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Eligeme a mi por favor. por yuram-cham

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Notas del capitulo:

hola, chic@s, antes que dada quiero aclarar que este es un pequeño regalo con  todo mi amor para mi amiga nira tao!

espero te guste, y feliz cumpleaños

 

En una mañana como cualquier otra en la ciudad de ikebukuro, las ajetreadas personas caminaban a su ritmo acelerado en busca de iniciar con la rutina matutina que sus estilos de vida les exigía. Los puestos empezaban abrir sus puertas a los clientes para iniciar sus compras, y el banco del lugar no era la excepción.

-pase el siguiente – pidió una joven cajera observando con sus castaños ojos las escasas personas que había, entre ellas una señora con sus hijos y algunos trabajadores.

El siguiente en la fila dio un paso hacia la taquilla donde la chica lo atendería cuando las puertas del lugar se abrieron con brusquedad y de ella ingresaron dos hombres enmascarados con pistolas en las manos.

-¡nadie se mueva! – amenazo el más moreno de los dos

-¡ponga todo el dinero en la bolsa y nadie saldrá herido!- indico el otro entregándole un saco a la chica quien se encontraba aterrada, sus manos temblorosas recibieron el objeto para proceder a cumplir con su cometido.

El llanto de los menores que se encontraban en el lugar resonó por la estancia aumentando el temor en los presentes, la madre desesperada trataba de calmarlos al ver que los ladrones comenzaban a impacientarse.

-¡cállelo o lo hare yo! – amenazo el hombre apuntando sin una pisca de compasión al menor.

-¡No! Por favor – rogo la mujer sosteniendo a sus pequeños entre sus brazos. El miedo inundaba el ambiente más nadie se atrevía a intervenir para siquiera ayudarlos.

La joven cajera aprovecho el descuido del hombre para sin ser notada activar la alarma que estaba a sus pies, de esta forma la policía  vendría ayudarlos, solo debía esperar pero la amenaza del hombre era algo que no toleraría.

-¡métase con alguien de su tamaño! ¡Es solo un niño! – fueron las palabras que salieron de su boca antes de siquiera ser procesada por su cerebro.

-¿Qué dijiste perra? – cuestiono dirigiendo el arma a ella ahora - ¿quieres que te vuele la cabeza maldita zorra?-  el hombre se acercó a la chica quien aterrada retrocedió.

- tenemos que irnos rápido – indico el otro ladrón mirando a los lados algo nervioso, estaban tomando mucho tiempo – toma el puto dinero y vámonos

- antes de eso, le enseñare a esta zorra a respetar – el hombre la tomo del cabello con fuerza sacando un  gemido ahogado de ella – debiste cerrar la boca.

-p-púdrete – musito ella con sus labios temblorosos. Si iba a morir no se dejaría intimidar aúnmás.

El sujeto enojado llevo el arma a su cabeza pero antes de siguiera poder hacer algo las puertas se rompieron en mil pedazos distrayendo a todos los presentes.

-¡la policía! – advirtió el segundo hombre. El primero tomo a la chica colocándola delante de el para cubrir su cuerpo.

No sabían cuántas patrullas serian pero con una inocente por delante jamás los detendrían. O eso pensaba.

Por la puerta ahora destrozada ingreso un joven caminando lentamente hacia los ladrones haciendo que el sonido de sus pasos resonara por toda la estancia seguido de un chasquido cargado de molestia.

-me hicieron salir de mi ruta de patrullaje por sus estupideces – murmuro un joven de cabellera rubia siendo ocultada por una gorra policiaca, unos ojos marrones que intimidarían al más valiente, piel blanca, acompañada de un cuerpo bien trabajado siendo ocultado por el uniforme de la policía municipal- más les vale que estén preparados para recibir su castigo– sentencio apuñando sus manos.

-¿uno? ¿Solo enviaron uno? – se mofo uno de los ladrones menospreciando al rubio.

-¿solo uno?- repitió el rubio con burla en su voz seguida de una mirada que helo a los presentes y una sonrisa maliciosa – conmigo bastara.

*

*

*

- lo hiciste otra vez – un suspiro resignado salió de los labios de un joven castaño mientras miraba a su compañero fumar relajado en  medio del caos que les rodeaba.

A su alrededor un par de patrullas mantenían el orden y  tomaban los testimonios de los rehenes para la futura investigación, la prensa hacia lo suyo grabando lo acontecido mientras que a un costado una ambulancia se encargaba de llevar al hospital a los ladrones de aquel asalto, esperando que sobrevivieran a sus heridas.

-tsk, no exageres kadota, solo son unos rasguños – respondió el más alto sin preocupación aparente.

-¡tienen todas las costillas rotas! Sin mencionar los daños a sus órganos, tienen suerte de que llegáramos a tiempo lo estarían muertos- renegó el castaño con el ceño fruncido.

- esos malditos estaban amenazando a una mujer ¿Qué querías que hiciera?- cuestiono algo molesto el rubio, ¿Qué importaba si para salvarlos había tenido que destrozar unos cuantos huesos y órganos?

- ah – suspiro sabiendo que no lograría nada – me encargare de todo por aquí, y le presentare el informe a tom-san – informo kadota dando por finalizado el asunto.

- te lo agradezco– una melodía sonó en el bolsillo del rubio quien saco de este su celular desbloqueándolo para ver el nombre “izaya”  en la pantalla acompañado de una foto de un joven pelinegro. Una débil sonrisa se posó en su rostro.

-¿es izaya?- cuestiono kadota adivinándolo por la sonrisa de su amigo.

- sí, ahora vengo – informo, al tiempo que desbloqueo su teléfono y contesto la llamada – pulga – saludo con cierto cariño.

-shizu-chan~ - una voz cantarina resonó del otro lado del teléfono – ¿vas a venir hoy? – cuestiono el joven ansioso por su cita nocturna.

- No lo sé izaya, hoy es un poco difícil – respondió el rubio algo apenado. Sabía que el moreno llevaba días planeando ese momento.

-… lo olvidaste ¿cierto? – la voz se oía decaída, eso no le gustaba para nada, si algo odiaba en el mundo era lastimar a su querida pulga.

- claro que no idiota, ¿Cómo olvidaría un día tan importante? Espérame me las ingeniare para ir – prometió esperando volver a oír su voz alegre, por más molesta que pudiera ser en ocasiones prefería eso a verlo triste y más por su culpa.

- kya~ gracias, te veo en mi departamento ~ - sin más la llamada se colgó.

El rubio guardo el aparato suspirando mientras se dirigía con su compañero, en busca de una solución para su problema momentáneo.

-kadota – le llamo suavemente este se giró para atenderlo – necesito un favor.

-¿otra vez?- cuestiono entendiendo a lo que se refería.

-si

- ah~… está bien déjamelo todo a mí – accedió resignado a la egoísta petición de su amigo.

-te debo una – agradeció dispuesto a retirarse para cambiarse en la estación y luego ir a donde su adorada pulga.

-shizuo… - le detuvo- piensa bien lo que haces… no quiero que lo lastimes – más que una sugerencia sonó como una advertencia.

-… sépor qué lo dices, pero créeme kadota, yo tampoco quiero que sufra – sin más se retiró del lugar dejando a su amigo en medio del trabajo.

- no quieres que sufra… pero si sigues así eso será inevitable- sentencio al verlo marchar para después volver a su trabajo.
*

*

*

En un departamento ubicado en las afueras de ikebukuro, un joven pelinegro terminaba de darle los últimos toques a su velada, el departamento entero había sido arreglado con velas aromatizantes,  el comedor ahora era una cena romántica adornada con un ramo de flores en el centro.

-perfecto~ - sentencio mientras admiraba su alrededor – shizu-chan no tarda en llegar será mejor que me arregle.

Rápidamente el joven se dirigió a su habitación donde observo como un hermoso atuendo yacía en su cama, este era una camisa negra de manga larga junto a unos pantalones de mezclilla oscura que se ceñirían a sus esbeltas piernas. Sabía que el rubio se volvería loco apenas lo viera.

Con buen humor comenzó a desvestirse mientras observaba su reflejo en el espejo.

-ese tonto sí que es una bestia – murmuro tocando las marcas rojas que yacían en todo su cuerpo como prueba de quien era su único dueño – hoy será el día – susurro con determinación.

Sin perder más tiempo se terminó de arreglar, acompañando su atuendo con un peinado “desordenado”, se colocó un poco del perfume que shizuo le había regalado y alisto lo que necesitarían esa noche aun lado de la cama, era mejor ser precavidos.

Un ligero dolor en el vientre le hizo sujetarse de la cómoda, no era la primera vez que le pasaba, últimamente había notado varias alteraciones en su cuerpo y eso le preocupaba.

-quizás debería ir con shinra – se dijo algo pensativo, luego haría una cita para una revisión médica, la última había sido hacia un par de meses.

Su vista viajo a el cajón de al lado, abriéndolo con cierta intriga noto un pomo de pastillas, quiso golpearse al rostro ¡había olvidado tomárselas! Pero… ¿desde cuándo?

-… ah, qué más da – se dijo volviendo a guardarlas.

El sonido del timbre de su puerta lo alarmo, respirando profundamente coloco esa faceta más reservada en su rostro, calmadamente se dirigió abrir la puerta  siendo recibido por un beso salvaje que lo estrello contra la pared.

Apenas reacciono correspondió el gesto de su pareja pasando sus manos por los hombros del rubio atrayéndolo a su ser, sus bocas se saboreaban con pasión y salvajismo, sus lenguas entrelazadas jugaban excitándose uno a otro, las manos de shizuo impacientemente descendieron a las caderas del moreno atrayéndolo aún más a su cuerpo.

Izaya sentía como el ambiente subía un par de grados pero aun no era el momento adecuado.

-s-shizu-chan, espera – suplico mientras trataba de alejarse del rubio quien parecía no querer ceder.

-no puedo, te necesito- sentencio descendiendo sus besos al cuello del moreno quien involuntariamente soltó un dulce y sensual gemido que prendióaúnmás al rubio.

-ah~ no, e-espera – haciendo uso de todo su autocontrol logro alejarlo de su cuerpo, viendo al instante el disgusto de su pareja por tal acción – aun no shizu-chan, se paciente – pidió acercándose nuevamente a los labios ajenos – hare que la espera valga la espera – susurro sensualmente al oído del mayor quien sintió algo endurecerse más específicamente en su entrepierna.

Mássabía que el moreno tenía planeado todo para esa velada y debía ser paciente, pero vaya que odiaba serlo, mas por izaya haría el sacrificio.

-tu ganas pulga – shizuo cerró la puerta que había quedado abierta por su arranque de pasión – pero más te vale que no te arrepientas – advirtió ganando una mirada lasciva de su pareja.

-kya~ que cosas estas planeando hacerme pervertido~ - cuestiono izaya tratando de molestar un poco al mayor.

-no me provoques izaya-kun – advirtió acariciando el muslo del menor para luego darle un suave apretón.

- mgh, shizu-chan- le reprendió nuevamente el moreno – ven, pasemos al comedor – pidió con un tierno sonrojo cubriendo sus mejillas.

El rubio orgulloso de lo que logro acepto seguirlo encontrándose con un escenario digno de un óscar, la habitación era perfecta, izaya debió esforzarse mucho por ese momento.

-es hermoso – susurro abrazando al moreno desde atrás – gracias.

- y eso que solo es el principio – dijo coquetamente el menor girándose para verlo directamente a los ojos, ambos se perdían en la intensidad de sus miradas. Ese momento era simplemente perfecto, y no por el ambiente sino porque estaban solo los dos, solos con su amor, un amor que resistiría todo.

El sonido de un celular rompió ese mágico momento, shizuo maldijo a lo bajo cuando noto que era el suyo, no le quedo de otra que separarse para ver quién era, solo basto ver el nombre del causante para colgar y apagar el celular.

-lo siento – se disculpó al ver como la mirada de izaya se entristecía, el sabia la causa de ello pero no podía hacer nada.

- no importa – negó el moreno – siéntate mientras sirvo la comida – dijo volviendo a su actitud despreocupada.

-izaya – en un movimiento shizuo volvió a capturar sus labios, no quería que el moreno dudara de su amor – te amo.

-… no eres justo – musito el moreno ocultándose en su pecho.

- lo se

El menor se separó de su pareja y volvió a la cocina, no quería arruinar esa noche solo por algo que no podía evitar, o más bien le daba miedo evitar.

-¿Qué preparaste de cenar pulga?- cuestiono shizuo tomando asiento en la silla.

- tu comida favorita~ - canturreo dirigiéndose a él con un refractario – lasaña.

-¡eres el mejor! – una débil risa salió de los labios del informante al ver la cara emocionada del rubio.

- jajashizu-chan tiene gustos de niños- se burló el menor haciendo que el entrecejo del ojiámbar se frunciera pero lo dejo pasar al ver la sonrisa de su amada pulga.

- solo cenemos.

*

*

*

- no cabe duda que la cocina se te da a la perfección – alago el rubio ayudando a izaya a recoger los platos.

- lo se~ soy un dios después de todo – se regocijo.

-sí, si tú y tu complejo de dios – se mofo el rubio sabiendo de ante mano esa manía de su pareja.

-¡pero es la verdad! ¿O acaso no me dices lo mismo en la cama?- dijo el moreno lascivamente mientras se mordía la comisura del labio sabiendo que esto provocaba aún más a su pareja.

- izaya- en un movimiento el rubio lo atrajo a su cuerpo sintiendo el calor que este emanaba, el moreno tenía razón, izaya era un dios en la cama, solo este sabia como sacar ese lado salvaje y pasional que le demostraba en cada encuentro.

- ¿sí? –susurro casi rozando sus labios, era increíble como después de un año juntos seguía provocando esos sentimientos en él.

- bailemos – pidió desconcertando al moreno.

-¿bailar?

-sí, quiero que recordemos aquella noche – explico.

-entonces – el moreno camino hasta la sala donde tenía un pequeño estéreo y puso la canción… su canción.

Shizuo lo miro con amor, un amor sincero que solo le podía dar a él,  y extendió su mano la cual no tardo en tomar a la del moreno, apenas la música comenzó, izaya paso sus delgados brazos por el cuello del mayor.

Ambos se movían lentamente a lasazón de la música, sus ojos gritaban todas las palabras que sus labios no expresaban. Ese momento era una vez más, perfecto.

-tengo un regalo para ti – susurro el rubio ganándose la mirada curiosa del menor.

-kya~ ¿Qué podría ser? – cuestiono juguetonamente.

- date la vuelta – solicito confundiendo al moreno quien aun asíobedeció.

Del bolsillo de su pantalón, shizuo saco una medalla de plata con un digito en forma de corazón. Algo avergonzado alzo sus brazos para colocarlo en el cuello de su pulga quien se sorprendió un poco.

-shizuo – le llamo volteando a verlo. –esto…

-lee lo que dice – pidió desviando la mirada.

-“shizuo e izaya juntos por siempre” – susurro con la voz cortada, dándole la vuelta para leer lo que decía atrás - “para el dueño de mi corazón” –leyó.

-quería darte esto desde hace mucho – menciono tomando las manos del menor – izaya eres la luz de mi vida, jamás lo dudes.

El moreno apretó sus manos, tocando sin querer ese anillo que le recordaba que shizuo no le pertenecía, ese anillo de bodas que lo amarraban a otra persona y unía sus vidas. El anillo que demostraba que él era el “otro” en ese mal tercio.

Sus ojos se giraron al rubio quien noto cierta tristeza en su mirar.

-si lo que dices es verdad… entonces déjala y se solo mío, huyamos de todo e iniciemos de nuevo – suplico notando como el rubio se tensaba y separaba sus manos

-izaya… sabes que no puedo hacer eso – negó el rubio retrocediendo.

- ¡¿Por qué?! ¡Dime por que!  - exigió - ¡he soportado todo por ti! ¡Por qué te amo! ¡Te amo! – una lagrima traicionera escapo de sus bellos ojos rojos.

- sabes que ella me necesita, jamás podría lastimarla – negó acercándose a él tratando de abrazarlo.

- en cambio si puedes lastimarme a mí – acuso mirándolo con los ojos llorosos.

El rubio no supo que decir pues nada de lo dijera ayudaría al dolor de su amado, en cambio solo pudo abrazarlo con todas sus fuerzas.

-ella no te ama como yo – musito dejándose abrazar por esos cálidos brazos- si no me crees, dile de mí y veras que ella no está dispuesta a darte lo que yo te doy – reto mirándolo con su mirada acuosa.

- eso es imposible – volvió a negar.

- ¡entonces ¿por quétenías que enamorarme?! ¡Estaba bien sin ti! – Grito golpeando el pecho del rubio quien trataba de calmarlo.- ¿Por qué….me hiciste esto?- cuestiono llorando.

- … porque me enamore de ti – respondió el rubio dolido por sus palabras.

-si en verdad de amas, elígeme a mí – suplico mirándolo anhelante.

- no puedo hacer eso – volvió a negar – te amo pero… no puedo dejarla.

- ella jamás te hará feliz – sentencio limpiando sus lágrimas–y tú lo sabes

- lo sé– admitió tratando de abrazarlo nuevamente – pero…

-¡vete! – Grito alejándose como si tacto de ese ser le quemara el alma –  vete por favor – suplico con la voz rota mientras se recargaba en la pared para evitar derrumbarse ahí mismo.

- si eso es lo que quieres – sin mirar atrás el rubio  salió azotando la puerta.

- ¡idiota! – grito izaya lanzándole el florero a la puerta, el cual se trizo ante el impacto al igual que su corazón – ¿por qué me hiciste amarte, si no me elegirías a mí?-  su cuerpo se resbalo por la pared hasta tocar suelo, ahí solo en medio de un frio departamento soltó su dolor.

Esa noche lo único que se oirían serían los lamentos de un joven con el corazón destrozado por un amor del que jamás seria libre.

*

*

*

-¡maldición!- grito shizuo al tiempo que pateaba el neumático de su coche en el estacionamiento de aquel complejo de departamentos – lo arruine- con desesperación sacudió su cabello, el solo recordar la cara llorosa de izaya le rompía el corazón.

¿Pero que podía hacer? Dejar a su familia por una aventura… no, izaya era más que una aventura, sino jamás habría puesto en peligro todo por él.

-perdóname – susurro con dolor- perdóname por atraerte a este infierno mi amada pulga – una solitaria lagrima rodo por su mejilla, si él no hubiera dado el primer paso aquella ves. Hoy izaya seria libre de enamorarse de alguien que si le pudiera dar su lugar. Que egoísta había sido.

*

*

*

~~ 1 año antes~~

En un día como cualquier otro shizuo había terminado la ronda de vigilancia habitual, no sin antes haber tenido algún que otro “problemita” como él lo llamaba con algunos vándalos, nada importante.

Algo cansado regreso a la comisaria para darle a su jefe, tom, un informe detallado de lo ocurrido en su recorrido, claro evitando mencionar cierto “problema”.

Nada más entrar en la oficina de su jefe pudo notar el ambiente pesado que ahí se situaba, tom estaba como siempre en su asiento frente a su gran escritorio de mármol, del otro lado kadota, su compañero, también se encontraban sentado con una mirada seria en sus rasgos.

¿Habrían descubierto su travesura del día?

-shizuo, tenemos que hablar toma asiento – solicito seriamente el castaño de cabello ondulado. Esto solo puso más nervioso al rubio.

- si es por lo de la pandilla, debo decir que ellos me provocaron – se adelantó a explicar desviando la mirada.

-¿pandilla?¿Qué hiciste ahora?- cuestiono su jefe intrigado mientras kadota se golpeaba levemente el rostro – ah, ya hablaremos de eso, ahora solo… toma asiento.

Así lo hizo el rubio no entendiendo por que la seriedad de la situación.

-esta mañana recibir una llamada del CIP – informo. Este organismo llamado centro de investigación privada se encargaba de investigar a delincuentes de alto calibre que afectaban a la sociedad.

- ¿Qué querían?- interrogo preguntándose el por qué le contaba esto a él.

- te quieren a ti – expuso ganándose la mirada sorprendida del rubio- al parecer últimamente habido un gran número de desapariciones  en varias zonas de Japón, más lo que preocupa a los investigadores es que los blancos de estas habían sido solo donceles – explico el moreno, los donceles eran, como todos sabían, una minoría en el país, por lo tanto su valor era más alto que el de cualquier mujer.

- aun no entiendo que tiene esto que ver conmigo – confeso algo perdido.

-como te decía – retomo la palabra su jefe – el CIP está planeando tenderle una trampa al líder de esta organización para eso utilizaran a su máspreciada pieza, izaya Orihara, un joven informante quien descubrió su identidad, desconozco los planes de esa trampa pero al parecer quieren que tú los ayudes

- ¿yo? ¿Por qué?

-al parecer el rumor de tu fuerza sobrenatural les llego y están interesados en tu cooperación, obviamente si no quieres no estás obligado aceptar pero si lo haces la paga por este trabajo será alta – alego su jefe escribiendo una cantidad en una nota – esto.

-¡¿tanto?!- el rubio jamás en su vida había visto tanto dinero junto, era lo de un año de su trabajo no necesitaba ser muy listo para saber que le convenía – acepto.

- jajasabía que lo harías – comento kadota – pero ten cuidado eh oído rumores de ese tal Orihara, es mejor que tengas cuidado ese tipo es peligroso.

-no creo que sea para tanto– dijo restándole importancia.

- perfecto, ten – el castaño de rastas saco una tarjeta y se la entrego – esta es la dirección del informante, él te dará todos los detalles.

El rubio tomo la tarjeta y mirando la dirección se levantó, tenía un trabajo que realizar.

Si tan solo hubiera sabido lo que ese trabajo causaría, quizás no hubiera aceptado, o tal vezsí. Nunca lo sabría.

*

*

*

Por fin había llegado a su destino, un lujoso departamento en las alturas de uno de los edificios más caros de shinjuku, algo nerviosotoco el timbre de la puerta a la espera de ver a ese tal izaya, ¿Cómo sería? Su mente imaginaba a un hombre fuerte, en trajeado de negro con cara de pocos amigos.

La puerta se abrió y con ello la imagen anterior se rompió en mil pedazos.

-tú debes ser shizuo Heiwajima – supuso el joven pelinegro de no más 22 años que lo recibió, no era para nada como se lo imagino, todo lo contrario, este poseía un menudo cuerpo que podría pasar por la envidia de cualquier mujer o doncel, su cabello negro algo largo caía sobre su cara y cuello enmarcando esos ojos rojos que lo miraban con cierta intriga. Ahí reacciono.

- ese soy yo – respondió evitando la mirada, había estado tan perdido detallándolo que no se dio cuenta de su actuar.

- pasa, no muerdo – bromeo haciéndose a un lado, mas al pasar le escucho decir – bueno, tal vez un poco.

El bello del cuello del rubio se erizo, imaginar a ese desconocido en una posición nada decente le provoco el mismo placer que horror.

-toma asiento – señalo el sillón situado en la sala – me imagino que tu jefe te conto el por quéestás aquí – supuso tomando unos papeles y colocándose unos malditos lentes que al punto de vista del rubio solo acentuaba su mirada sensual.

Esto podría más peligroso que cualquier misión.

-solo me comento el objetivo de la misión – informo observando al moreno morderse levemente la comisura de su labio mientras leía el informe que tenía en mano.

Su instinto salvaje despertaba con cada movimiento del pelinegro, aterrándolo. Su mano discretamente viajo a la otra para lentamente deshacerse de su argolla de matrimonio, no sabía lo que estaba haciendo solo… debía probar a esa criatura al precio que fuera.

-ten-  la voz del pelinegro le saco de sus nada sanos pensamientos – este es el líder de la organización – informo pasándole el informe al ojiámbar.

Este las tomo rozando intencionalmente las manos del moreno quien se tensó un poco pero lo suficiente para que el rubio sonriera interiormente, sus ojos viajaron a las hojas que tenía en mano, ahí había un  informe detallado acompañado con la foto de un hombre de no más de 30 años, debía admitir que era lo que las chicas considerarían atractivo.

Los ojos azules de ese hombre contractaban con sus cabellos rojos pulcramente peinados hacia atrás, una cara varonil pero atractiva y sobre todo esa sonrisa coqueta que le daban unas ganas de romperle los dientes al rubio sin saber por qué.

-¿Quién recolecto esta información? – cuestiono leyendo por encima las notas, todas eran muy detallas desde su vida laboral hasta personal y pasatiempos.

- obviamente yo – se jacto con algo de prepotencia y orgullo – no por algo soy el mejor informante de todo Japón.

-para estar en el CIP debes de serlo – apoyo el rubio mirándolo fijamente, unas de esas miradas que parecieran querer ver a través de ti.

Izaya maldijo a lo bajo ¿Por qué ese tipo tenía que ser tan malditamente atractivo?

-y bien… en que consiste el plan - cuestiono con una sonrisa y no cualquiera el moreno juraría que se trataba de una sonrisa coqueta.

-… ah, eso- el moreno tuvo que aclararse un poco la garganta pasar enfocarse en su trabajo y no en el hombre frente a el – FerreyMandolar– el hombre causante de todo – acostumbra dar una gran fiesta de fin de mes, donde casualmente  siempre invita a los donceles cotizados por los hombres, ya sea con pareja o solteros los atrae a su trampa para después seducirlos y venderlos al mejor postor – explico.

-entonces, atacaremos su mansión y lo arrestaremos – supuso viendo como el moreno negaba.

-no es tan fácil shizu-chan – negó canturreando su nombre.

-¿Cómo me llamaste?- cuestiono con una ligera vena en su frente, nunca le gusto que le pusieran sobrenombres cariñosos, es más le molestaba.

-shizu-chan – respondió nombrándolo lentamente – es mono, ¿verdad?

El rubio por instinto levanto la mesa de mármol que se encontraba en el centro con la intención de tirársela encima. Rápidamente la bajo dándose cuenta de lo que estuvo a punto de hacer.

-veo que el rumor de tu fuerza era cierta – susurro sonriendo el moreno, shizuo espero verlo asustado, incluso enojado pero solo logro ver curiosidad y cierta excitación en su mirar.

Era la primera vez que no le temían, eso lo hizo sentirse de una manera jamásexperimentada.

-¿Por qué… no me temes?- cuestiono sin poder evitarlo.

- mmm ¿Por qué será?- se preguntó juguetonamente – por dos razones – nombro levantándose de su sillón – la primera: porque no eres un monstruo, quizás una bestia sí, pero no un monstruo – aquello no sabía si alegrar o enojar al rubio

-¿y la segunda? – cuestiono el rubio observando como el moreno se acercaba al lentamente, al tiempo que sus miradas se entrelazaron.

- porque… - de un momento a otro la visión de shizuo cambio, sintió como su peso callo en el mullido sillón  y algo filoso se instalaba en su cuello – porque antes de que pudieras hacer algo estarías muerto.

El rubio tuvo             que parpadear para captar lo ocurrido, había sido muy rápido en un segundo se encontraba con izaya sobre él, más específicamente sobre su pelvis, amenazándolo con un cuchillo aunque esto último no le causo tanto nerviosismo como lo otro. Cierta parte de su cuerpo comenzaba a reaccionar al tener ese redondo trasero presionándolo contra su algo excitada anatomía.

Debía separarlo ¡ya!

Irónicamente su ceño frunció al notar como izaya se alejaba de el sin al parecer haber notado lo que casi causa en su parte baja.

-espero que te quede claro algo  shizu-chan~ - hablo el moreno jugando con su amada navaja – no soy un doncel indefenso, acuérdate de eso – su voz se escuchó algo amenazadora pero a los ojos del rubio solo se veía malditamente sexy cuando se enojaba.

-entiendo…

- volvamos a lo importante-  retomo el tema– como te decía, sería fácil si solo allanáramos su mansión, pero la organización quiere pruebas, para eso planeaban a un doncel para atraparlo con las manos en la masa, pero como eso seríamuy arriesgado me pidieron que lo hiciera yo.

-¡¿eres un doncel?!- el moreno negó levemente.

-no pero…. ¿Quién sabría eso? Tengo un cuerpo que atrae la atención de los hombres y su deseo – eso shizuo no lo podía negar – asíque mi misión es seducirlo mientras que tú me cuidaras las espaldas en caso de que algo saliera mal.

El ceño de shizuo se frunció como muestra de su enojo, ¿izaya seduciendo a ese tipo? No era una visión que le alegrara, al parecer el moreno noto esto.

-¿Qué pasa shizu.chan? luces molesto – su tono de voz burlesca solo logro molestar aúnmás al rubio

No sabíacómo ese sujeto lograba sacar dos emociones tan distintas en el cómo es el deseo y el enojo. Pero sabía que fuera cual fuera el caso él estaba ahí por un trabajo y debía mantenerse firme.

-no es nada –negó el rubio viendo el tierno puchero que ponía el pelinegro –¿Cuándo? – cuestiono refiriéndose a la fecha de la fiesta, el moreno sonrió.

- dentro de una semana, te enviare la información en un msj – el rubio estuvo a punto de preguntar como tenía su número pero la sonrisa del moreno le contesto sus dudas

Shizuo se encamino a la puerta de salida, pensaba despedirse e irse lejos de esa maldita tentación que suponía el moreno, pero este antes de salir le abrazo apegando todo su cuerpo al del rubio quien se tensó.

-nos vemos en una semana, shizu-chan – susurro en el oído del rubio para después separarse sin embargo el mayor disconforme le aprisiono son fuerza contra la pared.

-no juegues con fuego izaya, porque te vas a quemar – advirtió el rubio notando la sorpresa en las facciones del menor, sus rostros estaban tan cerca que podían sentir la respira con del otro.

- ¿y si me gusta quemarme?-cuestiono izaya maliciosamente.

- en ese caso – ninguno de los dos lo pensó, solo se dio. De un momento a otro sus labios se abatían sobre el otro, ambos se besaban con fuerza y salvajismo, era como si  pelearan por el control de aquel beso, sus cuerpos se negaban a separarse queriendo fundirse con el otro.

Los labios de izaya peleaban por dominarlo, por seducirlo y atraerlo a él, pero shizuo no se dejaría, no quería ser dominado. Sus manos se enterraron en las caderas del menor quien soltó un dulce gemido en medio sus bocas. El calor era demasiado para contenerlo.

Mas todo momento tiene su término, el sonido del celular del rubio les obligo a separarse. El rubio gruño en respuesta. ¿Por qué todo el mundo se empecinaba en hacerlo enojar?

-me tengo que ir – musito cerca del otro quien parecía igual de molesto por la interrupción

- una semana shizu-chan… nos volveremos a ver en una semana – sin más el moreno cerró la puerta de su apartamento dejándolo afuera.

El celular seguía timbrando por lo que contesto.

-¿sí? – respondió algo molesto.

-¿shizuo?, amor ¿Paso algo?- el oír la voz de vorona, fue como si una cubeta de agua le callera encima.

-… no, te hablo después – Ni siquiera la dejo hablar cuando colgó el teléfono.

¿Qué estaba haciendo?, él estaba casado, ¡casado! Y acababa de tener el beso máserótico de su vida con un hombre al que acababa de conocer, no sabía ni que era más absurdo pero solo recordar los suaves labios del moreno contra los suyos hacían que anhelara que la semana se pasara más rápido.

No.

No debía pensar así, cuando aquel trabajo concluyera ambos jamás se volverían a ver, izaya era un hombre, y él era casado. Simplemente no podía… no debían estar juntos.

Ahora entendía las palabras de kadota, izaya era peligroso.

*

*

*

-¿Qué hiciste que?- cuestiono kadota algo incrédulo a lo que su amigo le había contado.

Había pasado una semana desde que conoció a izaya y ese mismo día le beso de aquella manera, con la culpa apuñalándole el corazón y las ganas de desahogarse habían recurrido a su confidente.

-por más veces que te lo diga nada cambiara – respondió shizuo por primera vez arrepintiéndose de contárselo.

-shizuo…. ¿tienes idea de lo que me estás diciendo?- volvió a preguntar esta vez más calmado.

-no – admitió – solo sé que… con izaya sentí algo que nunca antes nadie me había probado, fue como una extraña conexión… algo casi fuera de mis limites – confeso acariciando sus labios en un acto instintivo.

-¿y vorona? ¿La vas a dejar?- cuestiono el castaño notando como el rubio se tensaba al parecer esa idea jamás había pasado por su cabeza. - ¡¿acaso planeas estar con ambos?!  -grito enojado por la actitud del rubio. Ese no era el amigo que conocía.

- ¡¿y qué quieres que haga?! –Shizuo lo miro seriamente desesperado – no puedo creer que mi mundo se este poniendo así por un chico que apenas si conocí.

- ¿y si es solo un capricho? –esas palabras llamaron la atención del rubio.

-explícate- pidió.

-sí, veras no es muy raro que al ver a alguien atractivo nazca una necesidad por tenerlo, tal vez eso es lo que te está pasando, deseas a izaya, mas eso no quiere decir que lo ames o algo así – explico tratando de ser sutil.

- ¿y que propones? ¿Qué me acueste con el solo para ver si es un capricho? –La sonrisa del castaño le respondió –pero…¿ y si pasa lo contrario y después no puedo dejarlo ir?

-entonces tendrás que elegir a uno de los dos – concluyo kadota mirándolo seriamente.

La plática de ambos se vio interrumpida cuando su jefe entro en el despacho.

-¿aún no te has arreglado?- cuestiono viendo al rubio con su habitual uniforme.

El rubio instintivamente miro el reloj de la pared ¡era tarde!, sin  despedirse de nadie salió corriendo rumbo a los casilleros donde guardaba el traje que días atrás izaya le había enviado para esa noche.

Su traje consistía en un pantalón tan blanco como la nieve, acompañado de una camisa de manga larga color, a su disgusto, rosa pegándole a lila, con unas franjas negras que me daban un toque varonil asi como una corbata negra, encima llevaría una chaqueta como no, blanca.

Sin muchos ánimos se colocó el atuendo, al verse en el espejo de los vestidores no se pudo reconocer, ese look demasiado juvenil para sus 26 años, quería mejor con una persona coqueta y cool.

-wow, casi no te reconozco – comento kadota ingresando a la estancia, en verdad parecía otro

-cállate, no uso esto por gusto – negó el rubio tomando su arma para guardarla entre la ropa.

-shizuo, no olvides lo que hablamos –pidió el castaño viéndolo fijamente.

El rubio solo asintió antes de salir rumbo a su coche para dirigirse al departamento de izaya con la clara idea en mente de que nada pasaría entre ellos. Nada podía ni debía pasar.

Y él se encargaría de ello.

*

*

*

La decisión de olvidar a izaya quedo destrozada apenas verlo abrir la puerta, sus ojos delinearon sin pudor cada parte del atuendo que lucía en moreno, causándole a este un, a su parecer, hermoso sonrojo.

El menor traía un atuendo apenas si rozando lo formal, más bien parecía casual, juvenil y muy, muy sensual.

El moreno usaba un  pantalón negro con un ligero diseño cuadrangular, su camisa de manga corta color gris era enmarcada por una hermosa chaqueta, como no, negra que le llegaba apenas debajo de los codos, todo esto acompañado de unos lentes a juego y una cadena de plata.

-te ves…- no podía terminar, simplemente no sabía cuál palabra usar. ¿Cuál sería buena para describir el impacto que causo en su determinación?

- jaja pero que dices shizu-chan, tu sí que te ves muy guapo, se nota que tienes buen gusto para vestir- comento el menor algo arrogante sabiendo que las prendas que traía el rubio las había elegido el.

- será mejor que nos vayamos, llegaremos tarde – sentencio shizuo queriendo alegarse del departamento o él se aseguraría de que jamás salieran de ahí, más específicamente el cuarto.

- mo~ que frio eres shizu-chan – el oji rojo hizo un motín de disgusto, esto definitivamente saco una reacción en el rubio, mas no la que esperaba, su cuerpo se encrespo al verse, nuevamente, siendo azotado contra la pared mientras el cuerpo del mayor la aprisionaba.

-créeme pulga – este apodo no le cayó muy bien al moreno quien frunció el ceño – puedo llegar a ser muy caliente cuando me lo propongo – susurro sensualmente al oído del menor quien no pudo evitar estremecerse ante su cálido aliento del otro.

-No lo sabré hasta que me lo muestres – reto el menor mirándolo con una pasión que le consumía.

-cuando este estúpido trabajo concluya te lo demostrare de muchas maneras – sentencio alejándose, dejando a un sonrojado y jadeante moreno en la pared.

¿Cómo diablo esa estúpida bestia había logrado excitarlo con tan solo unas palabras? No lo sabía,  pero estaba ansioso de probar que tan verdaderas eran sus palabras después de todo él amaba a los humanos.

Hasta el más grande de los dioses le gustaba jugar con ellos ¿Por qué el no?

-lindas palabras  shizu-chan – el pelinegro parecía haber recuperado el color – espero y las tengas presentes.

Sin decir más se encamino al elevador dejando a un sonriente rubio atrás. Esta noche ambos buscarían dominar al otro, someterlo a sus encantos, y quizás obtener el corazón que les fue negado.

Shizuo solo sabía una cosa, esa noche ese moreno seria suyo, costase lo que costase.

*

*
*

La animada música que se escuchaba desde adentro era suficiente para hacer saber al rubio que habían llegado al lugar indicado. Bajando del auto y con una poco común muestras de su caballerosidad ayudo al moreno a bajar este solo le sonrió mientras se introducían a la gran mansión.

Apenas ingresaron al gran jardín notaron como en la entrada un par de vigilantes exigían la invitación para poder ingresar a la fiesta.

Shizuo algo aterrizo volteo a ver al moreno quien solo sonrió con prepotencia al tiempo que sacaba una invitación de su chaqueta.

-lo tengo todo bajo control – se jacto el moreno en voz baja pues habían llegado con los guardias quienes solo los miraron con severidad exigiendo su invitación – aquí tiene- se las entrego confiado en sus dotes de falsificación.

-¿izaya Orihara?- cuestiono el hombre algo sorprendido, después de todo no esperaba que el gran informante de los mundos bajos asistiera a esa fiesta y que fuera tan joven.

- el mismo~ - confirmo con su típica sonrisa arrogante.

- y..Su acompañante ¿Delic Heiwajima? – interrogo mirando al rubio quien se tensó un poco.

-así es – respondió el rubio saliendo de su confusión.

-pasen por favor, el baile acaba de empezar- informo el guardia dejándolos ingresar.

Apenas entraron y avanzaron unos pasos el moreno soltó su risa, eso había sido tan fácil.

-¿puedo saber por qué mi nombre es Delic?- le interrogo el rubio algo molesto obteniendo una mirada de confusión del moreno, como si estuviera preguntando lo más ilógico del mundo.

-piensashizu-chan, ¿acaso quieres que todo el mundo sepa que vine con un policía? Eres conocido por tu brutal fuerza en casi todo Japón – informo el moreno empezando a entrar al salón.

-entiendo… ¿qué haremos con el plan? – cuestiono el rubio.

-primero debemos encontrar a ferrey, tengo dos agentes esperando el momento en que lo llevemos a un lugar alejado para apresarlo – explico el moreno brevemente.

Apenas se adentraron al lugar shizuo pudo ver cómo la gente los miraban al pasar, era inevitable se dijo, sabiendo de ante mano su buen parecido. Por lo cual no le sorprendía que las mujeres se detuvieranadmirarlo pero debía reconocer que le molestaba ver como los hombres de ese lugar parecían babear por su acompañante.

Eso solo lo podía hacer el.

Al parecer esa noche no sería tan agradable como pensó. Y sus dudas se confirmaron cuando la música seso y en el lumbral del lugar apareció el anfitrión, ese hombre de cabellera rojiza y ojos azules que hizo suspirar a más de uno.

Que estupidez.

-buenas noches, mis queridos amigos, espero que todos estén disfrutando la velada- hablo el hombre mientras decencia, con un porte digno de un príncipe – por favor por mí no se detengan, sigan bailando- el hombre hizo un movimiento con su mano y la música volvió a sonar.

Las parejas de la pista retomaron su ritmo, mientras otras se acercaban al gran anfitrión. Que para su mala suerte estaba del otro lado del salón.

-ven – shizuo tomo  a su acompañante de la mano y lo encamino hacia la pista de baile.

-¿Qué haces?- cuestiono con voz baja, habían logrado introducirse en el lugar, sus manos se tuvieron que sostener del cuello del mayor mientras este lo tomaba de la cadera para comenzar a bailar al ritmo de los demás.

- facilito las cosas – explico mientras ambos se hacían paso bailando hacia el otro lado.

Ambos agradecían que la música fuera alegra y movida, dándoles la facilidad de moverse  sin ser tan obvios.

- vaya, si piensas – el sarcástico comentario de izaya logro molestarlo un poco, estaba por responderle cuando la música termino dando inicio a un valsmás romántico.

El rostro de ambos se sonrojaron levemente, pero shizuo aprovechando la situación acerco el menudo cuerpo del pelinegro hacia él. Izaya por un momento se dejó llevar en su mirada.

¿Qué era ese sentimiento? No era placer, no era lujuria, no era lastima ni menos odio. Entonces por qué no podía nombrarlo, ni dejar de verse.

Izaya acostó su cabeza en el hombro ajeno mientras shizuo reforzaba su agarre en la cadera del menor, sus cuerpos danzaban tan lentamente que parecía como si ambos hubieran dejado de escuchar la música y ahora solo quedaran ellos dos.

Dos extraños, dos desconocidos, pero ahora dos enamorados.

¿Cuán caprichoso seria el destino con ellos? Ninguno lo sabía. Pero pronto lo descubrirían.

La música término dando paso a una más movida. Ambos se vieron obligados a separase algo abochornados por la escena que acaban de pasar. Sin embargo antes de retomar su misión nuevamente una vos les interrumpió.

-disculpe caballero- hablo un hombre a sus espaldas  ambos se giraron reconociéndolo en el acto.

-¿señor ferrey? – cuestiono izaya soltando el agarre del rubio.

-el mismo, me preguntaba si me permitiría una pieza con su hermosa pareja- cuestiono dirigiéndose a shizuo pero mirando directamente a izaya quien solo le sonrió de manera algo coqueta.

Después de todo ese era su verdadero trabajo. Debían mantenerlo muy claro.

-claro – a regañadientes shizuo accedió – estaré en el área de bocadillos – menciono alejándose de ellos.

No quería ver o terminaría armando un desastre en ese lugar. Y eso era lo que menos les convenía.

 

Media hora, media maldita hora había pasado desde que es tipejo saco a bailar a izaya y aún seguían en la pista. Su mirada se agudizaba con cada sonrisa que se daban, ambos parecían la pareja perfecta, todos los comentaban.

Estaba harto.

Harto de ver  a izaya con ese idiota riendo tan cómodamente, harto de sus miradas coquetas, harto de ver como ese ricachón le susurraba cosas al oído y este solo asintiera entre risas.

ESTABA HARTO

Si nivel de paciencia había sobrepasado todo límite por algo llamado: celos.

-celos- se repitió el rubio ante su nuevo descubrimiento – siento… celos de izaya.

¿Cómo era eso posible? Jamás en su vida había celado a varona, es másél consideraba los celos como una amenaza contra una relación, como algo absurdo. Entonces por que tenía esos enormes deseos de matar a ese tipo cuando tocaba a Su pulga.

SUYA.

¿Un capricho? ¿Eso era izaya para él? No. Y él lo sabía,  de ser así no se sentiría tan imponente al ver al informante con otro y no poder reclamarlo como suyo, de ser solo un capricho no sentiría su pecho arder en furia.

Izaya era más que eso.

¿Qué locura no? Apenas hacia una semana lo había conocido, solo se habían visto dos veces pero ya se creía rotundamente enamorado del pelinegro ¿el amor a primera vista existía? Si, y él era la prueba.

Pero… ¿y varona? ¿Qué haría con ella? Esa dulce mujer a quien conoce desde  su infancia con que conoció lo que en ese entonces creyó era el amor. ¿Cómo le destrozaría el corazón a esa mujer que solo ha velado por él? No podía. Pero tampoco podía renunciar a izaya. Cuan egoísta era.

El recordar al moreno le saco de sus pensamientos, aterrado busco con la mirada en la pista a su compañero sin ningún éxito.

¿Dónde estaba? La idea de que ese maldito lo haya raptado en su descuido lo enfureció a medidas descomunales. Más fue la vos de una de las chicas, la que le llamo la atención.

-¿viste la nueva conquista de ferrey-sama?- cuestiono con asombro la joven de cabellera rubia y ostentosos pechos.

-claro que la vi, debo admitir que su gusto se volvió más exigente – respondió su compañera levemente sonrojada- ese chico sí que era hermoso.

-tsk, lo que daría yo por una noche con ferrey – sama – amabas rieron sabiendo que eso era imposible, por alguna razón el magnate solo elegía a los donceles más hermosos del lugar.

- pues resígnate, está fuera de nuestro alcance, solo basto verlo irse con ese chico para saber que ya había elegido a su conquista – comento la segunda chica mientras bebía su copa.

-disculpen – la vos de shizuo las saco de su amena platica, amabas lo miraron claramente  sonrojadas – perdonen que interrumpa su pláticamis ladies. Pero ¿saben a dónde fue el señor ferrey?- cuestiono con una hermosa sonrisa que parecía derretir a las jóvenes.

Ambas aun así se veían algo contrariadas no obstante la rubia se dignó a responderle.

-se fue rumbo a las habitaciones privadas – contesto.

-¿podría indicarme como llegar hermosa joven? – la mirada coqueta del rubio basto para que las chicas le indicaran detalladamente la ubicación de su alcoba.

-espere – le detuvo la morena antes de irse – es mejor que espere a que el vuelva, a lord ferrey le molesta que lo interrumpan cuando esta bueno – el sonrojo de la chica basto para saber a qué se refería.

- si gusta puede hacernos compañía en su espera – sugirió la rubia.

- lo lamento mis hermosas señoritas pero no es posible – shizuo dirigió su mirada a las escaleras – debo recuperar lo que es mío.

Sin más el rubio se dirigido a donde le habían indicado dejando a dos chicas sorprendidas siendo delatadas por un sutil sonrojo.

-qué hombre – susurro la rubia viéndolo partir. Ese si era un hombre, lástima que ya tenía dueño.

*

*         

Había seguido las instrucciones correctamente llegando hasta un pasillo llenos de puertas, la frustración casi le lleva abrir cada una de ellas si es necesario a patadas, pero debía ser más inteligente.

Sacando su celular, tecleo la palabra “izaya” seguido de llamar, solo tuvo que esperar tres segundos para oír la melodía del teléfono detrás de la última puerta. Sonriendo de manera casi sádica corrió hasta ella intentando abrirla, inútilmente.

-está cerrada por dentro – mascullo logrando escuchar un quejido del otro lado, furioso apretó el pomo con su mano y ejerciendo un poco de presión logro romper la chapa con todo y seguro.

Ni siquiera lo pensó, nada más entrar y ver a izaya levemente asustado debajo de ese sujeto a medio vestir, sus nudillos tronaron y un golpe, noqueo al sujeto. Shizuo lo miro con furia sabiendo que quizás no se levantaría en una semana pero eso no era suficiente.

Quería matarlo.

-¡shizuo espera!- le detuvo el moreno, aun con su camisa rasgada dejando apreciar ciertas marcas que solo empeoraron la situación.

-déjame¡lo voy a matar! – sentencio mientras se le acercaba.

que no! Necesitamos que nos diga que paso con los otros donceles- explico el moreno logrando tranquilizarlo, sin perder tiempo saco su celular haciendo una llamada – habitación 23 – fue todo lo que dijo antes de colgar.

Shizuo se había mantenido callado eso no le gustaba.

-¿Dónde demonios te metiste?-.Le cuestiono el moreno sin obtener respuesta- creí que me seguirías pero al ver que no tuve que tratar de hacer tiempo, no esperaba que llegara tan lejos – informo el moreno refiriéndose a su apariencia.

Apenas había sentido que el otro daría un segundo paso lo detuvo. Cosa que a ferrey no le gusto y saco a relucir su verdadera cara. Lamentablemente izaya había dejado sus navajas sin creer necesitarlas.

La puerta se abrió dejando entrar a dos agentes que tomaron el cuerpo y tras intercambiar miradas con izaya salieron del lugar. Dejando un ambiente pesado entre ambos, eso solo lograba poner más nervioso al menor.

-será mejor que nos vayamos, ellos se encargaran de cubrir la ausencia de ferrey- indico izaya levantándose en busca de su chaqueta que había sido lanzada en algún lugar.

-¿Dónde?- cuestiono shizuo sorprendiendo a izaya- ¿Dónde te toco?- repitiómirándolo con claro enojo.

Izaya retrocedió un paso, jamás había visto tan enojado al rubio – aunque no es que llevara mucho conociéndolo-  el rubio al verle retroceder se acercó rápidamente tomándolo del brazo.

-responde – exigió, su mirada delataba la furia que sentía.

-shizu-chan me lastimas – musito el moreno algo cohibido por su cambio de actitud- suéltame.

-responde – exigió nuevamente

-no – se negó el moreno algo molesto. ¿Quién se creía el para exigirle algo?

-entonces – el rubio en  un acto imprevisto para el informante lo aventó a la cama – tendré que revisarte yo mismo – sentencio al tiempo que se desataba la corbata.

-¿Qué preten..-  su pregunta murió en los labios del rubio, izaya podía sentir la furia provenir del otro, sus delgados brazos trataban de alejarlo, pero era inútil su fuerza era descomunal.

-eres un mal chico izaya – susurro con una vos más ronca de lo normal – ¿ te gusta volverme loco de celos?

No dejo que el menor contestara cuando ya se encontraba besándolo nuevamente, al ver la resistencia del moreno por dejar entrar su lengua, descendió su mano hacia el pecho descubierto de izaya y apretó uno de sus pezones, logrando que un suave quejido saliera de sus labios y así introducirla.

Pese a la resistencia del menor, el rubio se colocó entre las piernas del mejor restregando la prueba de su excitación contra izaya, este no pudo evitar soltar un gemido mal reprimido.

-querías ver que tan caliente puedo ser ¿no?-  cuestionodescendiendo al cuello del menor, izaya aun trataba de alejarlo pero el tener a shizuo en esa zona tan sensible le hacía imposible concentrarse – pues ahora te lo demostrare.

Una mordida sobre una de las marcas saco una exclamación de dolor de los labios del informante, mas esto no detuvo al mayor quien sin escuchar razones siguió con su tarea de marcar aquel cuerpo como suyo, solo suyo.

-oh – el rubio detuvo sus avances dirigiendo su mirada a la entrepierna del menor – al parecer alguien es un masoquista – insinuó al notar esa semi erección. Que se presionaba contra la propia.

-¡no! ¡Eso..!- el rostro sorprendido del moreno no podía ser máserótico acompañado con ese sutil sonrojo de vergüenza combinada con enojo.

- no te resistas, sabes que ambos lo deseamos- susurro descendiendo sus caracas hacia los botoncitos color cobre del menor.

Izaya soltó un sonoro gemido al sentir la cálida lengua del rubio sobre esa zona errónea de su cuerpo, el tener a shizuo chupando sus pezones lo estaba enloqueciendo. Esto no podía continuar.

Su cuerpo con cada segundo ganaba un par de grados, su propio miembro empezaba a erguirse dentro de sus bóxer humedeciendo todo su alrededor. El dolor de su sexo combinado con el placer que le brindaba su compañero lo obligo a, inconscientemente, mover sus caderas en busca de más contacto.

¿Qué más daba que esa bestia lo poseyera? Después de todo shizuo tenía razón. Ambos lo deseaban desde el primer momento que se vieron.

Una sonrisa victoriosa se posó en el rostro del policía.

-¿de qué te ríes estúpida bestia?­  - cuestiono molesto por ser descubierto en su intento de iniciativa.

-no esperaba que este tierno gatito pidiera a gritos un poco de atención –respondió al tiempo que meneaba su cadera causando una deliciosa fricción entre sus miembros aun con la ropa encima, el estremecedor escalofrió que los recorrió fue de lo más placentero.

-mgh~ tú mismo lo dijiste shizu-chan – izaya volteo a verlo, pero ahora con aquella mirada coqueta que tanto lo enloquecía – ambos queremos esto.

Esta vez para sorpresa el rubio fue izaya quien inicio el beso, uno fogoso, erótico y húmedo, shizuo no tardó en responder aquel contacto con la misma intensidad que el otro. El moreno en un movimiento audaz dio la vuelta a la situación dejando al mayor debajo y el arriba.

Shizuo lejos de molestarse por el movimiento, aprovecho la posición para retomar su tarea en aquel exquisito cuello, sus manos inquietas se deslizaron juguetonamente al firme trasero del menor, dándose el lujo de introducirlas sobre ese molesto pantalón para tocarlas directamente.

Suaves, redondas, con sus manos amoldaba ese  encantador trasero  a su gusto sacando una sintonía de dulces gemidos de su amante, izaya frustrado movía su pelvis sobre la del mayor por algo de atención. Ya cansado de esa estorbosa ropa. Se separó dispuesto a desvestirlo, de ser necesario arrancaría cada prenda con sus dientes.

-que impaciente – la vos burlesca de shizuo no le detuvieron de su misión, cuando por fin ese blanco saco  queda fuera del panorama, sus ansiosas manos desabotonaron con rapidez la camisa dejándole ver el bien trabajado vientre del rubio.

El mayor contagiado por la ansiedad de su pareja termino de sacarle esa molesta camisa rota, para después volver a cambiar de posiciones y comenzar a desabrochar el pantalón del moreno ante su mirada picara y excitada.

Debería haber un límite para lo sexy que alguien podía hacer.

-shizu-chan tócame más – suplico ya totalmente desnudo a los ojos del rubio, su sonrojo combinado con sus brillantes ojos rojos solo enfatizaban la escena de un izaya acostado en la cama completamente abierto de piernas con los brazos estrados hacia él.

El frágil, muy frágil, hilo de autocontrol de shizuo, se acaba de romper liberando a la bestia que había en él.

La mirada entre furiosa y excitada del mayor por un momento asusto al moreno, pero no tuvo tiempo de reaccionar cuando ya se encontraba siendo devorado por su compañero, la lengua del rubio se abría paso de una manera incontrolable, era casi difícil seguirle el ritmo.

Y eso le encantaba, shizuo sin perder tiempo descendió su mano al duro pene de su amante, con firmeza lo tomo comenzando con una lenta masturbación, los dulces gemidos del moreno morían en sus labios, mas fue solo hasta que la velocidad de sus movimientos se volvieron casi salvajes que el moreno tuvo que separarse para gemir audiblemente.

Se iba a correr.

La mano del rubio le impidió llegar al orgasmo de manera casi dolorosa, la furiosa mirada del pelinegro demostró su descontento pero al mayor no podía impórtale menos.

-aun no – ronroneo mordiendo el lóbulo del oído del menor – viene lo mejor.

Ante la incrédula mirada del moreno, shizuo descendió sus dedos previamente humedecidos por el pre-semen de izaya hacia su, hasta ahora, virginal orificio.

-¡espera…!-  el informante trato de detenerlo, no que no quisiera pero shizuo debía saber algo antes de eso.

- no puedo- gruño diciendo la mano del menor hacia su apretado pantalón que remarcaba perfectamente la forma de su erecto miembro.

Eso no podía ser humano, se dijo izaya por primera vezdudando de que aquello fuera posible.

Sin oír las quejas del moreno, shizuo logro darle vuelta dejándolo boca abajo, izaya necesito morder su labio inferior para detener el quejido que sintió cuando shizuo sin tomar en cuenta su falta de uso, introdujo dos dedos de un jalón.

Estúpida bestia se maldijo.

El constante dolor que sentía cuando este los movía en su interior se vio olvidado cuando el rubio encontró un punto que lo hizo contraerse del placer, no falto rogar por mas, pues el mayor pareció entender y siguió dando justo ahí.

-creo que es suficiente – izaya quiso maldecirlo cuando los dedos abandonaron su interior, mas antes de tener que pasar por la bochornosa escena de el tener que auto complacerse, el sonido de un preservativo siendo rasgado lo alerto

-levanta la cadera- ordeno el rubio con una vos ronca y claramente excitada. Shizuo debía estarse conteniendo. Sin opción elevo sus caderas sosteniéndose de sus rodillas. Eso era lo más humillantes que había hecho en su vida.

El rubio se relamió los labios ante esa exquisita escena, su pene palpitante pedía atención a gritos, la vena del tronco delataba su estado casi incontrolable que le dominaba.

Con cuidado se colocó el preservativo,  mas por costumbre que por otra cosa, una vez puesto se acomodó enredando sus piernas con la del moreno para darse fuerza, con su mano guio su miembro a la entrada del menor

-sepáralas– ordenoescuetamente.  El moreno estuvo a punto de reusarse- hazlo – repitió sin darle opción a negarse.

El moreno obedeció para al instante sentir como un nada pequeño pene se deslizaba entre sus nalgas, vergonzosamente sentía su ano contraerse al ser rozado con este, como si su cuerpo pidiera a gritos tener ese gran falo dentro de él.

Y el rubio pareció entenderlo pues no paso un segundo más cuando “algo” comenzó abrirse paso en sus entrañas, izaya sin poder evitarlo, mordió fuertemente la almohada, el placer que recordaba antes fue opacado por el dolor y ardor que sentía.

-relájate, estas muy apretado – pidió casi sin poder hablar, a él también debía dolerle.

Se lo merecía pensó izaya tratando de soportar el dolor cuando el rubio comenzó a moverse, quiso tomar una de sus amadas navajas y cortarle los..

-¡ahh~!- un sonoro gemido salió de sus labios al sentir nuevamente ese punto ser rozado pero con más fuerza que los dedos.

-al fin lo encontré- el rostro de shizuo revelaba un suave sonrojo debido al calor que hacía entre ambos.

Izaya sin tiempo de pensar solo podía gemir y suplicar por más cuando el rubio le tomo de las caderas y  empotraba contra él.

Era sexo salvaje, lujurioso y tan satisfactorio que poco le importaba el dolor de su cadera, solo quería que el rubio jamás parara y al parecer el rubio deseaba lo mismo.

Ambos se vieron en la necesidad de unir sus labios, por lo que sin hacerse rogar el rubio saco su húmedo y duro sexo para darle la vuelta a izaya al tiempo que lo volvía a penetrar, el grito del moreno murió en la boca del mayor.

Las piernas del menor incapaz de dejarlo ir le sostenían de la cadera, sus finas manos se descendieron por la espalda de shizuo clavándose lentamente en ellas, como si quisiera fundirse con el mayor o quizás demostrarle lo que sentía.

-ah~ shizuo yo mgh– izaya sentía  como su sexo se hinchaba y la sensación de querer libarse de algo apoderarlo. Mas el rubio no quería dejarlo venirse, aun no.

-espera un poco – suplico aumentando las embestidas.

El rechinido de la cama se combinaba con los gemidos del moreno, no sabiendo cual ganaba. Sus cuerpos aperlados por el calor,  desprendían un delicioso olor a sexo. Pero sus manos entrelazadas al momento de llegar al orgasmo decía silenciosamente que eso había sido algo más que sexo.

Shizuo exhausto se dejó caer sobre el cuerpo de su ahora amante, mientras ambos respiraban dificultosamente.

-eso fue…

-perfecto – a completo el rubio, viendo al moreno, ambos se acercaron lentamente y unieron sus labios en un fino beso.

Shizuo se vio en la necesidad de separarse sacando su ya blanco miembro del interior de izaya, algo incómodo se levantó para desprenderse del condón, lo más rápido posible, no tardo ni un minuto en volver a los brazos del moreno quien se acostó en su pecho aun extasiado por lo ocurrido.

-eres una bestia shizu-chan, me duele la cadera- se quejó el moreno con un hermoso puchero.

Más shizuo no le contesto nada, solo se dedicó acariciar los suaves cabellos del moreno. Sus pensamientos estaban demasiado absortos en el que haría después.

Es decir, ¿Qué seguía?

Para bien o para mal, después de esa noche había llegado a una conclusión: izaya no era un capricho.

No podía serlo, cuando aun después de lo ocurrido, no sentía que aquel deseo insano hubiera desaparecido, al contrario este parecía haber aumentado y con gran potencia, pero no solo era eso. Quería a izaya, no solo por sexo, quería protegerlo, poseerlo, cuidarlo. ¿Qué tenía eso de malo?

¡ah, sí! Que él era casado. Nuevamente la vos de kadota resonaba en su cabeza. Debía elegir a uno de los dos, pero como poder elegir sabiendo que lastimaría al otro, como dañar a quien tanto amor te ha dado.

…l no podía, simplemente era un cobarde. Porque tampoco se veía capaz de dejar ir a izaya, no quería que este lo olvidara, y encontrara a otro, el solo pensar en que alguien más viera al menor como él lo acaba de ver hace unos segundo despertaba ese lado sádico que prefería suprimir.

Cobarde se dijo, y sabía que lo era, tenía miedo de decirle a izaya la verdad ¿lo perdonaría?  ¿Seguiría a su lado aun después de saber que jamás podría ser solo suyo?  No lo sabía, y no se creía con el valor de averiguarlo.

Mas todo tarde o temprano se describiría y no quería que izaya sufriera por lo que era mejor que lo supiera por sí mismo.

-izaya – le llamo con la vos entrecortada sin saber por dónde comenzar mas no fue necesario ya que su amado se encontraba profundamente dormido – perdóname- susurro al tiempo que lo apretaba a su ser – perdóname por no ser capaz de dejarte ir… ahora eres mío y solo mío – sentencio mirando el plácido rostro de su acompañante.

Esa noche ambos tuvieron la mejor noche, pero como a la cenicienta en algún momento su encanto acabaría y él lo sabía, era solo cuestión de tiempo para que todo se supiera.

*

*

*

Después de despedirse del moreno en la mañana y dejarlo en su departamento, shizuo se dirigió a su trabajo algo atrasado, pero todo el mundo podía esperar que este era su momento.

Apenas llego a la estación aun cerrada, se dirigió a los vestidores mientras buscaba su placa, sin algún éxito, debía haberla dejado ayer en la chaqueta que llevaba la cual había quedado en la recamara de aquella mansión, queriendo maldecir se detuvo al ver a su amigo también cambiándose.

Ambos se saludaron como de  costumbre, una vez que estuvieron listos, la estación policiaca abrió sus puertas, al ser obviamente de mañana, su compañero aprovecho la falta de gente para averiguar lo ocurrido anoche,

-¿y… como te fue ayer? – cuestiono kadota tomando asiento en el escritorio del ligar.

-….fue la mejor noche de mi vida –respondiócon una sonrisa.

Shizuo confiaba plenamente en kadota por lo que le conto todo lo ocurrido, desde lo bueno hasta lo malo.  Su amigo noto como la mirada del rubio había recobrado una luz que creyó perdida hace mucho… estaba enamorado. Era demasiado obvio.

-¿tienes ya tu respuesta entonces?- la pregunta del castaño fue como si un balde de agua le callera encima atrayéndole a la cruel realidad… su realidad.

El silencio del rubio molesto al castaño de sobre manera.

-¿shizuo?

-no… aun no la tomo – contesto al fin – es que… temo lastimar a uno de los dos

- eso debiste pensar antes de acostarte con el – el tono de kadota sonaba algo molesto- si sigues de esta manera te acabaras lastimando a ti y a ellos.

-lo se… pero… no puedo dejar a vorona y tú lo sabes – el castaño asintió.

-entonces…. ¿hablaras con izaya? – El rubio asintió.- ¿Qué le dirás?

- la verdad

-¿le dirás que estas casado y que no tienes intenciones dejar a tu esposa?

Antes de que siquiera el rubio pudiera contestar un suave golpe a sus espaldas les hizo voltear, ambos miraron uno con horror y el otro con intriga, a un moreno con los ojos humedecidos.

Kadota sin entender nada solo vio a su amigo levantarse aterrado.

-izaya – susurro y ahí lo entendió.

-…¿Qué ha dicho?- cuestiono con la voz cortada. La tensión del ambiente era tal que kadota prefirió dejarlos solos sin decir una palabra.

 

-dejame explicarte - shizuo trato de acercarse del el cuerpo del moreno retrocedió violentamente.

-¡aléjate! – Grito soltando la bolsa donde traía la chaqueta que el rubio había olvidado - ¿Qué vas a explicarme? ¿el que eras casado y no me lo dijiste? O ¿el que solo fui una aventura para ti?

-¡No! ¡Claro que no!- shizuo lo tomo de los hombros – jamás fue esa mi intención. Izaya yo…

-¿no? - la mirada dolida del menor le impidió seguir hablando – entonces ¿Qué fue? Estabas aburrido en la cama de tu – tuvo que respirar como si odiara esa palabra – esposa, y viniste a joderme, jaja debiste divertirte mucho.

-¡eso no fue así! – Grito el rubio dolido por sus palabras - ¿crees que hubiera jugado mi matrimonio por una aventura? ¡Yo no soy así! Eres tú...

-¿Qué? ¡¿Ahora yo tengo la culpa?! – izaya estaba verdaderamente furioso.

-¡no!  ¡Maldición!-Shizuo con frustración revolvió su cabello para mirarlo dolido – jamásquise jugar contigo, créeme.

-pero lo hiciste – susurro el moreno dejando escapar una solitaria lagrima por su mejilla

-yo solo… no séqué me paso – admitió sintiendo el corazón romperse – despertaste cosas en mí que nadie había hecho… solo no pude dejarte ir

- creo que es mejor que me vaya de aquí – susurro el moreno ya cansado su mirada humedecida demostraban el estado de su corazón.

no! – shizuo sin querer dejarlo ir le abrazo desde atrás, el menor para su sorpresa no hizo ningún movimiento por zafarse.

-solo… dime algo – susurro izaya apenas entendible se notaba que estaba reprimiendo sus sentimientos - …esa noche, ¿significo algo para ti?- la sorpresa de su pregunta dejo helado al rubio pero esa si era una respuesta que conocía.

-izaya – tratando de no hacer ningún  movimiento brusco le giro viendo al instante aquel rostro impregnado en dolor -… fue la mejor noche de mi vida – respondió viendo como el moreno comenzaba a llorar sin poder evitarlo – por que eras tú, solo tú.

-¿e-eso que significa?

-significa que te amo – susurro el rubio alfin liberándose de esas palabras.

La cara del moreno no tenía comparación. La sorpresa combinada con dolor  y un deje de ilusión se clavaron en él.

-mientes- negó el moreno.

-créeme izaya de todo lo que te dicho eso es lo más verdadero–shizuo acaricio su rostro notando como se estremecía.

-entonces… déjala– pidiómirándolo con anhelo – si en verdad me amas déjala. Y se mío

Shizuo sintió algo romperse dentro.

-no puedo – negó viendo la desilusión en el rostro del menor.

-entonces no me amas – sentencio dispuesto a marcharse dando por finalizada la conversación pero el firme brazo del mayor se lo impidió – dejame, todo ah quedado claro

-no, nada está claro izaya – negó el rubio – tu dejarías a quien sacrificado todo por ti por tu propia felicidad –cuestiono dolido

- no, tengo a dos hermanas y ni por ti las abandonaría, pero es diferente – respondió ya harto de todo. Solo quería desaparecer.

-no es diferente, ella es mi mejor amiga… no puedo dañarla, pero tampoco te puedo dejar ir.

-¿y que planeas? ¿Qué me convierta en tu amante? – la mirada del rubio le dio su respuesta

Izaya sin poder evitarlo se abalanzó sobre él, gritándole, golpeando su pecho cada vez con menos fuerzas, su enojo era detenido por aquellos brazos que le rodeaban mientras le suplicaban su perdón. Y él era débil… muy débil.

-te odio – susurro el moreno reprimiendo su dolor en los brazos del mayor quien solo lo atrajo aúnmás a su pecho – te odio tanto… por hacer amarte de esta manera … está bien shizuo tu ganas, seré tu amante, pero en algún momento deberás elegir a uno de los dos – sentencio mirándolo con cierto reproche.

- lo se…. Gracias – izaya solo se dejó abrazar por esos dos cálidos brazos que lo sostenían.

Shizuo sabía que el moreno no esperaría por siempre pero ahora solo podía sentirme inmensamente feliz. Por fin izaya era suyo.

Fin del flash back~

*

*

*

Saliendo de sus pensamientos se dio cuenta de lo tarde que era, sin ánimos de nada subió a su auto encendiendo el motor para después marcharse a ese lugar que llamaba “hogar”.

Apenas llego los ladridos de su perro lo alertaron, después de todo ya era media noche y se suponía que él debía estar “trabajando” en un turno nocturno para cubrir a un compañero.

-¿amor? – la vos de varona le hizo levantar la cabeza, delante de una joven rubia se mirada realmente sorprendida - ¿y tu trabajo?

- siempre si se presentó el agente así que yo no tenía nada que hacer ahí –respondió viendo la duda clavada en los ojos de su esposa, ella no era nada tonta, pero sin deseos de discutir solo le dio un ligero beso en la mejilla –estoy cansado iré a ver a Kett ydespués me iré a la cama.

La joven rubia agudizo sus ojos para después sonreír.

-te espero en la recamara- sin más se marchó  dejándolo solo, algo que agradeció.

Sus pasos lo llevaron a la habitación continua a la suya, abriendo la puerta sin hacer ruido pudo notar entre las sabanas la figura de su hijo kett, un niño rubio ojiámbar de apenas 5 años.

Nuevamente la culpa le carcomía el alma, les estaba fallando, a su hijo, a varona pero sobre todo a izaya quien no sabía aun de la existencia de ese niño. De ser de ese modo shizuo estaba seguro que ni con todo su amor lograría retenerlo a su lado.

Y eso le espantaba.

-¿…papi?- la vos del menor algo adormilada le hizo darse cuenta que desde hace rato estaba acariciando su melena.

-vuelve a dormir campeón – susurro el rubio para después de un corto beso en su frente marcharse a su habitación.

Ese era su hogar, ese era lugar que debía proteger pero su corazón muy se temía se había quedado en aquella habitación donde seguramente el moreno estaría llorando solo.

Y una vez más se maldijo. Por cobarde y egoísta.

*

*
*

Dos semanas había pasado desde aquella espantosa noche, e izaya aún no sabía nada del rubio, al principio su enojo se vio reducido por su orgullo, durante una semana espero a que el mayor le contactara, y le pidiera una disculpa.

Cosa que obviamente no sucedió.

Fue entonces cuando ya harto de la frialdad del rubio el cedió, le había llamado pero el muy desgraciado no le cogía el teléfono, el miedo a que shizuo haya elegido a su esposa le hizo maldecirse.

¿Y que si él era el otro? ¿Y que si tenía que compartir a shizuo? Nada de eso le importaba con solo pensar en que nunca másvolvería a verlo, se había vuelto dependiente a él.

-patético– se dijo enojado consigo mismo, ¡él no era así, pero nuevamente se encontraba con el teléfono en mano, para volver a marcarle, necesitaba escucharlo.

Nunca el sonido de un timbre se le había hecho tan largo. Pero para su sorpresa esta vez si respondió la llamada.

-¡shizuo! al fin contestas, te eh llamado por toda la semana ¿Por qué no me respondías?-cuestiono sin poder evitarlo, molesto.

-izaya – nombro la vos del otro lado.

-kadota… - susurro dolido ¿tan indeseable era su presencia para el rubio - ¿y… shizuo?

-el – la voz del castaño pareció dudar – está ocupado con un caso.

- claro, entiendo – la mirada del menor se tiño se destreza, aquella había sido la mentira más mala del mundo -… cuando se desocupe dile que me llame – sin esperar respuesta colgó.

Quiso gritar, tirar el teléfono contra la pared, maldecirlo pero apenas su celular volvió a sonar contesto con clara necesidad.

-¡shizuo!

- no, soy yo shinra – contesto la otra vos.

-ah…. Ya – nuevamente la decepción lo inundo – ¿Qué paso?

- tengo el resultado de los análisis – explico con seriedad poco usual en su amigo.

Aquello le preocupo.

Hacia una semana que el moreno había ido a verlo para una revisión médica, el rostro de su amigo se teñía de seriedad con cada síntoma que describía y eso sabio no era bueno. Para su sorpresa el médico le pidió que se sometiese a unos análisis hacía apenas dos días.

-y…. ¿Cuál es el resultado?- cuestiono  tratando de sonar despreocupado.

-es mejor que los veas por ti mismo – respondió su amigo, estaba por reclamar cuando la vos de este le interrumpió – te veo en una hora – sin más colgó dejándole un amargo sabor de boca.

Mirando su reloj eran las 11, sin pensarlo más tomo su suerte negro y salió rumbo a ikebukuro. Solo esperaba no fuera nada grave.

*

*
*

Con un largo suspiro cerro la tapa del celular de su amigo, entregándoselo a este quien estaba a su lado con cara de culpa. Bien que se lo merecía.

-¿Qué te dijo?- cuestiono mirándolo.

- si quisieras saber debiste responderle tu – contesto algo molesto para después suspirar – quieres que hables con él, no debiste pasármelo a mí.

- ¿crees que se haya dado cuenta?

-sería un idiota si no lo hiciera – respondió el castaño – shizuo yo no soy quien para meterme en tus cosas. Pero izaya no merece ser ignorado, si ya has tomado una decisión hacerla saber, pero no lo ignores.

Sin decir más se fue a su guardia rutinaria dejando a un rubio en medio de aquella oficina.

…lsabía que kadota tenía razón, y que la decisión que había tomado era lo mejor para todos pero… ¿era realmente lo que él quería? No, la verdad que no.

-si tan solo fuera así de fácil –susurro a la nada para volver a su trabajo, mientras no hablara con izaya no tendría que enfrentarse a la cruel realidad que les esperaba.

*

*

*

Fuera de un kínder una joven rubia esperaba a que su hijo saliera de este, mas sus pensamientos vagaban en lo que había descubierto apenas hace dos meses atrás.

Su esposo la engañaba.

Era demasiado obvio que aún se preguntaba por qué no se había dado cuenta antes, todo parecía cobrar sentido, las llegas tardes o esos días en que ni siquiera se presentaba según el por estar trabajando. La falta de deseo sexual había sido más que notoria.

Casi ni la tocaba, cada vez que ella se le insinuaba era rechazada con evasivas tontas, más lo más obvio de todo aparte de extraños rasguños en su espalda era quizás su actitud cada vez que le llamaban por teléfono.

Aun recordaba ese día que en un descuido del rubio había tomado su celular y revisado sus conversación, nada extraño o eso pasó hasta que llego al contacto “izaya”, con quien no solo compartía conversaciones amorosas sino también candentes.

Era obvio que se trataba de una mujer con un nombre clave para despistarla.

O eso pensó hasta que vio su foto en una de sus conversaciones, su esposo la estaba engañando con un hombre, a cualquier mujer eso le llevaría al divorcio pero a ella no. No estaba dispuesta a ceder a su esposo a nadie y menos a un hombre.

Era inaudito.

Pero por suerte sabía que ella tenía algo que ese tal izaya jamás podría darle: un hijo. Y ese era el motivo por el cual shizuo nunca los dejaría.

Una sonrisa triunfadora se alargó en su rostro al saberse la ganadora de aquella batalla a voces. No tenía nada que temer.

-¡mami!- la repentina vos de su hijo le hizo girar a verlo.

-kett, ¿Qué tal tu día?- cuestiono ayudándolo con su mochila para dirigirse al automóvil que ella manejaba.

-¡muy divertido! La maestra nos dejó jugar toda la clase- narraba el menor con una inocente sonrisa.

- me alegro nene ¿quieres ir a ver a tu papa? – cuestiono mirando la felicidad en su hijo.

-siii~ vamos mami, quiero ver a papa – pedía el niño imperativamente.

- bueno pero solo un ratito – advirtió la rubia para despegar el automóvil.

En todo el trayecto su hijo le narro todo lo ocurrido en  la escuela, el pequeño hablaba y hablaba sin notar que en realidad su madre no le prestaba nada de atención pero el solo dejarlo ser parecía ser suficiente para el.

Pronto se vieron en la estación de policía, vorona bajo del automóvil ayudando a su hijo quien se veía impaciente por llegar con su papa, tanto que apenas cruzar la puerta de la estación el menor se soltó de su agarre y corrió a los brazos de su padre.

-¡papi!- grito el menor cuando el rubio le alzo en brazos algo sorprendido pero igualmente feliz.

- ¡campeón! ¿Qué hacen  aquí? –shizuo volteo a ver a vorona quien se en encogió los hombros.

-kettquiso pasar a saludarte- respondió restándole importancia.

-¿eso es cierto campeón?- el niño asintió sonriendo.

Pronto ambos comenzaron a conversar sobre su día, la mirada de vorona sonriente le hacía sentirse en paz pero al mismo tiempo sucio.

-somos una gran familia ¿verdad?- la pregunta de la mujer le saco de su plática.

-claro qué lo somos- contesto naturalmente.

-¿y jamás dejaremos de serlo?- esto no le gustaba a shizuo, lo único que pudo hacer fue negar.

-no… lo prometo – la rubia sonrío feliz de su respuesta.

-kett despídete de papa, es hora de irnos – tomando su bolso se levantó de la silla oyendo el reproche de su hijo.

-campeón, obedece a mama – el niño hizo un puchero pero accedió.

El rubio como de costumbre los acompaño hasta la salida.

-¿trabajaras en la noche?- cuestiono la rubia mirándolo dudosa- me gustaría que saliéramos a cenar nosotros tres.

Shizuo casi maldijo, quería ir a ver a izaya y aclararlo toda esa misma noche. Pero ante las protestas emocionadas de su hijo y la mirada de su esposa analítica. No le quedo de otra más que acceder.

-bueno, en ese caso nos vemos en la noche–anuncio la rubia antes de darle un beso en sus labios.

Uno que se sintió tan vacío que lo hizo dudar de su decisión.

-kett despídete de tu papa – pidió la rubia mientras buscaba las llaves de su auto.

-¡adiós papi!- el rubio le revolvió sus dorados cabellos. Para después besarle la frente en un ademan de despido- kado-chan – grito el niño mientras veía al castaño llegar a la oficina.

-kett que grande te has puesto, vorona buenas tardes- saludo el hombre amablemente.

-buenas a ti kadota, kett es hora de irnos

Sin más ambos se despidieron, mientras el rubio se metía a la estación con su compañero de trabajo.  Sin notar como unos ojos veían la escena con claro dolor en su mirar.

*

*

*

Por las calles de ikebukuro, un joven informante caminaba perdido en sus pensamientos, su mirada bacía  se dirigía a la nada, mientras sus pies le llevaban a donde el rubio. Sus manos apretaban los resultados de los análisis con frustración

¿Por qué tenía que pasarle esto a él?

Las palabras de shinra se repetían en su mente, eso no podía ser real… él no podía estar pasando por aquello. El temor se combinaba con una gama de sentimientos jamás había sentido le ensordecían los sentidos.

Debía hablar con shizuo y este seguía negándole las llamadas así que lo enfrentaría, le diría todo y quizás luego huiría a un lugar lejano, si eso sonaba bien. Solo esperaba su roto corazón resistiera todo aquello.

Al fin había llegado la estación, sin atrever a cruzar esa calle que les separaba miro nuevamente los papeles en su mano esperando que el diagnostico cambiara, cosa que obviamente no paso. Sus manos se dirigieron al dije que shizuo le había regalado.

Le necesitaba tanto.

Preparado para enfrentarlo estaba por cruzar la puerta cuando sus ojos se abrieron al verlo salir con una joven hermosa rubia y un pequeño de unos 4 o quizás 5 años tan parecido al que le hizo temblar.

Esto no podía estar pasando… era una pesadilla.

Mas esta no podía ser más real, el mundo se le vino abajo cuando vio claramente  como esa mujer le besaba cariñosamente y este le correspondía. Hasta ese momento se dio cuenta de la verdad: el jamás podría compartir a izaya.

Mas fue cuando ese niño lo abrazo con ese amor que se sintió sucio, roto, y traicionado, shizuo lo había engañado. Sus manos jalaron el collar desprendiéndolo de su cuello, no quería nada de un ser que nuevamente se había burlado de él.

Su mirada para su mala suerte se topó con la de la rubia quien me miro primero sorprendida luego furiosa, al parecer este giro indicándole al niño que fuera al parque a jugar.

Este sin dudar asintió y corrió hacia el lugar mientras la rubia se encaminaba hacia el ¡perfecto! Lo que faltaba, cuando ambos estuvieron frente a frente se miraron retándose por la mirada, con un odio infinito que nadie creería.

-vaya, quien diría que tuvieras las agallas de presentarte ante mi marido – gruño la rubia con enojo.

-¿Cómo sabes de mí?- interrogo sin dejarse intimidad.

-el me lo dijo – contesto – me pidió perdón y me dijo que solo habías sido una aventura más.

-mientes- gruño apretando las hojas que traía consigo

-¿Qué razón tendría de mentir? Si no me crees ve y preguntale – le reto sonriente, como quien se cree victoriosa.

-¿crees que caeré en tu trampa? ¡aquí el único dios soy yo! -  bramo el moreno fuera de sí.

-entonces por qué tiemblas así – insinuó la mujer.

-… no sé qué vio shizuo en ti, eres una bruja – insulto.

-el no opina lo mismo, después de todo tenemos varios años casado y un hijo ¿crees que cambiaría eso por….ti?- cuestiono mirándolo con desprecio.

Izaya lo sabía, ella tenía razón. Shizuo jamás abandonaría a su hijo por el, y eso ya lo había dejado más que claro.

-será mejor que me vaya

-si… eso es lo mejor, y por favor no aparezcas de nuevo en nuestras vidas – ordeno viéndolo derrotado, tal y como quería.

-eso hare.

Antes de irse los llamados de un infante les hicieron girar, kett se había cansado de jugar solo por lo que sin fijarse cruzo la calle hacia su madre, los ojos de vorona se agrandaron con terror al ver como a pocos metros de su hijo un coche frenaba ruidosamente.

 Izaya sin perder tiempo corrió hacia el menor, todo fue tan rápido que nadie pudo reaccionar hasta escuchar el golpe seguido de un grotesco grito.

*

*

*

-¿no has hablado con  izaya?- cuestiono kadota, había esperado que su cabezón amigo entrara en razón. Pero nada.

-no, aun no tengo el valor, tú mismo los vistes. Ellos me necesitan – la mirada frustrada y dolida miro a su amigo.

-¿y tú… a quien necesitas?­ –esa pregunta no se la esperaba.

Mirándolo sin saber que decir kadota continúo.

-imagina que el día de mañana izaya no está en tu vida ¿crees poder vivir con ello? – las pupilas del rubio se contrajeron ante la sola idea.

-yo…

Antes de poder responder un fuerte golpe resonó en la zona seguido de varios gritos, sin dudarlos ambos se pusieron de pie y corrieron hacia afuera, a lo lejos se veía varias personas reunidas al parecer había un herido.

-¡llama una ambulancia! – le ordeno a kadota mientras se acercaba haciéndose paso entre la gente.

A lo lejos visualizo a vorona abrazando a su hijo, el miedo le invadió y corrió a lo lejos, este tenía varios raspones pero estaba estable. Un suspiro salió de sus labios, su mujer seguía llorando mientras temblaba.

-tranquila estará bien – le calmo entendiendo que era por el susto. Los ojos de la mujer se negaban a verlo y menos a soltar a su pequeño.

Mas la gente seguía gritando que llamaran a una ambulancia, eso lo desconcertó, basto girar si cabeza unos grados para que el mundo entero se le viniera abajo y todo comenzara a nublarse.

A unos cuatro metros el cuerpo inconsciente de un moreno era atendido por dos ciudadanos, su cuerpo apenas si respondió haciendo un ademan de acercarse todo le temblaba, era el miedo en persona.

Ese hombre que apenas si podía respirar era izaya… su izaya quien se debatía entre la vida y la muerte.

Sus piernas flaquearon apenas llego a su lado, haciendo caso omiso a los dos hombres que le rodeaban tomo el cuerpo entre sus brazos y se fundió con él en medio de un ensordecedor grito.

Aquello no podía estar pasando, no podía el destino ser tan cruel.

-s…shizu – le llamo una vos ronca, apenas si se escuchaba pero fue suficiente para detener el corazón del rubio.

-n-no hables, la ambulancia viene en camino –informo en medio de su llanto. Izaya se veía tan débil que el solo pensar en aquello le daba terror.

-¿por…que lloras?- cuestiono alzando con dificultad su brazo hasta acariciar su mejilla sin importarle que al hacerlo esta quedara manchada con su sangre.

-izaya – susurro viéndolo atragantándose con su propia sangre, quería despertar de aquel horrible escenario -¡traigan una ambulancia!- grito fuera de sí.

-e-es tarde- la vos de izaya le hizo temblar –y-ya no siento… mi cuerpo.

-no, no digas estupideces… no puedes, no dejare que pase- prometió fuera de sí, la frustración recorría cada parte de él haciéndolo más que doloroso.

-… sabes – los labios de izaya agrietados sonrieron -… lo s-sabia siempre, q-que tu no mh… me elegirías, ahora… sé por…que- admitió sintiendo como el aire se negaba a  entrar en sus pulmones.

-¿izaya?- el rubio vio el cuerpo de su amante tensarse de dolor este solo levanto dificultosamente una mano con un papel -¿q-que es esto? – no obtuvo respuesta y él lo sabía.

Sus ojos leyeron rápidamente el papel, quedando helado… dios no podía jugar así con ellos.

- shizu – su mano repentinamente callo, y shizuo lo noto, su cuerpo entero se aferró al menor apresándolo contra su pecho mientras un grito más bien parecido a un gruñido de una bestia ante el dolor sonó por todo el lugar dejando a todos helado.

Shizuo con su rostro lleno de lágrimas miro a vorona.

-perdóname…. Yo… solo lo puedo amar a el – se giró a izaya- te elijo a ti… mi amada pulga. Solo a ti, pero por favor abre los ojos

Suplico a sabiendas de que hacía rato el moreno había dejado de oír, sentir y respirar, llevándose con él una parte de su vida.

“izaya Orihara

Resultado: positivo

Tiempo de gestación, 2 mes, 3 semanas”

 

 

https://www.youtube.com/watch?v=V0BsYfuolaI

 

Notas finales:

espero nte haya gustado, se que no te hice pero me encanto hacerlo para ti

 


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