Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Un ángel en mis sueños? por DanyNeko

[Reviews - 4]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Ya está el 2do cap ^^

 

Este fic contiene Akenyshipping, que es el paring mio con mi amado Akefia

Yo solo aviso n.nU 

—Déjame ver si estoy entendiendo bien —Dany se llevó dos dedos al puente de la nariz — ¿me están queriendo decir que simplemente por ser los compradores número 100 del día en esa tienda se ganaron seis boletos para acampar en las playas de Domino la noche de la lluvia de estrellas fugaces?

— ¡Sí! —afirmó Yugi.

—Básicamente eso —le apoyó Yami.

— ¡Pero esas propagandas son más engañosas que los anuncios de internet de “eres nuestro visitante 7-millones-quien-sabe-qué, clickeé aquí para ver su premio”! —exclamó, haciendo reír a Ryou.

—Lo sé ¡Pero esto es verídico ¿Ves?! —le extendió el volante con la información completa.

La pelinegra y Ryou leyeron atentamente todo lo escrito —vaya suerte Yugi —le sonrió su primo albino.

— ¡Lo sé! —chilló aun entusiasmado, a lo que Yami le pasó un brazo por sobre los hombros —el abuelo dijo que si tu ibas no había problema —Yugi ahora le puso ojos de cachorro a su prima — ¿Qué dices?     

— ¿Me darás un boleto para asegurarte la ida? —rio su prima.

—Dos en realidad —la pelinegra arqueó una ceja —quiero decir, imagino que querrás ir con Akefia —explicó el tricolor menor.

—Hablaré con él.

— ¡Eso es un sí! —chilló Yugi, dando un saltito para luego abrazar a su novio.

— ¿Y qué harán con los otros dos boletos? —consultó la mayor, buscando su celular.

Yugi se acercó a su primo, tomándole ambas manos —Ryou ¿te gustaría venir también?

— ¿Qué? ¿Yo? —Yugi asintió —gracias Yugi, me encantaría —le sonrió, al albino le fascinaba poder apreciar el cielo nocturno lejos de las luces contaminantes de la ciudad, por sobre todo adoraba ver la luna.

—Bueno ¿y el ultimo? —dijo antes de llamar a su novio.

Yugi miró a Yami a los ojos, el mayor le suplicaba con la mirada pero el oji-amatista solo se obsequió una dulce sonrisa —pensé que quizás Bakura quisiera ir —comentó, a lo que Yami bajó la cabeza, claramente en desacuerdo con esa elección.

La pelinegra sonrió, seguramente a su chico tampoco le fascinaría la idea ¡pero como que se llamaba Dany que iba a convencerlo!

10 minutos más tarde, la pelinegra estaba confirmando los planes para esa noche. Habían quedado de irse en un taxi a la playa de Domino donde se encontrarían con los hermanos Thief.

-o-

—Yami, voy a empezar a pensar que no quieres ir —se quejó Yugi, viendo el poco entusiasmo de su novio.

Ambos estaban en la sala del departamento de la pelinegra, esperando a que esta y el albino se cambiaran.

—Aibou, sabes que eso no es cierto —contradijo el oji-vino —es que ¿Bakura? ¿Es en serio? —bufó.

—Es tu amigo —reprochó Yugi, inflando las mejillas.

—No he dicho lo contrario —Yami sintió el deseo de pincharle las mejillas con el dedo, siempre que lo hacia el gesto de Yugi se convertía en un lindo mohín —pero sabes lo molesto que se puede llegar a poner con sus bromas y yo solo quiero pasar una linda noche contigo, mi Yugi —se excusó.

El menor lo miró algo más calmado y con un tinte rosa en sus mejillas —y así será Yami —Yugi se inclinó a darle un beso en la mejilla —que vayamos acompañados no significa nada, verás que la pasaremos bien —le dedicó su mejor sonrisa.

Yami suspiró, no podía con su aibou, el menor lo derrumbaba con una sola mirada de sus preciosos ojos —Si tú lo dices aibou —concluyó, halándolo para sentarlo en sus piernas y empezar una dulce sesión de besos a lo que, sonrojado, el menor correspondió gustoso.

-o-

Dany y Yugi voltearon al escuchar un silbido familiar, sin embargo fue la pelinegra la que corrió al encuentro con su novio, mientras los tres menores que iban con ella caminaron más tranquilos.

— ¿Te hice esperar mucho? —preguntó el moreno, después de un beso.

—No, acabamos de llegar —negó la pelinegra.

Akefia asintió —Hola chicos —los tricolores y Ryou le regresaron el saludo —gracias por invitarnos, Yug.

El tricolor se encogió de hombros con su dulce sonrisa —era eso o perder los boletos.

Akefia rio con ganas ante esa respuesta.

— ¿Y dónde está mi diablillo favorito? —consultó Dany, rodeando el cuello del moreno con sus brazos.

—Estoy a tu lado, nena.

La aludida rodó los ojos —hablo de tu hermano, bobo.

—Le pedí que fuera averiguando donde es el evento —se explicó.

—Al menos hace algo útil —se burló Yami, ganándose un asentimiento de Akefia y una mirada mala de Yugi.

—En ese caso ¡Vamos ya! —apresuró Yugi, tomando de la mano a Yami para ir corriendo en la dirección de la que había llegado el de ojos lilas.

Ryou se sintió un poco incómodo al ver a sus primos en pareja por lo que bajó un poco la mirada, acariciando su brazalete. Dany lo notó de inmediato y le pasó un brazo por los hombros, aprovechando que le sacaba una cabeza de altura.

El albino la miró curioso —No te me pierdas de vista, están ambos a mi cargo —la pelinegra le guiñó un ojo, sacándole la lengua. Cosa que logró una sonrisa en el albino y que este le rodeara la cintura mientras caminaban.

Akefia simplemente los miró con una sonrisa, caminando al otro lado de Dany. La pelinegra siempre se portaba muy tierna cuando se refería a sus primos, incluso con Bakura y él adoraba ver eso.
Tomó su mano libre para entrelazar sus dedos.

.

Bakura les esperaba ya en la entrada de la playa cerca de una zona repleta de sillas, hamacas y mesas con bocadillos y bebidas.

—Al fin, sentí que me haría viejo esperando aquí —se quejó el albino mayor, con las manos tras la nuca, apenas vio a Yami acercarse con Yugi.

—Eres un mal agradecido —le regresó el oji-vino —mira que mi aibou tuvo el detalle de invitarte.

—Y yo se lo agradezco al enano, no a ti —continuó su discusión.

Ryou no supo de donde salió el escalofrío que le erizó por completo la piel. La voz que escuchaba se le hacía ligeramente familiar pero no lograba identificar a quien pertenecía ni de donde le conocía.
No se percató de que Akefia había ido a detener la discusión hasta que sintió la mirada extrañada de su prima sobre él a lo que le dedicó una sonrisa, indicando que todo estaba bien, mientras se decía a si mismo que seguramente era alguien que había visto de niño.

...

Todo eso no hizo más que desbaratarse cuando la pelinegra lo jaló para presentarle al menor de los Thief... El dueño de la voz que lo hizo estremecer.

Estaba ciento-veinte por ciento seguro de que no le había conocido antes ¿Cómo se olvidaría a alguien que podría perfectamente ser tu mellizo perdido?

Bien, era seguro que no se habían visto antes a juzgar con el gesto igualmente perplejo de su doble frente a él... Entonces ¿por qué su voz le sonaba tanto? ¿le estaría confundiendo con la de otra persona?

—Yo, etto... Me-me llamo Ryou Motou —se presentó, tímido como solía ser frente a desconocidos, pero había algo diferente ¿por qué sus mejillas se sentían ligeramente más calientes? —e-es un placer conocerte.

Bakura tuvo que darse una bofetada mentalmente para dejar de perderse en los ojos del chico frente a él. Esos ojos color café. Realmente lo habían pillado con la guardia baja.
—Ah... Sí! Yo soy Bakura Thief —le tendió una mano, llevándose la otra al bolsillo y desviando la mirada, como si la blanca arena bajo sus pies fuese lo más interesante del mundo, aun cuando sus impulsos le gritaban que siguiera mirando al otro a los ojos.

Y volvió a hacerlo. Cuando Ryou tomó su mano, ambos sintieron una especie de descarga eléctrica que les recorrió el cuerpo entero; era como si reconocieran el tacto del otro, como si ya se hubiesen sujetado antes. Y no era lo único, en ese agarre había un tinte de desesperación que nació instintivamente, como si sintieran que los fuesen a separar de un momento a otro.

Para su buena suerte nadie les estaba poniendo atención. Por lo menos sus familiares no lo hacían, pues estaban más ocupados buscando lugares.
El momento fue roto por uno de los organizadores del evento quien pidió las boletas a los tricolores y les colocó a cada uno un brazalete distintivo de color neón.

Ya había varias personas más en el sitio. Gente comiendo, riendo y bailando, más allá dos grupos jugaban Voleibol playero y del otro lado había un círculo de varios hombros jugando con un balón de fútbol que se pasaban entre ellos con el objetivo de que no cayera al suelo. Incluso había algunas cuantas personas bañándose cerca de la orilla de la playa en las aguas oscuras que empezaban a reflejar el brillo de la luna llena, la cual avanzaba poco a poco en el cielo nocturno.

—Todo se ve muy divertido —exclamó la chica.

—Sí, pero ¿dónde vamos a dormir? —consultó Yami.

—Para eso tienen dos opciones —habló de nuevo el hombre que había interrumpido el momento de los albinos —puedes apartar alguna de las carpas desde ahora con el número en su brazalete o pueden elegir dormir al aire libre en las hamacas —señaló primero una zona donde ya estaban montadas una gran cantidad de tiendas de campaña para dos, tres y hasta cuatro personas, para luego señalar las igualmente numerosas hamacas colgadas entre las palmeras que poblaban el sitio a tan solo 15 metros de la orilla.

—Hace mucho que no duermo en una hamaca ¡quiero quedarme aquí fuera! —exclamó la pelinegra decidida — ¿podemos? —miró a su novio con ojos suplicantes.

Akefia le colocó una mano en el rostro para tapar esas brillantes orbes chocolate, ganándose un quejido de la misma, como le molestaba el ceder tan fácilmente a la mirada de gatita de su novia —de acuerdo, lo que tú quieras princesa —accedió, dejando que las pequeña manos de la chica retiraran la propia, ganándose una gran sonrisa.

—Yo prefiero dormir dentro de una carpa —siguió Yugi. No se imaginaba durmiendo en esa tela colgando entre los árboles, el pequeño tricolor estaba muy acostumbrado a dormir en una cama.

—Está bien, compartiremos una carpa —reafirmó Yami al organizador, pasando uno de sus brazos por sobre los hombros de Yugi mientras extendía el otro para que el hombre pudiese anotar en su planilla el número de su brazalete y reservarles una carpa.

—Yo... Amm —empezó a decir Bakura cuando Akefia lo miró a la espera de su elección.

—Yo también quiero quedarme en una hamaca —le respondió Ryou a su prima con una sonrisa, cuando esta consulto lo que él quería — ¿Qué hay mejor que poder dormirse bajo el cobijo de la luna y las estrellas? —añadió emocionado.

—Nada —aceptó la pelinegra, abrazándolo.

—Me quedaré afuera también —respondió automáticamente Bakura a su hermano, tras oír la elección de Ryou.

El moreno ahogó un gruñido pero simplemente asintió.

Dicho todo, los seis fueron a dejar las pocas cosas que traían en alguna hamaca, las parejas por supuesto compartían una sola. Ryou y Bakura por otro lado eligieron una cada uno que los dejó frente a frente.

Como aún faltaba más de una hora para que el espectáculo celestial iniciara Akefia tomó a Dany de la cintura y se la llevó a sentar a la orilla de la playa, dejando a los chicos a su libre albedrío.

— ¡Ryou, vamos a la mesa por unos bocadillos! —ofreció Yugi mientras lo jalaba de la muñeca.

—Está bien —el peliblanco se dejó arrastrar tranquilamente con la misma brillante sonrisa que su primo mientras Yami y Bakura los seguían unos pasos por detrás.

— ¿Qué diablos te pasa? —soltó Yami de pronto.

— ¿De qué estas hablando? —le regresó Bakura sin entender.

—De un momento a otro te quedaste todo callado y pensativo, eso no es propio de ti ¿estás enfermo? —con una sonrisa burlona llevó una mano a la frente de Bakura.

—No seas idiota —le apartó el brazo con violencia, dándole una mirada molesta —yo solo… —Bakura llevó su mano a la sortija oculta bajo su camisa.

— ¡Yami! ¿Quieres pastelillos de moras? —le llamó Yugi, sabiendo que era uno de los bocadillos favoritos de su pareja.

—Claro Aibou —dejó a Bakura con las palabras en la boca, yendo con el oji-amatista.

Bakura simplemente bufó y se acercó por su cuenta la mesa para agarrar algo para sí y luego irse a sentar en un tronco caído más cerca del agua. Un minuto después lo sorprendió algo frio contra su hombro, así que volteo a mirar, encontrándose a Ryou que le tendía un vaso con refresco con una expresión tímida.

— ¿Eh? —fue lo único que pudo murmurar.

— ¿N-no quieres? —consultó en voz baja, apretando su propio vaso en la otra mano.

—No, yo… quiero decir, sí —frustrado por ese estúpido tartamudeo que surgía le arrebato el vaso plástico al menor a la vez que desviaba la mirada —gracias —murmuró con una pequeña mueca.

—De nada.

Bakura le dio un pequeño vistazo de reojo, viendo como el menor le sonreía dulcemente y se sentaba a su lado. Cuando se convenció de decirle algo, Ryou levantó la cabeza, mirando las primeras estrellas en el cielo con una pequeña sonrisa y llevándose el vaso a los labios.

Bakura no podía dejar de pensar en lo que había sentido momentos atrás al verlo por primera vez… ¿Ryou habrá sentido lo mismo?

-o-

Bakura y Yami estaban jugando junto a otros chicos con un balón mientras que los dos Motou hacían un gran castillo de arena. Dany y Akefia estaban bailando entre otras parejas cerca del equipo de sonido.

La noche avanzaba entretenida. Cuando pequeños destellos empezaron a aparecer danzando en el cielo los organizadores avisaron por los altoparlantes para que toda la gente se reuniera en las hamacas a ver el espectáculo.

Muy pronto había decenas y luego centenares de estrellas, viajando por la cúpula celestial, como diamantes salpicados en un lienzo oscuro.

— ¡Elijan una estrella y pidan un deseo! —exclamó la pelinegra, antes de entrelazar sus dedos y cerrar los ojos con una sonrisa, pidiendo su deseo a la vez que sentía los cálidos brazos de su novio rodearla con amor.

Ryou y Yugi imitaron a su prima de inmediato, incluso Yami y Bakura se animaron también.

— ¿Pediste un deseo? —le preguntó Dany al peliplata, pero este negó con la cabeza — ¿por qué no? —ladeó la cabeza.

Akefia sonrió de lado —porque tengo todo lo que quiero a mi lado —le respondió coqueto, acercando su rostros para colocar su frente contra la de ella.

Dany parpadeó un par de veces, procesando esas palabras; luego su rostro se colocó rojo hasta las orejas y se separó de él, moviendo sus brazos nerviosamente pero sin atinar a golpearlo —ayayayay ¡eres un tonto! —se quejó completamente sonrojada, causando las risas de todos los chicos, pero sobre todo de su novio quien la atrajo a su pecho luego de unos minutos para poder seguir contemplando la lluvia de estrellas.

—Es incluso mejor que ver los fuegos artificiales —dijo de pronto Ryou, viendo al cielo con los ojos iluminados.

— ¿Lo crees? —murmuró Bakura, meciéndose en su hamaca con las manos tras la nuca.

—Ciertamente es un bello espectáculo —concordó Yugi, recostado en el hombro de Yami.

El oji-vino simplemente sonrió, robándole un beso a Yugi.

-o-

—Creo que ya es hora de ir a dormir —reportó Yami, que cargaba en su espalda a un casi dormido Yugi.

—Está bien Yami, tengan dulces sueños los dos —la pelinegra se inclinó a dejar un beso en la mejilla de su primo —te lo encargo —le dio un beso en su frente también.

Yami se apenó un poco, él no era muy afectivo con las personas salvo contadas excepciones. Asintió y se despidió, encaminándose hacia las carpas.

— ¿Tú también tienes sueño, Ryou? —le preguntó ahora asomando la cabeza por sobre la hamaca, viendo a su primo cabecear.

—Un poco —admitió con un bostezo.

—Bien —Dany se bajó para sacar de un bolso unas mantas para darle una a Ryou, besando su frente —dulces sueños pequeño, espero que tengas una linda cita esta noche —dijo por lo bajo, risueña; cosa que hizo sonrojar al albino. Luego le dio otra a Bakura, dándole también las buenas noches. Finalmente regresó con Akefia y se acurrucó en su abrazo, sintiendo los mimos en su pelo negro a la vez que deslizaba suavemente sus dedos por el pecho del mayor, adormilándose mutuamente entre besos esporádicos.

-o-

Ryou se sentó en su hamaca de madrugada, cuando las últimas estrellas fugases aun surcaban el cielo esporádicamente. Su descanso había sido ligero y no había tenido ningún sueño, por ello se sentía algo raro… como si faltase algo.

Se frotó los ojos y bajó de la hamaca, había pocas personas también despiertas, pero nadie le prestó atención. Miró en la hamaca de su prima, la pelinegra y el peliplata estaban cómodamente abrazados, cubiertos bajo la gabardina roja de Akefia, ambos durmiendo pacíficamente; luego miró a Bakura, este también aparentaba estar profundamente  dormido, medio cubierto por la manta, sin embargo hubo un destello dorado que llamó su atención. Tímidamente levanto la manta solo para encontrarse con una sortija idéntica a la que le había visto a Akefia antes, pero esta era de color dorado, del mismo tono exacto de su brazalete; se le hizo curioso ver que el dibujo del ojo de Horus era idéntico en ambos accesorios.
Bajó la manta y se dirigió a si sitio para sacar de entre sus cosas su celular y audífonos, los conecto y se los acomodó en las orejas y caminó hasta la costa para sentarse en la arena, la marea había subido un poco así que el agua se encontraba tan solo a 10 metros de las palmeras.

Se reclinó un poco, apoyándose en sus manos para seguir contemplando el cielo a la vez que tarareaba una canción.

Cinco minutos más tarde le recorrió un escalofrío, pero más aún le sobresaltó sentir una tela cubrir sus hombros. Se movió un poco solo para descubrir la camisa turquesa de Bakura abrigándole y al susodicho sentarse a su lado.

—Hola —le saludó en voz baja.

Ryou se quitó sus audífonos —Hola… Bakura —le respondió de igual manera, mirando a su pecho, ahora podía ver perfectamente la sortija a la luz de la luna llena que estaba perfectamente encima de ellos.
Ahora fue Bakura quien se estremeció… odiaba pensar en ello pero cada vez más se daba cuenta de que Ryou…— ¿Tampoco puedes dormir? —interrumpió sus pensamientos.

El mayor negó con la cabeza —no… y es raro, ya que estas últimas noches he estado teniendo sueños raros que me hacen el sueño más profundo de lo usual —soltó de la nada, mirándole de reojo a la espera de alguna respuesta.

Ryou parpadeó rápidamente —comprendo eso —dijo con un suspiro.

Bakura le miró fijo, cada vez había menos dudas al respecto.

Ryou tomó las orillas de la camisa que lo cubría, acurrucándose más en ella, pero de la nada Bakura sujetó una mano.

— ¿Qu-qué pasa? —dijo sonrojado.

—Ese brazalete… ¿de dónde lo sacaste? —consultó, mirando el accesorio que le recordaba al collar que había venido con la sortija de Akefia y a la vez le recordaba a la suya propia.

—Me lo obsequiaron, me dijeron que es originaria de Egipto —le contó, usando su mano libre para tomar la sortija dorada — ¿qué hay de esto?

—Mi padre nos dio una a mí y a mi hermano, se supone que son muy antiguas —narró —dijo que cada uno venía con un complemento, el de Akefia es un collar con una luna, el cual le regaló a Dany —Ryou asintió con conocimiento de ello —pero… dijo que el mío no estaba…

El sonido de las suaves olas al romper con la playa y el silbido de las hojas al mecerse de vez en cuando al compás de la brisa marina era lo único que rompía el silencio que se formó de repente. Tal como las palmeras, las cabelleras blancas de ambos chicos bailaban con el viento.

—Pero… desde que tengo esta cosa… —retomó Bakura después de algunos minutos.

—…Has estado soñando con una persona que no puedes ver bien? —concluyó el menor.

Bakura asintió —solo recuerdo sus ojos —soltó la mano con el brazalete para llevarla a una de las mejillas de Ryou.

—Y yo solo recuerdo su voz —Bakura enrojeció un poco cuando Ryou imitó su gesto.

Otro par de minutos en silencio.

—Ya comprendo porque eran cadenas doradas jalándonos —dijo de la nada el menor, rozando la cadena de la sortija.

—Y porque caían alas de ángel —correspondió el mayor.

— ¿Qué? ¿Con qué lo relacionas? —parpadeó dudoso.

—Contigo… eres como un ángel —aclaró con una sonrisa ladina, inclinando el rostro para recargar su frente en la del más bajo.

Ryou se ruborizó cual tomate maduro —waaaaa, pero ¿qué estás diciendo? —exclamó sin moverse.

Bakura solo se rio, disfrutando de su logro — ¿Recuerdas también la canción? —le acarició la mejilla despacio.

Ryou asintió.

Si un sueño ha hecho al viento cambiar
Cantaré sin rumbo sobre lo que vi allá
Un cielo fugaz que me fue dejando atrás.

Bakura se permitió perderse en los ojos cafés de Ryou. Y cantó con él.

Siempre… siempre, te he soñado solo a ti
Pero… pero, finalmente estás aquí.

Ryou se sonrojó al oírlo… realmente le encantaba escucharlo. Calló un momento.

Me pregunto si logrará mi voz cruzar
Por el tiempo y a ti llegar.

Soltaron la mejilla ajena, sus manos se buscaron instintivamente y al hallarse entrelazaron sus dedos.

Si un sueño ha hecho ha hecho al viento cambiar
Cantaré sin rumbo sobre lo que vi allá
Quiero que mi voz vuele alto por el mar
Y que llegue a ti.

Y una vez más, por favor, una vez más
Pueda conocerte otra vez.

—Hola… chico de mis sueños —dijo Ryou aun sonrojado.

Bakura también se sonrojó, pero sobrepuso su risa, queriendo aparentar confianza —hola, chico de mis sueños —le respondió de la misma manera —dime ¿te gustaría salir conmigo, Ryou?

El menor se encogió un poco de hombros, avergonzado —Me-me encantaría, Bakura.

—Genial.

Y sin otra palabra, Bakura agachó un poco más el rostro, juntando sus bocas en un suave beso.

Mientras la última estrella fugaz cruzaba por el cielo.

Fin

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Notas finales:

Creo que me pasé de melosa ¡pero igual me encantaaaaa! ^^

Hace mucho que no me enamoraba tanto de un fic corto.

Y sí, ya se que dije que iba a ser un two-shot. Pero quiero escribir un pequeño epílogo porque siento que me alejé mucho del tema de San Valentín.
Así que nos leemos mañana ^^/

Ja ne~nya           


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).