Naruto era el hijo del rey del gran país de konoha, por lo tanto, al ser un niño tan importante las amenazas de secuestro y/o muerte siempre habían estado presentes, sobre todo con la delicada situación que sufría el reino en esos tiempos. Sus padres tratando de que su hijo tuviera una buena educación y hasta cierto punto una “vida normal” decidieron que lo mejor sería mandarlo a un reino amigo, aunque este estuviera prácticamente al otro lado del mundo.
Con tristeza y amor los padres enviaron bebé hacia Sunagakure no Sato, donde un confiable y buena amigo, Rasa, accedió a protegerlo con su vida.
Poco a poco el tiempo paso y la vida La vida del pequeño príncipe se llenaba de alegría pues sus padres se encargaban de visitarlo cada vez que podían, se llevaba excelente con los príncipes de ese país, que eran casi sus hermanos y tenía una hermosa mascota que era un zorro. La vida era buena, nunca le falto nada y su única restricción era que nunca dijera cuál era su verdadera identidad.
15/ Junio
(Naruto)
El timbre de la escuela fue como el sonido de una pistola al ser disparada y Naruto era como la bala. Pues cuando esta sonó salió corriendo. En la mañana había recibido una llamada de sus padres en la que le dijeron que hoy lo irían a visitar.
Llego a la entrada de la escuela donde lo esperaba un chico con un casco en la mano junto a una motocicleta.
. - ¿Puedo preguntar cuál es la siguiente aventura del Kyubi? – pregunto el chico mientras le entregaba el casco
Naruto se puso el casco
. - ¿no me piensas responder? – el chico sonrió y se apartó de la moto – está bien, solo ten más cuidado esta vez, no quieres volverte a meter en problemas.
Naruto subió a la moto y acelero lo más rápido que podía para llegar al palacio y ver a sus padres. Cuando llego metió discretamente la motocicleta al estacionamiento y se arregló un poco el uniforme, como si nunca hubiera hecho nada imprudente.
. - ¡Mamá, Papá! – dijo una vez llegando a la habitación donde lo esperaban - ¡llegaron! – grito mientras corría para abrazar a sus padres
. – Naruto, hijo mío. – decía su madre mientras le abrazaba
. – Hijo… - su padre se unió al abrazo
Después de los minutos que tardaron para ponerse a día el ambiente de la habitación cambio, así como la expresión de sus padres.
. – Necesitamos hablar seriamente contigo. – empezó su madre
. – Tu madre y yo hemos estado hablando mucho, sabemos que es un mal momento, acabas de empezar el primer año en el instituto –
. – pero la situación del país ya está un poco más calmada lo hemos estado pensando por un tiempo y quisiéramos saber si te gustaría mudarte con nosotros –
. - ¿se refieren a…? –
. - Si, a que si te gustaría ir a vivir con nosotros –
. - ¡SÍ, POR SUPUESTO! – dijo totalmente emocionado
Y se pasaron toda la tarde hablando de todos los detalles del viaje, al parecer ellos ya habían hecho todos los trámites.
Partirían en la mañana y realmente no era necesario que empacara más que sus recuerdos más preciados. Lo cual Naruto estaba haciendo hasta que vio una fotografía enmarcada. En la fotografía aparecían cuatro personas, dos cabelleras rubias, una castaña y una pelirroja. Una lagrima y una sonrisa aparecieron en su rostro. Noto algo que había ignorado con toda la alegría que le había dado la noticia y ya estaba dudando acerca de su decisión.
Justo en ese momento, como siempre es igual de preciso el destino los jóvenes que aparecían en la fotografía entraron a la habitación.
. – Naruto… - dijo el pelirrojo
. – Nos acaban de dar la noticia… - dijo la rubia
El mayor de todos, Kankuro, fue el primero en avanzar para darle un abrazo, seguido por los otros dos
. - ¡tranquilos, no es como si alguien hubiese muerto!- trato de arreglar la rubia- tu puedes venir siempre que quieras, está siempre será tu casa, tu cuarto se quedara como lo dejes… siempre estaremos para ti –
. - ¡es verdad! – continuo el castaño - después de todo, somos hermanos, Aunque no sea de sangre… -
. - tengo una idea- dijo su hermana - ¿Cuándo te vas?
. – mañana, a primera hora –
. – perfecto. Como no queremos que te duermas para tu vuelo, solo tendremos que no dormir. –
Y así fue. Con un pequeño presupuesto y en la parte de atrás de la mansión, ellos mismos hicieron una pequeña fogata, comprando bastantes bolsas de bombones y fuegos artificiales. Fue todo lo que necesitaron para pasar toda una corta, pero especial noche para despedir a uno de sus hermanos, al cual no verían en bastante tiempo. Platicando su pasado mientras sus mascotas jugaban juntos.
La luna dio paso al sol y Naruto era el único que seguía despierto observando a las cenizas de la fogata tratando de revivir. Se levantó y le dio un beso en la frente a sus dos hermanos mayores y Gaara, que era al que se sentía más unido le dio un beso cerca de los labios.
Una hora después se encontraba en el aeropuerto algunas otras más y ya estaba en tierras que le eran desconocidas.