana, comenzó a inspeccionarse, pero la bata de hospital le impidió continuar. Miró asustado a Hikaru.
-escucha... tu nombre ahora es Kojiro Niimura...
-jajaja... noooo- se llevó las manos a la cabeza y comenzo a negar- esto no es un sueño... es una pesadilla... si eso... seguramente despertaré en el sofá, porque pelee con Yuki... y ...-su voz se fue apagando al notar la expresión seria de Hikaru.
-Shu.... me enviaron a decirte que te darán otra oportunidad, por haber sido un un alma noble..- el castaño se acercó y se sentó en el borde de la cama. Acarició la mejilla del pequeño con ternura. - ahora, te diré las reglas... uno... no puedes decirle a nadie que eres Shiuchi Shindou...
-qué...por qué no?- Se alejó del contacto del otro y se cruzó de brazos infantilmente.
Hikaru rodó los ojos- qué les dirás... Hola... soy Shiuchi Shindou el mejor cantante de Japón que murió ayer y me encuentro atrapado en este cuerpo...terminarías en el manicomio... y ahí no podría ayudarte...-
-Si tienes razón- suspiró pesadamente y agachó la cabeza.
-regla número dos y más importante... tú no puedes acercarte a Yuki Eiri...-
El color desapareció de la cara del excantante. Ignorando el dolor que le producía el moverse, se arrojó a los brazos del mayor.
-nooooo por favor!!! todo menos eso!!!... sería el peor castigo!!! yo lo necesito!!!! él es mi razón para querer vivir!!- lloraba amargamente. Hikaru lo tomó por los hombros, separándose ligeramente. Lo miró directamente a los ojos, cambió su expresión bonachona por una más seria.
- Comprende, la Historia de la Pareja de oro terminó...Sólo recuerda...El destino no significa nada ante el poder de la atracción...- Besó la frente del menor. Lo depositó suavemente sobre la cama.
-Estaré al pendiente de ti... Cuidate y aprovecha tu segunda oportunidad... no la desperdicies pensando en lo que no fue...- Desapareció sin dejar rastro.
-YUKI!!....- un sonido desgarrador salió de su garganta. Su corazón se rompió una vez más.
Empezó a forcejear con la venoclisis, se la arrancó y un chorro de sangre comenzó a brotar de la herida. La puerta se abrió de golpe y una enfermera corrio para intentar sujetarlo, pero era demasiado fuerte para ella. Desesperada llamó por ayuda. Un grupo de enfermeros entraron, lo sujetaron de los brazos y piernas y le administraron un calmante.
Los párpados del pequeño se hicieron más pesados. La cabeza se le nubló. Sentía más ligero el cuerpo. Se dejó llevar por esa falsa tranquilidad que lo comenzó a inundar.
-yuuuki... balbuceba.
-señorita... localizaron a sus familiares?- el doctor a cargo del caso sujetaba la tabla con el expediente del paciente.
-lo siento, no encontramos registro de ellos, pero hallamos su celular y llamamos a un amigo. No tardará en llegar.
-excelente... aviseme encuanto esté aquí...-
- si.-
La enfermera abandono la habitación. El doctor se acercó al paciente.
-Me pregunto de dónde saliste...eres todo un milagro....-
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