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El rey y el tigre acto 1
En San Petersburgo el clima se había vuelto tan gélido hasta llegar al punto de congelar los dedos de Yuri.
Sentado sobre el sofá, Yuri se propuso a terminar con el libro Crimen y castigo. Debía terminar el libro ese día porque mañana seria el examen sobre la lectura. Con el frio congelándole los dedos no podía pasar de la parte donde el protagonista fue muy afortunado de no encontrarse con su patrona en las escaleras.
Su abuelo se asomó por la puerta de la cocina y le dirijo la mirada a su nieto.
—Yuratchka, ¿tienes hambre? —le pregunto con su voz ronca y suave
—Estoy bien…—respondió. Yuri mordió su labio
Miro por la ventana que tenía a la par y se sorprendió por la condición del cielo, el sol agonizaba a lo lejos, dejando matices rosas y celestes en las nubes. La ultima hora de la tarde. Volvió su vista al libro, ojeo lo que hasta el momento llevaba leído; solo llevaba doscientas páginas. (con trampa. Se salteo diez páginas)
Yuri suspiro, el olor a Pirozhki recién hecho llego a su nariz y elevo su ánimo. Sería bueno tomar un descanso luego de una forzosa lectura. Yuri cerro el libro, lo dejo en la mesilla con la lámpara como guardiana y de un salto corrió hacia la cocina. Cuando paso a la par de su abuelo, el hombre le acaricio su platinado cabello.
—¿Pasaste del primer capítulo? Si, ese es un logro más para la carrera de Yuri Plisteski
Yuri sonrió por un diminuto instante. Odiaba sonreír tanto, su boca dolía, lo que más quería era evitar el dolor.
Desde el principio, Que tonto pensamiento.
—Me llevare el tazón al sofá, necesito terminar con ese estúpido libro, de una vez por todas
Antes de que su abuelo respondiera, Yuri salió de la cocina con un tazón lleno de Pirozhki. Yuri volvió a su trabajo de lectura.
Con las piernas cruzadas y con el tazón entre estas, Yuri reinicio su lectura. Como él lo pensó, el exquisito sabor del Pirozhki de su abuelo lo mantenía más entretenido que las pesadas palabras de aquel interminable libro.
El timbre de la casa sonó. En toda la casa, el sonido repiqueteó en las paredes, era un timbre viejo, la casa también lo era.
Yuri se puso de pie, se dirijo a la puerta. Por un momento pensó que sería el idiota de Víctor, pero era más seguro que él estaba perdiendo el tiempo con el cerdo japonés (Apodado por él. Sello guardado) entonces sus opciones estaban en sus entrenadores, Yakov o Lilia, también lo dudaba. Sus pensamientos relejaron el rostro de Otabek.
Cuando Yuri abrió la puerta, la caja de pandora fue abierta.
—¡Yuri! —lo escucho llamarlo con una voz cantora. No, más bien, molesta.
Después de cuatro meses evitando absolutamente todo y a todos. El específicamente el aparecía. Con una mano apoyada sobre el marco de puerta y la otra posada sobre su cintura, lo miraba atreves de unos brillosos ojos azules oscuros y su sonrisa…su sonrisa altanera siempre estaba ahí. No cambio casi nada, excepto que su cabello moreno creció un poco más, también ¿sus ojeras? ....
—¿¡Yuri, me extrañaste!? —pregunto entusiasmado
Jean Jacques Leroy
—¿Creí que estabas muerto? —ataco
JJ ignoro el comentario y lo aparto. Entro a la casa sin permiso y recorrió la sala como si fuera de su propiedad.ni siquiera su gato tenía esa actitud.
Yuri se percató de las gafas de sol que portaba sobre su cabeza, se apretó el estómago para no vomitar de odio.
—Las personas que usan los lentes sobre la cabeza son una escoria…—susurro
JJ sonrió y se dio la vuelta
—¡Oh! Recuerdo que me lo dijiste, fue cuando…—el dejo salir un suspiro—. Recuerdo todas tus palabras…—confeso
¿Cambio de tema?
—¿Cuándo te mueres? —Yuri reformulo su pregunta
—Yuratchka, no hables así con los invitados—regaño su abuelo
Yuri bufo por bajo y se encogió de hombros
De un salto, JJ llego al frente de su abuelo
—Usted debe ser el abuelo de Yuri—le extendió la mano. El abuelo de Yuri le devolvió el gesto—. Soy Jean Jacques Leroy, JJ para usted—le dirijo un guiño
JJ desvió su vista y dejo que su olfato lo guiara.
—Huele bien…
—Es Pirozhki, el plato favorito de Yuri—dijo sonriente
—¿De verdad? —dijo JJ. Curioso, JJ se dirijo al sofá donde reposaba el tazón
Yuri estrecho la mirada cuando vio a JJ comerse uno, sus instintos asesinos despertaron cuando alago el platillo, verlo riendo con su abuelo le dieron ganas de sacar un cuchillo y clavárselo en la cara, específicamente en esa sonrisa, esa sonrisa socarrona e imbécil que no podía creer como la mantenía todo el tiempo.
Se suponía que el rey estaría destrozado cuando dio la peor demostración de patinaje en el Grand Prix, sin embargo, estaba aquí en su casa, riendo junto con su abuelo.
—¿No tienes otra cosa que hacer? —le pregunto Yuri—. Espera, además ¿Cómo llegaste aquí?
JJ dejo de reír por un momento para contestar
—Le sonreí a unas personas de la federación rusa de patinaje y eme aquí—su sonrisa reapareció
Este imbécil, Pensó.
Yuri apretó los puños hasta el punto que el color de su piel luciera anémica. Tenía que decir lo que pensaba, tenía que escupir su veneno, si no lo hacía, el mismo se envenenaría con él.
—¡¿Por qué no te vas a satisfacer a tu esposa y te largas de aquí?! —grito
Toda la sala quedo muda
JJ bajo la mirada y sin flaquear la sonrisa, sobo su cuello
—Tienes razón, tengo que irme—asintió como despedida—, un gusto
En el momento que JJ paso a la par de él, el aroma a la colonia de JJ regreso a vida. Qué asco.
Al día siguiente, en el colegio, el examen fue el mayor uno de sus mayores fracasos. La primera pregunta era donde nació Fyodor Dostoyevsky, Yuri no recordó haber encontrado a algún personaje con ese nombre en el libro. Cuando termino el examen se dio cuenta de que se trataba del autor del libro.
Con el ánimo tirado en el suelo, Yuri camino a la salida, algo iba mal.
Miro alrededor de él y observo que varios estudiantes corrían hacia la salida (la mayoría chicas) todos se terminaban acumulando en las puertas.
Yuri siguió su camino. Acercándose más al punto, él se arrepintió de haberse aproximado.
—¡Yuri! —llamo JJ
Se encontraba tranquilo, como si nada, vestido con ropas de ejercicio y saludándolo. Agito más sus manos para llamar la atención, también, comenzó a gritar su nombre.
Yuri gruño pro bajo
—¡Aquí estoy, imbécil! ¡¿No me ves?! —le respondió
Ante su grito, el manojo de personas que rodeaba a JJ se dispersó. La mayoría de personas en su colegio le mantenía temor. Siempre se alejaban de él.
Los dos sostuvieron la mirada. En la mirada de JJ la paz reinaba, en la de Yuri el mundo ardía bajo sus pies.
—¿Sigues aquí? ¿y sigues vivo?
—Creo. ¿acaso no estoy vivo?
Cuantas veces te e asesinado en mi mente, pero aun así estas aquí, Yuri trago su respuesta
Yuri noto que los labios de JJ se movieron, pero no escucho lo que dijo. Luego le regalo una de sus sonrisas.
—¿Cuánto tiempo tendré que verte?
—Dos semanas—respondió, posando sus manos en su cadera
Yuri chasqueo su lengua y bajo la mirada
—¿La federación también te dio información de donde estudiaba?
—Si. Además, mi hotel está cerca de aquí, así que vine caminando
El Nashotel era el único que Yuri recordaba que se encontraba cerca del colegio, también cerca de su casa. Solo dos semanas, tenía que sobrevivir dos semanas.
—¿Y viniste aquí…? ¿Por qué? —comenzó esperando que el otro le respondiera
—Porque quería verte
Yuri puso los ojos en blanco
—Que lastimas yo no quería verte—dijo Yuri—. ¡Lárgate a practicar más tus ataques de ansiedad! A tu esposa le encantara verte llorar en la pista de hielo—dicho esto, Yuri ajusto su mochila y huyo.
El siguiente día, por alguna razón, Yuri creyó que JJ lo molestaría, pero no paso, no llego ni a su casi ni al colegio, ni al día siguiente, ni el siguiente. Tal vez fue a seguir su consejo.
Sin embargo, algo no ese sentía bien, algo en JJ lucia anormal.
Después de cuatro meses alejado de todo, Yuri se atrevió a teclear Jean Jacques Leroy en el buscador, fue a la sección de noticias.
Su alma cayó al suelo.
Sus manos comenzaron a temblar y su teléfono cayó al suelo. Deseo nunca haber tecleado ese nombre.