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pecados capitales por usagi20takahashi

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Notas del capitulo:

Aquí estoy con un nuevo fic, los otros dos que había escrito lo elimine y volverle a subir ya que no me gusto como quedo el trama que le estaba dando, este es una nueva historia que ya tengo avanzada. Tratare de publicar una vez a la semana.

Capitulo uno

 

El reencuentro

 

El avión había aterrizado, kagami estaba en el aeropuerto junto con su hijo Seijuro, su amigo de la infancia que había vivido los últimos quince años en L.A, había vuelto a su tierra natal Japón, no eran los únicos.

En su época de escuela, solían juntarse para jugar basquetbol y vagar por ahí, Shintarou Midorima, Atsushi Murasakibara, Ryota Kise, Furihata Kouki y Aomine Daiki siempre estaban juntos en todos, se apoyaban mutuamente. Cuando salieron del instituto Kise y Daiki había formalizado y llevan dos años en una estable relación, por fin ese rubio hizo que ese moreno atolondrado sentara cabeza.

Por otra parte Shintarou se casó con tan solo18 con su amor de infancia y mejor amigo, Takao Kazunari, con el cual actualmente tienen dos hijos uno de 17 años, Tatsuya Midorima y el menor de 15,  Shun Midorima.

Kise y Aomine no se quedaron atrás y tambien tuvieron un bebé el cual todos conocían en fodo ya que el menor nació en America, Tetsuya Aomine. Mientras que Taiga era padre soltero de Seijuro de 17 años ya que su novia lo abandono un mes después que el menor naciera.

 

Los jóvenes estaban sentados en las incomodas sillas de plástico esperando al ansiado amigo de sus padres, para ellos no era nada emocionante estar despierto a las seis de la mañana en vacaciones.

Seijuro vio a un hombre alto que rondaba los treinta y ocho  como su padre, moreno y ojos azul eléctrico, lo había visto en varias foto que su padre mantenía por la casa, debía admitir que el recién  llegado era imponente, junto al moreno había un rubio, que lo conocía ya que lo veía en comerciales y revista, era más guapo en persona.

Entrecerró los ojos y vio un chico, al parecer menor que el, de cabello celeste y ojos del mismo color, mirada inexpresiva, parecía un fantasma. —Por fin llegaron. — Escucho susurrar a Tatsuya de forma aburrida, mirar a los hombres abrazarse y decir lo mucho que esperaba este reencuentro.

 

El moreno presento con orgullo a su hijo, el  cual sin mostrar ninguna emoción hizo una reverencia. —Vaya Aomine tu hijo salió educado, eso no lo heredo de ti. — Seijuro rodo los ojos al escuchar el comentario de su padre.

—Bueno supongo que Seijuro no saco lo atractivo a ti. — Le devolvió, Seijuro entendió que lo idiota era entre amigos.

—Midorimachi, ¿ese es tu segundo hijo?— El rubio que parecia haber comido mucha azúcar pregunto con interés, ya que cuando se fueron a los único que conocieron fue a Tatsuya y Seijuro.

—Si. — El peliverde respondió llamando al menor— Su nombre es Shun, tiene la edad e tu hijo Kise. — El rubio sonrió mirando al chico.

—Un gusto en conocerlo Kise-san. — el rubio chillo, abrazando al adolecente.

—Qué lindo, se parece a Takaochi. — Todos rieron ante el comentario.

Sijuro dejo de lado esas idioteces y observo a Kouki, su “tio” técnicamente lo era, todos ellos lo conocieron de bebé y en más de una ocasión le cambiaron el pañal o cuidaron, eran como un extraña familia, el considera a Tatsuya y Shun sus primos y mejores amigos, pero no estaban emparentados de sangre.

Aun así esos sentimiento que tenía por el castaño eran inevitable y más cuando era correspondió, sabía que no era correcto, que estaba colocando en juego una amistad forjada en años, también era consciente de que el hombre a pesar que lo tomaba en cuenta. Es decir ya habían tenido sexo una vez, bueno dos en realidad y  a veces tenían sus encontrones cuando sus padres se juntaban.

El sentimiento de culpa lo embargaba, pero Kouki siempre lo consolaba y decía que todo estaba bien, el castaño tenia novia y eso le colocaba los pelos de punta, pero era normal tenía 38 años, sin hijo, la gente podía sospechar, bueno eso fue la excusa que el mayor  puso.

Vio a su padre abrazar al castaño por los hombros, ¿Qué pasaría si supiera que su gran amigo se acuesta con su hijo?, inmediatamente un nudo en la garganta se formó.

—Deberías ser más discreto sabes. — Tatsuya  lo hizo volver a la realidad, dio un pequeño brinco por la repentina cercanía de su primo.

—No se dé que hablas. — Trato de hacerse el desentendido, el más alto rodo los ojos.

—no soy idiota Sei, estas mirando a Furihata-san. — el pelirrojo hizo una mueca  al ser descubierto. —Nunca voy a entender que le vez, es decir, es el más bajo del grupo y parece débil a comparación de los demás. — El oji rojo frunció el ceño molesto por el comentario.

—Mira quien lo dice, el que está enamorado de la “mole”. — Se burló, ganándose un golpe en el brazo. — Es tierno, se preocupa por mí y me escucha, no todo es apariencia, yo debería preguntarte eso ¿Qué le viste al come dulce?

— ¡No le digas así!

— ¿Pueden dejar de discutir?— Shun dijo molesto. — No encontraron mejor momento de hablar de sus “amores”— Hizo comillas con sus dedos.

 

Y es que Seijuro no era el único con un amor difícil, por decirlo de alguna manera Tatsuya  estaba enamorado del gigante de cabellos lilas, Sei nunca entendió que le vio a ese monstruo de tamaño colosal, pero bueno en gusto no hay nada escrito. La diferencia era que el peli lila o era idiota o muy ingenuo, pero Tatsuya no era para nada disimulado y este ni cuentas e daba de los sentimientos del menor.

Y eso colocaba al adolecente de nervios, siempre intentaba llamar la atención del mayor, incluso se inscribo a clases de repostería para poder tener una excusa y pasar mayor tiempo con el mayor.

 

Los adolecente suspiraron frustrados y se acomodaron nuevamente en las incomodas sillas, esperando que los adultos terminaran de abrazarse y contarse anécdota que repetirían durante toda la tarde.

Seijuro giro su cabeza al lado derecho y dio un brinco junto a los otros dos, al ver a un peli celeste, sentado mientras bebía de un vaso blanco. — ¡¿Desde cuando estás aquí?!— Shun chillo como si hubiera visto un fantasma, el pequeño los miro con su carita de palo habitual.

—Desde hace un rato, lo adultos me aburren. —Contesto tranquilamente, Tatsuya abrió los ojos como plato.

— ¿Escuchaste nuestra conversación?— el chico asintió tranquilamente.

— ¡Eso es mala educación!

—No Kagami –kun, mala educación es escuchar detrás de las puertas, aquí estamos en un lugar público. — El pequeño pelirrojo, respiro varias veces para no asesinar al insolente recién llegado.

—No me digas Kagami-kun, prefiero que me llamen por mi nombre Seijuro.

—Llamalo Sei-chan, es más corto. —Shun quien era el más amigable dijo, sentándose junto a su nuevo “primo”. — Cuéntanos, Tetsu, ¿te puedo llamar Tetsu cierto?— pregunto recibiendo un asentimiento por parte del peli celeste. — ¿Cómo es America? , ¿Tenías muchos amigos?, ¿eras popular?, ¿tienes novia? ¿Diste tu primer beso?— Ante de que pudiera seguir preguntando, Tatsuya le dio un certero golpe a su hermano para que dejara de atosigar al otro.

—Lo estas atosigando Shun, —Lo reprendió el mayor. —Tetsu no tienen que responder si no quieres. — le animo el más grande.

—No hay problema, si es un lugar para no aburrirse, no tengo amigos, en realidad solo tuve uno, pero se mudó a otra ciudad, novia no tengo, aún no he dado mi primer beso, o amenos que cuente como uno.

— ¿Por qué no tenías amigo?—Seijuro pregunto curioso, siendo hijo de un famoso modelo y un basquetbolista profesional debían lloverle los amigos.

—A bueno la gente poca veces me notan, incluso una vez mis padres me perdieron en un evento, se dieron cuenta cuando llegaron a casa. — Comento tranquilamente terminándose su bebida, los tres chicos observaron al más bajo con intriga y algo de confusión.

— ¡Muchachos ya no vamos!— Takao aviso a los 4 chicos, quien se levantaron con pereza, siguiendo a sus progenitores.

 

El camino paso entre risa, Shintarou había rentado una camioneta para estar todos juntos, la cual era conducida por un hombre mayor, dueño de la que la había alquilado.

 

Kise observaba feliz como su hijo conversaba con Shun, Aomine también lo había notado y estaba tranquilo, sabía que este cambio tan drástico era difícil para el menor, que ya estaba adaptado a una vida, aunque nuca le conocieron muchos amigos  y menos a una novia o novio, el chico ya se había acostumbrado a su vida.

—Te dije que estaría bien. — Aomine le susurro a su esposo, besando su mejillas atrayéndolo a él.

—Por favor dejen sus demostraciones de afecto para otra ocasión. — Kagami bromeo, a ver a los dos tortolos, Shintarou vio a su amigo, aunque ya habían pasado quince años, estaba seguro que esos sentimiento aún estaban en el corazón del tigre.

 

Shintarou sabía que kagami estaba enamorado de Aomine en el instituto y que sufrió mucho por aquel fallido amor, pero también sabía que Aomine en cierta parte correspondía esos sentimientos y quedo claro en aquella fiesta de despedida, cuando el moreno anuncio que había sido llamado de un equipo en America y que se irían en unos meses.

Kagami se jugó todo esa noche, el trago y el trasnoche ayudo, y ambos hombres terminaron teniendo sexo salvaje en la cama del peli verde, quien había prestado su casa para llevar a cabo lo fiesta. Algo entre esos dos se rompió esa noche, Aomine vacilo el resto que le quedaba en Japón, sus sentimiento fueron un lio, ese secreto se fue con el moreno a America, mientras que kagami decidió llenar en ese  vacío con la crianza de su hijo, había perdido a la madre de su hijo y al amor de su vida.

El pelirrojo fue quien más sufrió, Seijuro tenía dos años, cuando Aomine se fue, Kagami  de a poco supero la muerte de la madre de su hijo, aunque nunca la amo, si bien Seijuro fue un descuido y producto de una borrachera, le tenía aprecio a la joven.

 

Llegaron a la gran casa del pelirrojo, este era un exitoso empresario deportivo, tenía varias tiendas y patrocinaba a la liga de baloncesto juvenil de Japón. — Vaya kagami tu casa es enorme. — Aomine dijo asombrado de ver el espacioso lugar.

 

Takao y Kise prepararon la comida, mientras los demás asaban la carne, los chicos fueron al cuarto del menor de los kagami a jugar videos juegos. — ¡Eres pésimo Tetsu!— Seijuro se burló del menor, Shun estaba en la cama de este leyendo una revistas.

—No seas malo sei, tu tampocoe res mejor, Shun siempre te gana. — Le advirtió el mayor por algunos meses.

— ¿Tetsu a que escuela iras?— la pregunta de Shun llamo la atención de los dos más grande.

El menor dejo el control del video juego a un lado, y suspiro pensativo, Seijuro lo miro con interés, el chico no era su tipo, era pequeño y se veía frágil, pero algo en esa misteriosa personalidad llamaba su atención.

—Bueno mi padre dijo que iría a una escuela que Midorima –san le recomendó. — El pequeño se veía un poco complicado con ese tema.

—Entonces seremos compañero, Shun aseguro, te presentare a todos mis amigo.

— ¿En América hacías algún deporte?— Tetsuya miro con interés al pelirrojo.

—Jugaba baloncesto, aunque no era titular ya que mi estilo es algo diferente. —Termino susurrando. — Mi condición física es mala, no pedo jugar un partido completo.

Seijuro lo miro con intriga había algo en ese mocoso que lo hacía sentir inquieto, estaba seguro de que el chico era débil, pero algo tenia, como si ocultara algo realmente sorprendente.

 

Toda conversación fue interrumpida, por cierto castaño de treinta y ocho años, quien miraba con cierto resentimiento al pequeño peli celeste, Kouki pudo ver el interés de su pequeño pelirrojo por el mocoso recién llegado.

Eso le molestaba y no le agradaba era un hombre adulto, y tenía novia, aunque nunca lo digiera en voz alta ese enano engreído y demandante le  hacía hacer estupideces como esa, inventar una excusa para alejar al menor de los Kagami, del hijo de Aomine, debía actuar con cautela y aparentar tranquilidad.

— ¿Interrumpo? —Pregunto con falsa inocencia, mirando al hijo recién llegado del rubio chillón y la bestia del baloncesto, debía admitir que le sorprendió que el hijo de ese par fuera tan lindo y silencioso, pero prefería el fuego  que era su niño.

—No Furihata –san. —El pequeño Shun respondió ajeno a las verdaderas intenciones del mayor, Kouki noto con alegría como Sei-chan se tensaba y sus manos comenzaban a jugar con su camisa negra, Tatsuya lo miraba con cierto recelo.

Frunció el ceño ese mocoso era astuto como Midorima, mientras que el menor era más inocente y un huracán de energía como su “madre”, dejo pasar la aterradora mirada del pelinegro mayor. —Sei-chan, necesito tu ayuda un momento.

 

El menor sabía que esa era una advertencia, que el mayor no estaba contento con su nuevo “primo”, sin decir más el menor se levantó de su lugar y siguió al mayor, que no dejaba de observar a los dos quinceañero que jugaban una nueva ronda de carreras.

 

 

Kagami estaba buscando un buen vino, en la reserva que guardaba en el sótano de su casa, estaba ansioso de poder ver a su amor de antaño, pero debía ser sincero, uno puede decir que tiene un ex, que eres el ex de alguien, pero el amor que sentías por esa persona nunca dejara de ser ex.

Suspiro derrotado por sus infantiles pensamientos, el moreno ya no tenía 21 años, era un hombre adulto, casado y con un hijo. — ¿Estás bien?— Dio un gran brinco, por aquella intromisión, esa voz la reconocería en cualquier lado, cerro la gabinete y tomo un vino dulce, que era perfecto para la carne que habían comprado.

—Sí, no me decidía por cual llevar. — Comento tranquilo o al menos aparentarlo, la intensa mirada azulina lo estaba colocando nervioso.

—Me alegra volver a verte. — Trago saliva con dificultad, sabía que aquellas palabras no eran el típico, amigo te extrañe, están tenían otro sentimiento y lo sabía.

—A mi tambien, las cosas son un poco aburrido por acá, pero bueno con Sei-chan es difícil aburrirse. —se apresuró aclarar, Aomine suspiro y comenzó acercarse de manera lenta, como si observara a supresa.

—América es un lugar grande ¿Sabes?— El moreno relato, mientras con sus dedos delineaba las viejas hendiduras de los muebles. — Gente por todos lados, pareciese que la ciudad no descansa, Tetsuya a pesar de nacer allá nunca se acostumbró al ritmo, —KAgami vio ese orgullo en los ojos de  Daiki al nombrar a su retoño. — Creo que venir a Japón nuevamente será bueno para él.

 

El silencio se sostuvo por un largo tiempo, uno que incomodo a kagami, sentía su corazón retumbar, y sus piernas temblaban un poco, ¡maldito Aomine Dailki!—Creo que deberíamos ir con los demás. — trato de caminar hacia la escalera pero Aomine lo detuvo.

—Me gustaría que un día saliéramos solos— Aclaro ante la mirada interrogadora del otro. — Creo que necesitamos hablar.

Quería decir que sí, pero su orgullo fue más fuerte. — No creo que sea correcto Daiki, recuerda que ya no somos adolecente que nos acostábamos en la misma cama y contábamos historias de terror.

El moreno no lo intento retener de nuevo y kagami lo agradeció, no era tan fuerte.

 

Las envestidas eran fuerte, Kouki estaba enojada y el menor lo sabía, pero la excitación de saber que el hombre estaba celoso le gustaba, le hacía creer que había algo más que solo pasión.

—Sabes que no me gusta nada el hijo de Aomine. — Susurro el mayor mordiendo el lóbulo de oreja, estaban en el baño de Seijuro, el menor estaba dándole la espalda, apoyado del lavamanos, desnudo de la cintura para abajo, mentiras el castaño con una mano lo sostenía firmemente de la cintura y con la otra lo masturbaba con violencia.

—Es callado y no es de mi tipo— Aclaro, con dificultad a sentir como el hombre salía con brusquedad, y mordisqueaba su cuello. —No dejes marcas.

—Claro que dejare una, y grande para que todos sepan que tiene dueño.— Los ojos del menor se abrieron con ansiedad, y ver el espejo de baño empanado, y los reflejos de ambos consumiendo un acto tan lujurioso, lejos de sentir pena lo éxito de sobre manera. ¡Malditas hormonas!

—Eres un pervertido Sei-chan. — El hombre cero los ojos dejándose llevar por tan exquisito placer que aquella cavidad le proporcionaba, los gemidos del menor no ayudaban, en nada, vio el espejo empañado, como la difuma imagen del adolecente se reflejaba, mejillas rojizas, su cabello pegado a su frente gracias al sudor y una pequeña línea de saliva se escaba por la comisura de sus labios.

— ¡Kouki más rápido!— Demando el menor, Seijuro no pensaba en nada, solo quería saciar lo que su cuerpo le pedía.

—Como digas hermoso. — El pelirrojo sintió la presión en sus caderas, el movimiento brusco, su espalda se arqueo cuando Kouki toco tan ansiado punto una y otra vez. La cabeza De Seijuro, se apoyó en el hombro del mayor para fundirse en un apasionado beso, intentando acallar aquellos gemidos que amenazaban con salir.

—Kouki me vengo. — Aviso al sentir el ya conocido cosquillo en la parte baja de su estómago, el mayor de un solo movimiento lo volteo quedando de frente, Seijuro lo entendió y rodeo con sus piernas el torso del castaño, permitiendo que la penetración fuera más profunda, así logrando que el miembro del adolecente tuviera contacto con el abdomen de Kouki.

—Me voy a correr dentro de ti Sei-chan. —Susurro mordiendo su hombro cuando tan ansiado orgasmo llego, el pequeño no duro mucho y llego al clima en el vientre del mayor.

La respiración irregular era lo único que se escuchaba en ese diminuto baño, Ambos se observaron en silencio, sin decir palabras se limpiaron, debían bajar ante que sospecharan, Kouki sabía que lo que hacía era incorrecto, no solo porque le llevaba 21 años al mocoso, sino porque ese mocoso era hijo de uno de sus mejores amigo de la infancia, pero no podía evitarlo, no era amor  de eso estaba consiente, pero el enano  lo provocaba de una manera que ninguna mujer ha logrado aún.

Beso por última vez esos suaves labios, prometiéndole que pronto se encontrarían de nuevo, vio ese brillo de emoción en los ojos del más bajo y se sintió la peor basura del mundo y lo era.

 

Shintarou sabía que Kagami aun sentía cosas por el moreno, pero también tuvo la estúpida esperanza de que al verlo, ellos terminaran de aclarar las cosas que dejaron inconclusa y seguir el curso de sus vidas, pero al parecer Aomine no tenía intención de dejar aquellos sentimiento que en antaño el pelirrojo le confeso.

Vio el nerviosismo en su amigo cuando volvió de la bodega y la ansiedad de Aomine, ese estúpido no pensaba en su esposo e hijo, era un idiota por excelencia, creía que estos 15 años le servirían para madurar, pero se equivocó.

—Creo que este reencuentro puede terminar en tragedia, ¿no mido-chin?— Murasakibara era un hombre alto y relajado, amante de los dulces y carácter infantil, incluso él se daba cuenta que la bomba que se había detenido por 15 años, explotaría en cualquier momento.

–Aomine es un idiota, Taiga está intentado formalizar una relación por fin y este estúpido viene a echar todo a perder.

—Creo que deberíamos hablar con él, quizás entra en razón. —El peli verde rio sin ganas, mirando como su hijo mayor le enseñaba a su hermano y a Tetsu a lanzar con elegancia.

—Los milagros no pasa Atsushi, así que el que nace imbécil muere imbécil. — termino de decir, ganándose un carcajada del mayor, frunció el ceño cuando Tatsuya fallo su tiro y se dio vuelta para mirar al gigante.

—Tatsu-chin nunca falla. — Dio en el blanco el peli lila, Midorima asintió extrañado por aquella reacción de su hijo, pero no le tomo mayor importancia.

Takao se acercó al Rubio que parecia pensativo. —Veo que tu retoño no es bueno encestando. — Dijo entretenido al ver al pequeño otra vez fallando y como su hijo mayor lo regañaba.

—Tetsu es un gran jugador, pero su estilo es diferente, cuando lo conoces alucinas, ya lo veras. —Dijo confiado, se sumieron en un cómodo silencio.

— ¿Cómo llevas el regreso?— Se atrevió a preguntar.

—HE de confesar que al principio me negué, pero pensé en lo mejor para mi hijo y creo que acerté. — Comento al ver al peli celeste sonreír a las tonteras de Shun.

— ¿pero no significa que estés cómodo con eso?

—Lo sé, sé que Aomine aún tiene sentimientos por kagami y ahora que estamos en Japón sé que puedo perderlo. — Suspiro tomando un sorbo de agua.

— ¿Piensas visitar a Kasamatsu?—Takao  percibió como el rubio se tensó.

—No había pensado en eso.

 

Kouki  llego al jardín donde estaban todos y vio un poco tenso el ambiente, así que decidió intervenir. — ¡Aomine! — Grito llamando la atención de todos. — Como es posible que tú mocoso no sepa lanzar.

— ¡Oye!, no le digas así— Grito el moreno, —que tú nunca destacaste mucho en el equipo que digamos. — se burló.

— ¡Oh cállate engreído!

—Yo opino que eres un mal padre. — Shintarou sonrió, lanzando el balón como en los años de instituto, encestando como siempre, dejando al menor de los Aomine asombrado. — Kise tampoco se salva.

— ¡Midorimachi!—Chillo el rubio.

—Papá no tiene paciencia para enseñar. —Susurro el peli celeste

— ¡OI Tetsu!— Lo regaño. — Esas cosas no se dicen. — Susurro avergonzado

Seijuro  camino con un poco de dolor, bien disimulado, y pudo ver a todos tratando de que el peli celeste encestaran, vio cómo su tío Shitarou el más serio sonreí al menor y lo animaba a lanzar, como Kise y kagami enseñaban a hacer una clava a Tatsuya y como Aomine y Koukei le mostraban diferente postura de lanzamiento a Shun.

—Sei-chin. — El gigante del grupo llamo al adolecente para que se les uniera. — Demuéstrale a este par que es una verdadera clavada.

El chico sonrió y corrió hacia el peli lila, dejando atrás todos los miedos que lo embargaban.


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