Capítulo 1: Recuerdos, retornos y oscuridad
<<La primera vez que Aiden había visto a dos personas besándose y fue consciente de lo que realmente significaba, no tendría más de trece años; en aquella época su cabello teñido con mechas plateadas le llegaba a nuca, su desordenado look consistía mayormente en chamarras de cuero gastadas, una variedad de sombreros, botas de combate en tonos oscuros, jeans deshilachados o rotos y playeras con estampados excéntricos y frases irónicas que captaban más de tres miradas entrometidas de los transeúntes de la ciudad diariamente. Si lo analizaba actualmente; el beso en sí no había sido algo espectacular o memorable y a sus diecinueve años había comprendido que solo había sido espectador de una muestra de cariño entre dos personas seducidas por la pasión del momento; pero por aquellos días le había parecido algo aun más profundo, como si el simple contacto de ambos labios los uniera en algo aun más complejo, como si atreves de la unión de los cuerpos la distancia entre sus pensamientos desapareciera y el raciocinio entre ambos se convirtiera en uno solo. Los había visto por un instante en el laberinto de callejones que conducían hacia la tienda de ropa vintage, en la que seguía comprando actualmente. No había advertido el tiempo que llevaba observándolos hasta que un pequeño movimiento cerca de su pierna derecha cortó repentinamente el trance en que su mente se había sumergido, con rapidez huyó del lugar y sacó del bolsillo el pequeño artefacto de metal que sostenía en su mano temblorosa; el celular volvió a vibrar y la pantalla electrónica le anunció una llamada entrante de Kilian, no quiso responder, no tenía tiempo para lidiar con el drama de Kilian en esos momentos; tenia cosas más importantes que hacer que responder las llamadas de un chico petulante y sus palabras sin sentido; nunca pudo saber cuánto tiempo había estado fijo en la acera con la mirada clavada en la pareja del callejón , tal vez habrían sido pequeños segundos o un minuto entero pero el recuerdo seguía latente en su memoria al igual que la última llamada de Kilian; llamada que jamás contestó .>>
En su recamara sentado frente al alfeizar parloteaba con el destino y como éste, se empeñaba en ponerlo en situaciones incomodas; aun en su riña con la nada, no podía apartar la mirada que lo conducía al balcón frente al suyo. Era como mirar un pequeño fragmento de grabación de las viejas películas en blanco y negro que disfrutaba junto a su abuela en la comodidad del viejo sofá de la habitación de huéspedes. El muchacho; un bien formado espécimen masculino de altura bastante superior a la media, cabello castaño medio o tal vez caoba, piel clara con un ligero tono bronceado y de un bien formado cuerpo deportivo, sostenía entre sus fuertes y marcados brazos un frágil cuerpo femenino que Aiden no pudo apreciar más de unos pocos segundos antes de que éste jalara con fuerza de la figura femenina y cubriera casi por completo su cuerpo; acorralándola contra el concreto, con sus cuerpos tan juntos que el de ella pareciese haberse perdido entre el de él, a la perspectiva de Aiden la única certeza de la existencia de la dama eran aquellas manos frágiles y huesudas que tiraban con fuerza de la chamarra de cuero negro que se ajustaba perfectamente al cuerpo del joven del departamento frente a suyo.
Desde su ventana cubierta por una tela transparente que impedía que alguien lo observara del todo Aiden seguía contemplando la escena casi inmóvil, con el corazón palpitando y la respiración un poco acelerada, se decía a si mismo que apartara la mirada, que se alejara inmediatamente pero su cuerpo no parecía querer dejar de observar; era lo más cerca que había estado de una experiencia romántica desde que había decidido no volver a enamorarse, desde que le habían roto el corazón. Sabía que la situación era un poco embarazosa, que cualquier persona que lo viera observar con fascinación aquella intimidad ajena que se tornaba a cada segundo aún más interesante y pasional, lo catalogaría de acosador psicópata, pero no le importaba; estaba en su cuarto y solo él era consciente de los hechos… Nadie lo juzgaría y seguiría en el anonimato que le ofrecía su propia conciencia.
Con la mirada aun fija y la mente despejada volvía a contemplar sin remordimientos la escena. Metido entre tantos pensamientos no había percibido que la pareja ya no permanecía junto al pilar del balcón sino que en algún momento habían avanzado hacia el borde del mismo cambiando de posición( donde ambos eran visibles a la mirada curiosa de Aiden) seguían unidos el uno al otro con los cuerpos pegados, los labios apretados en un apasionante beso y las manos de ambos jugueteando con su melenas, con sus cuerpos y con todo lo que encontraban a su paso ; entonces Aiden por fin pudo ver con claridad el joven rostro de la acompañante del residente del edificio adyacente. El cabello negro, largo y lacio ondeado por el viento, el delicado rostro pálido surcado con hermosas facciones, pestañas gruesas y largas en ojos color miel que a la luz blanquecina del foco ahorrador adoptaban ligeros toques cobrizos y los labios de rojo carmín. Por un momento no pudo procesar lo que veía; conocía a esa muchacha, esa mirada color miel que lo había observado frente a frente no mentía, solo tuvo que observar con atención una vez más para confirmarlo… espero pacientemente y entonces sus rezos internos fueron oídos; la chica levantó gentilmente la mano hacia el rostro del muchacho de cabellera castaña y penetrantes ojos verde y Aiden pudo verlo claramente colgar de su muñeca… la pulsera plateada con pequeños dijes que era tan familiar para él como la voz de su madre cuando le gritaba que estaba listo el desayuno…
Solo eso logró sacarlo de trance, con rapidez se alejó de la ventana, no antes de cubrir ésta con la tela gruesa de la cortina que sellaba la privacidad de su habitación, sin dudarlo se dirigió hacia su cama recostándose contra el suave cobertor, agradecido de que las luces no estuvieran encendidas. En algún momento la oscuridad y el silencio lo envolvieron en un manto hacia lo más profundo de su mente; hacia su subconsciente y por fin sucumbió ante el mundo de los sueños.
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El vuelo había demorado más tiempo del estimado y la mirada de Kilian divagaba entre los asientos del aeropuerto y las personas sentadas en ellos. En pocos minutos serían las dos de la tarde y el lugar estaba atestado de turistas y nacionales que serpenteaban por la terminal que se había vuelto un caos en el enredo de vuelos atrasados y clientes inconformes; Kilian se contaba entre ellos, había pensado arribar al viejo departamento de sus padres entre las dos o tres de la tarde y la noticia del retraso solo logró frustrarlo.
Habían pasado seis años desde que no veía la ciudad que lo había visto nacer y pequeños esbozos de recuerdos inundaron su mente con imágenes poco nítidas; vagas sensaciones de calles conocidas y paisajes olvidados no solo por su memoria, olvidados por la gente que prefería los nuevos conjuntos departamentales con pisos brillantes de mármol blanco y espectaculares recepciones decoradas con lujosas obras de arte moderno de artistas locales, la misma gente que había optado por los parques de vanguardia que empresarios locales habían construido como gesto bondadoso a la comunidad. Entonces recordó algo que aún era nítido en su memoria y no sólo algo; alguien a quien no había logrado arrancar de su pensamiento desde que había sujetado fuertemente las maletas en sus pequeñas manos de catorce años y había partido al extranjero totalmente solo ;en un viaje de estadía indeterminada. <
<<Pudo ver su rostro pálido y sonrojado en medio de la nieve que empezaba a descender y aquellos ojos zafiro que miraban al cielo con anhelo de algo que parecía estar tan cerca y a la vez tan lejos para sostenerlo con fuerza entre sus brazos eternamente, entonces se armó de valor, se dirigió hacia la figura que parecía tan delgada y débil entre la nieve y el aire seco de un día invernal, cuando sus miradas se cruzaron el tiempo y todo a su alrededor pareció pasar lentamente, se miraron por un instante contemplándose mutuamente, sin perder detalle de sus rostros, sus cuerpos y sus movimientos. Para sorpresa de Kilian, no fue él el primero en reaccionar, en unos instantes los brazos delgados y pequeños de Aiden los sostenían en un cálido abrazo que le derritió el corazón.
Kilian instintivamente procedió a responder la muestra de cariño que el chico de cabello negro y mirada inocente le había dirigido, tomo aire, sostuvo su rostro entre sus manos, lo miro directamente y sin pensarlo sus labios se posaron sobre los de él, se dejó llevar entre la cálida sensación del tierno beso compartido entre ambos y abruptamente ,con resignación lo aparto de un empujón que lanzó a Aiden contra el pavimento congelado de la azotea, con mirada confundida Aiden lo miraba y no supo cómo o porque, sólo dejo que las palabras salieran de sus labios sin inmutarse en la reacción de aquel de quien se había encariñado hace tanto tiempo.
-Aiden siento hacer esto ahora, pero es necesario, ya no puedo seguir jugando con tus sentimientos, pensé que sería gracioso experimentar y ver tus sentimientos hacia mí, pero me parece cruel que sigas ilusionado por algo que sólo significó un juego sin importancia … olvídate de lo que pasó y no me malentiendas por favor, si te lo digo es porque no quiero que sufras aún más - >> esas habían sido las últimas palabras que le había dirigido a Aiden su antiguo primer amor y vecino de toda la vida. Al día siguiente había desaparecido de la vida de Aiden para encontrarse con el destino que le esperaba al otro lado del mar; un destino que no le permitiría aferrarse al pasado de ninguna forma por muy doloroso que le pareciera.
Un escalofrió recorrió su cuerpo, las imágenes del pasado se esfumaron como el humo nocivo del cigarrillo que fumaba el sujeto frente a Kilian. El hombre; una borrosa imagen envuelta en un saco de satín negro parecía merodear sin un fin concreto; su mirada una extraña mezcla de malicia y desesperación, penetraba hasta lo profundo del alma con ese carmesí reluciente en las pupilas. Kilian había observado de cerca la misma mirada fría, vacía e inhumana cinco años de su vida después de partir.
La figura envuelta en negro detuvo la mirada, caminó lentamente con paso decidido hacia la pequeña figura infantil con sus pequeñas piernas cumpliéndose entre los asientos. Aun con la mirada fija en el sujeto, Kilian llevó suavemente su mano hacia el bolsillo derecho de su saco… Una sensación tibia recorrió su cuerpo, y repentinamente algo en su interior se encendió, una sensación cargada de energía, su organismo acelerándose a cada segundo, alertando sus sentidos. No había duda en él; debía de actuar rápidamente… después de todo ese era su deber y su destino.
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El viento invernal rompió contra su pálido rostro de angulosas facciones y rizos dorados y entonces se dio cuenta de su soledad; cuando la realidad lo golpeó con la helada y despiadada mano de la naturaleza. No podía evitar sentir el peso detrás de él; los rostros cenizos y sin vida que alguna vez lo habían visto con amor, no volverían a ver los preciosos amaneceres invernales, no volverían a sentir la tibia sensación de los rayos del sol contra la piel… tenían un futuro por delante y él se los había arrebatado.
Su mano tembló repentinamente, la llevó arriba hasta tocar su corazón y entonces lo supo; no sólo su mano se movía sin control, su cuerpo entero no respondía. Desesperación y angustia atormentaban su alma, cerró los ojos para ahuyentar sus recuerdos; y entonces sucumbió ante el cansancio… se desplomó entre la nieve que cubría el pavimento y no se movió, no se levantó; solo se dejó llevar por la oscuridad… y la oscuridad lo devoró.