Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

El accidente por nayma17

[Reviews - 3]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Todos los personajes pertenecen a Haikyuu!

Toda es mera ficción, cualquier parecido con gente en la vida real o situaciónes es mera coincidencia (?)

Notas del capitulo:

Este es un oneshot a petición de Basil~ya <3 tu sabes quien eres.

 

Espero que sea de su agrado. 

El accidente

 

 

Parecía ser una mañana como cualquier otra, Asahi un universitario cualquiera, por así decirlo, cada mañana salía a correr un poco, antes de ir a estudiar y a las prácticas de voleibol, tenía que esforzarse porque era el As de su escuela, no debía defraudar a nadie pero su mentalidad no era tan fuerte como para poder con tanta presión, desde niño había sido un tanto nervioso, pesimista, aunque para sí mismo era solo realista, llegar hasta donde estaba no había sido fácil, en su primer año sus sempais se habían aprovechado de que era el nuevo para solo tenerlo haciendo mandados. Le ilusionaban con poder jugar si los hacía, pero nada era verdad, grande fue su suerte cuando en un partido era el único que podía sustituir al que se había lastimado tras una jugada peligrosa, desde ese día había pasado de ser el  chico de los mandados al As del equipo, aunque no fue muy bien tomado por sus superiores por lo que tuvo que soportar abusos constantes, desde robo de sus pertenencias a que le intimidaran sujetos a los que les pagaban para molestarle.

 

 

-Estoy algo cansado…- dijo algo desanimado a su amigo el cual le veía con cara de pocos amigos mientras caminaban hacia un parque donde solían practicar juntos cuando iban en la preparatoria.

 

 

-Siempre tan pesimista, tks, ¿porque no renuncias entonces?-

 

 

-¿Eh? Pero me gusta el voleibol…-

 

 

-¡Entonces deja de quejarte! Si te molestan solo demuéstrales que eres mejor que ellos-

 

 

-Pero Daichi…no creo ser mejor que ellos…-dijo bajando un poco más la voz antes de recibir un golpe en el estómago del otro

 

 

-Realmente odio esa personalidad pesimista que tienes- le miro molesto antes de suspirar resignado –por algo eres el As ¿no es así? ¿Qué importa si algunos inmaduros te molestan? Cuando les demuestres que no te importa te dejaran en paz- Asahi sobo su estómago por el golpe mientras pensaba en lo que su amigo le había dicho sin dejar de caminar

 

 

-Ojala pudiera dar miedo como tú- murmuro

 

 

-¿Huh? ¿Qué dijiste?-

 

 

-¡Ah! Nada…que hare lo que me dices, les demostraré que no me importa- aunque seguía pensando en lo mucho que le afectaba cada una de las burlas, amenazas y abusos de sus compañeros de equipo, ¿no se suponía que debían ser algo así como amigos al estar en el mismo equipo? Aumento un poco el ritmo en su caminata para evitar ser golpeado de nuevo

 

 

-Hey….- dijo el pelinegro algo molesto al notar como su amigo casi corría delante suyo aumentando la distancia entre ellos –si creía que correría tras él, estaba loco- pensó cada vez más molesto antes de caminar más rápido al notar hacia donde se dirigía su distraído amigo

 

 

-Si tan solo no fuera tan débil…-pensaba mientras desordenaba su cabello ignorando los llamados de su amigo que cada vez se hacían más altos

 

 

-¡Asahi!- grito a lo que el otro le miro notando la cara de pánico de su amigo mientras corría hacia él, no entendía porque corría, hasta que miro hacia el otro lado, viendo un autobús ir directo a él para dejar todo en negro.

 

 

 

 

 

 

 

Un chico de complexión pequeña, cabello castaño oscuro con un mechón de cabello claro y una sonrisa que casi nunca desaparecía de su rostro, corría algo apresurado por la ciudad en busca de algo o más bien de alguien, se detuvo cerca de una calle donde pudo ver a un chico alto tirado en el suelo, sonrió aún más y se acercó algo emocionado al que yacía en el suelo, se puso de cuclillas palmeando su mejilla.

 

 

-Despierta…Asahi, tienes que despertar o será tarde-

 

 

-Mmm…cinco minutos más…-murmuro el otro antes de levantarse de golpe para quedar sentado mirando alrededor, ¿un sueño? Pensó preocupado antes de ver al menor –¡¡uwaa!! ¿Quién eres tú?-

 

 

-Que grosero- dijo divertido mientras se ponía de pie – ¡mi nombre es Nishinoya Yuu! Pero mis amigos me llaman solo Noya- le ofreció la mano para ayudar al mayor a levantarse

 

 

-Noya…bueno dime ¿Cómo es que sabes mi nombre?-

 

 

-Eso es obvio, porque soy tu guía, tenemos que volver lo más rápido posible o alguien más podría tomar tu lugar-

 

 

-Mi lugar… ¿cómo As?- pregunto preocupado comenzando a caminar antes de detenerse para mirar de nuevo alrededor, la ciudad era la misma pero no sabía qué camino tomar en lo absoluto

 

 

-¿Eres un As? Eso es grandioso- lo siguió antes de reír un poco –no sabes a donde ir ¿verdad?-

 

 

-No…-

 

 

-No te preocupes, yo sí, solo sígueme- dijo feliz mientras iba por el camino contrario que había tomado anteriormente el mayor

 

 

-… ¿Por qué sabes el camino y yo no?-

 

 

-Es porque soy tu guía, mira alrededor ¿no te parece extraño que no haya nadie más que nosotros?-

 

 

-P…pudo haber habido una evacuación de emergencia…quizás- intento razonar a lo que recibió una sonora carcajada de su acompañante

 

 

-jajaja entonces ¿Evacuaron a cada animal también? Eres muy gracioso, te mostrare algo, pero no entres en pánico ¿De acuerdo? –

 

 

-Está bien…aunque no prometo nada…- el solo pensar en lo que podía mostrarle ya le hacía pensar en una y mil cosas, aún con miedo le siguió hacia una de las ventanas que había en un establecimiento

 

 

 

-Pon tus manos en el cristal y mira con detenimiento-

 

 

-Vale…- coloco sus manos en el cristal como le había dicho, acerco su rostro al cristal… no veía nada en realidad, por dentro solo había muebles, solos, como si hubieran sido colocados para tomar una foto y nada más, entrecerró los ojos buscando mirar con más atención antes de dar un brinco hacia atrás, en el cristal se veían personas reflejadas, autos y animales que andaban en la calle como si nada, sus manos se quedaron marcadas en el vidrio como si congelado estuviera ¿Por qué? ¿Qué significaba aquello? ¿Por qué las personas estaban ahí pero él no podía verlas a menos que fuese en el reflejo de un cristal?  -¿Q-Que significa esto? Estoy…- no se atrevía a terminar la pregunta por miedo a que la repuesta fuese afirmativa, de pronto todo se volvía aún más silencioso, frio, podía sentir su cuerpo temblar así como cada vez más pesado antes de que la mano del menor sobre su hombro le hiciera volver en si

 

 

-Cálmate un poco, no lo estas…al menos no aún, por eso tenemos que regresar o será tarde-

 

 

-Tarde para…-

 

 

-Para volver con tu familia y amigos- se encontraba confundido,  asustado, pero si le decía que podía volver entonces tenía que hacerlo, aunque sería volver a ser presionado por su familia, ignorado por sus amigos y odiado por sus compañeros… de repente el volver no sonaba algo que el mayor quisiera hacer –Oye… no pienses en cosas malas- palmeo su espalda con suavidad –Sé que no la has tenido fácil pero quedarte aquí no te dará felicidad, ¡afronta todo como un hombre!- dijo animado mientras sonreía –Si vives huyendo de lo que te aterra o es difícil siempre vivirás en la miseria, yo cuidare tu espalda aunque no puedas verme así que avanza y no mires atrás-

 

 

-Pero…-

 

 

-¡¡Pero nada!! En lo que estés aquí te enseñare a ser un hombre-

 

 

 

Ir con el pequeño que se hacía llamar a sí mismo “guía” le resultaba muy entretenido, aunque no terminaba de entender lo que estaba sucediendo en aquel momento. Tampoco era como que le prestara mucha atención para ser sinceros, su mirada se paseaba distraída por las calles vacías, viendo algún que otro reflejo por los cristales de las ventanas, guio su mirada hacia la universidad a donde habían llegado, se veía extrañamente familiar pero no podía recordar el por qué.

 

 

-Aquí es donde estudias actualmente- dijo el castaño feliz

 

 

-¿En serio? No recuerdo mucho…- o mejor dicho no recordaba nada, se adentraron en el edificio, Asahi se asomaba ocasionalmente a las aulas hasta detenerse en el gimnasio, sintió algo jalarle ahí, como si todo su cuerpo le dijera que entrara nada más, dirigió sus pasos lentamente hacia la cancha escuchando su calzado resonar contra el suelo, bajó la mirada y traía un uniforme de voleibol, eso no traía al inicio… ¿o sí? No tenía las cosas seguras desde que había llegado a ese lugar, siguió adentrándose en el lugar reconociendo aquel olor de inmediato pero sin poder ubicarlo del todo, miro hacia el suelo donde un balón rodaba lentamente hacia el deteniéndose frente a sus pies, ladeo la cabeza antes de escuchar una voz familiar llamarle del otro lado de la red

 

 

-¡Asahi! Lánzamela- decía el pelinegro sonriendo ampliamente

 

 

-¿Daichi?- miró a su alrededor y el lugar estaba lleno con sus compañeros de equipo y algunas personas viendo el entrenamiento

 

 

-¿Vas a dejar de soñar despierto o vas a jugar?- preguntó algo duro esta vez al otro, a lo que recibió un asentimiento del aludido, se agachó dispuesto a recoger el balón pero el grito del castaño que iba con él lo hizo detenerse

 

 

-¡No lo toques!- gritó sin entrar en el gimnasio, solo permaneciendo en la entrada

 

 

-¿Por qué no?- se notaba confundido, era solo un balón

 

 

-¡Confía en mí!-  extendió su mano hacia el otro –ven…-

 

 

-Pero…estoy por entrenar con Daichi y los…- no terminó su frase al mirar alrededor y estar de nuevo a solas junto con el pelinegro que no dejaba de sonreírle

 

 

-Entrenemos Asahi, será divertido- el alto dudo, antes de reincorporarse dando un paso hacia atrás del balón el cual se volvió negro y se deshizo en cenizas, alzó la mirada notando como una extraña oscuridad se iba esparciendo detrás de su amigo –Quédate conmigo- se quedó helado con una desagradable escalofrió atravesando su cuerpo sin apartar su mirada del otro

 

 

-¡Corre!- gritó Noya haciendo brincar al castaño, no dudó en obedecerle comenzando a correr en dirección del menor, podía ver de reojo como aquel Daichi se acercaba a él sin moverse hasta detenerse en la puerta por donde había salido el As tras tomar la mano de su pequeño acompañante el cual suspiró aliviado –Uff, menos mal que lo lograste- le miro con miedo queriendo preguntar qué pasaría si no lo hubiera logrado pero tenía demasiado miedo como para preguntar algo así

 

 

-M…me puedes decir ¿Qué fue eso?- su voz temblaba y tartamudeaba un poco por el miedo que comenzaba a invadirle

 

 

-Umm…- el ojimiel elevo la mirada pensando en cómo explicárselo ya que se consideraba malo en ello – ¿Has escuchado alguna vez de que algunos fantasmas, espíritus, entes o como quieras llamarlos se quedan en algún lugar?-

 

 

-Si…que no pueden descansar en paz o algo así ¿no?-

 

 

-Bueno, lo que sucede es que algunos mortales cuando mueren se ven tentados por esas cosas o personas que las hacían felices, como el sujeto que viste y te invitó a algo, si tomabas ese balón ya no podrías salir de ese gimnasio-

 

 

-Pero…esto es un sueño ¿No? Ósea no estoy mu…- 

 

 

-¡Ya te dije que no lo estas!- le regañó antes de comenzar a caminar de nuevo –Pero si te tardas demasiado lo estarás-

 

 

Aquellas palabras se habían grabado en la memoria del mayor quizás para siempre, después de todo el morir era aterrador, se abrazó a si mismo frotando sus brazos al sentir algo de frio a lo que el menor se detuvo mirándolo fijamente

 

 

-¿Qué sucede?- preguntó el mayor

 

 

-Abrázame- le pidió o más bien le ordenó

 

-¿Eh? ¿Por qué?-

 

 

-Solo hazlo…- su cara estaba demasiado seria por lo que se acercó al menor agachándose para poder rodearlo con sus brazos, era muy cálido, hacia que el frio del cuerpo del mayor se fuera desvaneciendo, por el contrario Nishinoya estaba tenso mientras correspondía el abrazo y su mirada se fijaba en unas figuras que los miraban de lejos antes de esconderse tras los edificios. Asahi cerró los ojos en total calma sintiendo el tiempo detenerse en aquel cálido cuerpo pegado al suyo antes de sentir unas palmaditas en la espada ¿Tan rápido se había terminado el abrazo? Pero al abrir los ojos y mirar al cielo se dio cuenta de las miles de estrellas sobre ellos

 

 

-¿Es de noche?- preguntó más para sí que para el otro pues se encontraba confundido, creyó haber pasado unos segundos abrazado al menor 

 

 

-Es hora de descansar- le sonrió suavemente mientras tomaba de la muñeca del mayor jalando un poco hasta llegar a lo que parecía un templo, entraron y se sentaron en el espacioso suelo de madera del lugar, de pronto Asahi se sintió cansado como nunca lo había estado antes –Recuéstate- le dijo bajo a lo que obedeció al sentir sus ojos cerrarse y su cuerpo pesado, el ojimiel acomodó la cabeza de su acompañante sobre sus piernas para acariciar su cabello lentamente mirándolo con detenimiento.

 

 

Todo era oscuridad para Asahi, no escuchaba nada, solamente su propia respiración, la cual se hacía cada vez más pausada y débil, era como estar flotando en la nada debido a aquella oscuridad, suspiró mientras comenzaba a sentir como se hundía, algunas leves voces llegaban a sus oídos, la voz de Daichi, los sollozos de su madre y al final la voz de su “guía” quien le hablaba cada vez más alto hasta que sus palabras se convirtieron en gritos, abrió los ojos lentamente hasta centrar su mirada en el menor que lo miraba con preocupación antes de que sus facciones se relajaran

 

 

-Me asustaste- dijo algo feliz pellizcando la mejilla del otro

 

 

-Auch…lo lamento- se reincorporo un poco para sentarse frotando sus ojos ¿Qué había sido todo eso? Debía preguntar muchas cosas pero simplemente no sabía cómo hacerlo –Nishinoya…- dijo en tono serio mientras lo miraba fijamente

 

 

-¿sí?- dudó un poco formulando su pregunta dentro de su cabeza antes de hablar

 

 

-¿A dónde vamos?-

 

 

-De regreso- respondió casi en automático mientras sonreía ampliamente

 

-De regreso… ¿A dónde?- el menor ladeo la cabeza como no entendiendo del todo la pregunta

 

 

-Lo sabrás cuando lleguemos- concluyó feliz mientras se ponía de pie –Ahora vámonos que se nos hace tarde-

 

 

 

 

Se la pasaba diciendo eso, “llegaremos tarde” siempre parecía que íbamos “tarde” hacia quien sabe dónde, confiaba en el menor aunque no entendía del todo el porqué. Seguimos caminando en silencio, hasta que el otro se detuvo de golpe

 

 

-Asahi, nunca has tenido novia ¿verdad?- le miró por encima del hombro, el castaño sintió su rostro arder levemente mientras miraba hacia a un lado

 

 

-…No…-

 

 

-¿Por qué?- preguntó casi de inmediato -¿No hay alguna persona que te guste?-

 

 

-No realmente…y aunque la hubiese, no creo que pudiera llegar a gustarle-

 

 

-¿Por qué no?-

 

 

-Amm…no suelo ser el “tipo” de las chicas…- acarició su nuca algo incomodo

 

 

-Creo que no tienes porque no quieres-

 

 

-¡Eso no es verdad! No es tan fácil conseguirse una novia-

 

 

-¿Realmente quieres una?- se acercó al más alto –Pero si lo logras, ¿Cómo la trataras? Imagino sabes cómo tratar a una novia-

 

 

-P…pues como todos, supongo- nunca se había puesto a pensar en algo así, después de todo lo que realmente le importaba era el voleibol

 

 

-Como todos dices…pero hay muchas maneras en la que puedes tratar a una chica, yo creo que mientras le entregues todo de ti- lo señaló –Sin dudar, ni esperar nada a cambio, esa es la manera en la que un hombre debe de tratar a una mujer, como si fuese su todo- realmente aquello lo tomó por sorpresa, aquellas habían sido unas palabras demasiado geniales.

 

 

-Y… ¿Cómo se supone que le transmites eso a “ella”?-

 

 

-Que preguntas haces, solamente entrégate- tomó la mano del más alto jalándolo con algo de fuerza, logrando que se apoyara en una de sus rodillas, quedando a su altura, deslizó una de sus manos a su mejilla acercando lentamente sus labios al contrario –Eres todo lo que deseo…- murmuró antes de cerrar sus labios en un beso.

 

Las mejillas del castaño se tornaron rojizas y cerró los ojos con fuerza, apenas correspondiendo aquel toque tan íntimo, tan cálido y que hacia hormiguear su pecho en una extraña sensación que nunca antes había sentido, acercó sus manos dispuesto a rodearle con sus brazos pero el beso fue roto de golpe, dejando a Asahi confundido por aquel cambio tan drástico.

 

 

-¿Qué pasa?- Preguntó confundido a lo que Nishinoya solamente sonrió

 

 

-Tenemos que seguir- se alejó un poco para continuar con su camino. Con algo de inconformidad el mayor le siguió en silencio, posó sus dedos sobre sus mismos labios, parecía que aquello había sido una ilusión, como si sus labios nunca se hubiesen unido en realidad.

 

 

Las horas parecían no pasar, pero sus pies no dejaban de moverse y alrededor todo iba cambiando, ya no se encontraban en aquella ciudad que comenzaba a olvidar, su vista se centró en la estación de tren donde habían llegado.

 

 

-¿Tomaremos un tren?-

 

 

-Así es, aunque te repito, no toques nada- le dijo serio y tras esperar lo que parecía ser unos minutos se escuchó el sonido del tren sobre sus rieles, acercándose cada vez más a ellos, Asahi buscaba verlo a lo lejos pero simplemente no podía, veía solo partes de la estación, mientras que en la lejanía se miraba oscuridad o un panorama borroso, miró al frente tomándose de sorpresa las puertas del tren que se abrían de par en par, no sabía en qué momento se había detenido su transporte, ni siquiera lo había visto llegar, subió al sentir como el menor tiraba de su brazo invitándole a entrar, pensó en sentarse pero prefirió quedarse de pie mientras el tren comenzaba a moverse.

 

 

 

No alcanzaba ver nada fuera de la ventanilla, el paisaje pasaba demasiado rápido, como si la velocidad a la que iban en aquel transporte fuese una nunca antes vista, miró alrededor notando como habían varias personas, pero curiosamente todas daban la espalda, no podía verle el rostro a ninguna de ellas, aquello lograba ponerle los pelos de punta, después de todo no era como que fuese alguien muy “valiente” y aquello parecía una película de terror donde algo saltaba a la pantalla de la nada.

 

Llegaron a la primera estación, las puertas se abrieron dejando a la vista un campo, algo extraño tomando en cuenta que no se veía como una estación ordinaria, solamente había pasto y algunas flores, pero nadie bajaba, por curiosidad se acercó a las puertas antes de que una mano le sujetara fuertemente de la muñeca para luego jalarle, un grito salió de los labios de Asahi mientras se sostenía de uno de los pasamanos dentro del tren, no quería ser llevado por aquella mano, la cual comenzaba a tornarse negra, miró alrededor buscando al menor con la mirada pero no lo encontraba, ya no había nadie en el tren, solamente él y aquella mano que le sujetaba con fuerza y tiraba de él, sentía como sus fuerzas le iban abandonando mientras la piel que era tocada por aquella mano comenzaba a tornarse negra también, suspiró sintiendo como el aire le abandonaba casi por completo, entrecerró los ojos antes de que un dolor punzante atravesara su pecho, aquello le hizo caer hacia atrás logrando librarse de aquella mano que le tenía sujeto,  su pecho ardía y respiraba con dificultad pero todo en su alrededor comenzaba a iluminarse de nuevo, aun sentado en el suelo buscó alrededor hasta encontrarse con el rostro del menor que mostraba una expresión de preocupación, tenía ganas de gritarle, se sentía molesto, ¿Dónde se había ido el menor cuando aquella mano quiso llevarlo? Parece que Noya había entendido lo que se preguntaba el mayor con la mirada que le mostraba.

 

 

-Escucha Asahi, aunque quiera, hay cosas de las cuales no puedo protegerte…- se puso de rodillas a un lado del otro y tomó su mano con cuidando mirando su piel ennegrecida –Si ellos te tocan puedo perderte…y si tu…bueno digamos que si te debilitas puede ser que no me veas, no seas tan curioso, ¿De acuerdo?- acercó la mano del castaño a sus labios besándola suavemente, logrando que la mancha negra que se expandía por la piel del otro fuese desapareciendo, como si la estuviera absorbiendo, escupió hacia a un lado aquella negra sustancia, la cual se tornó roja antes de desaparecer en el suelo del tren.

 

 

-¿Q-Que fue eso?-

 

 

-¿Qué cosa?-

 

 

-Lo que me escupiste, esa mano que me tiraba… ¿Qué es?-

 

 

-Es mejor que no lo sepas- se puso de pie antes de darle un golpe en la espalda en señal de ánimo – ¡Como sea! Hemos llegado al siguiente destino y por favor ya obedéceme- puso sus manos en su cadera mientras le miraba serio –Si me desobedeces de nuevo te daré una paliza, ¿Entendiste?-

 

 

-Amm…C-claro…- respondió no muy seguro, para ser alguien tan pequeño, su “guía” había resultado ser alguien intimidante y genial a la vez, pero quizás ahora había entendido la lección, no alejarse del menor, no tocar nada y sobre todo no dejar que lo tocaran.

 

 

Bajaron del tren en una estación un poco familiar para Asahi, miró alrededor buscando aquellos seres sin rostro que siempre se topaba pero no lograba ver ninguno, siguió de cerca a su guía mientras hablaba, casi no le prestaba atención, se encontraba demasiado ocupado tratando de entender que sucedía, donde estaba y hacia donde iban, los pasos del menor se detuvieron frente a un instituto, el castaño miró sin mucha importancia aquel lugar antes de recordar sus días en aquel lugar.

 

 

-¡Ah! ¡Yo estudiaba aquí!- dijo con algo de emoción mientras miraba al menor, quien solo reía bajo

 

 

-¿Quieres entrar?-

 

 

-Umm, no realmente… ¿Es necesario?- Yuu alzó los hombros restándole importancia

 

 

-Solo tú decides si lo es o no, pero solo pasaremos por aquí esta única vez-

 

 

-…Prefiero no entrar, ¿Está bien?- preguntó dudoso a lo que el otro se acercó dándole un codazo en las costillas con algo de fuerza

 

 

-¿Qué pasa con esa cara? Jaja Sé un hombre y dime lo que quieres directamente-

 

 

-Auch…Quiero seguir- respondió mientras sobaba su costado adolorido

 

 

-Sigamos entonces- retomaron la caminata en silencio, al menos hasta que Yuu habló –Así que, ¿Eras alto incluso en el instituto?- el mayor ladeo la cabeza sin entender a que venía aquella pregunta de la nada

 

 

-Supongo que si- dijo con risa nerviosa y acariciando su nuca, al menos hasta que vio su manga, ya no traía la misma ropa, se miró a si mismo bajando la mirada a sus pantalones, ahora traía puesto el uniforme de la escuela donde había estudiado -¿Cuándo me he cambiado?-

 

 

-No te creas mucho por ser alto- le interrumpió –Aún con mi estatura soy mejor que cualquier otro- le señaló –Más te vale que no desperdicies tu altura por culpa de tu cobardía, ¿Entendiste?-

 

 

-Claro… pero ¿Por qué me dices eso?- preguntó confundido

 

 

-Eso no importa, solo sigamos, ¡Corramos para ver quien llega primero!- dicho eso ambos comenzaron a correr, primero con alegría como cuando cualquier carrera hacia casa, hasta que el frio comenzaba a apoderarse del cuerpo de Asahi quien comenzaba a correr con miedo, sintiendo como algo estaba por atraparlo, su respiración se aceleró, ya no sabía dónde estaba, se sentía perdido, estaba por gritar hasta que sintió la cálida mano del menor sujetando la suya, disminuyó el paso hasta detenerse mirando un tanto confundido al otro.

 

 

-Haa…algo… ¡Algo me seguía!- decía entre jadeos, la mano de Noya se posó en sus cabellos revolviéndolos un poco

 

 

-Ya todo está bien, estamos por llegar- le sonrió y siguió caminando sin soltar la mano del otro, no había prestado atención pero Yuu se veía más alto conforme avanzaban, cada vez le costaba más seguirle el paso e incluso se sentía torpe al caminar por momentos, tropezó frente a un prescolar y se quedó en el suelo, mirando aquella estructura, la mano de Noya aún sostenía la suya pero no le ayudaba a levantarse, miró al ojimiel, quien se encontraba de cuclillas frente a él -¿Quieres entrar?-

 

 

-…Tengo miedo de hacerlo…- respondió mientras su voz le temblaba

 

 

-¿Por qué? Yo te cuidaré- el otro negó varias veces con la cabeza, se puso de pie a prisa y le abrazó -¿Qué sucede?- preguntó con calma

 

 

-No lo sé… pero no quiero entrar ahí…-

 

 

-¿Estás seguro? Será la última parada que podremos hacer- aquello le hizo dudar, ¿Por qué sería la última? Terminó aceptando entrar en aquel lugar, caminando entre las aulas que estaban adornadas con todo tipo de dibujos, veía niños jugar, correr y llorar, pero no les prestaba demasiada atención, no quería seguir siendo arrastrado por cosas extrañas, sus pasos le llevaron hasta el patio de juegos, tuvo una extraña necesidad de entrar en la caja de arena, pero tenía miedo, aun así terminó cediendo, fue hacia el arenero sin soltar la mano de Noya, pero le jalaba para que caminaran más rápido hacia ese lugar

 

 

-¿Quieres jugar?- aquella infantil voz detuvo su paso. Se encontraba un niño peli naranja en el arenero

 

 

-¿Hinata?- preguntó dudoso y el otro le sonrió ampliamente, aquello lo tranquilizó, dio una rápida mirada a Yuu quien no parecía tenso por la presencia del pequeño Shouyou, por lo que decidió jugar con él, entró en la caja de arena para hacer castillos de arena, veía sus manos y notaba que era un niño de nuevo, no entendía porque y quizás no quería hacerlo, solo quería divertirse con su amigo

 

 

-Asahi, vayamos a jugar al bosque- le sonrió y el castaño aceptó, Hinata se levantó y comenzó a correr hacía un pequeño bosque que se encontraba detrás del prescolar.

 

 

 

 

 

Seguí a Shouyou por el bosque, no sentía miedo y no veía ninguna mancha negra por el lugar, una enorme seguridad rodeó mi ser, por lo que en ese momento me sentía invencible,  como si realmente hubiera regresado el tiempo a mi niñez, ahora podía jugar todo lo que quisiera, evitaría cometer los mismos errores que antes, ya no sería tan nervioso, no temería de nada ni nadie, de cualquier forma, mi miedo había desaparecido, como si nunca antes hubiera existido.

 

 

-Ven, te mostraré mi escondite secreto- sonrió divertido y le respondí de la misma manera, seguimos caminando por aquel bosque que comenzaba a tornarse denso y algo oscuro, pero no tenía miedo, sabía que podía salir de ahí solo, llegamos a unos arbustos, los hizo a un lado dejando a la vista una pequeña cueva

 

 

-¿Este es tu escondite?- pregunté curioso, admirando lo bien escondida que estaba aquella cueva

 

 

-¡Así es! Pero ten cuidado que es resbaloso más adelante-

 

 

-Entiendo, tendré cuidado- reí mientras entraba en la cueva junto a mi amigo, caminamos unos metros cuando se detuvo de golpe

 

 

-Asahi, necesito que traigas a mi mamá aquí- no entendía porque decía aquello de la nada

 

 

-¿Pero no es tu escondite secreto?-

 

 

-Sí, pero…mamá me está buscando…- apuntó con su dedo hacía un punto de la cueva, entrecerré los ojos buscando ver mejor –Y no puedo irme…- susurró, mi piel se erizó por completo mientras lograba ver un esqueleto con la ropa que Hinata traía puesta, lo miré preocupado y asustado, él solo se sentó en el suelo y se abrazó a sus rodillas –Me siento muy solo…por favor…-

 

 

Por un momento había olvidado todo, el accidente, quien era yo, con quien venía, aquello me llenó de terror, ¿Dónde estaba Nishinoya? ¿Cómo podía salir de aquel lugar? Me costaba respirar y retrocedí en mis pasos hasta chocar con alguien más, alce la mirada pudiendo ver al ojimiel quien me miraba de manera extraña, parecía una expresión de tristeza contenida y una sonrisa forzada, me levantó cargándome en sus brazos, ¿Cuándo se volvió tan grande? ¿       Cuando me volví yo un niño?

 

 

-Lo siento- alcé la mirada para enfocarla en su rostro, notaba como él seguía caminando, pero ¿Porque ya no podía responderle? No me sentía capaz de decir ni una mínima oración –No quería que recordaras cosas…difíciles… pero él necesitaba decírselo a alguien…- su mirada se posó sobre la mía y me sonrió dulcemente, miré alrededor y solo había paredes blancas por largos pasillos, ¿Era aquello un hospital? –Llegamos, es hora de despedirnos- intenté articular alguna palabra pero me fue imposible, miré mis manos notando lo pequeñas que eran, ¿Cómo es que me había vuelto un bebe? ¿No era un niño? No…era mucho más grande… mi atención fue puesta en él de nuevo al sentir sus labios sobre mi frente

 

 

-No te olvides de mí Asahi- me murmuró y cerré los ojos.

 

 

 

 

 

 

El sonido del respirador llenaba la habitación del hospital, los ojos del castaño se abrieron de golpe, mirando alrededor, buscando con la mirada al menor pero no le encontró, en cambio estaba su madre quien lloraba, sus miradas chocaron y su madre se puso de pie para llamar a las enfermeras y al doctor, Asahi por su parte intentaba hablar pero el tubo que estaba en dentro de su boca directamente a sus pulmones no se lo permitían, una de sus manos estaba enyesada y su cuerpo comenzaba a doler, se revolvió en la camilla, teniendo arcadas por aquello que invadía su boca, al menos hasta que fue sedado, al abrir los ojos de nuevo ya no traía aquel molesto tubo, pero su garganta estaba tan seca que no podía hablar, los días pasaron y con estos, la memoria del castaño parecía desaparecer, eventualmente olvidó a su guía y todo lo relacionado con su instituto, la rehabilitación fue dura, temía tener que retirarse del voleibol por su lesión en el brazo, pero de alguna manera sentía que debía esforzarse aún más.

 

 

 

-Espero que de ahora en adelante tengas cuidado- le regañó el pelinegro

 

 

-Siempre tengo cuidado Daichi- dijo algo asustado de su amigo, pues conocía perfectamente su temperamento

 

 

-¡Eso dices siempre! Y mira lo que te sucedió, estuviste en coma tres semanas-

 

 

-¿En serio? Sentí que habían sido solo dos días- dijo más para sí que para el otro

 

 

-¡Cállate!-  le golpeó en un costado -¡No vuelvas a preocuparnos de esa manera!-

 

 

-Auch… Está bien…- frotó la zona donde había sido golpeado, realmente era un bestia su amigo, pero no podía decir que aquello le molestara, sabía que cada vez que iban a casa el pelinegro se ponía nostálgico, siempre terminaban hablando de cuando eran niños, aquello le hizo sonreír, la solo idea de pensarse en vivir aquella hermosa etapa de su vida de nuevo, miró hacia a un lado deteniéndose de golpe

 

 

-¿Qué pasa?- preguntó el otro deteniéndose también

 

 

-…Yo… no lo sé, es solo que… ¿No te dan ganas de ir al bosque detrás del prescolar?-

 

 

-¿Ah? ¿Acaso eres un niño o un pervertido?- lo miró con falsa  desconfianza antes de que el castaño comenzara a correr hacia el lugar -¡Oye! ¡Espera! No puedes entrar ahí- le gritó mientras le seguía.

 

 

Asahi saltó la cerca del prescolar, pues se encontraba cerrado por vacaciones, siguió corriendo, atravesando a prisa el patio de juegos, se sentía desesperado e ignoraba los gritos de su amigo quien le seguía cada vez más preocupado, se adentraron en aquel denso bosque hasta que llegó a unos arbustos, los conocía, sabía que sí, con las manos temblorosas apartó los arbustos con cuidado, pudiendo ver la entrada de aquella cueva

 

 

-Haa… Diablos Asahi, ¿Qué te pasa?- preguntó entre jadeos su amigo, quien no entendía nada de aquello, dio un vistazo a la cueva pudiendo divisar algo dentro -¿Qué hay ahí?-

 

 

-…Hinata…- murmuró el castaño mientras comenzaba a temblar

 

 

-¿Hinata? ¿De qué estás hablando? No conocemos a ningún…- se cayó de golpe al recordar algo, un niño perdido, pero de eso hace años…es imposible que lo encontrarán por casualidad y menos ahí –Asahi, no creo que…- pero se quedó mudo al ver como el castaño se adentraba un poco en aquella estrecha cueva para jalar una pequeña mochila que se encontraba dentro con el nombre grabado.

 

 

El castaño no pudo decir nada, solamente se quedó mirando aquella mochila con el nombre Hinata Shouyou grabado, ni siquiera respondía a Daichi quien le gritaba, preguntando como es que sabía que eso se encontraba ahí, para después llamar a la policía, alejándose así un poco del mayor, quien seguía mirando con total atención aquella mochila, hasta que sintió un leve tirón en su manga

 

 

-Gracias…- se escuchó en un murmuro de aquella infantil voz que lograba reconocer, miró hacia su manga sin poder ver a nadie, simplemente un escalofrió que subía lentamente por su brazo y se iba apoderando de su cuerpo, decir que sentía miedo era algo que se quedaba corto, su respiración se volvió entrecortada al menos hasta que un leve calor llegó a su frente, rápidamente llevó su mano a esa área de su piel, algunas lágrimas rodaron por sus mejillas y un enorme vacío se apoderó de su cuerpo, hasta ahora lograba recordar a cierto ojimiel.

 

 

 

 

 

 

Nishinoya se encontraba caminando por aquella enorme ciudad muda, sin animales, ni personas, simplemente él mismo, suspiró aburrido antes de dar un brinco al escuchar un grito cercano, corrió hacia aquella voz, la conocía, sabía que lo hacía, se detuvo en frente de un callejón logrando ver al mayor quien parecía buscar algo.

 

 

-Asahi…- se acercó para abrazarle antes de soltarle –No, ¿Qué haces aquí?-

 

 

-¿Qué? Oh, pues… vine a verte…- sonrió tímidamente mientras acariciaba su nuca, dejando a la vista los cortes que atravesaban su muñeca.

 

 

 

Notas finales:

¡Muchas gracias por leer!

Es la primera vez que escribo sobre este fandom, así que admito que fue dificil para mi :'v

Espero que haya sido de su agrado.

 

Chrome, ojalá te haya gustado el final, no lo dejé triste ;9 <3 

 

Nos leemos, cualquier duda, inconformidad, saludo o lo que gusten pueden dejarlo en un review, son todos recibidos. 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).