─Oye, Minho, ¿No quieres probar mi pollo?.
Esas simples siete palabras fueron el detonante para que la cabeza del mencionado comenzara a fraguar un sinfín de pensamientos vulgares y pecaminosos mientras veía con espanto como Onew se relamía los labios con una inusitada sensualidad. Tragó saliva como pudo, su pecho subía y bajaba con velocidad. Tal vez había tomado a mal lo que le había dicho el chico, él simplemente no podría haber comentado algo semejante. Como pudo carraspeó y tomó el valor suficiente para hablar.
─¿Qué…?.
─Dije que si no quieres probar mi pollo─. Repitió haciendo un mohín, regalándole una sonrisa traviesa a Minho. ─Me refiero al que está en mis pantalones.
El menor no supo qué responder, su mente se llenó de espuma blanca y sus neuronas dejaron de funcionar. ¿Le estaba coqueteando descaradamente?. No, no era posible, Onew siempre había sido bastante inocente en ese tipo de cosas, normalmente eran él y Jonghyun quienes le tenían que explicar de qué hablaban cuando empezaban a decir cosas en doble sentido.
Sacudió la cabeza con lentitud, tratando de que ésta reaccionara, pero sólo empeoró cuando su compañero soltó una risita por lo bajo, al tiempo que le acomodaba un mechón de cabello detrás de la oreja. Un cosquilleo recorrió su nuca y le provocó unos leves escalofríos en todo el cuerpo. Minho se mordió el labio inferior sin estar seguro de lo que debía hacer. Tal vez no estaría mal aceptar la propuesta, el chico era bastante atractivo y…
─¿Qué gano yo con esto?.
─Una de las experiencias más maravillosas de tu vida…─. Ronroneó Onew, deslizando con delicadeza su dedo índice sobre el cuello del menor, delineando con pequeños círculos. El chico suspiró ante el contacto, pero no podía dejar de fijar sus preciosas orbes cafés en las de su líder, e hizo acopio de toda su fuerza de voluntad para no empujarlo contra la pared y besarlo hasta que ambos se quedaran sin aliento.
─Está bien… aceptaré la propuesta…─. Sus palaras salieron entrecortadas debido a que la excitación subía por su garganta, embotándolo de un millón de sensaciones. ¿Qué más podía perder?. Sus manos comenzaron a avanzar hasta la espalda del contrario, afianzándolas con fuerza. Poco a poco las fue bajando hasta jalar contra él las caderas de su líder que soltó un suave jadeo por el abrupto movimiento. Eso sólo lo hizo sentir más extraño, al punto de que ya no le importaba como fuese a terminar esto, sólo quería intentarlo y ya.
Acercó su rostro con lentitud hacia el de Onew, no obstante, antes de que pudiera tocar el paraíso y besar los rosados y carnosos labios del mayor, éste se separó con su adorable y alegre expresión de siempre, mientras rebuscaba algo en su bolsillo del pantalón sacando, finalmente, una pieza de pollo que estaba cuidadosamente guardada en una bolsita de plástico. Le dio una mordida a la carne y se la ofreció a Minho, que tenía una cara totalmente estupefacta.
─¡Es tan delicioso~! ¿No quieres probar?.
Minho tapó su rostro con ambas manos, al tiempo que sus mejillas se tornaban de un brillante rojo escarlata. ¿En qué diablos había estado pensando?. Miró entre sus dedos como el mayor fijaba su vista en él con curiosidad y su corazón dio un salto, pero pronto sacó el valor para volver a dirigirle la palabra.
─Dame ese pollo─. Frunció el ceño, estirando el brazo y arrebatándole la comida a su líder, que se limitó a hacer un puchero mientras lo veía comer. ─Esto podría contar como un beso indirecto, ¿Sabes?
Ahora fue el turno de Onew para sonrojarse de pies a cabeza al tiempo que sus ojos se abrían como platos, para luego observar el piso como si la cosa más interesante del mundo se estuviese desarrollando ahí. Minho no podía estar más halagado por semejante reacción, así que dejó salir una suave y sincera risa, misma que fue cortada cuando escuchó a su amigo susurrar muy bajito.
─Ojalá no fuera solo indirecto…
Minho no tardó más de dos segundos en reaccionar, tomándolo de la barbilla para depositarle un tierno beso en los labios que tuvo un peculiar sabor a carne de pollo. Se quedaron mirando fijamente con sus frentes juntas y rieron al unísono. El probar ese alimento no volvería a tener el mismo significado de nuevo.