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Fragmentos Incandescentes por Syarehn

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Notas del fanfic:

Hola, hola guapo mundo.

Hace tiempo quería dedicarle un espacio a esta pareja que me encanta. Admito que es mi primera vez escribiendo algo de One Piece, así que perdonen si me salgo un poco -mucho- de las personalidades de los personajes.

Aclaraciones: 

1) Este fic se compondrá de capítulos cortos (a veces no tan ligados unos con otros) que se desarrollan dentro del universo de One Piece pero con la –ligera y nada importante– variante de que ambos se conocieron antes de Marine Ford…

2) La incandescencia se refiere a la coloración o luminosidad de tonalidades rojas o blancas que adquiere un cuerpo al estar expuesto a temperaturas muy elevadas.

 

Los personajes pertenecen a Eiichiro Oda.

Notas del capitulo:

Espero que disfruten la lectura mis Soles y Lunas 💖

FRAGMENTO I

Fiebre

 

 

Su mirada plateada reflejó el brillo ardiente de las llamas frente a él, bailando violentamente hasta que su creador decidió apaciguarlas. Su rostro se mostraba impasible, sin dejar que su sorpresa se reflejara en él, porque cuando llegó a aquella isla cualquiera, jamás esperó encontrarse al Comandante de la Segunda flota de Shirohige. Mucho menos a mitad de una pelea.

 

El atardecer lucía incluso más rojo entre el infierno que estaba desatando “Puño de Fuego”; la luz y el calor que emitían sus llamas era enceguecedor, casi tanto como su sonrisa confiada. Era un espectáculo impresionante y sus ojos seguían a detalle la batalla. Law se sentía secretamente asombrado por la forma tan natural en que Ace se desenvolvía entre el fuego, como si hubiese nacido para controlar las llamas.

 

Había una cantidad considerable de oponentes heridos rodeando la zona de batalla y Law se permitió sonreír cuando tras un par de golpes, Portgas derrotó al Marine que tenía por contrincante. La batalla estaba ganada.

 

El médico esperó ver a Ace asestar el golpe final para concluir de forma definitiva pero aquello no pasó; Ace dio media vuelta mientras musitaba algo entre dientes y se sacudía la ropa.

 

«Qué blando.» Pensó Trafalgar con fastidio, comenzando a caminar en dirección al muelle, de lado contrario a donde parecía que se dirigía el otro pirata.

 

 

No detuvo su andar a pesar de que ni Bepo ni Shachi lo siguieron, quedándose estáticos en su sitio en espera de que algo más ocurriera.

 

Entonces un grito colérico llegó hasta sus oídos, haciéndolo girar el rostro de vuelta a la pelea, aunque supuso de antemano de lo que se trataba: el marine queriendo venganza y atacando a Portgas. Por ello no le asombró ver al marine bramando mientras el fuego lo consumía.

 

Lo que le sorprendió fue ver que había logrado incrustar una daga larga en el costado del pirata.

 

Law rodó los ojos antes de reiniciar su andar. ¿Cómo es que alguien con un puesto como el de Portgas era un imbécil confiado?

 

—Capitán, está herido —obvió Bepo mientras se acercaba, buscando su mirada gris.

 

—Eso se gana por ser un estúpido compasivo.

 

—Pero…

 

—Bepo, la compasión es una debilidad que no tiene cabida entre los piratas —contestó Law, indiferente—. Además, no es nuestro asunto —concluyó, observando como el oso se debatía entre insistir y callarse.

 

Estaba por decirle que se dejara de niñerías cuando, por el rabillo del ojo, percibió el cuerpo de Ace precipitándose al suelo seguido por los gritos de las personas a su alrededor que se alertaron a causa del desastre de sangre y la repentina caída.

 

Bepo abrió sus ojos con espanto y Law supo al instante que había pasado algo por alto: la daga debía estar hecha de kairoseki o no habría podido lastimar a un usuario logia.

 

—Capitán, tal vez debamos ayudarlo —acotó Shachi—. Después de todo, los Marines lo atacaron pensando que fue él quien robó los fármacos experimentales que tenemos en el submarino. 

 

Trafalgar hizo una mueca ante las insistentes miradas de sus dos nakamas. Si no accedía no dejarían de fastidiarlo. 

 

Room —dijo con desgano, cubriendo el espacio con su poder hasta llegar a Ace—. Shambles.

 

Y la caja de licor que Shachi cargaba sobre sus hombros se convirtió en el sangrante e inconsciente cuerpo del pelinegro. Shachi jadeó por el peso extra, encorvándose y luchando por no dejarse caer. Miró a su Capitán como quejándose pero éste sólo enarcó una ceja.

 

—¿Qué? —dijo Law—. ¿Acaso no querían ayudarlo? Llévenlo al submarino antes de que más gente nos vea y crea que somos aliados de Shirohige.

 

Bepo cubrió el cuerpo con su chamarra amarilla para comenzar a caminar de vuelta al recóndito sitio donde habían dejado el submarino y una vez dentro lo llevaron a la sala de operaciones.

 

Law continuaba inconforme acerca que tratarlo, sin embargo, supuso que entre más rápido se asegurara de acallar la inútil sensibilidad latente de sus nakamas, más rápido podría botarlo en el muelle y marcharse.

 

Se acercó al cuerpo de Ace, observando que sólo había un par de golpes superficiales en su tórax, siendo la herida en su costado derecho la única que parecía relevante. Posó su mano ceca del corte y sintió que su piel ardía, ¿era a causa de su fruta? Apretó los labios sin estar seguro e hizo mayor presión en la herida y casi al instante comenzó a brotar una mayor cantidad sangre.

 

—Estaba envenenada —murmuró, pensando en la daga. Necesitaba el veneno para generar el antídoto, así que se giró hacia Bepo—. Trae la daga o consigue el veneno que el marine usó, debe tener muestras para contaminar sus armas. Seguramente también tendrá el antídoto.

 

Bepo lo miró unos segundos con una compresa en la mano y asintió tras colocarla sobre la frente del herido. Luego salió de la habitación acompañado por Shachi.

 

«Tontos sentimentalistas.» Pensó Law al cerrarse la puerta, al tiempo que él abría más la herida, drenando un poco del veneno y tomando muestras de la sangre contaminada.

 

—Lu…ffy…, Sa-bo…—murmuró Ace con dificultad, removiéndose en la camilla.

 

Law enarcó una ceja. Podría arrojarlo al mar y decirle a sus nakamas que había muerto demasiado pronto, o podría entregarlo, cobrar la recompensa y conseguirse el puesto de Shichibukai. Sin embargo, se limitó a bajar la temperatura de la habitación y analizar las muestras.

 

—Carajo —musitó cuando descubrió el tipo de veneno que era; un humano cualquiera ya habría muerto. Notó a Ace removerse, quejándose con menor insistencia pues al parecer ya no tenía fuerza ni para eso—. Scan —dijo, mirando atentamente el cuerpo del enfermo. Las toxinas estaban ya en el sistema nervioso y debía tomarse las cosas en serio si quería salvarlo. Ya no podía esperar el antídoto—. Me deberás una grande, Hiken-ya musitó desenfundando su nodachi—. Room. 

 

Y comenzó a cortar y extraer con ayuda de su fruta.

 

.

. »« .

.

 

 

—Date prisa, Bepo —se quejó Shachi jadeando, entrado a la carrera al submarino con el oso siguiéndole el paso como podía. Había anochecido ya y ellos apenas llevaban el antídoto—. ¡Capitán! —llamó al entrar—. Capitán, tenemos el…

 

Guardó silencio, quedándose en el marco de la puerta y soltando un quejido cuando Bepo se estrelló contra su espalda. Shachi se sostuvo del marco para no caer por el impacto, dedicándole  una mirada de reproche al oso.  

 

—¿Qué pasa? —inquirió Bepo, asomándose por encima de su hombro. Shachi le hizo señas para que se callara, señalándole con la cabeza en dirección a la camilla —. Oh.

 

Bepo sonrió sin saber qué decir; su capitán estaba dormido en el sofá con ambos brazos cruzados sobre la camilla de Ace y el rostro recargado sobre ellos. Lucía tranquilo y cómodo a pesar de todo, lo cual era señal de que lo había curado antes de que llegaran.

 

Ambos se miraron con complicidad y decidieron marcharse para dejarlos dormir.

Notas finales:

¡Gracias por leer!

Nos leemos en el próximo capítulo, la verdad no sé cuántos salgan, así que si se les antoja una escena en particular... pues vemos qué hacemos ;)

¡Besooos! 💖


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