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The Time por Ash_Ashford

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Notas del fanfic:

Los personajes son propiedad de Eiichiro Oda. Este fanfic está hecho con la intención de entretener. 

Notas del capitulo:

Espero les guste^^

The Time.

Capítulo 1. ¡Oe, Oe, Oe,!

Lunes 07:15 am

Era un día común y corriente en la vida de Sanji; despertar, desayunar, arreglarse e ir a la preparatoria. El día no podía catalogarse como fresco, al contrario, era una mañana húmeda y algo calurosa, todo apuntaba a que sería un día bastante cálido como cualquier otro de la primavera. Sanji eligió ir caminando a la escuela en vez de tomar los dos autobuses que necesitaba para llegar: Dado el calor, el rubio prefirió el aire fresco del ambiente a ir apretado y sudando tan temprano en un bus con olores generalmente desagradables. Mientras caminaba Sanji repasaba mentalmente las cosas que tenía que hacer ese día: Entregar la tarea de inglés, de matemáticas y de historia. Llegar a casa, preparar la comida, tal vez estudiar física –que era lo que más se le dificultaba– o hacer tarea… Tal vez invitaría a comer un batido a Nami-swan o a Robin-chawn, o a las dos… en cuanto empezó a pensar en ello sus ojos se pusieron en forma de corazón y su ánimo mejoró inimaginablemente y es que el día común de Sanji también incluía pensar en ellas, pensar en cómo sus hermosas damas irían peinadas hoy, si llevarían una prenda extra al aburrido uniforme escolar o sí acaso sus faldas estarían un poco más arriba de lo habitual. Imaginar en ese tipo de cosas mientras se dirigía a la escuela hizo que una pequeña hemorragia nasal apareciera en su nariz.

:-Oye Sanji, no son ni las 8:00 am ¿y ya te está saliendo sangre de la nariz? –preguntó el mejor amigo de nuestro rubio. Su comentario hizo que Sanji saliera de su burbuja de pensamientos pervertidos y volviera a la realidad.

:-¡Cállate! Nunca es demasiado temprano para pensar en la perfección de la belleza femenina –contestó con cierta exaltación Sanji -Oh, Usopp, ¿qué llevas en esa bolsa?

:-Ah, ¿esto?, Es un bastidor: para el club de pintura.

:-Ya veo, oye viste el nuevo programa de ayer, en el que sale… -Así continuaron los dos amigos hablando despreocupadamente sin caer en cuenta de que a ese paso, llegarían tarde a la escuela.

~~~*~~~

Lunes 8:05 am

Su vida era una unión poco explicable de aventuras nacidas de pensamientos aleatorios con resultados inimaginables. A sus cortos 15 años, más de 150 psicólogos habían tratado de entenderlo, de diagnosticar cualquier cosa que pudiera estar en su cerebro causando que su forma de actuar en pocas ocasiones sea considerada racional. Y el auto no arrancaba. Tenía la capacidad de caerle mal a muy pocas personas, ya fuere por su sentido del humor, por su extrema honestidad, por su complexión carismática o por algún don inaudito dentro de si, pero casi siempre lograba agradar. Ya fueras nerd, emo, deportista, responsable, común, popular, guapo, alto, con buena figura, feo, gordo, friki, otaku, borracho, cinéfilo, lector, fuera lo que fueras, es probable que te llevarías bien con él. Pero el auto no arrancaba. Su buen carisma y forma inexplicable de actuar  le fueron suficiente para hacerse conocido a cada lugar que iba con frecuencia: puestos de comida, hospitales y obviamente su escuela. No había lugar por el que Monkey D. Luffy pasara sin dejar su huella de presencia. Y es que era así de sencillo y autentico: hacía lo que quería, cuando quería, porque quería. Pero el auto no quería funcionar.

Eran las 8:05 am y el estúpido auto seguía sin arrancar.

:-Maldición –gritó Ace mientras golpeaba el volante - Esta chatarra no quiere prender.

:-Diciéndole chatarra y maltratándolo no harás que funcione –contestó con tono despreocupado Sabo.

:-¿Ah? ¿Tienes una mejor idea?, rubio postizo. –Contestó Ace obviamente irritado.

:-¡¿A quién mierdas le dices así?! – preguntó exaltado Sabo, mientras se subía las mangas de la camisa, dispuesto a llevar la riña a los golpes.

:-¡¿Pues a quién más?! No hay ningún otro puto…

:-Ace, ¿y si mejor no voy a la escuela? Me quedaré en casa, ¡comiendo carne y jugando videojuegos! –Interrumpió Luffy, el más pequeño de los tres hermanos, mientras masticaba un pan tostado.

:-¿Pero qué estás diciendo Luffy? No te puedes quedar aquí sin hacer nada, es la mitad del semestre y estás al borde del máximo de faltas, si sigues así perderás el semestre por inasistencias, además puedes terminar igual que este pecoso; siendo un bueno para nada –contestó Sabo, claramente preocupado por el futuro de su pequeño hermano.

:-¡¿A quién mierdas le dices bueno para nada?! –Gritó Ace al mismo tiempo que giraba las llaves del auto con furia, haciendo que este encendiera – ¡Ja!, y decías que no servía para nada.

:-¡Cállate y maneja, tonto!

:-¡Noooo! Yo quería quedarme a jugar videojuegos.

Esta era más o menos una mañana normal en la vida de los 3 hermanos. Quienes a pesar de no compartir la misma sangre, se querían sin que ello fuera impedimento.

~~~*~~~

La preparatoria Paradise se caracterizaba por ser una de las más prestigiosas del país. No sólo por sus grandes y elegantes instalaciones, sino también por la disciplina y orden que había entre sus corredores. Sus alumnos eran reconocidos por, una vez graduados, enlistarse en las mejores universidades del país o simplemente por destacar en aptitudes que todo el mundo admiraba. Desde su fundación sus alumnos se caracterizaron por tener excelentes notas y destacar con ideas revolucionarias y/o con habilidades físicas impresionantes. Quien quiera que pasase el examen de admisión tenía asegurado un futuro exitoso.

A pesar de tener menos de 100 años de historia, la preparatoria Paradise era considerada muchísimo mejor que varios otros colegios mucho más antiguos que ella. Con una ubicación bastante céntrica en una de las ciudades más importantes del país la preparatoria Paradise creaba gran revuelo cada periodo de ingreso, pues varios jóvenes de diferentes ciudades se movilizaban para hacer el examen de admisión. La preparatoria Paradise era también un enigma. Pues sin importar ser tan reconocido colegio, la colegiatura era mucho más barata que otras instituciones y a pesar de ello, nunca, en toda su existencia, pasó por periodos cortos de presupuesto o haberse declarado en bancarrota.

Los exámenes de admisión también eran un completo misterio, pues consistían en dos partes: Teórico y actitudinal.  El teórico no se diferenciaba del resto de exámenes de admisión modernos: Un montón de preguntas de diferentes campos de conocimiento en una computadora, que se resuelven antes de que se acabe cierto periodo de tiempo. Lo singular era sin duda alguna los exámenes actitudinales. Hechos personalmente por el director se hacían a todas las personas que hicieran examen teórico. Básicamente, consistían en una entrevista sin preguntas fijas, es decir, era completamente improvisada y a simple vista arbitraria, pues el director podía preguntarte desde el nombre completo del fundador de la institución, hasta el color de tu ropa interior. Todo ello con resultados que inexplicablemente servían, pues a pesar de que algunos alumnos no contestaban correctamente ni la mitad de preguntas del examen teórico, pasaban el examen actitudinal y, con el paso del tiempo, se convertían en personas exitosas. No importaba que tan mal te fuera en la escuela, si pasabas el examen actitudinal era sólo cuestión de tiempo para que fueras alguien con una vida exitosa.

Y era por la misma razón que los alumnos de Paradise solían ser un poco más relajados que el resto de alumnos de otras escuelas de excelencia.

:-¡Mierda! Está cerrada –gritó Sanji jadeando

:-Te –jadeo- dije que –jadeo- nos apuráramos -contestó Usopp a punto de un ataque respiratorio.

:-¡Cállate y salta! –dijo a su vez Sanji, mientras se arrodillaba para que Usopp pudiera saltar.

:-Ya que. -Rezongó Usopp al tiempo que dejaba el bastidor en la banqueta. Una vez el moreno estuvo del otro lado, Sanji le pasó el bastidor y su propio morral para poder empezar a escalar la valla.

:-Tsk, me manchaste el pantalón –dijo Sanji sacudiéndose

:-¿Crees qué la profesora Hancock nos deje pasar? –Contestó Usopp sin haber escuchado al rubio.

:-Aaaah Hancock-chan ♥ que linda es cuando se enoja.

:-Los que no son lindos son sus castigos –dijo Usopp con mueca de desagrado.

:-¡Aah Hancock-chan, castígame como quieras ♥! –Gritó Sanji con sus típicos ojos en forma de corazón.

:-¡Oe! ¡No grites eso! Vas a hacer que alguien nos escuche

:-¡Oigan ustedes dos! ¡¿Qué están haciendo fuera de los salones?! –Se escuchó decir una voz masculina muy profunda

:-¡Aaaa! Es el prefecto Akainu –gritó el narizón con los ojos fuera de las orbitas.

:-¡Cállate y corre idiota! –Contestó el rubio tomando de la camisa al narizón.

Y corrieron como alma que lleva el diablo.

Eran las 8:25 cuando finalmente llegaron al salón. Tocaron la puerta y la maestra abrió

:-Llegan 25 minutos tarde. La puerta ya debería estar cerrada. ¿Cómo pasaron?

La mente de Sanji estaba tratando de dejar de pensar en lo bien que se veía su maestra para buscar algo que contestar cuando Usopp habló.

:-Verá maestra; lo que pasó es que el conserje nos pidió que le ayudáramos a mover unos costales de tierra, y así hicimos, pero cuando fuimos a pedirle una nota como prueba de que estuvimos con él no le pudimos encontrar, fue en eso en lo que nos tardamos más que nada. Mire, incluso Sanji se manchó el pantalón con la tierra –dijo mientras señalaba la mancha ya sin forma en el pantalón de Sanji.

:-Mmm –La cara de la maestra seguía seria; pensando si creerle o no. –Está bien –dijo al final- pero tendrán que hacer una tarea extra. Pasen y tomen asiento.

:-Nos salvaste Usopp –susurró Sanji mientras tomaba asiento.

:-Claro que sí, cuando de mentir se trate; déjaselo todo al “God Usopp” –contestó el narigudo con una sonrisa triunfante en sus labios y el pulgar arriba.

~~~*~~~

Lunes 06:00 am

Se despertó al mismo tiempo que la alarma sonaba, parecía de hecho que él había despertado a la alarma. Se estiró, bostezó y sentado en su cama pensó por un momento qué ese iba a ser su primer día en otra preparatoria.

La escuela anterior le había gustado. Era muy amplia con una gran cantidad de áreas verdes, jardines y pequeños escondrijos en donde irse para tomar una pequeña siesta cuando las clases lo enfadaran. Tal vez era demasiada amplia. Lo que comenzó como una admiración por los amplios jardines nacida de paseos arbitrarios terminó como una pesadilla en vida recorriendo una y otra y otra vez el mismo lugar sin poder encontrar a sus amigos, a su salón y algunas veces su escuela.

Algo así definitivamente no era para Zoro.

Decidió que era tiempo para pararse y así lo hizo. Se bañó, se arregló y bajó a desayunar junto a su padre. La idea de entrar a Paradise fue de él, pues había estudiado en ella hacía bastantes años y realmente quería volver a su ciudad natal. Al principio Zoro no aceptó: llevaba años enteros acostumbrándose a las calles de su ciudad para no perderse y todo para al final cambiarse a una ciudad completamente nueva y más urbanizada, por ende más grande. Su padre le propuso simplemente ir a verla, si le daba una buena impresión pedirían informes, si no, buscarían otra escuela. Al final Zoro accedió. Al principio le llamó la atención la cantidad de canchas y por ende de deportes que tenían. Luego vio el uniforme: un pantalón azul marino con una camisa de manga larga o corta con un chaleco amarillo pálido y un saco a juego con el pantalón, le llamó la atención lo versátil que podía ser. Y posteriormente la cara de su padre. Ese hombre no solía ser una persona que sonriera mucho, al contrario, era bien conocido por ser alguien serio, racional, frío y calculador, pero cuando hablaba de sus años en Paradise no había ni una sola vez en la que no sonriera con cariño. Si Paradise había dejado tanta huella en él, muy seguramente en Zoro dejaría algo incluso más profundo, así que aceptó, y no sólo aceptó, le dijo a su padre que quería cambiarse ya, entre más pronto mejor. Al fin y al cabo tarde o temprano habría cambiado de ciudad y un cambio de aires tal vez le ayudaría a no dormir tanto como últimamente estaba haciendo.

Después de desayunar se cepilló los dientes y subió al auto de su padre. Aunque no lo exteriorizaba, Zoro estaba un poco nervioso.

~~~*~~~

Lunes 08:30 am

Pasaron otros cinco minutos cuando tocaron la puerta del salón de nuevo.

:-¿Y ahora quién será? –dijo Hancock disgustada de que interrumpieran su clase de nuevo.

:-Hola maestra, el auto no quería encender.

:-¡Luffy! ♥ Pero… ¿por qué estás sucio? ¿El conserje también te pidió que movieras costales de tierra? Si es así puedo hablar con el director para que lo regañen, no es justo que ponga a los alumnos a…

:-¿Costales de tierra? –interrumpió Luffy- Shishishishishi ¿qué va?, yo me salte la valla, pero mi zapato se atoró y cuando Ace lo desatoro me caí al suelo.

El aula entera estaba en silencio.

:-Oe, oe, oe –dijeron todos al unísono, porque Luffy prácticamente había dejado en evidencia lo fácil que era entra y salir de la escuela sin necesidad de usar la puerta.

La cara de la maestra Hancock volvió a ser seria. No sabía si dejarlo entrar o mandarlo con algún prefecto.

:-¡Oooh! ¡Serpientes! ¡Serpientes en las orejas! ¡Genial! –Exclamó Luffy alzando la mano para tocar los pendientes y, sin darse cuenta, al momento de regresar su mano, rozo la mejilla de Hancock.

:-¡Aaaah! ¡Luffy! ♥ pasa, toma asiento.

Y así la clase siguió su curso de nuevo.

~~~*~~~

La clase de ciencias sociales pasó, a las 9:35 am comenzó la segunda materia: historia universal con el profesor Clover. Sin embargo, a pesar de que ya habían timbrado para esa clase, el profesor no hacía acto de presencia.

:-Ufff como tarda el señor Clover –dijo Nami con un bostezo

:-Ahora que lo mencionas, ya son las 9:45 –contestó Usopp.

:-Si tarda más, ¡vamos a la cafetería del norte! Hoy van a vender sándwiches de carne.

:-No, mejor nos saltamos la valla y... –La puerta se abrió de repente dejando a medias la idea de Nami. Por ella entró el prefecto Akainu y detrás de él un joven apuesto; alto y moreno vestido con el uniforme de la escuela y con una mata de césped por cabello.

:-Mierda –dijo Usopp en un susurro.

:-¿Crees que recuerde lo de la mañana? –preguntó Sanji con pánico.

:-Es Akainu. Recuerda hasta lo que pasó hace 3 años.

:-Mierda.

:-Buenos Días jóvenes y señoritas. Antes que nada, el profesor Clover no podrá venir hoy por motivos de salud, así que yo me quedaré con ustedes. Y en segundo lugar; el joven que ven aquí es un compañero nuevo, como ya se habrán dado cuenta. Espero que lo traten con respeto y le den una grata bienvenida. Preséntate –dijo ahora dirigiéndose al peli verde.

:-Hola, soy Roronoa Zoro, un gusto.

:-¡Tiene cara de chulo! –dijo alguien de los últimos lugares, provocando las carcajadas de todos, excepto de Sanji, quien “no quería llamar la atención”.

:-¡Silencio! –gritó Akainu con su potente voz. Al instante todos se quedaron callados, todos, menos dos personas: un narizón y un peli negro, quienes de pura casualidad rodeaban a Sanji.

:-¡SHISHISHISHI! ¡DE CHULO!

:-¡JAJAJAJA! Oe Luffy no me lo recuerdes ¡JAJAJAJA!

La cara de Sanji palideció por completo.

:-Ustedes dos –dijo Akainu con una venita de la frente exaltada por la ira- de pie.

Los rostros de Usopp y Luffy se pusieron azules, se miraron entre si y luego miraron a Akainu.

:-¡¿QUE NO ME ESCUCHARON?! ¡¡DE PIE!! –gritó aún más fuerte Akainu, haciendo que el resto de presentes (incluso el recién llegado) sintieran pena por ellos. Los dos susodichos se pusieron de pie lentamente.

:-Díganme sus nombres completos.

:-Monkey D. Luffy.

:-Hana-Arashi Usopp.

:-No recuerdo haberlos visto entrar esta mañana –dijo Akainu pensativo- y yo tengo muy buena memoria.

Mientras Usopp pensaba en algo que Akainu pudiera creer, Luffy puso en marcha una táctica que le aseguraría el éxito:

Puso sus manos atrás de la cabeza, miró hacia su izquierda y con la boca en forma de 3 dijo:-Yo sí pase… -y luego comenzó a silbar.

El salón enmudeció de nuevo, lo único que sonaba era el pequeño chiflido. Todos los compañeros de clase pensaron lo mismo “Oe, oe oe”. Si no hubiera sido porque Akainu seguía ahí, Nami hubiera hecho el Palmface más grande de la historia. Usopp se quería desmayar.

:-Ambos esperen fuera del salón.

Los dos adolescentes juntaron sus cosas y rápidamente, salieron del aula.

El director de Paradise era un ser extraño, al igual que el sistema de disciplina de la institución: La escuela tenía cuatro prefectos encargados del orden, quienes eran todos de más o menos la misma edad, pero todos con personalidades diferentes en extremo. Entre los cuatro prefectos Akainu era temido como el más estricto de los cuatro. Sus castigos no sólo eran físicos/de labor social, también podían llegar a ser psicológicos si su enfado era lo suficiente. Akainu era temido, pero al mismo tiempo respetado, es por ello que de los cuatro prefectos, era el segundo con el que los alumnos más trataban de comportarse mejor. Por ello cuando Luffy y Usopp fueron su blanco, todos pensaban en cuanto tendrían que pagar para que ambos tuvieran un funeral bonito.

Sanji suspiro aliviado, no se había dado cuenta de… El suspiro no fue exactamente sonoro, pero con el silencio sepulcral que había en el aula, todos habían alcanzado a escucharlo.

Los ojos de Akainu se giraron hacia el resto de la clase, buscando al responsable con avidez. Sanji trataba de actuar como cualquier otro:-“Tal vez si no respiro, no note mi presencia” –pensó. Pero justo en ese momento los ojos del estricto prefecto se posaron en él. :-“Mierda” –pensó nuevamente.

:-Fui yo. Perdón, sólo pensaba en lo extraña que es mi nueva prepa. –Dijo el nuevo compañero con desganas.

:-Pues si fuera usted, tomaría como ejemplo la situación de sus dos compañeros y me portaría mejor. Puede tomar asiento en cualquiera de las sillas libres.

:-Si señor.-Dijo el peli verde para después encaminarse al lugar en el que antes estaba Usopp; al lado de Sanji.

Notas finales:

Capítulo con contenido extra a la versión original.

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