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El regalo por Yuli-Bra23

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Notas del fanfic:

Para empezar, el título es más original y merece un premio! yupi!...

como sea.

Se que ya no es Navidad, pero ¿a quien le importa? Porque a mí no, no trabaje en esto para dejarlo pudriéndose en mis archivos <3
Igual sigue siendo diciembre y debo aprovechar, dios, como me evitaba a mí misma acabar esto, la flojera no puedo comerme más, este año ha sido muy poco productivo para mí (si de flics hablamos). Prometí subir algo antes de que termine el año y boom, estoy aquí bb(?).
Ok, ya me dejo de tonteras, como que no he escrito en todo el año esta cosa esta corta, tonta y seguro que hay mucha redundancia, horrores de ortografía y redacción, pero ¡trate de arreglar todo como pude! Ya iré aprendiendo más de a poco, se los ama, espero mínimo les haga matar el tiempo

 

Notas del capitulo:

Aquí ambos son adolescentes, Vegeta 16, Goku 15.

Tarble es hermano de Vegeta, Radizt de Goku, Aquí no existe Turles u otro, los padres nunca son mencionados de forma específica.

creo que solo es necesario aclarar eso, cualquier cosa la agrego luego(?)

Espero mínimo les entretenga.

Faltaba poco para el veinticuatro de diciembre, es decir “Noche Buena” el frío se hacia notar desde ya, amenazando con una nevada, este año era como cualquier otro, la gente compraba sus últimos preparativos, básicamente faltaban dos días para que las familias comieran felices y los niños fueran a dormir creyendo que ese tal “Santa” les iba a llevar regalos de variados tamaños, la mayor parte del mundo andaba con ese espíritu navideño pero hay que recordar que hay gente como Vegeta, al cual le vale muy poco si era navidad o no, los regalos que recibía no eran la gran cosa pero tenían su intención, la comida no le interesaba del todo, en los últimos años siempre parecía ser el amargado, desde los doce años, hasta los dieciséis.

Por otro lado tenemos a Kakaroto, que bien, no recibía tampoco grandes regalos de parte de sus familiares o amigos le alegraba que llegará esa celebración, ¿Por qué? ¡Comida! ¡¿Hay algo mejor que disfrutar de variados platos en una sola noche sin ninguna restricción (exceptuando obviamente la de no comerse todo)!? Bueno, seguro muchas cosas, pero comida es comida. No ha cambiado nada, sólo que ahora su sentido de emoción era impulsado por la comida y otros detalles sin importancia y que parecían muy fuera de lugar.

Kakaroto, dos años tragó de impulsar a Vegeta a la fiesta y que se una… El mayor simplemente le resbalaba los consejos y demás que le dejaba el otro por mensaje o en una conversación verbal real, obvio dejo de insistir y sólo desearle feliz navidad y esas cosas ¡Con un lindo mini detalle incluido! Chocolates, galletas, dulces rellenos… o solo sabía regalar comida o trataba de ligárselo cada año, la segunda era muy estúpida, pero le avergonzaba que le regalara cosas tan dulces con tarjeta, flor y todo.
“¡Feliz Navidad!...¡Feliz Navidad mis huevos!” pensaba por dentro cada año, con mejillas rojas no sólo por el frío de la zona.

Este año no sería la excepción, Kakaroto siempre sería un lindo fastidio para él.
Ambos se encontraban caminando por la plaza, eran las seis de la tarde, en dentro de poco el sol caería, venían a ver la decoración, sí, Vegeta no le interesan estas cosas pero no puede negar que el lugar se ve mínimo lindo en esta época del año, su familia ya había ido con él, sin embargo ni atención había prestado, se mantuvo mirando el cielo bostezando, de cualquier forma ahora volvía por suplicas del menor, sacándolo casi a tirones de la habitación, estar con él era un tanto más satisfactorio, además de que tenía que seguirle el ritmo de mirar el lugar e ir detrás suyo, no quería perderlo de vista, ese día no había llevado el celular y no tenía para volver en bus, conociendo a Kakaroto creería algo tipo: “Vegeta se fue a casa porque se aburrió… que pena, neh, ¡mejor pasaré a cualquier lugar al azar a atragantar mi garganta con comida chatarra!” y se iría a comer como el cerdo que era ni acordándose que había venido con alguien en primer lugar y que quizá lo este buscando, en serio ¡Que fastidio! O tal vez sólo exageraba porque eso justo le paso la última vez.

—¿No quieres celebrar este año tampoco? –preguntó el menor sacando se pensamientos al mayor.
—No –Lo miró unos segundos– Mi respuesta no va a cambiar.
—Que pena –le acarició los cabellos llevándolos para atrás como si tratará de un gato – Pero eso no impedirá que te un regalo o estés en la celebración, que este año es entre ambas familias –rio.
—¡¿Que te pasa!? –se acomodo el cabello en forma de puntas en cuanto pudo, ignorando todo la palabrería anterior.
—Es que tu cabello brilla cuando le da la luz y no lo pude evitar –explicó inocentemente.
—Muérete
—Oye, ¡No! Llorarías –volvió a acariciarlo y recibió un gruñido como respuesta aparte de una pisada.
—No me toques, insecto –Traía un lindo rubor que se mezclaba con el que causaba el clima.
Kakaroto sólo se quejaba de dolor a lo bajo.
Para su suerte el día ya había caído por completo y las luces se denotaban más que antes, el lugar estaba más lleno que antes, ambos se encontraban ya en frente del árbol para cuando empezaron a “discutir”, el destellar de las luces hizo que los dos jóvenes voltearán la vista topándose con un gran árbol con muchas luces y adornos, era encantador.
—Que lindo –El más alto se incorporó mirando al lado de su amigo.
El de cabellos flama asintió ligeramente.
Al poco rato de estar allí haciendo de subnormales siguieron su camino mirando otras decoraciones en arboles normales.
—¡Tengo hambre! –Exclamó el de cabellos alborotados mirando en todas las direcciones que su cuello permitía, buscando algún puesto de comida.
—Come aire
—Eso esta frío y no me gusta –Se quejó como si en verdad le fuera posible consumir aire.
—Ven –Tomó el brazo del más alto dirigiéndose a una tienda cruzando la calle donde vendían café y empanadas, entre otras cosas nada importantes o era guiarlo de una vez a un lugar cómodo y comer cualquier cosa o soportar más quejidos para luego tener que comer en media plaza.
Entraron, pidieron inmediatamente y se pusieron cómodos cerca de una ventana. El lugar era decente, la época del año se sobre notaba en el lugar, adornos por todos lados y una radio prendida donde estaban dando anuncios de la celebración y alguna que otra canción.
–Tu pagas.
—¿Yo? ¿por qué?
—No tengo mi billetera –Se cruzó de brazos mirando a su izquierda, justo donde quedaba la ventana.
—Lo hubieras dicho antes –Sonrió– ¡Aunque no te acostumbres!
Él mayor lo ignoro y se puso en modo de observación, veía como la gente andaba con bolsas de compra, juguetes, papel de envoltorio, libros, velas, perfumes.. De todo, todo parecía ser un buen regalo fuera para quien fuera, luego se le cruzó la idea de regalar algo también él… No, no era necesario en realidad, podía vivir lo que le quedaba sin regalar nada para una fiesta que le importaba tanto como le importaría un arroz, de hecho no sabría que regalar a los que los rodeaban día por día, a su padre quizá ¿Ropa? A su hermano una… Sus mente se volvió blanca, les podría regalar cualquier cosa que se solía regalar ¿no? Ropa y más ropa, perfume, quizá hasta un lapicero podría ser una opción decente, igual ¿Qué más daba? No le iba a dar nada a nadie.
—Mira Vegeta, eres tú~ –Llamo la atención el menor con voz burlona mostrando un dibujo amorfo en una servilleta navideña del lugar, el dibujo a duras penas quería ser una mezcla entre un humano, un gato y ¿fuego?.
—¡No te burles de mi! –Le quitó en seguida la servilleta.
—¿Disculpen? –una joven que traía el pedido los interrumpió justo cuando la disputa iba a comenzar.
—¡Llegó la comida! –Sonrió el más joven mirando el café y empanadas en un plato grande, eran treinta empanadas en total, conociendo a Kakaroto este no se conformaría con una sola ración.
—Disculpen el retraso –Dejo el alimento y retiró con una reverencia.
El mayor suspiró mirando como el otro comía desde ya a la velocidad de la luz.
—¡Oye! ¡Déjame para mi! –Tomó su parte rápidamente mirándolo fijamente.
El de cabellos alborotados tenia los cachetes llenos de comida, esa mirada era una forma silenciosa de regaño, miro hasta que el otro masticará y tragará adecuadamente.
—Ay, no te enojes Vegeta – Rió apretándole una mejilla, en seguida fue quitada bruscamente.
—No me trates así, insecto –tomó su café con más calma.
Algo así siguió la cosa mientras comían allí.

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—Al fin en casa –Vegeta se estiró mientras se dejaba caer en su cama.
Aún con el abrigo puesto se acurro allí, al rato el calor empezó a invadirlo, ¿si tenía el calentador puesto como es que no le iba a afectar? Se lo quitó en un bostezo, una servilleta con un diseño navideño cayó de uno de los bolsillos, en seguida recordó de donde había venido esa cosa.

—¿Podrías dejar de ser tan fastidioso alguna vez? –Preguntó como si el de cabellos palmera lo escuchará.

Tomó la servilleta mirando ese dibujo amorfo, como subnormal que era, al lado del dibujo había algunos mini corazones y algo escrito que no se llegaba a entender, abrió el pedazo de papel doblado encontrándose con otras frases nada entendibles, la única que llego a leer fue “Este año más Chocolates para Vegeta!”.

—Otra vez los chocolates… –Su cara se coloro ligeramente quedándose con la mirada perdida en el techo unos segundos.
“No sería una mala idea… devolverle el regalo alguna vez…” Pensó rápidamente como si tuviera miedo de que alguien escuchará su idea.
Suspiro.
No sabía si en verdad regalar algo a Kakaroto…

—No pierdo nada, cualquier cosa que le de le gustará… –Susurró frunciendo el ceño, sería la primera vez que regalaría algo en navidad.

Esto no lo hacía por el cariño a su amigo ni nada, sólo, parecía merecerlo, debía admitir que soportarse también era difícil, además de que se la debía de muchos favores y los regalos que le daba cada año, ya le había devuelto el favor en otras celebraciones, pero el de navidad ni lo había pensado… ¿a quien engaña? En su interior quería demasiado al contrario, tenerlo a su lado era entretenido y lo hacia sentir feliz, sinceramente hasta creía tener un sentimiento mezclado allí, sin embargo lo negaba rotundamente.
Otro dilema aparte de su persona sufriendo de un claro caso de terquedad en sentimientos tratando de florecer, ese problema era:
“¿Qué se le puede regalar al estúpido de Kakaroto?” Como ya había pensado antes ropa y el perfume son opciones más que aceptables y valorables especialmente porque hablamos del mas joven.
—¡No! No puedo regalarle eso, es muy de imbéciles… Más que esos chocolates y flores que nada que ver al caso… ¿En qué esta pensado ese tipo si no es san Valentín? –Se había desviado del tema.

Tendría que pensar que regalarle, algo ni tan imbécil ni que haga creer a Kakaroto que son los mejores amigos del mundo, algo medio, para no dañar ese orgullo suyo.

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Vegeta ya estaba levantado buscando entre sus cosas.
—Aquí esta –Miró con alegría su billetera.
Justo en ese momento una pequeña copia de él se adentro a la habitación sin previo aviso.
—Planeas salir hoy–Se agacho observándolo en el suelo con la billetera en manos.
—Eso no te incumbe chiquillo
—¿Volverás a salir con Goku? –preguntó tomándose la libertad de sentarse en la cama de su hermano mirándolo con un toque de inocencia.
Tarble, hermano menor de Vegeta, tan solo trece años cumplidos.
—Ya te dije que eso no te incumbe en absoluto, ahora… –Apuntó la salida– Fuera –puso un tono autoritario.
—No me digas que ¿irás de compras? ¿Piensas comprar un regalo? –Ese niñato soltaba cosas al azar que acertaban, por alguna razón o quizá simplemente él era muy obvio.
—¡Solo sal! ¡Necesito salir y no pienso dejarte en mi habitación!
—¡Deja de ser tan gritón! –hizo un puchero, no le quedaba de otra, de todos modos tenía otros planes que no incluían el estar atrapado en una aburrida pieza.
Él mayor suspiro y cerró la puerta con llave en el segundo que el puberto salió del lugar.
—Solo tengo hoy para comprarle algo…

Entonces se encaminó hasta la salida, lo había pensado mejor, los precios elevados dejarían su billetera vacía si intentaba comprarle algo digno… Ahora entendía de mejor forma el porque el menor solo se dignaba a regalarle cosas melosas y palabras dulces en las fiestas o quizá solo sean excusas que se había puesto indirectamente para no explicar a fondo porque sólo estaba de meloso, cada vez su cerebro daba un vuelco pensando en como serían de novios, más ideas absurdas de su parte, o tal vez no tanto… Kakaroto no era un tipo meloso en realidad, solo que trataba de acercarse de la única manera que podía, inocentes regalos ligados a la repostería y la buena compañía, sonaba tierno y más que entendible, con el tiempo luego de varias reflexiones se podía llegar a algún lado al analizar los actos de Kakaroto… pensando más allá, Vegeta era el único que recibía un regalo de Kakaroto, el mayor sentía que su cara ardía, aunque no se notará a causa del sonrojo que ya se había formado por el frío, estaba avergonzado de sí mismo y de todo lo que podía llegar a pasar si tan solo palabras más sinceras se pronunciarán, una cosa que quedaba clara es la inseguridad del menor, a pesar de ser muy sociable y confiaba mucho en su persona, hasta la fecha no logró animarse, seguro el típico miedo de rechazo, distanciamiento, odio de parte del de cabellos flamantes… o tal vez sea otra cosa que no estaba al alcance de su mente.

“Es muy idiota de su parte” Se dijo a si mismo en pensamientos, si, no lo admite abiertamente, pero su sentir corresponde perfectamente al de cabellos alborotados.
Volteó la vista, las tiendas estaban a su merced, por solo los próximos dos segundos, el lugar se llenó de inmediato, al final no supo de que iban las tiendas, solo necesitaba algo que compensará la amistad que se llevaban (y que secretamente lance una indirecta amorosa).

—Todo se ve tan común…
No se decidía, de ninguna forma me compraría algo de verás costoso ese año no quedaría pobre por solo un regalo más, lo tendría que anotar mentalmente a “Razones por las cuales solo regalo mi presencia, mínimamente”.

“Sería mucho más fácil darle algo… ¿Del alma?” No solía pensar en regalar cosas que significaban mucho simbólicamente o significaran mucho pero no de forma monetaria, pero momentos desesperados medidas desesperadas.

Los precios seguirían subiendo al día siguiente, comprar algo hermoso era tarea sólo de un millonario, el arrepentimiento lo carcomió, no debió ni salir de casa ese día, su estupidez alcanzó al punto de que el abrigo con el que salió en un principio resultó ser algo delgado y nuevamente el clima imponía sus reglas ante los noticieros, ¿Nevada nuevamente? Aunque fuera ligera igual el viento resultaba muy fresco.

—¿…y si le doy algo que siempre quiso y nunca pudo tener?...–se comenzaba a sentir enfermo, ¿Cómo e que podía pensar de ese modo? Cosas cursis pasaron por su mente, el frío en sus huesos lo hicieron estremecer y sus rostro se volvió más rojo por el viento, sería apropiado volver a casa de una vez por todas.
El regalo… No podía irse sin algo en especial.

Ya sentado en una banca de madera que daba al centro comercial, observó como el cielo estaba morado, desperdició todo un día caminando de aquí a llamar formando parte de toda esa gente escandalosa y preocupada, no es como que él tampoco estuviese preocupado.

Terminó rindiéndose.

Bajo la mirada, inspeccionando el lugar, observando a la gente que pasaba, sus ojos abrieron en par, sudo frío parándose rápidamente, su “Fiel amigo de toda la vida” estaba allí junto al inútil de su hermano Mayor, oh, ese inútil de pintas pedófilas…
Dejaría su odio para luego, por el momento debía “huir” de allí antes de que preguntarán un millón de cosas a su pobre ser, no quería decir “Vine a comprarte un regalo, pero no he podido porque quiero que sea algo que de verdad simbolice lo que siento por ti” en estos momentos la sinceridad tenía ganas de manifestarse, su orgullo lo obligó a mezclarse entre la gente, subiendo la parte delantera de su abrigo con un interior esponjoso para tapar su rostro hasta su nariz, seguro se veía ridículo sin embargo no creía que alguien se tomará el tiempo de analizarlo y burlarse en sus adentros, como sea, estaba pensando demasiado, seguramente le daría fiebre si seguía así. A los minutos ya estaba esperando el bus, otra vez olvidó su móvil, su mente andaba volando de aquí allá, el jodido regalo nunca llegó a ser comprado, ¿Qué debía hacer? Otra vez pensar cursimente… Ya estaba sentado detrás del conductor, apoyando su cabeza contra el cuero, el cual estaba ya desgastado, aunque no tanto en realidad…

Entonces otro pensamiento rápido cruzó su mente “No conozco a Kakaroto tanto como creía” lo tenía de amigo desde hace años ya, aún así no logró descifrar que le podría encantar, la comida era una de sus opciones y las que se venían a su mente, no queda “pero” en esto, tanto en Navidad como en Noche Buena el menor comería hasta explotar o hasta que pudieran orden en el festín, de todos modos pensó en darle algo que no olvidaría (lo cual sería un verdadero logró conociendo lo estúpido que podía llegar a ser Kakaroto) allí quedaron sus opciones, tendría que preguntarle a sus familiares, mejor dicho a Inútil del hermano.

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Estaba con un chocolate caliente en su mano mientras chequeaba el celular, sentía que lo merecía luego de su “esfuerzo”.
Realmente deseaba con el alma tomarse uno de estos.

“El inútil…el inútil…” ya estaba mirando la pantalla del contacto, ahora tenía que pensar como iniciar una conversación sin que se diera cuenta de que quería a fuerzas sobrenaturales saber que darle a su tan preciado Kakaroto.
Diez minutos.
Veinte minutos.
Una hora.
Se desesperó, nunca se había sentido más derrotado en la vida.

—¡A la mierda todo! –exclamó escribiendo rápidamente y enviando inmediatamente.
Sus meditaciones no lo llevaron a nada y ya eran las nueve de la noche, realmente era un inútil.

Se sirvió la última taza de chocolate caliente (ya no tan caliente en realidad) tomando mientras esperaba el mensaje.

Envío: “¿Qué crees que le guste a tu hermano cómo “regalo”?
Fue demasiado directo, luego lo amenazaría de no contar nada sobre esto.
Al poco rato el “Inútil” respondió: “Quizá comida, un animal pequeño, videojuegos, tú, ¿Sabes? la verdad es que creó que lo único por lo puedes optar es el “tú”
“Lol”

Oh, como odiaba a este tipo, por algo no lo dejaba acercarse mucho a su hermano…


Al final todo resultó en amenazas de parte del más bajo y una opción que podía tomar fácilmente, ¡era muy estúpido que ninguno diera el “segundo paso” hasta el momento! ¡cuando era obvio a kilómetros que se querían de forma romántica! El orgullo lo aplastaba, mientras que aún no sabía porque el menor no se lanzaba cuando él era tan social!

Así que, con el apoyo del mayor(quien obviamente hace rato ya iba enterado de los sentimientos de Vegeta) iba a “tratar” de dar un segundo paso, el regalo resultó en repostería simple con la cual al fin comenzaría lo que siempre deseo (en sus adentros). Ambos ganarían algo al final ¿no? Se sentía el ser más estúpido en la tierra, aún le quedaba la duda si dárselo ese mismo día o en la mismísima navidad, de allí había cubierto el porque del regalo con un “No preguntes, sólo tómalo, insecto” lo último no era complemente necesario pero igual planeo decírselo.

“A estás alturas no puedo ser rechazado”


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Noche buena.
El de cabellos flama disfruto por última vez la vista de personas comprando a última hora o al menos haciendo el intento, lo hizo mientras iba en auto junto a su familia a festejar con los Son, recordaba que tan solo fueron tres veces que hicieron esto, amaba internamente pasarla con el de cabellos alborotados, lograba sacarle muchas risas, haciéndolo sentir más que encantado con su presencia, era muy entretenido. Soltó un suspiro más que ilusionado por estar esa noche junto a Kakaroto, esa noche comería como cerdo más encima, luego que no le extrañará a nadie verlo hacer ejercicio constante en lo que duraría sus días libres.

Volteó la mirada hasta ver a su hermanito igual de ilusionado, pequeño bastardo, sólo quería estar con el estúpido ese de cabellos largos, ni modo, esta noche no “protegería” a ese demonio, era su noche, si algo tenia que pasar pasaría, dudaba que Radizt se acercara mucho a su hermano ese día, aunque eso ya era otra cosa. Siguió perdido en esos recuerdos y cursilerías hasta que al fin llegó a su destino con una ligera sonrisa en su pálido rostro, toda su familia fue recibida con muchas ganas por la de su Kakaroto, adentrándolos de inmediato en el ambiente navideño, los padres empezaron a conversar un millón de cosas mientras se acercaban a tomarse algo en la comodidad de la sala, la casa de los Son no era grande en absoluto pero tenía variadas decoraciones que aprovechaban al máximo el espacio limitado, el árbol era una cosa más que divina, a simple vista puedes pensar “¿Esta hecho de adornos?” Era exagerado aunque precioso. Su vista no tuvo mucho tiempo para deleitarse que tomaron su mano con fuerza llamando su atención.

—¡Feliz noche buena, cuñado! –exclamó el hermano mayor del hogar.
Vegeta se sonrojó en un dos por tres soltando el agarre, ya no sabía porque aceptó la ayuda de ese tipo.
—¡¿Que te sucede!? –Susurró enojado.
—Nada la verdad, solo quería llamar tu atención –demasiado sincero– Ven, te voy a dar las galletas y...
—¿y tu hermano?–Lo interrumpió– ¿Donde está?
—No te desesperes, recién entro a darse una buena ducha, no suele tardarse más de diez minutos pero mamá quiere que luzca más que presentable –giró sus manos con desinterés– no es tampoco como si ustedes fueran exigentes en esos aspectos
—Deja la palabrería y vamos de una vez –se sentía cada vez más nervioso.
—Claro, en cuanto te las de desapareceré de tu lado, estaré con Tarble, de cualquier modo puedes pedir ayuda.
Recibió un golpe en el brazo izquierdo de parte del más bajo.
—Solo por esta vez te dejare estar cerca de ese demonio, yo sé que tienes algo entre manos...
—Si como no –soltó una risa.

Al cabo de un rato Vegeta ya tenía consigo su regalo para el menor, lo guardo dentro de su chaqueta, no le importaba la celebración, solo poder compensar al otro y ganarse su amor completamente, ¡Que estúpido que se sentía! Incluso ya se cansaba de repetirse el porque hacía todo esto, cerró los ojos unos segundos, estaba sentado en un sofá de tela roja, era muy cómodo, podría dormir allí sin ningún problema.

—¡Vegeta! ¡Que bueno he estás aquí! –esa escandalosa voz lo sacó de calma, abrió los ojos precipitadamente sintiendo dos brazos rodeándolo, el menor de los son lo estaba abrazando más que fuerte.
—¡Puedes abrazarme pero así no! –chilló moviéndose desesperadamente, su cara se ponía sonrojada y temía que el regalo quedará más que estropeado.
—¿¡Entonces si puedo abrazarte!?– se notaba una enorme felicidad en esos lindos ojos negros.
El sonrojo aumento.
—¡Solo suéltame! ¿¡quieres!? –se impresionó al ver que le hizo caso con una enorme sonrisa.
—¡Pero me debes un abrazo!—le acarició una mejilla, el sonrojo de ambos se extendió.
El escándalo que habían formado antes era más que normal para los demás, así que nadie hacía caso omiso a los gritos.
—¡Solo muérete!

En ese momento se oyó a la madre de ese hogar llamar a comer, justo a tiempo, como era de esperarse, Kakaroto tomó delantera corriendo a la mesa, sentándose donde “supuestamente” tenía mejor recepción para tomar los alimentos, estos podían servirse como si de un bufet se tratase, cuando ambas familias se juntaban, había suficiente comida para llenar el estómago del menor y recalentado de dos días para ambas familias, todos terminaron por sentarse con los platos ya llenos de comida, disfrutaban del sabor y textura de los exquisitos alimentos, sin duda era una de las mejores partes de la noche, durante la cena los ojos de los enamorados chocaban de vez en cuando, se devolvían ligeras sonrisas y parecían estar muy entretenidos, las conversaciones triviales se dieron con muchos chistes de por medio, nada como compartir la compañía de ambas familias. Al fin y al cabo cada uno iba terminando luego de Son comer dos platos o ya acabaron hace tiempo pero recién dejaban la mesa, hasta que tan solo quedaron nuestros protas.

—...Todos están en el patio, deberíamos ir, los vecinos prenden fuegos artificiales muy lindos, no esperan a nadie, aunque los mejores aparecen justo en media noche, ya sabes, por Navidad –comentó el menor mientras terminaba un puré de papas.
—Si... –Susurró para luego tomarse un vaso de agua– ¿Que hora es?
—Las once y media, tenemos treinta minutos para sentarnos y conversar –comentó optimista.

Se sonrieron inconscientemente, esa noche se sentarían uno al lado del otro en medio del frío a observar los fuegos artificiales, al llegar la hora de hacerlo, Kakaroto tomó la mano de su mejor amigo llevándolo consigo a un asiento doble que estaba apegado a la pared, este se dejó sin soltar el agarre, entrelazo sus dedos asegurando sus manos entre sí, los demás andaban en sus cosas, los adultos se habían olvidado por completo de sus hijos, andaban tomando mientras que ellos convivían libres, Tarble conversaba un montón de cosas a Radizt con grandes ilusiones, confianza y emoción, el mayor le soltaba uno que otro chiste causando una reacción adorable de parte del puberto, dejando todo ese asunto de lado...

Los fuegos artificiales empezaban a aparecer, el tema de conversación de la aún no oficial pareja se hizo presente por el sobresalto del mayor.

—Tranquilo, ¡para la próxima abrázame más fuerte! –Soltó una carcajada corta pero enorme.
—¡Cállate! ¡Solo me tomo desprevenido! –cruzó sus brazos con una mueca de disgusto, no se separó, eso solo significaba que no estaba de verdad enojado.
—No te creo –jaló una de las mejillas de su “príncipe” mirándolo fijamente– ¡Tu no eres fácil de asustar!
El corazón le latió fuerte por unos segundos, otro fuego artificial exploto, de nuevo lo tomo desprevenido, aferrándose a lo único que tenía al lado.
—¡Yo también te quiero! –casi meloso lo atrapó entre sus brazos, aunque no como la otra vez, ahora era más delicado.
Vegeta rojo de nuevo, hasta da pena que su cara se enrojezca a cada rato.
Ahora no dijo nada, se quedó entre sus brazos, dirigió su mirada al cielo, los fuegos artificiales no dejaban de adornar el lugar cada cinco minutos, ya se imaginaba como iría la cosa a media noche, no es como si no hubiera vivido Navidad antes, solo que pocas veces salía a ver el lindo cielo de esas noches tan preciosas además de que no le gustaba el estruendoso ruido de los fuegos estos...

Ambos quedaron en esa posición por un largo rato, miraban con atención el espectáculo, Vegeta termino apoyado en el pecho de su “mejor amigo”, suspirando esa colonia y comida, rio a sus adentros por ello, se sentía cálido y no solo por el abrigo ligero que llevaba, si no por ese amor floreciente, su corazón latía, era una sensación espectacular, al poco tiempo se oyó como el padre del “príncipe” anunciaba que faltaba poco para que fuera Navidad, lo que trajo un pensamiento a el de cabellos flama “¿y mi regalo?” Quizá el menor lo estaba reservando para ultimo momento, era una muy buena opción en realidad, era justo lo que hacía, solo que él lo esperaba mientras que el contrario no.

Cerró sus ojos alejando sus nervios para lo que sería la hora de enfrentar ese enorme orgullo estúpido, soltó un suspiro...
Abrió de golpe los ojos de nuevo, los fuegos artificiales se manifestaron mejor que nunca, el cielo parecía repleto de ellos, sus ojos se iluminaron a no poder, dios, era un gran ambiente para lo que planeaba, luego de algunos momentos embobado por la celebración de todos, ya sin prestar más atención ni más preámbulos saco una pequeña caja de su bolsillo, bueno, de hecho no tan pequeña, era lo suficiente para traer unas cuantas galletas, aprovechando que el de cabellos alborotados aún estaba observando el cielo como subnormal, se preparó mentalmente.

“Respira hondo... no puedes ser rechazado” volvió su rostro para ver esa carita inocente “¡No! ¡Aún no puedo! ¡No estoy listo! ¡Necesito más tiempo!”

—Oh, ¿y esa cajita? Es linda –Kakaroto se había dado cuenta, hora de huir.
Sus piernas no dejaron je cometiera un acto tan cobarde.
—Solo t-tómala... –La extendió sin decir más, solo murmurando maldiciones para calmarse, además de su rostro estaba ruborizado.
—¡Nunca lo vi venir de tu parte! –antes de tomarla saco de su chaleco otra caja un poco más grande– ¡Toma el mío también! ¡Feliz Navidad!

Alzo la mirada, esa típica cajita de chocolates de todos los años, parecía que solo esforzaba cada año en la nota que siempre traía este presente, esta vez esa nota era inexistente, tomó la caja en sus manos con un poco de extrañeza, el menor ya había abierto su regalo.

—¡Comida! –El rostro de su Guerrero se veía más feliz que nunca, incluso podría decir que iba a llorar de felicidad ¿en serio significaba tanto un regalo de su parte para él?
—¿No te las comerás?
—No, prefiero saborearlas con calma, se nota que las hiciste tu – sonrió.
Él no dijo nada, sólo estaba avergonzado, los chocolates eran de muy buena marca esta vez.
—Muchas gracias por los chocolates...
Alzo la mirada, el otro se encontraba muy feliz con el regalo, este era el momento indicado, ya no más nervios, solo lanzarse.
—Muchas gracias por todo –Jaló la chaqueta del contrario atrayéndolo.

Para cuando reaccionó, sus labios chocaban torpemente con los de aquella fina persona, era un total inexperto, el menor no se quedó atrás, agachando un poco su cuello afirmó el beso dejo el presente a un lado, tomando entre sus brazos a ese lindo chico del cual tanto tiempo estuvo enamorado, ahora no importaba nada, se sentían únicos en el mundo.
Este beso tan tierno se detuvo de un momento a otro por la falta de aire y vergüenza máxima, antes de que se vieran los rostros, el más bajo ya estaba ocultando el suyo en el pecho del de cabellos alborotados.

—¡Te amo! –hubo silencio–Te amo, ¿¡entiendes!?... Y-yo...–se escucharon las risas de su Guerrero.
—No hace falta que lo digas... –entrelazo sus manos–¡es mutuo! –siempre tan sincero.
—kakaroto...–sus ojos no podían estar más que brillosos–¿Por que no te declaraste pri...?
—si lo hacía, tu lo ibas a negar rotundamente, así que, espero a que te aceptaras por completo y...
No pudo seguir su palabrería que fue golpeado.
—¡Y-yo también te amo!–exclamó entrecortado sobándose el estomago.
No tardó mucho para un ambos estallaran en risas.

Era la mejor Navidad de sus vidas.
Quizá Vegeta podía considerar celebrarla en siguiente año.


FIN.

 

Notas finales:

Siento que se me fue mucho la cosa, sinceramente quería meterle Lemon, luego recordé que para eso soy mucho más floja y que era muy bestia meterlo así que lo deje cursi y absurdo, ay, me sentí retarda durante todo el escrito (?).
Si llegaste hasta aquí, se que quizá quedaste insatisfecho :'D (?
Por el momento es como escribo, espero crear algo mucho mejor en un futuro, por ahora trataré de sacar cosas para practicar, sin presión ni nada (?).
Se que quizá a nadie le interese pero tengo que dejar algo lindo o al menos rellenar este espacio con amor <3
-inserte corazones aquí (?)-
Gracias por leer! Tanto fantasmas y gente que mínimo comentara un punto (? Ok ya, se les agradece de ante mano un rw! Los recibo todos con amor <3
No hago reembolso, me he robado tu tiempo, sorry not sorry <3.
Sin más, bai.
Espero la pasen bien en año nuevo y que hayan tenido una linda Navidad o que al menos no estuvieran tan amargados ese día o no se... bai de nuevo (???).

(2añosenAY-yulibra23)


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