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Mi lista de intentos fallidos. por Hando Kurai Tamashi

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Notas del fanfic:

Menciono que los personajes no son de mi autoría, solo la historia.

Notas del capitulo:

¡Hola! ¿Cómo están? Yo bien n.n

Aquí dejando un lindo Seung x Phichit que espero disfruten. Por cierto este One shot participara en un concurso (#contest1thnoOTP).

Bueno, sin mas pónganse cómodos y que la historia ¡Comience!

 

 

 

 

Otro día mas, una tarde más y nada parece funcionar ¡Tan desesperado estoy ya! ¿Lo puedes notar? Phichit Ese es el nombre de la persona que hace brincar mi corazón. Somos grandes amigos desde hace mucho tiempo, desde primero de primaria para ser exactos y hasta la fecha somos inseparables. Lo triste resulta ser que estoy enamorado de él y jamás se lo he dicho ¿Por qué? La sola idea de pensar un posible rechazo me aterra y demasiado. Quizás suene exagerado, pero desde la primera vez que decidí confesarme a una persona salí lastimado, poco se compararon aquella vez las mejores flores y los chocolates más caros con mi corazón hecho pedazos. Jamás dolió tanto un “no”.

El tiempo paso al igual que el dolor, es por eso que detesto a la vez este sentimiento, por no ser lo suficientemente valiente para afrontarlo ¿Quién pensaría que yo? un chico aparentemente sin emociones ¿Estuviese sufriendo por un amor en silencio? Rarooooo…

 

-              Seung- Escuche.

 

-              ¿Ah?- No me había percatado que llevaba  un par de veces llamándome - ¿Qué sucede? – Repuse

 

-              Te decía que si querías podíamos ir un Viernes a mi casa- Inflo los cachetes de forma infantil alarde a sus típicos pucheros ¿Se habrá molestado porque no le preste atención mientras me hablaba? ¡Un momento! ¡¿Escuche bien?!

 

-              Claro- Respondí como de costumbre, con toda la serenidad posible aunque por dentro mis  escandalosos gritos me provocaran sordera.

 

-              No lo malinterpretes. Es solo que no me parece justo que me invites todos los Viernes a tu casa para tomar un café. Quiero ser justo- Afirmo.

 

-              Oh… No hay problema- ¿Solo eso dirás? ¡Di algo más! Vaya que estoy seco. En un instante repare en la taza de café que sostenía Phichit con ambas manos, probablemente llevaría la mitad como de costumbre; yo ya voy para la tercera taza, no suelo beber mucho café pero no puedo controlar las ansias que me invaden a cada que el da un sorbo. “¡Ti Ti Ti!” Irrumpió el silencio la alarma del reloj de mano que llevaba el moreno sobre su muñeca izquierda. Este la llevo a la altura de su barbilla para observar la hora, aunque fuese demasiado obvio que hora era.

 

-              Oh vaya se me hace tarde- Exclamo a la vez que se levantaba de golpe de la silla de roble en la que estaba sentado. Como de costumbre dejo la taza de café sobre la mesa, llevo su mochila al hombro y se apresuro hacia la puerta principal – Lo siento, tengo que irme ¡Gracias por el café! Nos vemos luego- Le escuche decir antes de que el golpe sordo producido por la puerta y el marco de esta llegase a mis oídos. Quede allí solo y desconcertado dejando escapar un suspiro de mis labios. Deje mi taza en la mesa, tomando ahora la que mi compañero había dejado, pude notar que en efecto se había bebido solo la mitad; estaba desilusionado. Caminé hacia el lavabo y vacié el resto de cafeína en él para después observar el interior de la taza, los nervios reaccionaron al leer lo que estaba grabado en el interior “¿Quieres ser mi novio?” Si, se supone que el plan es que el beba el café para poder ver el mensaje pero,  jamás lo hace.

                Me paralizo de solo pensar en qué pasaría si lo hace. ¡Ni lo pienses Seung, No te echaras para atrás! … Imagino que se preguntan el porqué de mi desesperación, bueno, es una historia un tanto complicada. Hace un mes durante la finalización de las clases, Phichit se me declaro si se podría decir.

 

*Flash Back*

-              Seung, tú me gustas…- Escuche decirle mientras mis ojos se exaltaban ante la sorpresa

 

-              ¿Eh?-

 

-              ¿Por qué nunca me pones atención? No lo volveré a repetir- Protesto cruzándose de brazos y antes de que pudiese responder, continuo - ¿Uh? ¿Te lo creíste?- Me observo con un solo ojo pues me estaba guiñando – Jajaja solo era un ensayo-

 

-              ¿Qué?- Me quede sin palabras ¿Era solo un juego? ¡Phichit! El hervir de mi sangre sustituyo las revoltosas mariposas en el estomago.

 

-              Te has puesto rojo Seung- Sonrió, yo por el contrario gire mi rostro lleno de vergüenza, solo hasta ese momento fui consciente del calor en mis mejillas.

 

-              No es mala idea ¿Lo intentamos?- Lo dije por impulso, en una manera de cobrármela.

 

-              ¿Q…Qué?- Su postura cambio, ahora con ambos brazos en frente, como si así crease un muro entre ambos, no pude evitar soltar una pequeña risita al ser testigo de su repentino sobresalto - ¿Eh? Que malo eres Seung- Gruño al darse cuenta de mi pequeña venganza.

 

-              Lo siento, solo bromeaba-

 

-              Hmmp, da igual. En cuanto me declare a la persona que me gusta no tendré que molestarte de nuevo- Me mostro la lengua. Me hubiera parecido gracioso ese gesto pero, sus palabras lograron romper algo en mi. Fue allí donde me di cuenta de mis verdaderos sentimientos hacia él.

 

*Fin Flash Back*

 

                Desde entonces, he intentado desesperadamente decirle lo que siento por él, ha pasado un mes, un mes en el que todos los viernes a la misma hora le invito un café en casa, en la misma taza. Esperando a que vea el mensaje que se encuentra oculto tras la cafeína pero el resultado es el mismo, jamás la termina por completo, siquiera más de la mitad; su reloj timbra y se va. ¡Rayos! ¿No comprendo por qué? ¿Sera porque se la pasa hablando demasiado? Puede ser ¿O quizás es porque no está impuesto a beber mucho café? Una taza de 400 mililitros que mande a rotular ¡De haberlo sabido hubiese pedido una de 250 mililitros!

Me dirigí al amplio sofá color jade que tengo en la sala y me deje caer sobre él, pensar sobre este asunto me agota mentalmente. Mire hacia la pequeña mesa de noche que se encontraba en el extremo del sofá y extendí mi brazo hasta el pequeño cajón que esta poseía, lo abrí y extraje una pequeña libreta azul junto con un lápiz. La abrí donde se encontraba la última anotación. Deje mi vista pasear por la pequeña lista que había formulado hace un mes. Ideas para una confesión, eso es lo que son. Solté un resoplido de desdén mientras tachaba la primera casilla de la lista lo que representaba mi primer intento fallido, es momento de brincar al próximo.

 

***

 

                La mañana avanzo como de costumbre, el camino hacia el colegio fue normal. El tráfico en las avenidas próximas a los institutos, y el sonido de los claxon. Llegue primero que Phichit al salón, antes de que sonara la campana charle un rato con Emil, un chico de estatura promedio de ojos marrones y piel durazno. No suelo hablar con nadie, pero él es una excepción, supongo que es por lo hablador que resulta ser.

Phichit entro después de que sonara la campana, junto con el resto que se encontraba fuera, el profesor entro al minuto,  dejando su maleta sobre el escritorio,  aproximarse a la pizarra y llenarla de ecuaciones de tercer grado, dando inicio a la clase de matemáticas discretas. El silencio estuvo presente la mayoría de las clases. Durante el descanso, comimos bajo la sombra de un árbol en el patio.

                Después de varias horas transcurridas mire mi reloj, en solo 5 minutos sonaría el timbre que anuncia el final de las clases. Sin perder tiempo abrí mi libreta en la última hoja, rasgándola con cuidado de que no escucharan. Una vez desprendida del conjunto, anote en ella con mi mejor letra “¿Quieres ser mi novio?” Otra vez aquella frase que me pone los nervios de punta. Solté un suspiro y proseguí a doblarla con cuidado, formando un avión de papel. Muy bien, mi ubicación es en la primera fila, tercer banco; la de él es tercera fila, primer banco. Rayos que difícil, si los demás se enteran será el momento más incomodo para mí y ni se diga para el…

“¡Rin!” Se escucho, entonces todos comenzaron a guardar sus pertenencias e iniciar a salir del salón, yo no tenía problema pues ya había recogido todo. Con un impulso en el brazo solté aquella nota voladora.

 

-              Mierda- Maldije en voz baja al ver como mi mala puntería había dado en el chico equivocado. Me levante torpemente y salí de allí a toda prisa. Tras el moreno de oscura cabellera que había salido al corredor.

 

-              ¡Hey!- Exclamo el castaño de tez morena al sentir la punta del inofensivo proyectil chocar contra su nuca. Giro y lo tomo, dispuesto a regresarlo a quien suponía el responsable de aquello sin embargo noto que había algo escrito. Curioso deshizo el avión de papel y se sorprendió al leer, miro al chico delante de él, que le miraba con su típica sonrisa boba.

 

-              ¿Que sucede Micky?- Cuestiono curioso

 

-              Emil… tu… ¿lo dices en serio?- Titubeo un momento con las mejillas coloradas. Antes de que el mencionado respondiera Michelle continuo – Yo, yo también ¡Sí!- No sabía que responder pero solo entendía que era afirmativa su respuesta. A pesar de mostrar repugnancia hacia el joven, tenía que admitir que tenía sentimientos encontrados por este.

 

-              ¿Eh?- No comprendía. Solo pudo observar el mensaje que descansaba en las manos del castaño. Una vez lo comprendió se exalto – Micky, no me digas que tu…-

 

-              ¿Quieres dejar de humillarme? Ya te he dicho que si- Soltó colérico

 

-              ¿Si? ¿Cómo, no lo entiendo?-

 

-              ¿Eh? Quieres decir que tu… ¿no has escrito esto?- Quedo en shock, un terrible escalofrió le recorrió la espalda “Mierda, he dicho que si. Me he confesado ¿Qué pensara Emil? ¡Qué humillante!”

 

-              Yo también… Michelle ¿Quieres ser mi novio?- Sonrió ¿Qué podía hacer? Se notaba lo evidente

 

-              Si- Lanzándose a los brazos del checo.

 

                Bien, otro intento sin éxito. Tache la segunda casilla de la lista, bajando mi mirada a la próxima. Demonios ¿Tan difícil resulta confesarse? Mi impaciencia crece al igual que las ansias. Guarde la libreta en la mochila y continúe mi camino, he decidido ir a casa debo despejarme un momento, este asunto me tiene vuelto loco… Animo, el siguiente intento es el vencido, puedo hacerlo…

 

***

 

                Bien, hoy me he levantado temprano para poner en marcha el plan numero tres. Ayer fui de compras para adquirir los ingredientes ¿Qué creen que haré? ¿Un pastel? ¿Galletas? No, nada de eso. Bueno puede que sea similar.

                Prepare la harina y después me di a la tarea de escribir en pequeñas tiras cosas normales como “Hoy será un buen día” Y así; incluido mi tan desesperado mensaje “¿Quieres ser mi novio?” Por los cielos llega a él. Solté un resoplido mientras daba forma a las galletas y las rellenaba con los mensajes. Después de unos minutos en el horno por fin están listas; mis galletas de la suerte. Las saque y deje en la bandeja para esperar a que se enfriaran mientras retire el delantal blanco y lo deje sobre el respaldo de una silla de madera. En la estantería busque una bolsa de cartón la cual llene con las galletas de la suerte, con cuidado doble el borde de la bolsa para cerrarla.

 

 

Al pasar por una esquina termine chocando con alguien que al parecer también tenía prisa, ambos terminamos en el suelo al igual que las bolsas de cartón que llevábamos irónicamente.

 

-              Fíjate por donde caminas- Solté algo molesto mientras me incorporaba.

 

-              ¿Ah? Lo mismo va para ti- Le mire tan pronto escuche el sermón, y para mi sorpresa me vine a encontrar con Yuri Plisetsky, el joven hermano menor de Victor-sensei. Si tuviese que describirle en una sola palabra seria irritante, un chico muy irritante; ja claro y lo dice el más dulce. Si tuviésemos que competir en quien es más irritante no tengo idea de quien se lleve el puesto.

 

-              Me encantaría charlar pero no tengo tiempo- Le sonreí con una fatiga mal disimulada y teñida de sarcasmo, cosa que capto al instante que me fulminaba con sus penetrantes ojos verdes, hermosos y amenazantes.

 

-              Tsk- Se quejo, era evidente que no tenía intención de devolverme la provocación, mucho menos quedarse a hablar. Miro su celular y se levanto de golpe tomando una de las bolsas de cartón que se encontraban sobre el suelo (por no decir que la más próxima), si, tenía mucha prisa. Pero bueno que importa Phichit no me esperara siempre ¿verdad? De igual manera me apresure a tomar la bolsa de cartón para después echarme a correr nuevamente. Paso alrededor de media hora cuando por fin pude llegar al lugar acordado. El centro comercial sobre la avenida 45, la mayoría de las veces acordamos vernos allí ¿La razón? Simple, posee una pequeña pista de patinaje; actividad que amamos con devoción aunque claro no somos súper expertos en piruetas.

                Al pasar por la puerta principal, ya con más calma. Deje mi vista recorrer el lugar hasta que dio con los ojos azabaches del moreno que me esperaba cerca de una columna de hormigón.

 

-              Oh, Seung ¡Por aquí!- Exclamo al momento que alzaba y sacudía un brazo

 

-              Phichit… hola…- Salude mientras relajaba mi respiración un poco exaltada por la caminata

 

-              ¿Es que te has venido corriendo?- Rio, yo solo asentí con un movimiento leve de la cabeza – Vaya… ¿Uh? Por cierto ¿Qué es esa bolsa?- Finalmente reparo en la bolsa de cartón – ¿Bocadillos? – Intento adivinar.

 

-              Umm… algo así- Respondí con nerviosismo – En realidad, es algo que he hecho para ti-

 

-              ¿Para mí? Jaja muchas gracias Seung- Me sonrió con una calidez que hizo saltar a mi corazón. Mis manos temblaron cuando extendieron la bolsa hacia el moreno – ¿Me pregunto qué será?- Pronuncio ya con la bolsa de cartón en manos.

 

-              ¿Y si solo la abres?- Aconseje, no sin antes ganarme una mirada de “mata rollos” por parte del pelinegro en frente. Este curioso la abrió y observo el contenido quedando un momento de silencio; quizás el más largo de toda mi vida.

 

-              Oh… no me lo esperaba. Que único… ¿Qué son?- Pregunto lo cual me extraño, no esperaba ese tipo de reacción o siquiera respuesta, así que me acerque para mirar el contenido ¿Y cuál fue mi sorpresa? Mis galletas de la suerte habían adoptado un aspecto mas rechonchete y suave

 

-              ¿Pero qué?- No pude evitar exclamar, tome uno y le abrí por el centro; arroz, huevo y ¿cerdo?... ¿Dónde quedo mi nota? ¿Dónde quedaron mis galletas?

 

-              ¿Piroshki?- Pichit probo uno de los bollos – ¡Que delicioso! ¿Los has hecho tu?- Dijo después de tragar la primera mordida. Mi silencio hablo por mi pero Phichit lo mal interpreto, asumiendo realmente ese hecho – No sabía que fueras buen cocinero- “Yo tampoco” masculle para mis adentros.

 

                Mientras tanto en la estación de metro, entre el tumulto de personas. El joven ruso se encontraba con cierto pelinegro.

 

-              Yurio, creí que no vendrías- Expreso el japonés con una sonrisa al ver que se había equivocado.

 

-              Tuve un percance- Explico un tanto agitado.

 

-              Te agradezco que me acompañes, realmente me da miedo ir solo- Confeso. Yuri Katsuki de 24 años había llegado a Rusia tras una beca de intercambio, alojado en un departamento sencillo y cómodo. Por azares del destino termino conociendo a su tocayo en una fiesta escolar. Y aunque al inicio sus personalidades chocaron, terminaron por generar una peculiar amistad.

 

-              Descuida- Respondió casi al instante

 

-              Umm… por cierto ¿Qué llevas?- Noto la gran bolsa marrón, y las mejillas del rubio se cubrieron de un leve carmín

 

-              Los hice para el camino- Y tendió la bolsa hacia el chico – Supuse que tendrías hambre…-

 

-              ¿Eh? ¿Cómo lo supiste?- Su rostro se torno completamente rojo de la vergüenza. Tímidamente abrió la bolsa y algo extrañado saco una porción - ¿Una galleta de la suerte?- Sonrió emocionado, tenía tiempo de no ver una.

 

-              ¿Eh?- Arqueo una ceja tras escuchar algo que no cuadraba allí. Se acerco y miro el contenido, mientras que el pelinegro prestaba especial atención a la galleta que había sacado. Intrigado por lo que le depararía el destino deshizo la galleta por la mitad y extendiendo los extremos – Veamos- Tarareo alegre y de golpe quedo mudo.

 

-              Tsk… que raro- Se dijo en voz baja

 

-              Yurio…- Pronuncio tímidamente - ¿Tú hiciste estas galletas?-

 

-              … En teoría- Explico “¿Qué le sucedió al Piroshki que prepare? Además, se reiría de mí por lo increíblemente descuidado que fui. Un momento… claro, Seung también llevaba una bolsa… ¡Mierda!”

 

-              Tu hiciste esto para mi ¿cierto?-

 

-              Si ¿Por qué tanta pregunta?- Soltó con cierto desdén en la voz. Se sorprendió al presenciar como el chico acorto la distancia entre ambos, solo para juntar sus labios con los de él. Yurio contuvo un grito ahogado, no esperaba eso. Permaneció inmóvil con los ojos bien abiertos del shock. No supo cuando fue que su corazón latía de manera desenfrenada, ni cuando su respiración empezó a agitarse. A si mismo se percato de que su cuerpo temblaba levemente entre los brazos del pelinegro que le abrazaba con tacto - … A…A que… se debe, eso…- Tartamudeo una vez que el japonés le libero de aquel dulce beso, dejándole un hormigueo en los labios, mariposas en el estomago, las mejillas coloradas, la mente en blanco y los sentimientos hechos una revolución.

 

-              Es mi respuesta- Sonrió un tanto apenado por sus acciones

 

-              No… no comprendo…- Fue entonces que Yuri le extendió el pedazo de papel un tanto confundido. El rubio quedo desconcertado por un momento y después la vergüenza le consumió, y todo por un mal entendido. Quiso explicarlo, negarlo, desmentir lo que había dicho, pero. Katsuki parecía muy feliz había admitido que tenía sentimientos encontrados por él. Por si fuera poco, Plisetsky también sentía lo mismo y le alegraba saber que fuese un sentimiento mutuo. Así que ¿Desmentir que? Si realmente lo amaba.

 

                Bueno, fue un día agradable… aunque no fuese lo que esperaba. Estaban deliciosos los Piroshki, quizás eso fue lo único que sirvió para que mi motivación no se fuese por los suelos.

En este momento me encuentro en casa, el reloj de pared marca cinco para las siete. Ahora que lo pienso ¿Qué habrá sido de mis galletas? Por alguna razón siento que mi vida peligra… bien, me preocupare por eso mas tarde. Por ahora creo que tomare una ducha.  Dicho y hecho prepare la tina, al cabo de unos minutos ya me encontraba dentro; se siente tan bien el agua tibia al punto de que el estrés abandone mi cuerpo, estaba rígido por todo el esfuerzo físico y mental.

Después de asearme, me envolví en una bata color caoba, en la caminata a la habitación seque mi cabello. Para mi sorpresa mi querido Sasha se encontraba sobre la cama ¿Abra esperado mucho? Bueno, ya le di de comer así que supongo ya a de querer dormir. Antes de meterme entre las colchas busque mi preciada lista, y una vez en mis manos tache la tercera casilla. No pude evitar poner una mueca de decepción, estoy seguro que Phichit se confesara pronto y yo no quiero eso, debo evitar ese acontecimiento, y para eso debo confesármele a él. Sé que mi deseo es egoísta pero ¿Quién no se ha sentido así alguna vez? Las confesiones solo tienen dos tipos de respuestas, sí y no. Si el sujeto ese le llega a dar el sí, yo sufriré en silencio por el resto de mis días; en caso de ser no Phishit sufriría por un amor no correspondido. Entonces, ¡sea cual sea la respuesta alguien sale lastimado!

 

-              ¡Guau!- EL ladrido de Sasha me saco de mis deprimentes pensamientos, en silencio se había acercado hasta donde estaba. Le sonreí y deje la libreta sobre la mesa de noche, acaricie su cabeza como de costumbre y en respuesta el meneaba su cola.

 

-              El amor resulta complicado, verdad- Me siento cómodo hablando con él, siento que de alguna manera me entiende.

 

***

                Es momento de poner el 4° plan en marcha. Definitivamente no es algo que suelo hacer, pues implica la presencia de terceros, sin mencionar que estará a la vista de cualquiera. Demasiado escandaloso y poco que ver con mi estilo, pero bueno, todo es bueno mientras sirva.

Ya han pasado 20 minutos desde que salimos del colegio, me ofrecí a acompañarlo hasta su casa. Todo bien por ahora.

 

-              Seung, ¿Qué te parece ir  el Lunes de compras?- Propuso poniendo ojitos de cachorrito. Maldición sabe cómo hacer que ceda a sus caprichos.

 

-              No sé si pueda- Intente no mirarlo. Todo esto mientras doblábamos la esquina y seguimos avanzando.

 

-              ¿Eh? Vamos Seung, no seas amargado- Se abalanzo sobre mi brazo izquierdo haciendo sus típicos pucheros. Y nuevamente me llevo el titulo de la persona más rancia del mundo, que fastidio. Pero quitando de lado sus palabras hirientes a mi persona, el solo hecho de que se aferre de esa manera a mí me vuelve loco. A tal grado de acorralarlo contra una pared y besarlo – Bueno, se que te convenceré- Soltó una risita mientras me soltaba de golpe. “No Phichit quédate como estabas un poco más” Encorve mis labios en forma de puchero. ¡Un momento animal! No podía evitar regañarme, soy un desquiciado ¿Uh? Creo que esa es la razón por la que siempre le llevo la contraria, se que si lo hago se vuelve más empalagoso y eso es lo que me encanta.

 

-              Disculpa ¿Decías algo?- Caí en la cuenta de que no le había prestado atención a sus palabras. Pucheros de Phichit en 3 2 1.

 

-              ¡¿Eh?! ¡¿Porque nunca me prestas atención?!- Me tomo del hombro sacudiéndome. Si supieras que me pierdo en tu mirada y en tus sonrisas…

 

-              Perdón- Inevitablemente sonreí apenado y pude notar un leve sonrojo en las morenas mejillas del chico –Emm… solo no preste atención a lo ultimo-

 

-              Solo dije que de todos modos te convencería- No pude evitar tomar aquello como un desafío

 

-              ¿Ah si? ¿Cómo piensas hacerlo?- Dije con voz provocativa mientras una sonrisa picara se dibujaba en mi rostro. Quizás fui a los extremos.

 

-              … Bueno, yo… Emm…- Tartamudeaba tímidamente, se notaba que no sabía que decir.

 

-              ¡Hola! Seung- Giramos hacia la voz familiar que se encontraba tras el portón de la residencia destinada. No supimos cuando fue que ya nos encontrábamos frente a la casa del moreno – No me digas que Phichit te volvió a pedir que lo acompañaras- Pronuncio el padre del chico. Un hombre fornido de larga cabellera ondulada y castaña, de ojos celestes y tez morena. Se encontraba en la puerta de la vivienda. Una casa de dos pisos al estilo colonial color beige cimentada  con madera y un pequeño cobertizo tapizado de césped y hermosas flores a la deriva.

 

-              Buenas tardes Celestino- Devolví el saludo – Descuide, no es ninguna molestia- Pase mi brazo por la espalda del chico hasta el hombro, sosteniéndolo de manera amistosa.

 

-              La temperatura está bajando ¿No te gustaría quedarte a tomar algo?- Ofreció el padre de familia.

 

-              Sera para otra, gracias. Hoy tengo un poco de prisa- Note que Phichit me miro de repente, y se separo. Teniéndolo ahora enfrente.

 

-              Hmmp… me prometiste que tomarías un café- Me restregaba mi promesa.

 

-              Si, pero no hoy- Pose mi mano sobre la oscura cabellera, revolviéndola con dulzura – Nos vemos mañana- Fue entonces que continúe mi camino. Pfff, yo haciéndome el chico interesante ¡¿Desde cuando esa es mi personalidad?!

Espere a que la familia estuviese dentro de la casa, me encontraba en una pequeña plaza de la colonia, donde pedí ayuda a unos amigos. Aproximadamente 19, ya les había contado sobre el plan y todos lucían mas emocionados que yo, vaya.  Yo estaba hecho un manojo de nervios. Los chicos tomaron sus cartulinas y corrieron hasta estar frente a la casa de Phichit. Espero los vecinos no se enteren de esto, si, pido un milagro ¿no? Saque mi celular y busque el número del tailandés, en un memento de indecisión marque. Sonó tres veces cuando por fin escuche la voz de Phichit tras la línea.

 

-              ¿Hola? ¿Seung?- Escuche

 

-              Hola Phichit… emm… ¿tienes un momento?-

 

-              Si, dime-

 

-              Tengo un mensaje para ti… ¿Podrías acercarte a la ventana?- Dije después de comprobar que los chicos estuvieran listos, tendiendo al aire los grandes pedazos de papel.

 

-              Um, claro- Sonó extrañado, y escuche cuando hizo la cortina a un lado – Oh, vaya…- Dijo después de un memento de silencio.  Mi corazón estaba estremecido, e inconscientemente con la mano libre que tenia jugaba con un mechón de  cabello, un típico tic nervioso que tengo.

 

-              ¿Sucede algo?- Creí que algo andaba mal.

 

-              Emm… supongo- Esto hizo que sintiera una punzada en el pecho ¿Qué quería decirme? Su tono de voz lo decía todo, no estaba convencido - ¿No sabía que te gustaran los anagramas? Sabes, no soy bueno con ellos-

 

-              ¿Eh?- No lo comprendía

 

-              “¿O qué? Ires mi ser no vi” - Dijo tras la línea – Ese es el mensaje y no entiendo nadita. Me rindo, mejor dímelo-  Golpee con la palma de mi mano mi frente dejando una marca roja.

 

-              No, mejor olvídalo. Adiós - Solté un fuerte suspiro y colgué ¿Por qué? Se supone todo estaba bien planeado. Les llame la atención a la banda, con una señal de que ya había acabado. Después solo me fui.

 

                Phichit estaba algo confundido y se alejo de la ventana, dejando a los desconocidos fuera. Fue hacia una mesa y en una libreta anoto el mensaje extraño. Creía que Seung estaba decepcionado (y lo estaba).

                Por mientras, los escandalosos jóvenes debatían, pues por la expresión del coreano algo no había salido bien.

 

-              ¿Le habrán rechazado?- Dijo uno en plena dramatización.

 

-              Puede ser- Agrego otro – Pero, lo hemos hecho bien ¿no?- Bajaron las cartulinas y las observaron extrañados. Fue allí donde se dieron cuenta del error.

 

                Mientras en la casa vecina, dos viejos amigos tenían una pequeña reunión.

 

-              Espero no te moleste mi presencia- Dijo un peli plata de tez nívea y ojos azules mientras se sentaba en el cómodo sillón de gamuza en la sala central.

 

-              Descuida, no hay problema. Después de todo ya ha pasado mucho tiempo desde que nos vimos por última vez- Respondió un joven de cabello dorado, piel bronceada y hermosos ojos verde claro. Había invitado al peli plata después de muchos años separados. Ambos eran ya maestros de preparatoria – Tengo solo vino tinto- Anuncio tras revisar la alacena.

 

-              No hay problema- Sonrió con una tranquilidad en la mirada “Jeje se cuanto le fascinan los vehículos. Seguro se sorprenderá cuando vea el Pagani italiano que adquirí en mi último viaje. Un paseo en el bastara para contemplar sus ojos llenos de emoción” Pensó “Quizás… sea momento de dar el siguiente salto… mmm… cual sería la mejor manera…” Fantaseaba feliz en su cabeza. Quizás los sentimientos que tenían ambos eran demasiado obvios, ya era el momento de confesarse pero claro está que no es cantar y coser.

 

-              ¿Cómo te fue en tu viaje?- Se acerco el rubio con dos copas las cuales lleno hasta la mitad con el vino

 

-              Nada nuevo en realidad- Contesto tomando ya su copa, procediendo a beber de esta. Sintió el ardor que producía en su garganta – Vaya… está muy fuerte- Tosió en un intento de aclarar su garganta.

 

-              Es Zinfandel-

 

-              Ya veo… coff…-

 

-              ¿Quieres un poco de agua?- Su expresión mostraba angustia, dispuesto a ir a la cocina por uno. Pero la seña en completa negación de Víctor le detuvo.

 

-              No te preocupes estoy bien- Después de pasar unos minutos en silencio dando miradas tímidas, el peli plata se animo a iniciar la conversación – Veo que aun te gustan los vehículos- Hizo énfasis a la variedad de pinturas de estos colgadas en las paredes. Chris asintió – Bien… en ese caso, quiero mostrarte algo Chris- Sonrió y se levanto, caminando hasta la ventana que daba a la calle, con un gesto de mano le invito a dirigirse hacia el cosa que hizo.

 

-              Me pregunto qué clase de sorpresa tienes preparada- Se sonrió seguido del peli pata que en un instante deslizo la cortina blanca dejando el exterior a la vista. Su expresión juguetona desapareció al presenciar a la pequeña multitud fuera, aparentemente frente a la casa. Chris volteo de golpe hacia el peli plata sin aun creer lo que sus ojos veían. Víctor por el contrario no esperaba que su vehículo italiano pasara a segundo plano.

 

-              Emm…- Su voz quedo en el aire incomodo que de pronto lleno la habitación, paso su dedo índice por su pálida mejilla en señal de nerviosismo.

 

-              V… Víctor… tu…- Retrocedió un paso aun incrédulo.

 

-              Chris…- Pronuncio firme después de pensárselo bien y con una prolongada exhalación – Desde hacia tiempo deseaba preguntártelo y ahora creo que no hay razón para seguir perdiendo el tiempo. Yo… ¿Deseas permanecer a mi lado? Te amo Chris- Tomo la mano del checo entre las suyas de manera suave y cálida.

 

-              Si… yo también te amo Víctor- Cálidas lagrimas de felicidad resbalaron por las mejillas del rubio mientras el fornido ruso le envolvía en sus brazos y depositaba un tierno beso en su frente.

 

                Volviendo con la revuelta en el exterior…

 

-              Parece que no saldrá…- Anuncio uno del grupo al ver que nadie se arrimaba por la ventana – Hagan algo por los cielos- Fue entonces que uno de ellos se dispuso a aventurarse en el jardín con el objetivo de llamar la atención del tailandés. Después de cruzar el portón de manera descuidada se paro bajo la ventana del chico. Pensó en cómo llamar su atención hasta que una idea demasiado cliché cruzo por su cabeza.

 

                Phichit estaba concentrado sobre el papel con el “anagrama” escrito hasta que escucho unos golpes en la ventana demasiado consecutivos, curioso se levanto de la silla y se encamino a la ventana pero justo antes de llegar a ella una piedra golpeo tan fuerte al punto de romper el cristal. Del susto profirió un grito.

 

-              ¡Phichit!- Entro Celestino.

 

-              ¿Eh?- No sabía que responder.

 

-              Hay una huelga afuera y creo que se equivocaron de casa ¿A qué se debe tanto escándalo? Por el amor de dios no se puede tener una tarde tranquila – Se quejaba – Podría decirles que están en un error pero ni siquiera sé qué demonios vienen a reclamar. Esas cartulinas que usan no dicen nada en especial. Oh vaya…- Reparo en los fragmentos de cristal sobre el suelo y con cuidado se arrimo al ventanal, no sin antes hacer que su hijo no se acercara - ¿Eh? ¿Pero qué es esto?- Se exalto y observo como los jóvenes salían huyendo al ver a la persona equivocada – ¿Creen que con cambiar el mensaje los perdonare? Pues deducen muy mal- Gruño. Quedo un momento meditando el asunto.

 

-              Papá… ¿sucede algo?- Finalmente se animo a preguntar

 

-              Dime Phichit ¿has llamado a Seung?- Intuyo.

 

-              Bueno, de hecho el me llamo-

 

-              Y… ¿Qué te dijo?-

 

-              Oh, solo me dijo que tenía un mensaje para mí en la ventana. Pero la verdad no logre entenderlo- Bajo la mirada. Fue entonces que por fracciones de segundo Celestino ya había dado en el clavo y al instante golpeo su frente con la palma de su mano enrojeciéndola “Los dos son bien idiotas” Pensó y se hecho a reír.

 

-              ¿Eh?- No lo comprendía.

 

-              No, no es nada- “Sera mejor que el mismo Seung se lo diga” Había decidido.

 

***

 

                Y aquí damos inicio a mi cuarto intento, no pude evitar suspirar pesadamente. Ya se acerca el día en que Phichit se confesara, estoy seguro. 14 de Febrero, seguro que ese día lo hará. Mis piernas han temblado durante todo el camino al colegio, cada día mis nervios y ansias me son difíciles de disimular ¿Qué hare cuando no pueda más?

                Me encuentro esperando fuera de la escuela aguardando a que el tailandés aparezca. Di una mirada a mi reloj de mano, 4:30 p.m. ¿Por qué tarda tanto? Después observe el sobre blanco con la hoja en la que había escrito la misma frase de siempre, puedo sentir como mis mejillas arden. En un arrebato del destino o más bien del viento para ser precisos, la carta salto de mis manos - ¡¿Ah?!- Solté un quejido, no ¿por qué ahora? Corrí presuroso tras ella. Fui descuidado al fiarme del aire que últimamente está más vivo. Seguí y seguí lo más rápido que podía, y cuando por fin mis dedos rosaron en ella salió a volar varios metros más dejándome con la sorpresa de que delante estaba la fuente de agua. Trate de mantener el equilibrio inútilmente.

 

-              ¡Seung!- Escuche a mis espaldas -¿Pero qué haces?- Dijo después de detenerse frente a mí, de alguna manera había terminado dentro de la fuente.

 

-              No sé, de repente me dio mucha sed- Conteste con mi típico sarcasmo.

 

-              Espera…- Saco su celular colocándolo frente a él, en posición de una selfi .

 

-              Hey, no puedes tomarle fotos a las personas mientras se bañan- Proteste

 

-              Lo siento no pude evitarlo- Sonrió

 

-              Olvídalo, solo ayúdame a ponerme de pie- Extendí mi mano hacia él y la sostuvo, fue entonces que jale hacia mí, llevando al moreno dentro de la fuente rodeándolo con mi brazos.

 

-              ¿He? No, yo ya me bañe- Reprocho aun en mis brazos. No recuerdo cuando fue que lo tuve así de cerca…

                Después de nuestra pequeña discusión nos encaminamos hacia nuestras casas. Otro intento fallido.

 

                En el patio se encontraba un joven de piel bronceada y cabellera oscura. Inexpresivo esperaba paciente bajo la sombra de un árbol. Y fue a él donde la carta fue a parar, retenida por su pie derecho. La curiosidad le invadió y se agacho para tomarla mas esta volvió a volar, la siguió por un instante y cuando pensó en dejarlo pasar la carta llego ahora a la cara de chico pelinegro de ojos grises.

 

-              Otabek Altin si vas a decirme algo que sea de frente y a la cara… pero no tan literal- Sostuvo el sobre en sus manos con cierta molestia – No puedo permitir que un pedazo de papel opaque mi hermoso rostro- Dijo narcista, Otabek termino con las mejillas levemente teñidas de carmesí. Aun no se convencía como era que un chico tan engreído como JJ le llamara la atención a tal grado.

 

-              Umm… lo siento…-

 

-              Descuida, te lo pasare por esta vez- Dijo con un ademan y luego abrió el sobre extrayendo la hoja que se encontraba doblada con cuidado – Veamos que es lo importante que tienes que decirme-

 

-              Emm… no creo que-

 

-              No te eches para atrás- Le interrumpió, quedo mudo tras leer la declaración – ¿Es en serio?- Se exalto – Esto es lo mas no directo y directo que me han dicho en mi vida- Poso dramáticamente

 

-              ¿Disculpa?- No comprendía

 

-              Disculpa aceptada, se que eres tímido… ejem… si, acepto tu proposición- No podía disimular la emoción que le recorría el cuerpo y se acerco enérgico al moreno, abalanzándose en sus brazos. Otabek no podía creer lo que sucedía – Tu también me gustas- Sonrió

 

-              ¿L..Lo dices enserio?-

 

-              Pues claro- Refunfuño, para que después el moreno le robase un apasionado beso.

 

                Pasaron días desde entonces. Donde las parejas formadas por los intentos del pobre coreano terminaron por conocerse, intrigadas por un “Jamás creí que andarían” y tras una larga plática dedujeron todo.

 

-              Vaya, no me lo esperaba- Articulo el peli plata después de las risas de los presentes – Así que todo fue obra de Seung ¿Uh?- Se sentían un poco apenados, pero reconocían que si no fuera por el chico oriental quien sabe hasta cuándo habrían confesado sus sentimientos.

 

-              Escuche a Phichit decir que este 14 de Febrero se confesaría a una persona- Anuncio Emil

 

-              ¿Qué? Entonces Seung no es correspondido- Se exalto Chris – Pobrecillo-

 

-              Creo que están haciendo una suposición errónea – Hablo esta vez Katsuki – Se nota a kilómetros que ambos están enamorados… Dudo que Phichit esté interesado en alguien que no sea Seung-

 

-              Entonces si es así ¿Por qué no solo confiesan sus sentimientos?- Soltó un resoplido el rubio de ojos verdes aqua.

 

-              No es sencillo. Además Seung ha intentado de todo y nada parece a su favor- Dijo Yuuri abrazando a su tocayo ruso – Es momento de que le devolvamos el favor ¿no creen? Solo hay que darle un empujoncito- Su idea hizo que los demás se llenaran de emoción. Si, era momento de reutilizar la lista de intentos fallidos.

 

***

 

                14 de Febrero…

 

                Recién habían acabado las clases, y el alumnado poco a poco disminuía. El tailandés por su parte se encontraba vagando por el patio, sentía mariposas en el estomago. No creía estar listo para dar el siguiente paso. Fue entonces que el destino obro.

 

-              ¿Eh?- Giro extrañado al sentir que algo le había golpeado levemente la espalda, encontrándose con un avión de papel. Quedo en silencio y miro hacia los lados, curiosamente no encontró a nadie, sin más se inclino para recoger el proyectil. Ya una vez en sus manos noto que había algo escrito en el y sin perder tiempo lo desdoblo – “Tu primer parada está en la cafetería”- Leyó - ¿Qué significa esto?- Arqueo una ceja. Después de un momento se convenció y arranco hacia la cafetería.

                En un ventanal del segundo piso se encontraban Micky y Emil escondidos tras la pared. Chocaron los cinco al ver que Phichit había caído en el juego.

 

                Tras llegar a comedor y entrar, lo recorrió presuroso y encontró en una mesa una galleta de la fortuna, le extraño ver comida en la mesa, pues se supone ya habían aseado el lugar. Impaciente la tomo y la deshizo extrayendo la pequeña tira de papel – “Y el destino te guiara hasta el final de las escaleras del primer piso”. Umm… ¿Segundo piso?- Se dijo - ¿Qué es esto? demasiada coincidencia… alguien quiere que juegue con él, pero aterra no saber de quién se trata – Salió deprisa del comedor en dirección a las escaleras. Fuera del comedor se encontraban ambos Yuris escondidos tras los arbustos, reían traviesos al ver al moreno salir.

 

                Entro por la enorme puerta lateral del edificio, corrió un pasillo al fondo y giro hacia la izquierda encontrándose al pie de las escaleras, sin perder tiempo las subió pendiente de no perder cualquier detalle. Pero no contaba que la próxima pista serie de proporciones exageradas a las que había pensado. En la pared blanca se encontraban pegadas varias cartulinas formando una oración – “Entre libros me hallarlas” ¿Qué? … mmmm… ¿Libros? ¡La biblioteca!- Exclamo tras pensárselo un poco, después de todo la biblioteca se encontraba al final del corredor. Entro y observo que no había nadie. Se adentro un poco más hasta que por fin algo le llamo la atención. Un libro se encontraba sobre una de las mesas, al acercarse lo tomo. Tenía pinta de una novela romántica, y en medio de sus hojas estaba como separador un sobre blanco, abrió el libro donde el “separador” lo marcaba, en esa hoja. La chica principal se declaraba al chico de sus sueños. Esto provoco un sonrojo en el joven tailandés “¿Acaso sabe que es lo que planeo hacer?” Le invadió la duda. Volvió a mirar hacia los lados dando con el mismo resultado. Fue entonces que decidió abrir el sobre y sacar la hoja del interior – “El fin de esta historia se encuentra en el aula 17. Suerte”- “¿Aula 17? ¡Ese es mi salón!” Pensó salió corriendo de allí.

 

 

                Todo termino, lo que mas temía finalmente llego. No fui capaz de hacerlo… Sentí los ojos humedecer ¿Eh? ¿Lagrimas? No recuerdo cuando fue la última vez que me dieron ganas de llorar. Mi corazón punza de manera dolorosa, basta, ya no tiene sentido. Un leve sollozo escapa de mis labios ¿Por qué? Si Phichit estará con la persona que ama ¿No es razón suficiente para estar feliz también? … Admítelo idiota, estas triste. “Si él es feliz yo también lo soy” Ese tipo de pensamientos no va conmigo. Deja de darte autocompasión que solo pena me da.

                Baje la mirada, era inevitable pensar de ese modo, masoquista, realista y cruel. Cuando quise aprovechar la soledad para soltarme a llorar un estruendo irrumpió a mis espaldas, fue la puerta que se abrió de golpe y al girarme me encontré con el ¿Qué hacia aquí?

 

-              ¿Phichit?- Vacile en un intento por reponer mi voz, no deseaba que me viera de esta manera tan lamentable.

 

-              Seung ¿Qué haces aquí?- Se acerco hasta donde estaba

 

-              Lo mismo te pregunto a ti ¿No se supone hoy te confesarías? O es que acaso ya lo hiciste ¿Y bien como te fue?- Sonreí haciendo evidente mi interés, era la primera vez que deseaba que le fuese mal.

 

-              Oh, eso… justo lo estaba buscando, es un chico muy escurridizo- Rio tímidamente. Vaya, es raro ver las mejillas de Phichit coloradas por la vergüenza. Que envidia con ese chico, ponerlo así con solo pensar en el.

 

-              ¿De veras? Ahora que lo pienso… jamás me has hablado sobre el ¿Cómo es?-

 

-              P…Pues…- Tartamudeo al mismo tiempo que bajaba la mirada un tanto apenado. Y con aquella sonrisa comenzó a describirle – Es alguien que conozco desde hace mucho tiempo… somos grandes amigos y siento esto por él desde que nos conocimos – Solo bastaron esas palabras para hacerme sentir más punzadas en el pecho – Es una gran persona, muy amable y siempre está allí cuando lo necesito. Accede a todos mis caprichos por mas infantiles que sean. Siempre me cuida (de mis locuras para ser exactos) Cuando estoy triste y el aparece… es el único capaz de disipar ese sentimiento lamentable - Suspiro esto último – Aunque… es demasiado rígido, no muestra sus emociones con facilidad y… no sé realmente que es lo que siente por mi… sinceramente, tengo miedo de la respuesta. Tengo miedo de que esto pueda afectar nuestra amistad para siempre…- Tras acabar esas palabras, la alarma de mi reloj de mano sonó.

 

-              Oh vaya… las 4:30 ¿Seguro que no quieres ir a buscarlo? Ya es tarde y no tardaran en cerrar el instituto – Fue lo único que se me ocurrió decir. Deseaba estar solo y desahogarme.

 

-              No es necesario- Dijo tras tomar una gran bocanada de aire, calmando así los nervios – Porque ya lo he encontrado… y ahora está justo delante de mi… yo, realmente lo lamento. Discúlpame por haberte mentido de esta manera. La verdad es que… quien me gusta, eres tú…-

 

-              ¿Q…Que?- Mi mente quedo en blanco, creí que había escuchado mal o si esto fuera alguna clase de sueño.

 

-              Por los cielos, si que eres distraído Seung- Protesto – Incluso en un momento como este…- Callo, con una expresión de asombro. Sabia la razón, fueron las lagrimas que no pude retener mas las que pararon sus pucheros - ¿Seung? Tus ojos… estas llorando…- Parecía no creerlo, sentí la calidez que desprendía su mano cuando la acerco hasta mi mejilla que había humedecido por las lágrimas que no paraban de caer. Pegue mas su mano tras tomarla con las mías y le sonreí. Me abalance hacia él para abrazarlo y llenarlo de tiernas caricias, riendo como lo que éramos, tontos enamorados. Perdí la cuenta de los minutos que estuvimos abrazados, atentos a nuestras respiraciones. Lo mantenía acurrucado contra mi pecho ¿Puedes oírlo? Este corazón que hoy se desborda de dicha ¡Jamás me había sentido tan feliz!

 

 

                                                               ~~FIN~~

 

Notas finales:

Y se acabo x’D , rashos, duro muy poco(? xD

Jeje curiosamente amo escribir cosas dulces <3 … para quienes ya me conocen pues les debo el drama xD enserio que esta historia no fue planeada para hacer sufrir (Asistente: Coma diabético xD).

Ok, sin más. Les pido me compartan su opinión al respecto como que les pareció, que sintieron, que parte fue su favorita o lo que sea xD . Agradezco que tomes un poco de tu tiempo en leer esta historia, muchas gracias n.n . Sin más, hasta otra n.n/


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