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Mon ami, Mon amant por NeferetteRoju

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Notas del fanfic:

Una idea loca que me fue apetitosa por alguna razón u///u :v si les gustan las cracks entre buenos amigos, aquí mi humilde one-shot :3 
Disfrútenlo. 

París, Francia.

 

-Así que esos malditos se dedican a estafar a la gente ofreciéndoles supuestos préstamos para que sobrevivan a pesar de su pobreza, pero los convence para realizar un tipo de culto en el cual su sangre es la forma de devoción a un dios falso ¡y en plena revolución francesa! qué hijos de puta.

 

-Así es Kardia, ya hay demasiados problemas que marcarán a toda una nación como para que una pseudo secta, adoradores de sangre, pretendan acabar con los barrios marginados.

 

- ¿Estás seguro que podremos interceptarlos siguiendo este camino? Degel.

 

-Conserva la calma, Albafica y Manigoldo ya están en aquel salón donde atacaran al pilar de toda esta pandilla.

 

///

 

Salón de París.

 

Hombres salían disparados al toparse con las ondas infernales de Manigoldo quien estaba controlando a todos los cómplices de esta repugnante secta.

 

-No intenten escapar o de lo contrario irán directamente al Yomotsu.

 

El líder de aquella atrocidad se encontraba en una pequeña plaza en medio del salón donde se hallaba una fuente en la cual corría litros de sangre, según los ciudadanos, este hacía algún tipo de ritual para tener juventud eterna, algo similar a las prácticas de Erzsébet Bathory.

 

-Tus atrocidades no serán perdonadas. Comentó el hermoso guerrero.

 

-Tus amenazas no me intimidan, pero lo que si me llama bastante la atención es tu impresionante belleza, ¿cómo es que eres así? Definitivamente tu sangre será la más efectiva para mantener mi juventud y belleza.

 

Dos tipos fueron para atrapar a Albafica quién lo permitió fácilmente y fue llevado hasta aquella fuente.

 

-Necesito que vacíen cada gota de sangre de este ser divino.

 

Los hombres llevaban una daga con la que comenzarían a hacerle perforaciones, pero en el primer movimiento Albafica logró detenerlo hiriendo la palma de su mano de la cual escurrió sangre por supuesto. De esta forma piscis invocó sus rosas y contraatacó con éxito. El líder de la secta se encontró solo, pero realizaría un último ritual para convocar unas fuerzas extrañas que ayudarían a derrotar al guerrero, sin embargo, en cuanto volvió a absorber la sangre, este sintió un terrible dolor recorrer su cuerpo, "¿Qué pasaba?" pensó al caer y poco a poco asfixiarse.

 

-No debiste subestimar mi poder solo por mi apariencia, tu deseo de poseer mi sangre fue concedido, mi sangre envenenada fue hecha para defender no para embellecer. Concluyó.

 

Con aquel acto, los oficiales franceses pudieron capturar a este asesino en serie y llevarle a la orca, al igual que Degel y Kardia detenían a los seguidores de aquel infame. Después de ello, luego de que los santos hayan resuelto con los oficiales pudieron retirarse al hotel donde se hospedaban.

 

 

 

 

 

///

 

En la carroza.

 

-Fue un día agotador, pero al parecer todo pasó tan rápido. Afortunadamente pudimos controlarlo. Comentó Manigoldo.

 

-Es verdad, por ahora no tenemos más deberes, sin embargo, no está de más recordarles que nuestro barco zarpa hasta pasado mañana, osease que tendremos que permanecer en París todo el día de mañana.

 

- ¿Es enserio cubito? No sé si eso sea bueno o malo, ustedes que opinan. Dijo Kardia

 

-Definitivamente preferiría partir de inmediato, pero supongo que no hay opción. Comentó Albafica

 

-jajaja. Rio Manigoldo. -Eso es evidente rosita, pero, afortunadamente tendremos un día para disfrutar en esta ciudad, a pesar de los problemas que pueda haber, seguro que hay un buen lugar para beber y pasarla bien. Seguro conoces mejor el lugar Degel.

 

-mmm... Pues, sí, conozco algunos lugares, hem, supongo que un momento de distracción nos caería muy bien.

 

-Así se habla. Dijo Manigoldo

 

-Me parece excelente. Agregó Kardia con una sonrisa socarrona.

 

Luego volvieron la mirada hacia Albafica.

 

-No tengo objeción, pero solo si Degel se encarga.

 

-Muy bien, así será rosita, no te angusties desde ahorita.

 

De esa manera pudieron tomar su descanso sin mayor contratiempo esa noche.

 

 

 

 

 

 

 

///

 

Al día siguiente, los santos se alistaron temprano para dar un paseo por los lugares representativos de la ciudad, siendo cuidadosos pues con las revueltas que había actualmente no era de todo seguro andar por ahí. Sin embargo, el día transcurrió sin mayor contratiempo, pues pudieron visitar el Palacio de Versailles, eh incluso vieron de lejos la prisión de la Bastilla, entre otras plazas interesantes donde disfrutaron de deliciosos platillos y un buen vino.

 

Al atardecer decidieron que lo mejor era ir temprano a alguna taberna si es que planeaban beber, pues, más noche podría no ser tan seguro y esto podría arruinar su día.

 

Llegaron a una taberna más o menos cercana al hotel.

 

-Muy bien estoy ansioso por beber una cerveza helada. dijo Kardia.

 

-No comas ansias bicho, disfrutemos con calma.

 

-Si no seas apresurado, comentó Degel.

 

Los cuatro en la mesa solo observaban su alrededor hasta que se acercó una linda camarera a tomar su orden.

 

-Linda noche caballeros qué les puedo servir.

 

-Cuatro cervezas por favor, contestó Manigoldo.

 

Mientras la chica se dirigía hacia este, Kardia no pudo evitar recorrer su parte trasera con la mirada, incluso sutilmente pasó sus dedos por el faldón de esta poniendo una sonrisa socarrona.

 

-Enseguida las traigo. Se fue.

 

-Hermoso lugar no creen. comentó Kardia.

 

-Por supuesto, dijo el cangrejo.

 

Degel solo miró incómodo a su compañero.

 

-Qué pasa Degel a ti no te parece agradable.

 

-Supongo que es pasable.

 

-Arg, eso suena como a esposa celosa. Dijo Kardia.

 

Degel alzó una ceja. -No exageren.

 

-Jajajaja. Se rieron ambos

 

La primera ronda de cervezas les fue traía, entrándole con todo pues esos dos santos impulsivos solo se dedicaron a tomar y reír, reír y tomar hasta que salieron unas provocativas mujeres vestidas para dar un tipo show de cabaret, pues después de todo estaban en Francia.

 

-Vaya, pero si bailan como diosas. Exclamó Manigoldo.

 

 -En Grecia no se ve nada parecido. Agregó Kardia.

 

Albafica reprochó un poco en su mente, cómo es que a estos se les alborotaba la hormona tan rápido.

 

-Me pregunto cómo se vería Albafica con un vestido así, apuesto que nadie sospecharía de su masculinidad. Dijo el de cáncer.

 

Albafica se incomodó bastante con esa suposición.

 

- ¿Qué? Te pido que no me metas en tus tonterías Manigoldo.

 

-Lo siento, solo se me vino la imagen a la cabeza jaja.

 

-No entiendo mi relación con aquello.

 

-prrffff hem hem. Rió escorpión tratando de simular la risa.

 

- ¿No se supone que estamos pasándola bien? Por favor no se molesten entre sí, Albafica perdónalos es solo humor no lo tomes tan a pecho.

 

Albafica bufó. -Está bien...

 

- ¡Eso es! exclamó cáncer. -Traigan otras cervezas, pidió.

 

Así fueron transcurriendo más y más rondas de alcohol. Las bailarinas incluso se acercaron para invitarles una copa en la barra, cáncer y escorpión aceptaron gustosos y fueron hasta allá.

 

-Vaya sí que son unos tremendos casanovas, dijo con sarcasmo Albafica.

 

-Jaja, sonrió Degel. -Lo crees. Contestó con mismo tono.

 

En ese momento las chicas se vieron mucho más cercanas y abiertas con sus acompañantes.

 

-Me pregunto si conocen el pudor.

 

-jaja, en tu lugar no me preocuparía Albafica, en plena revolución algunos encuentran refugio en estas formas de sacar su frustración y no solo gente como nosotros sino hasta la misma realeza, que más prueba hay que ello para exigir igualdad si los nobles requieren de nuestros impuestos. Tenemos tanto derecho como ellos de seguir nuestros instintos.

 

-Siendo así supongo que tienes razón. Sin embargo, somos caballeros y tenemos nuestros propios deberes.

 

-Aun así, creo podemos darnos espacio para disfrutar de ciertas ocasiones, como esta, por ejemplo. Déjate llevar Albafica. Le sonrió

 

En ese instante piscis, mientras sorbía su cerveza, alcanzó a divisar como Kardia empezaba a meter las manos entre las ropas de una de las bailarinas.

 

Al notar la cara de Albafica, Degel volteó y pudo percatarse de tal acto, y aunque se incomodó un poco, opto por no darle tanta importancia.

 

-Sabes no deberías darle importancia, al fin y acabo estos lugares son para esto.

 

-Está bien, pero, no creí que fueras tan flexible respecto a ese tema.

 

- ¿Tan severo me veo? Hem, de hecho, ahora mismo estoy leyendo un libro del marqués de Sade, un filósofo revolucionario que está prisionero en la bastilla.

 

-Un prisionero que hace filosofía, ¿por qué se le privaría su libertad a un intelectual?

 

-Porque está contra el sistema actual además de que sus escritos contienen gran cantidad de erotismo y libertinaje, blasfemia contra la religión entre muchas otras cosas, sin embargo, tiene excelentes discursos políticos que te cambian la perspectiva totalmente, son tan liberadores y llenos de patriotismo. Eso es lo que lo hace un genio.

 

-Interesante. Oye Degel, entonces, bueno... acaso tú has tenido... ¿vida sexual?

 

Degel se sorprendió por la curiosidad del pisciano, se recogió los lentes y le dio un gran sorbo a su cerveza.

 

-Claro, lo he hecho como cualquier otro humano.

 

-Ya veo.

 

-Te estarás imaginando con quién, supongo.

 

Albafica se sonrojó. -No, en realidad...

 

-Pues sí, lo hice con ese hombre desvergonzado que ahora mismo devora a una señorita. Pero dime, Albafica, acaso no lo has hecho tú también.

 

Piscis se ruborizó aún más. -A decir verdad... ustedes los santos de oro son los únicos humanos que tienen más resistencia a mi veneno, de repente solo se dio. Concluyó.

 

-Ya veo, no te preocupes, jamás te juzgaría.

 

-Oye Degel, ya que nos hemos confiado esto, me gustaría preguntarte qué piensas del hecho de hacerlo entre nosotros, cómo hombres que somos.

 

-En realidad no le encuentro mayor inconveniente, no veo que este tipo de relaciones puedan dañar a alguien, sin mencionar que es una práctica llevada a cabo desde los antiguos griegos ¿por qué se vería mal ahora? Además, creo que nos permite ser dinámicos en la relación pues ambos podríamos penetrar y ser penetrados lo cual impulsaría forzosamente al diálogo.

 

- ¿Y lo has logrado?

 

-Ahh, Kardia es un caso especial, ¿qué me dices de ti?

 

-Es que solo lo he hecho una vez.

 

-mmm ya veo.

 

En ese momento se escuchó los gritos fanfarroneros de las chicas pues sus pechos habían quedado al descubierto cuando Manigoldo desgarró su blusa. Albafica, para no prestar demasiada atención se bebió toda la cerveza de un jalón. Degel solo observaba.

 

-Oye Degel, a que no te tiras a una de estas bellezas. Dijo al apretar la nalga de la bailarina.

 

-De momento no estoy interesado, hacedlo tú. Contestó cortante.

 

-Es cierto, lo había olvido a ti te gustan las cosas duras y rectas. Se burló junto con la mujer.

 

-No estoy para tus burlas sin sentido. Se paró yendo directamente a la salida.

 

-Espera Degel, dijo Albafica siguiéndole.

 

Pronto el pisciano alcanzó al francés. Ambos subieron al carruaje para dirigirse al hotel mientras hablaban durante el traslado.

 

-No entiendo su afán de querer proclamarme como posesión suya. Es un vil desvergonzado.

 

-Ellos creen que tienen nuestra total atención hacia ellos. Creen que no podemos voltear a ver a alguien más. Ahora entiendo lo que explicabas hace rato... Degel...

 

Albafica ya con los primeros efectos de alcohol encima posó su mano en el muslo de acuario. Este la atrapó a más altura y viéndolo a los ojos preguntó.

 

-Qué harás Albafica.

 

Piscis solo acercó más su rostro, pasó su mano por el rostro de acuario y luego sus labios se posaron en los ajenos.

 

Degel los recibió sin problema disfrutando ambos de aquel gesto dulce y sutil.

 

Al separarse, Degel volvió a interrogar.

 

-Qué significa esto...

 

-Significa que podemos divertirnos sin ellos. ¿No lo crees?

 

Degel sonrió con perspicacia y ahora él tomo su rostro y contesto:

 

-Me parece perfecto. Le besó sutilmente.

 

 

 

///

 

Al parecer ambos lograron embriagarse, aunque no de la misma forma que sus compañeros, pero aun así, los efectos ya eran notables pues su actitud era ya muy alegre. Ambos reían mientras bajaban del carruaje, se tambaleaban un poco por ir jugueteando también. Degel tomó a Albafica de la mano y lo jaló para apresurase a entrar.

 

-Espera un poco Degel, podemos disfrutar de la noche fresca.

 

- ¿A sí? Contestó.

 

Albafica asentía divertido y de repente tomó a Degel por la cintura acercando sus rostros.

 

Degel se sorprendió un poco y miraba hacia los lados como asegurándose de que nadie los viera, pero, Albafica simplemente se aferró más a Degel comenzando a besarse profundamente, también se daban un cálido abrazo como para encenderse con esa sensación exhibicionista, pues estaban justo en la entrada del hotel y aunque ya era de noche, pasaban alguno que otro carruaje y algunas personas regresaban de sus paseos por aquel camino a pie.

 

El beso se extendió al hecho de tocar sus lenguas mutuamente, mientras tanto Degel aprovechó para inspeccionar bajo el abrigo que cubría las caderas del peli celeste, entonces encontró las prominentes curvas del pisciano agarrándolas con firmeza, esto poco a poco se convertía en una escena un tanto promiscua para estar a plena calle y no en una reunión de libertinos.

 

De repente unas personas de clase media salieron del hotel interrumpiendo la travesura de estos dos. Afortunadamente Albafica era lo suficientemente andrógino para normalizar la situación haciendo creer que era una chica.

 

Albafica solo se mofó luego de que pasaran las persones mientras Degel contenía una sonrisa.

 

-jaja no creí que fueras tan... como decirlo... picaresco.

 

-Vamos Degel, toda mi vida he vivido aislado de todos y todo y la única persona que me ha tocado está bastante ocupado con una ramera. Tú mismo lo has dicho: disfrutemos esta noche ¿quieres?

 

De esa manera se encontraron ya en la habitación de Albafica, dejando pegadas las llaves de la habitación de Degel en esta para que los otros tuvieran con que entrar.

 

Albafica no llevaba más que su camisa dejando apreciar sus largas y bien formadas piernas, sus glúteos de tez blanca y los tersos sacos que le colgaban. En cambio, Degel aún conservaba la mayoría de su atuendo salvo el abrigo y calzado.

 

El acuariano se posó de rodillas en la gran cama que, seguramente por ello, eligió Manigoldo esa habitación. Albafica fue de manera provocativa hasta Degel, abrió su pantalón para descubrir la hombría del acuariano. Este sintió una curiosidad tremenda pues nunca jamás hubiera imaginado hacer esto con el guardián de piscis.

 

Albafica tocó con prudencia y luego de inspeccionar esa hermosa verga decidió meterla en su boca.

 

Degel quedó impresionado con el nulo titubeo al probar su carne. El pisciano se veía decidido a hacer de esta noche una fiesta de deleite puro.

 

-Oh Albafica nunca pensé que fueras tan ágil en esto.

 

El peli celeste sólo continuó degustando.

 

El acuariano se mantuvo observando como lo devorando mientras acariciaba ligero el cabello del pisciano quien ya lo estaba haciendo enloquecer.

 

-Dioses Albafica, me temo que pronto me vendré.

 

Piscis hizo unas succiones más precipitadas.

 

-Ah ah... aaaarggg. Gruñó al correrse dentro de su boca. -Lo lamento no quería empaparte.

 

-No importa, quería que lo hicieras.

 

De pronto el peli celeste se incorporó y fue hasta una cómoda que había en la habitación, abrió el primer cajón y sacó una especie de consoladores.

 

-Mira esto Degel, alguien olvidó sus juguetes. Dijo sonriendo con picardía.

 

Degel abrió los ojos como platos al ver tales artefactos.

 

-Vaya perversidad la tuya. Sonrió

 

De esa manera el acuariano se sacó sus pantalones, luego se acostaron lateralmente uno frente al otro, cada uno tomó un consolador y comenzaron a lamerlo con tenacidad. En momentos los juntaban para alcanzar a tener contacto con sus lenguas.

 

Después de prepararlos se dispusieron a colocarlos en sus respectivas entradas. Se juntaron mucho más para besarse mientras se sodomizaban simultáneamente.

 

Si bien la escena no se alcanzaba a proyectar completamente en el gran espejo del tocador frente a la cama, si alcanzaban a ver sus rostros corrompidos por el deseo carnal, pues dicha escena era fascinante: las rodillas juntas unas de las del otro, sus lenguas extasiadas, la mano superior alcanzando sus propios traseros y la maestría de sus muñecas metiendo y sacando aquellos juguetes una y otra vez.

 

Pronto comenzaron a gemir y a retorcerse de tan exquisita sensación.

 

-Oh Degel... nunca había sentido esto...

 

-Ya lo creo... ngh.

 

-Ah ah ah...

 

-Ah ahhh.

 

Gimieron mucho más, como si de gatas en celo se tratara, tan estridente que el cuarto se llenó de aquellos sin alguna inhibición. 

 

-AH AH AHHH. Gemía Albafica con tal frenesí.

 

-Ngh, ngh ¡ahhhhh! Por Athena... Soltaba Degel al llegar al clímax.

 

- ¡Ahhhhhh! soltó delicado, pero bastante provocativo con una cara abatida de placer.

 

Ambos cesaron aquel acto para recuperar el aliento y recobrar fuerzas.

 

 

///

 

-Degel... Le llamó el peli celeste.

 

- ¿Si? Contestó.

 

-Creo que es hora de que venga lo mejor. Dijo al incorporarse y sacarse la camisa.

 

Tras esto se posicionó en cuatro y moviendo sus caderas lo incitó a penetrarle.

 

-Vamos Degel, creí que deseabas tomar este lugar.

 

-Si lo sé... dijo un tanto impresionado, sin embargo, esa hermosa retaguardia pedía a gritos ser llenada, además de que era esta, probablemente, la oportunidad más cercana de tomar las riendas en un encuentro sexual, de manera que decidido fue hasta Albafica tomando ferviente sus caderas, colocó la punta de su viril y entró sin más rodeos.

 

- ¡Ngh! se quejó el pisciano.

 

Fue así que comenzó a embestirlo, primero fue delicado, pero poco a poco fue aumentando el ritmo. 

 

Degel encima de Albafica acariciaba sus pezones mientras golpeaba su interior, el peli celeste no dejaba de gemir y sollozar tan fuerte como pudiera.

 

-Ah ah ahhh, dioses Degel...

 

Degel estaba fascinado con la estrechez del pisciano aun cuando ya se habían dilatado antes.

 

-Oh Albafica, como es que puedes proporcionar tanto placer. Decía entrecortado.

 

En ese momento Degel decidió voltear al peli celeste y acecharlo de frente, para esto cuando así estuvo, Albafica abrió las piernas de una manera exorbitante y todo para incitar más al acuariano a que lo poseyera de una buena vez.

 

-Oh Degel tómame ya... susurró.

 

El francés se le echó sin más hundiéndose nuevamente en sus caderas.

 

El vaivén igualó sin problemas el ritmo anterior y Albafica envolvió la espalda del acuariano con sus largas piernas mientras los movimientos se tornaban frenéticos.

 

- ¡Ah! ¡ah! ¡ah! Gemía con cada estocada.

 

-Ahhh ahh. También gemía.

 

Sus pieles chocaban tan fuertemente que se percibía el sonido de estas al estrellarse. Pronto comenzaron a retorcerse de tremendo éxtasis, pues estaban al borde de la locura cuando de pronto:

 

- ¡Ahhhhhhh! gritaron al unísono.

 

Degel se vino dentro de Albafica mientras este lo estrujaba por completo.

 

Cuando logró salir, alcanzó a salpicar el torso y hasta un par de gotas llegaron a la cara de piscis. El semblante de este se mostraba agotado, pero, por supuesto, satisfecho a plenitud. Degel de igual manera se vio contento con aquella aventura entre su compañero ateniense y él, así que se acostó encima de él y le propició un par de caricias consoladoras.

 

Se quedaron abrazados durante los siguientes instantes hasta que, sin más, se dispusieron a dormir tranquilamente.

 

 

 

 

 

///

 

 Más tarde, alguien intentaba abrir la puerta de la habitación donde Albafica se quedaba.

 

-Diablos, le puso el seguro, que hijo de puta. Maldijo el italiano deplorado por el alcohol.

 

-Mira esto. Dijo un Kardia que se caía de ebrio. -Degel dejó las llaves afuera, muchacho despistado.

 

Manigoldo torció los ojos y fue hasta allá.

 

-No seas estúpido, Degel no cometería semejante tontería porque sí. Ni modo, nos toca quedarnos acá.

 

Concluyó echándose sin más en la cama, Kardia tampoco podía más y se echó a dormir.

 

 

 

 

 

///

 

A la mañana siguiente...

 

- Por Athena, que resaca. Expresaba Kardia alistado para partir.

 

De la otra habitación salían los caballeros de piscis y acuario, tan impecables como siempre. Manigoldo notó que estos se traían algo pues no había visto tan apacible y contento a Albafica.

 

-Vaya, veo que estás muy contento Albafica, ¿te la has pasado bien?

 

-Si con pasarla bien te refieres a haber descansado sin molestia alguna entonces sí. Sonrió.

 

-Oh y por eso decidieron quedarse juntos me imagino.

 

-Así es, no quería escuchar tus molestos ronquidos por la noche.

 

-Jajaja. Carcajeó Manigoldo

 

-Entiendo, ¿qué me dices tú Degel?

 

-Qué más puedo decir, tuve una noche excelente. Le sonrió.

 

Luego apresuraría el paso mientras Albafica soltaba una risilla ingenua, igual este le siguió hasta alcanzarlo e irse juntos camino a donde espera su barco de regreso a Grecia.

 

Manigoldo seguía con la intriga, pero algún día, cuando no tuviera esta maldita resaca, le sacaría la verdad al pez. Sonrió satisfecho. Por lo visto, Kardia era el verdadero despistado y ni siquiera imaginaba lo que habían hecho esos dos en sus ausencias.

Notas finales:

Espero lo hayan disfrutado, dejen su review ;) 


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