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Trouble for kill {SasuNaru} por -drxrry

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Notas del fanfic:

Bienvenidos lindos lectores ♥


Esta es mi segunda historia SasuNaru que publico, y espero que le den una gloriosa oportunidad (*´▽`*)


No será el clásico cliché, para nada. Planeo hacer la historia larga, según se vayan desarrollando los acontecimientos.


Pareja: SasuNaru {Sasuke/Naruto}


Extensión: Capítulos indefinidos. Fanfic largo.


Géneros: AU, Acción, Romántico.


Advertencias: Posible muerte de un personaje.

Notas del capitulo:

Disfrutad del capítulo :)

{001}

 

 

 

La amplia sonrisa que estaba portando en ese momento no se comparaba con nada en el mundo. Naruto formó aquella sonrisa al haber visto el mensaje que le había mandado Kiba, diciéndole que ya le estaban esperando en el bar en donde solían hacer siempre sus quedadas. Y al terminar de leerlo, bloqueó su móvil y lo guardó en el bolsillo trasero de sus vaqueros, feliz.

 

Había quedado esa noche para celebrar el cumpleaños de Hinata, y todos sus amigos al igual que él, habían decidido que sería sorpresa para que fuera todo más emocionante. Y claro está, que no se lo perdería por nada; quería ver la expresión de felicidad de Hinata.

 

Se sentó en su cama y con emoción contenida, se ató los cordones de las playeras rápidamente para salir de su casa y estar lo antes posible en el bar.

 

Con aquel pensamiento merodeando por su cabeza, Naruto saltó de la cama y salió de su habitación, bajando las escaleras con la misma rapidez de la que salió, hasta pararse sólo un momento en la entrada para echar un vistazo al salón, en donde extrañamente se encontraban su tía y sus padres, porque normalmente sus padres no solían estar tanto tiempo juntos con Tsunade, cuchicheando.

 

—¡Papá, mamá, tía, me voy ya! —exclamó con un brazo alzado para que notaran su presencia.

 

Cuando Kushina, su madre, escuchó la voz de Naruto cerca de la entrada, súbitamente se levantó del sofá y se acercó a él con una inusual expresión de preocupación. Su madre, de rasgos finos y cabellos rojos como las amapolas, lo agarró del brazo con aquella sombría mirada, y Naruto se sintió de alguna manera extraño por ver su expresión.

 

—Cielo, no te puedes ir, necesitamos hablar contigo urgentemente. —dijo con un tono preocupado y cansado.

 

Naruto frunció ligeramente el ceño cuando sintió cómo su madre lo llevaba hacia el salón, y un “¿por qué?” se le había quedado estancado en su garganta, sin poderlo siquiera decir al haber visto las expresiones de su padre y de su tía, también cansadas y preocupadas. Naruto instintivamente pensó que nada bueno podría salir de las bocas de sus familiares.

 

Cuando el rubio se sentó con algo de titubeo en el sofá frente a sus padres y su tía, los miró a los tres con detenimiento, imaginándose millones de situaciones que le fueran posibles para aquella tan inminente preocupación en sus rasgos. Naruto tragó saliva, y sin poderlo evitar, comenzó a tamborilear sus dedos en las rodillas como claro indicio de nerviosismo, porque después de todo, iba a llegar tarde a la quedada con sus amigos.

 

—Se trata de tu hermana, Naruto. —comenzó hablando Minato, su padre, de facciones serenas y cabello rubio, algo alborotado.

 

Naruto esta vez sí que se sintió perdido, completamente. Ladeó con lentitud la cabeza, aún con su ceño ligeramente fruncido, sin entender para nada la situación.

 

—¿De Naruko? —preguntó él, alzando ambas cejas. ¿Qué tendrían que decirle sobre ella?

 

Kushina cerró unos segundos los ojos y soltó un largo y sonoro suspiro, como si lo hubiese estado reteniendo toda la tarde.

 

—Cielo, ¿recuerdas que a tu hermana se la había encomendado un trabajo secreto como escolta? —lo preguntó con tal cautela, que Naruto dejó de mover sus dedos y se centró mucho más en la voz de su madre.

 

El rubio asintió igual de confundido que antes. Claro que lo sabía, su hermana había estado practicando sus técnicas con él, y hasta también la había visto entrenar sola en el patio trasero de su casa.

 

Kushina y Minato se dieron unas miradas significativas, para luego volver a dirigir aquellas miradas a su hijo, y la pelirroja decidió hablar primero:

 

—Ella se ha ido, Naruto. —dijo, presionando los labios para poder seguir controlando las futuras lágrimas que de seguro, iría a dejar escapar en cualquier momento—. Naruko ha desaparecido sin decirnos absolutamente nada… Ni siquiera nos ha dejado una nota diciendo a dónde iría, ni siquiera ha hablado las cosas con nosotros, su familia.

 

Naruto se quedó estático con aquella información, y sólo se limitó a seguir con la mirada cómo su padre posicionada su brazo alrededor del delgado cuerpo de su madre, dándola suaves caricias con la mano en el hombro.

 

Y… ¿Qué? ¿Cómo que Naruko había desaparecido? ¿Qué querían decir con eso?

 

—Tal vez no quería hacer el trabajo, Kushina, aún era joven. —habló Tsunade con un tono de voz tranquilo y suave, queriendo aligerar el ambiente.

 

A todo esto, Naruto decidió salir de su estupor.

 

—Eso podría ser normal —comenzó hablando el rubio, dándole la razón a su hermana, aunque ella no estuviera presente—, la habéis obligado a hacer ese trabajo, después de todo. —enarcó una ceja—. Sería normal que se haya querido ir con tal de no hacerlo.

 

Kushina, al terminar de escuchar todas y cada una de las palabras que acaba de decir su hijo, alzó la cabeza súbitamente y miró aquellos azules ojos con determinación, algo molesta por haberlo escuchado decir eso.

 

—Pero Naruto, ese trabajo era su especialidad. —se frotó con el dedo por debajo del párpado inferior con cuidado, como toda una dama—. Sabes muy bien que la familia Uzumaki necesitamos deshacernos del jefe de la empresa Mr Lucky, para así recuperar nuestro dinero robado.

 

Naruto frunció ligeramente los labios, parecido a un niño pequeño, y se quedó pensando con detenimiento la situación. Sí, también sabía que su hermana iría a hacer aquello, pero él, casi nunca se quería meter demasiado en el tema. Pero al parecer, ya estaba cayendo de picado justo donde no quería estar.

 

—Bien… ¿Y ahora quién hará ese trabajo? —preguntó con curiosidad, mirando a sus padres fijamente—. Es decir, Naruko no está, y vosotros me temo que no estáis en condiciones de hacerlo…

 

Sus palabras se quedaron flotando en el aire al observar cómo Minato y Kushina se habían quedado callados, y no pasó por alto aquella acción de mirarse unos segundos para luego posar de nuevo sus miradas en él, determinantes. Y entonces, el rubio lo entendió todo, quedándose de piedra en un pispás.

 

—¡Oh, no! —se irguió en el sofá y se echó rápidamente hacia atrás, alarmado y señalando a cada uno de sus familiares con el dedo—. ¡Ni hablar! —advirtió.

 

—Naruto, tú también eres el indicado para el trabajo, tu hermana te enseñó sus mismas técnicas desde que tenías diez años. —le dijo su madre, con aquella expresión de seguridad en ella.

 

—¡Sí, pero sólo lo hice por matar el aburrimiento en casa!

 

De repente, y sin que Naruto se diera cuenta, Minato sonrió de lado y cogió un puñal que había estado guardado detrás del respaldo del sofá, para que pasados unos pocos segundos, se lo lanzara a su hijo a la velocidad de la luz; y con aquella misma velocidad, Naruto agarró el mango del puñal con su mano antes de que le llegara a perforar la oreja.

 

—¿Y a eso lo llamas “por matar el aburrimiento”? —siguió Minato, enarcando una ceja por haber acertado—. Tienes buenos reflejos, Naruto, iguales a los de tu hermana.

 

Naruto tardó un milisegundo en darse cuenta de que lo había frenado inconscientemente, y como si el puñal realmente quemara, el rubio lo soltó súbitamente, tirándolo al suelo.

 

—Oh, no. —volvió a hablar Naruto, mirando ahora a sus padres—. Si creéis que voy a hacer uso del Jutsu Sexy estáis pero que muy equivocados. —y de nuevo, los señaló con el dedo.

 

Kushina suspiró, portando ahora una expresión más serena y calmada.

 

—Es la única manera de sustituir el trabajo de tu hermana. —comenzó hablando ella—. La exitosa empresa de Konoha espera a una mujer. Cielo, ellos realmente no saben cómo va a ser Naruko, lo único que esperan es que sea una mujer decidida… —lo miró apenada—. Y si se enteran de que ha desaparecido de la noche a la mañana, ya sí que estaremos en la ruina total.

 

Al terminar de decirlo, Kushina agachó la cabeza y se llevó ambas manos a su rostro, tapándolo para que su hijo no notara sus acuosos ojos.

 

Naruto se volvió a recomponer en el sofá, estando mucho más relajado que antes. Miró a su madre con mucha pena en su expresión, y sin saberlo, algo dentro de sí mismo se removió porque sabía que lo que le acaba de decir Kushina, era verdad. Estarían en la ruina, y todo por culpa de su queridísima hermana. ¿Cómo había podido hacerles esto?

 

—Pero padres —Naruto suspiró—, el Jutsu Sexy no dura tanto como creéis. —confesó. Él sabía que por lo menos no podría durar con ello más de veinticuatro horas, lo había intentado unas semanas atrás.

 

—Confiamos en que podrás controlarlo. —dijo Minato, sonriendo con confianza, mientras que su madre volvía a erguirse para mirarlo, esta vez con una dulce sonrisa dibujada en sus finos labios.

 

—Dentro de dos días, si Naruko no da indicios de vida, deberás sustituir su trabajo si queremos recuperar nuestro dinero. —dijo Tsunade, la única que se había mantenido calmada en toda esta fortuita situación. Al ver que Naruto se había quedado callado, ella siguió: —Sabes que Sasuke Uchiha es el jefe de la empresa más exitosa de la ciudad de Konoha, Mr Lucky. Y por ello, debemos deshacernos de él, Naruto.

 

Sí, claro que lo sabía, el rubio había visto a ese tal Sasuke bastantes veces en la televisión, y a veces le dieron escalofríos ver cómo su madre, quien solía ver mucho la tele, apretaba el mando con todas sus fuerzas, dándole a entender que quería hacerlo añicos allí mismo. Sí, sabía quién era Sasuke Uchiha, aquel hombre de unos veintinueve años que portaba siempre ese semblante agradable en su rostro. Naruto pensó que sería difícil asesinarlo con esa actitud tan amable que solía mostrar en la televisión, pero nunca lo había visto en persona.

 

También había escuchado hablar de la empresa Mr Lucky, pero sólo el nombre, porque realmente no sabía lo que hacían allí dentro.

 

Y ahora, Naruto, lo que menos quería era ver a toda su familia en la ruina total. No podría imaginarse una vida llena de pobreza junto a ellos, así que, cerrando los ojos y sin pensárselo demasiado, Naruto accedió el tener que sustituir el trabajo de su hermana, alegrando bastante a sus padres.

 

Y a sus veinticuatro años, Naruto supo a la perfección que desde ese momento, su vida iba a cambiar por completo.

 

Guardaespaldas de alguien a quien quiere matar ¿qué irónico, no?

 

Notas finales:

Espero que os haya gustado, y si es así, no dudéis en hacérmelo saber ♥

 

Nos veremos prontito ~


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