Hola ¿Cómo estás? ha pasado tiempo desde que no sé de ti, me pregunto si aun seguirás molesto con mi persona, supongo que sí, me comporte mal y lo sé, pero no sabía que más hacer, tal vez estaba cansado.
Estaba realmente destrozado.
Puedo decirte en esta carta que antes y aun ahora yo te sigo amando tan intensamente como ese momento.
Amo tus ojos zafiros, amo tu largo cabello, amo el sonido de tu voz, amo la suavidad de tu piel, amo tu olor… amo absolutamente todo de ti, aun ahora que ha pasado tiempo sin vernos sigues reviviéndote constantemente en mis sueños como una ilusión fantasmal que me atormenta y jamás me dará consuelo.
Aun te preguntarías por qué me fui, mis razones no fueron las idóneas ¿o sí?
Ya había tenido suficiente, no podía más, el tenerte pero jamás obtenerte era demasiado abrumador.
Y lo admito fui muchas veces egoísta por mi culpa terminabas con más de una chica, por mi culpa acabaste con más de una relación, cuando ellas te pedían que te alejaras de mí tu simplemente rompías con ella lo sé, ellas me lo reclamaban.
Hatsune Miku, ella era muy linda tenía una hermosa voz, pero ambos sabemos que era una diva total ella me trataba bien pero siempre supe que era pura hipocresía hacia mi persona de hecho yo no le caía para nada bien hablaba mal mío a mis espaldas… ella vino a reclamarme que por mi culpa tu habías terminado con ella yo siempre sería la piedra en su zapato.
Neru Akita, yo realmente no entendía cómo te habías hecho novio de esa chica era bastante fría yo no la entendía pero al parecer a ti se abría un poco más si era un poco agresiva y tosca pero no te importaba tanto, luego un día llego y me golpeo me dijo que yo era un cretino, luego me enteré por boca de otros que ustedes habían terminado.
Teto Kasane, Risueña e imperativa siempre buscaba tiempo para pasar con los dos la consideré una amiga para luego descubrir que de hecho quería era estar contigo tú te encontrabas solo, entonces le dijiste que sí, pero con el tiempo ella comenzó a intentar alejarte de mí yo lo notaba e intentaba darles su espacio quería tu felicidad, quería que fueras feliz así sea con una de las chicas pero también terminaste con ella, no supe por qué.
Y de ellas vinieron otras tantas pero cuando yo sentía que te iban a alejar de mí y me deprimía tu sorpresivamente terminabas con ellas y regresabas a mi lado, te apoyabas en mis rodillas, mirabas hacia el cielo y decías estar cansado de las mujeres, entonces yo sonreía acariciaba tu larga cabellera que tanto adoraba, era feliz.
Disfrutaba esos momentos antes de que llegara alguien más a querer arrebatarte de mi lado.
Luche incontables noches diciéndome a mí mismo que debía decírtelo, que debía hacerlo no podía seguir viviendo más con ello, pero cuando iba más que dispuesto y te miraba sonreírme no podía me cohibía y no lo terminaba haciendo, me sentía un cobarde un gran e imbécil cobarde.
Y tú allí siempre a mi lado protegiéndome, si supe de las veces en que las chicas enojadas conmigo me habían mandado a golpear con alguno que otro chico pero ellos jamás llegaron a mí y es que supe que tú los golpeabas antes de que ellos llegaran a mi lado.
Esos eran tus “No es nada” “estoy bien” y los típicos “no te preocupes por mí”
Pero ¿Cómo no preocuparme? si te pasaba algo yo sentía que me moría en vida.
Entonces por primera vez llego alguien sitiándose atraída por mí, yo vaya que estaba sorprendido pero no le pude aceptar no podía porque ella no eras tú, siempre me preguntaste el por qué allí tienes tus razones yo solo quería estar contigo… no podía soportar el hecho de estar con alguien más.
Y ella llego reluciente y hermosa Megurine Luka la mujer que aun ahora más odio.
Ella era diferente a las otras chica tenía como de todo un poco de las chicas anteriores aunque con más curvas y atributos, por primera vez pensé que ella si podía arrebatarte de mí lado.
Lo hizo… con ella pasabas más tiempo que conmigo, buscabas estar a su lado llamar su atención eras amoroso con ella… y yo estaba sumamente celoso.
Cuando supe que habías perdido tu virginidad con ella me sentí muerto en vida no podía creerlo ella si te apartaría de mí, por ella harías todo lo que te pidiera… sufría constantemente día y noche.
Luka un día llego y me dijo que te dejará en paz que tú ya no querías seguir a mi lado ni para ser mí amigo.
Jamás olvidaré esas palabras que me dolieron tanto.
Cuando me encontraste llorando e intentaste consolarme sentí demasiado enojo hacia ti, te empuje, te grite, te trate mal y te dije algo que jamás fue verdad “te odio”
Jamás olvidaré tu expresión, esos ojos zafiros desorbitados esa cara de terror como si estuvieras viendo un monstruo capaz de devorarte, te pusiste tan pálido, y yo… yo me eche a correr.
Me fui a casa y me encerré por varios días supe por parte de mi madre que me fuiste a buscar más de una vez y te quedabas parado en la puerta de mi habitación, no pronunciabas nada, a veces te sentabas por largo rato escuchándome sollozar, podía ver como algunos mechones de tu cabello se deslizaban por debajo de la puerta.
Siempre me preguntaba ¿en qué pensabas en esas horas de largo silencio donde los dos estábamos detrás de la puerta? espalda contra espalda, hasta que se hacían las seis y te marchabas.
¿Cuánto me apreciabas? ¿Cuánto valorabas nuestra amistad como para quedarte largas horas allí sentado? Sin hacer o decir absolutamente nada porque temías que yo me enojara más contigo sabías que yo no deseaba verte y aun así… ibas a mi casa todos los días.
Y yo por la noche te observaba a través de la ventana que siempre mantenías abierta, me pregunto si sabías que el ángulo de mi espejo daba perfectamente a tu ventana y que podía verte a través de él, como te cambiabas, como peinabas tu larga cabellera.
En más de una noche te vi sentado en tu cama, mirando a la nada y suspirando como si no supieras que hacer.
Me decidí a regresar nuevamente al instituto ya no podía mantenerme más tiempo encerrado, cuando te vi tu no parecías aun seguías con Luka pero te veáis cansado como si no durmieras y era verdad yo apenas podía durar hasta las 1:30 am despierto ¿a qué horas te dormías tú?
Te veías tan mal y yo quería ayudarte ¡Juro por Dios que quería hablarte! quería abrazarte, quería decirte que no te odiaba, pero no podía, porque siempre estaba el pegote de Luka a tu lado, y yo la odiaba cada vez más a ella, porque me miraba y me sonreía como diciéndome que ella podía tenerte pero yo no me lo echaba completamente en cara.
¿Sabes? una noche soñé contigo, estabas allí en mi habitación besaste mis labios y yo desperté, tus ojos zafiros me miraban con tanto amor pero al mismo tiempo con miedo, te sonreí sujete tu mano, te pedí que no te fueras y te quedaste, te pedí perdón por lo que había dicho porque yo jamás podía odiarte, me dijiste que no me preocupara que todo estaba bien, acariciaste mi mejilla y pude probar tus labios nuevamente, me besaste un beso lento, pausado, como si no quisieras que la magia que ocurría en ese momento se detuviera y que aquel era mi primer beso, había sido de tus labios, poco a poco el sueño logro alcanzarme de nuevo.
Pero aun siendo un simple sueño yo fui feliz y pude sentirme desahogado.
Al regresar al instituto nuevamente estabas tú con Luka y ya no pude hundirme más en mi agonía, así que decidí irme.
Por qué te amaba, porque te amo.
Porque tu merecías ser feliz al igual que yo.
Ese día cuando me viste empacando mi cosas saltaste de tu ventana a la mía aun no entiendo como rayos no te mataste en el acto, era como si ya tuviera practica en ello, pero supongo que debido a que eras un gran deportista se te hizo fácil, me reclamaste me preguntaste por que me mudaba y te dije que era porque ya no soportaba estar a tu lado, te enojaste conmigo, pero al mismo tiempo me pediste que me quedara…
¿Pero cómo? ¿Cómo podía quedarme? si cada vez me iba hundiendo en mi propia agonía al verte con ella pero no podía quedarme por que moría en vida, pero tú no lo entendías, estabas tan metido en ti que no lo notabas el dolor que me causaba el dejarte pero lo hacía por ti, por tu bien, para que fueras feliz con quien realmente amabas y no te apegaras a una vieja promesa de que me cuidarías y me protegerías por siempre, porque ambos sabíamos que no podías hacerlo.
Y te diré algo me protegiste, me cuidaste, te llenaste de moretones y heridas, estuviste en la enfermería, más de una vez te castigaron no solo el director que te suspendió si no tus padres, aun así… de lo único que jamás lograste protegerme era de amor agónico que sentía hacia tu persona.
Aun siento ese agónico amor pero ahora, ahora que ya no soy ese mocoso egoísta, ahora que viví en el extranjero durante cinco años y ya no soy el mismo de antes, pero puedo decir que no me he enamorado como me enamore de ti.
Como te amo a ti, tal vez es una loca obsesión la que siento por jamás haberte tenido como deseaba, pero así es aun te amo.
Y aunque tuve parejas, ninguna me hizo sentir amor por ellas, tal vez porque nunca he sido capaz de amar una mujer y cuando intente amar a un hombre tampoco pude, porque ese hombre no eras tú.
Ayer que te vi nuevamente, llevando una camisa cuello en V ajustada a tu bien formado cuerpo, unos pantalones grises y unos casuales negros dejaste mi corazón acelerado a mil, tus ojos por otra parte ya no son iguales ¿no? se ven distinto, sin brillo… aun me pregunto que ha sido de tu vida, porque no tuve el valor suficiente para acercarme a ti, me escondí como un cobarde cuando te vi.
Y tengo una pregunta más que hacerte… luego de tanto tiempo ¿qué haces aquí en Londres?
Atte.: Kaito Shion