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Siete tipos de amor... por RotMond

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Notas del capitulo:

Y...

¡He vuelto! Terminó el hiatus y seguiré con este fic :D

~~~

La primera pareja es... Kyoraku x Ukitake!!!

Casi no escribo de ellos pero es una de mis parejas predilectas al momento de leer, así que les traigo mi versión de su tipo de amor.

Siempre me han parecido muy románticos (claro, si fueran cannon T_T).

~~~

Nota: el siguiente capítulo contiene algo de spoiler del anime y muuuy poco acerca del manga (procuro NO dar nombres y detalles).

Amor consumado

 

Aún recuerdo la primera vez que te vi enfadado… estábamos a punto de convertirnos en tenientes cuando recibí mi primer reporte y tú buscabas defenderme para evitar que fuera suspendido, aun cuando sabías que era culpable de haber destrozado el salón de exámenes por no controlar mi poder. Jamás te había visto fruncir el ceño de esa manera, ni siquiera cuando hacía trampa al jugar en el bosque cuando éramos niños, y por eso conservé ese recuerdo para toda la vida.

Toda la vida… ahora que lo pienso, llevo toda una vida contigo y es posible que no te conozca del todo bien. Sé lo que te gusta y lo que no, tus sueños, aspiraciones en la vida, temores, enfermedades, lo sé todo de ti, excepto lo que piensas de mí. Lo que me has dicho me ha servido para especular que me ves como un hermano: “Siempre puedo contar contigo”, “Gracias por estar ahí”; o como un hermano torpe: “Debes ser más responsable en tu escuadrón”, “No le dejes todo el trabajo a tu teniente”.

 

Pero todo esto cambió abruptamente desde que Aizen decidió traicionar al Seireitei, y poco después, cuando perdimos a nuestro capitán comandante… fue cuando tuve que abandonar parte de mi irresponsable manera de comportarme para hacerme cargo de los trece escuadrones, aceptando un nuevo cargo que jamás creí ostentar.

 

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Seireitei… después de la gran guerra

 

Un nuevo mundo…

 

La paz ha regresado a la sociedad de almas, ya no existen guerras ni traiciones, no hay más batallas que ganar ni sangre para derramar, pero aunque todo parezca tranquilo por primera vez en años, existen inconformes con el régimen actual, de forma que la primera división se veía constantemente acosada con cartas y peticiones para hablar con el capitán comandante; y dada la negativa de éste para recibir a quienes pedían hablar con él, algunos shinigamis tomaban medidas más desesperadas…

 

— ¡Capitán comandante! —Gritó eufórica una joven teniente justo al momento de abrir las puertas del despacho enérgicamente.

— ¿Hinamori-chan? —Kyoraku la observaba con evidente sorpresa desde su lugar, notando la inmensa fuerza que la chica debió haber empleado.

— ¡¡Hinamori!! —Gritó Ukitake mientras atravesaba las puertas—. Lo siento capitán, no pude detenerla.

—No te preocupes Ukitake, creo que puedo dedicarle algunos minutos, a no ser que quiera hablar de…

—Precisamente de él quiero hablarle —lo interrumpió Hinamori mientras avanzaba para colocar un saco lleno de cartas sobre su escritorio—. Capitán, ha ignorado nuestras súplicas y se niega a escucharnos, por favor le pido que no me ignore esta vez.

— ¿Sabes lo que habría hecho Yama-ji en mi lugar? —Decía Kyoraku mientras se levantaba del asiento—. Te habría mandado a encarcelar por una semana sólo por haberlo interrumpido, a mí me mandó a encerrar varias veces, pero tienes suerte de que el nuevo capitán comandante sea más amable. Sé que tu intención no era faltarme al respeto pero parece que todos han ignorado mi rango actual. Debo respetar la decisión que tomó el viejo Yamamoto cuando era capitán comandante, pues recibió respaldo de la nueva cámara de los 46. —Kyoraku se quitó el sombrero y le dirigió una breve sonrisa—. Yo no puedo cambiar esa orden.

—Pero usted podría dirigirse a la cámara para ayudar al capitán Aizen, él arriesgó su vida para ayudarnos a detener al invasor. —Le recordó Hinamori.

—Lo que Aizen haya hecho en este tiempo no cambia sus acciones en el pasado, está pagando una condena y eso no podrá cambiarse. —Le recordó Ukitake.

—Pero no puede quedarse así, el capitán Aizen es uno de los shinigamis más poderosos e inteligentes que hayan existido, es absurdo que haya terminado de nuevo en esa silla, alguien con su intelecto y su poder no debería ser desperdiciado así. ¿Y si lo cambian a otra celda? ¿Podrían darle más libertad reprimiendo su poder? —Preguntó Hinamori con los ojos resplandecientes de esperanza, sensación que no duró mucho tiempo.

—No, lo mejor será fabricar una celda con Sekkiseki para reprimir su poder, aislándolo del resto de los shinigamis, hablaré con Mayuri para que haga una barrera doble, de tal forma que Aizen no pueda salir y nadie pueda entrar a su celda. —Reflexionó Kuyoraku con lo que sabía sobre el Sekkiseki, la barrera que protege al Seireitei al reprimir el poder espiritual de cualquier entidad.

—Capitán comandante, ¿cómo es posible que utilice mis palabras contra el capitán Aizen? —Continuó Hinamori pero se interrumpió cuando notó la molestia en la mirada de Kyoraku.

—Aizen abandonó su haori de capitán al traicionar a la sociedad de almas, arriesgar miles de vidas en este mundo y en el mundo humano; nos mintió, manipuló a su antojo y trató de matarnos a todos, tú fuiste la primera cuando dejaste de serle útil. Espero no volver a tener esta conversación, así que enviaré un comunicado, empezando contigo: Cualquiera que intente importunarme con este tema pasará una semana encarcelado. La sentencia es inapelable, Aizen seguirá siendo culpable y un peligro para la sociedad de almas. —Sentenció Kyoraku, Hinamori se quedó petrificada mientras las lágrimas brotaban de sus ojos.

 

Justo en ese momento apareció Shinji por la puerta, tomó del brazo a Hinamori y la obligó a irse con él; mientras tanto, Ukitake miraba con cierta melancolía aquella escena.

— ¿Crees que fui demasiado severo con ella? —Preguntó Kyoraku, dando la vuelta para observar a Ukitake, quien se encontraba justo en la entrada.

—No, fue necesario. Ella idolatra a Aizen y no puede ver más allá de lo que es en realidad. —Kyoraku le ayudó a cerrar las puertas y lo llevó hasta uno de los asientos frente a su escritorio.

— ¿Estás de acuerdo con sus palabras? —Preguntó Kyoraku, sentando justo al lado de Ukitake.

—En parte tiene razón, pero las cualidades que tanto destaca de Aizen lo hacen aún más peligroso. Mayuri pasó años encerrado por menos que eso. —Mencionó Ukitake mirando hacia arriba, recordando; Kyoraku se encontraba embelesado, admirando cada gesto facial con profundo cariño.

— ¿Kyoraku? ¿Qué crees que pasaría? —Kyoraku tardó en reaccionar, no se había dado cuenta cuando Ukitake había cambiado el tema.

—Perdón, ¿podrías repetirlo? —Ukitake sonrió y entrecerró los ojos con ternura, lo cual le provocó un vuelco al corazón.

—Te estaba preguntando lo que pasaría si alguien decidiera darle un poco más de libertad a Aizen para que compartiera sus conocimientos.

—Es una terrible idea —empezó Kyoraku—, nos engañó por más de 100 años con una personalidad amable y bondadosa, después utilizó el poder de su espada y diversas intrigas para generar duda y rencor en diversos shinigamis. Ambos sabemos de lo que es capaz, y si lograra cautivar a un pequeño grupo de personas probablemente encontraría la manera de escapar para iniciar otra guerra.

—Estoy de acuerdo, y si alguien lo hubiera enviado al agujero de gusanos Aizen terminaría matando a todos u organizándolos para acabar con la prisión. —Mencionó Ukitake, agregando—: Es cierto que nos engañó a todos con tal de ser el nuevo rey, ¿pero qué lo motivó a ayudar a Ichigo? No creo que simplemente estuviera haciendo lo correcto.

—De acuerdo con Ichigo, Aizen podría haberse arrepentido de lo que hizo al advertir la creciente soledad en su interior. —Dijo Kyoraku, recordando todo lo que había vivido el Seireitei cuando Aizen era teniente y capitán—. Aizen siempre estuvo acompañado pero creo que en el fondo se sentía solo, cuando era teniente despertó dudas en Shinji pero éste no se acercó lo suficiente para conocer sus intenciones… o al menos para conocerlo mejor y saber qué tanto poder tenía. —Kyoraku se puso de pie y se dirigió a las ventanas, Ukitake lo siguió de cerca, preguntando:

— ¿Crees que eso podría haber evitado todo lo que pasó?

—Es difícil saberlo, algunas veces lo único que necesitamos es una persona que nos entienda. —Murmuró Kyoraku, mirando fijamente a Ukitake a los ojos—. Pero eso es algo que incluso a él le fue negado.

—Sé que te sientes mal por Aizen, pero no debes arrepentirte de sus acciones o dudar de ellas, ahora eres nuestro líder y no puedes darte el lujo de titubear. —Reconoció Ukitake mientras le colocaba una mano en el hombro para reconfortarlo, Kyoraku únicamente bajó la mirada ante ese gesto, por lo que Ukitake decidió abrazarlo.

Kyoraku se tensó un poco al estar tan cerca de Ukitake pero reaccionó de inmediato para rodearlo con sus brazos, disfrutando cada segundo en contacto con Ukitake, percibiendo su calor, el aroma fresco de su cabello y la fragilidad de su cuerpo delgado.

El abrazo se había prolongado lo suficiente como para que el momento comenzara a ser incómodo, Kyoraku estaba consciente de ello, por lo que soltó a Ukitake mientras le dedicaba una sonrisa fingida, un gesto que no pasó desapercibido.

— ¿Qué pasa? —Preguntó Ukitake, algo confundido por las acciones de su amigo.

—Nada, no te preocupes.

—Sentí que te incomodaba.

—Yo… —<< ¿qué hago?, ¿le digo la verdad?>> pensó Kyoraku, pero su arrebato de confianza se esfumó al perderse en los ojos de Ukitake— Jushiro Ukitake, eres un shinigami demasiado bondadoso y gentil como para perder el tiempo con alguien como yo.

—No digas eso, a pesar de nuestras diferencias siempre hemos estado juntos. —Ukitake lo tomó del brazo para dirigirlo al sofá de la estancia, y una vez sentados, decidió continuar con una plática relativamente familiar para ambos—: Supongo que los fantasmas del pasado no te han dejado tranquilo.

— ¿Cómo lo supiste?

—Te conozco bastante bien como para saber que has cometido errores, no obstante, has podido arreglarlos para superar cualquier tipo de adversidad. Estoy consciente de las personas que has lastimado, pero debes dejarlo atrás, bien sabes que no te guardan ningún rencor; has vivido y experimentado libremente por tu propia cuenta, es algo que admiro de ti, puesto que no he tenido la misma libertad.

—Perdóname Ukitake, pero estás confundiendo la libertad con el libertinaje

—Sé que la división entre la libertad y el libertinaje es muy delgada, y sí, lo aprendiste de la peor forma posible, pues naciste siendo libre y te aprovecharse de tu situación en diversas ocasiones, pero jamás dejaste de ser libre.

— ¿Jamás dejé de ser libre, dices?

—Sí, nunca te lo había dicho y no creo que lo hubieras pensado, pero envidio tu pasado. —Kyoraku permaneció atónito—. Has vivido bajo tus propias normas, sin importarte la opinión de nadie; has peleado, amado e incluso lastimado a las personas, pero has vivido. Yo nunca pude hacer lo mismo, mi sentido del honor no me permite fallarle a nadie, por lo que no me puedo dar el lujo de lucir preocupado, triste, malhumorado, o… bueno, enamorado.

 

Y tenía razón, Kyoraku jamás había sido testigo de la tristeza en el rostro del capitán, al menos hasta ese momento: Ukitake presentaba un semblante enternecedor que podría conmover a casi cualquier shinigami con una pizca de empatía. Kyoraku sentía los sentimientos brotar dentro de su ser y lamentaba no poder estar en su lugar para quitarle su dolor, pero antes de reconfortarlo había algo que rondaba por su mente…

—Ukitake, ¿a qué te refieres con que no puedes estar enamorado? —Preguntó Kyoraku mirándolo fijamente a los ojos, Ukitake se reclinó hacia adelante para hacerse escuchar mejor.

—No, eso es lo único que no me han podido arrebatar —respondió mientras la calidez de su bella sonrisa hacía juego con sus ojos—, he vivido enamorado un largo tiempo, y aunque es algo que no podré vivir plenamente, mi corazón no obedece reglas.

—Si tanto envidias mi libertad entonces debes reclamar la tuya, hacer lo que quieras y amar a quien quieras. Hazlo sin preguntar ni pedir permiso a nadie, vive libre, al menos para recuperar el tiempo que te han quitado. —Exclamó Kyoraku, un poco sorprendido por lo que acababa de decir.

—No es tan fácil, significa darle la espalda a las leyes del Seireitei. —Respondió Ukitake.

—Ya has roto las leyes en el pasado, ¿qué más te detiene? —Kyoraku esbozó una sonrisa burlona, aunque recuperó la seriedad después de notar la tristeza en Ukitake.

—También significaría darle la espalda a mi familia, arriesgarme a ser abandonado por mis amigos o perder el respeto de todo el Seireitei. —Ukitake permaneció en silencio después de semejante respuesta, frotándose las manos con nerviosismo.

— ¿A quién no te permitirían amar? —Quiso saber Kyoraku, a pesar del nudo en el estómago y la inminente sensación de vacío en su interior.

—Un semejante —respondió Ukitake, cabizbajo. <<Lo sabía, la sociedad de almas no tiene ningún problema con relaciones heterosexuales, pero aún conserva ideales demasiado obsoletos>> pensó Kyoraku.

—Si hay algo en lo que te pueda apoyar no dudes en decírmelo. —Kyoraku resistió el impulso de preguntar, pero la curiosidad fue más fuerte—. ¿De quién se trata? Te ayudaré a formalizar su unión.

— ¿Formalizar? Ni siquiera lo sabe.

— ¿Qué? ¿Por qué no le has dicho nada? —Curioseó Kyoraku, Ukitake lo miró desconcertado, como si la respuesta fuera demasiado obvia.

—Ya te lo dije, las leyes lo prohíben.

—Nuestro nuevo monarca nos ayudará con eso, no te preocupes. Te ayudaré a vivir tu libertad. —Kyoraku no se daría por vencido, así tuviera que ser insistente. Si uno de los dos sería libre, al menos quería asegurarse de que fuera Ukitake.

—No es tan fácil, estoy seguro que seré rechazado.

—Claro que no, ¿quién sería capaz de rechazarte? Sólo di lo que sientes. —<<Qué hipócrita soy, ¿cómo puedo exigirle que declare sus sentimientos si yo no puedo hacer lo mismo?>> pensó Kyoraku, resignándose a perderlo con tal de verlo feliz.

—Pues… alguien que no tiene los mismos gustos… —Ukitake desvió la mirada y su voz se apagó por un instante— o que valora demasiado la amistad, a tal grado, que sería capaz de arriesgar su propia vida.

 

Kyoraku permaneció en silencio, meditando cuidadosamente sus palabras. Ukitake era amado por todos y tenía muchos amigos en todos los escuadrones, pero sólo él había puesto su vida en peligro en innumerables ocasiones con tal de ayudarlo.

—Jushiro Ukitake —decía Kyoraku tranquilamente mientras lo tomaba de las manos, Ukitake lo miródirectamente a los ojos—, no sé quién sea la persona que se robó tu corazón, pero... te aseguro que si fuera yo jamás te rechazaría.

De esta forma Kyoraku decidió arriesgarse y apostarlo todo. Ukitake lo miró estupefacto por un momento e incluso dejó de respirar, Kyoraku se preocupó por un posible ataque asmático y lo tomó de los brazos para llevárselo a la enfermería del cuarto escuadrón, sin embargo, Ukitake se acercó a él para hundir su rostro en su pecho mientras lo abrazaba.

Kyoraku no tardó en estrecharlo nuevamente, disfrutando del calor que percibía en Ukitake, acarició sus tersos cabellos blancos y posó su rostro suavemente sobre su cabeza, aspirando el suave aroma que emanaba su amado Ukitake.

— ¿Estás hablando en serio? —Preguntó Ukitake, ocultando su rostro contra Kyoraku.

—Jamás podría bromear al respecto. —Kyoraku se desprendió de Ukitake para tomarlo de las sienes y mirarlo con inmenso cariño—. Desde que te vi por primera vez te convertiste en la persona más importante en mi vida, eres lo que siempre quise y necesité, no sólo por tu infinita bondad y sabiduría, también por tu carácter, personalidad, valores y principios, por todo lo que eres; y no conforme con eso, incluso el simple hecho de estar contigo me hace ser un mejor hombre, Jushiro, en verdad te amo.

—No sabía que pensabas eso de mí. —Ukitake acariciaba las fuertes manos que sujetaban su rostro—. Siempre he estado enamorado de ti, por eso fui incapaz de apartarme de tu lado. Los años pasaron y esto se convirtió en algo más...

 

Kyoraku no logró contenerse más, sujetó a Ukitake de la nuca y comenzó a besarlo con un ardor inimaginable, extasiado con los tiernos labios de su querido Ukitake. Ambos corazones latían completamente desbocados dentro de sus pechos, pero poco a poco lograron adaptarse el uno al otro, latiendo al unísono.

 

Ukitake casi perdió el aliento con aquel beso, por lo que Kyoraku lo dejó respirar mientras lo sostenía en sus brazos.

Jamás lo dejaría ir, Kyoraku estaba decidido a pelear por la libertad y el derecho de amar de ambos.

 

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Seireitei

10 años después...                                                                                              

“Escribo estas memorias para que permanezcan en tu baúl de recuerdos. Sé que siempre quisiste saber la historia desde mi punto de vista pero sabes bien que soy un romántico. Te amo, Jushiro”.

—Te amo… —susurró aquella voz que tanto amaba y reconocería al instante, miró sobre su hombro y distinguió el rostro de Ukitake inspeccionando la carta con curiosidad.

— ¿Estás seguro que deseas saltarte la parte política? Prácticamente hiciste que las leyes cambiaran en el Seireitei. —Preguntó Kyoraku.

—Eso sucedió hace 10 años y no quiero recordarlo. —Kyoraku giró y tomó a Ukitake de la cintura para sentarlo en sus piernas, mirándolo por un largo rato—. ¿Por qué me miras así?

—Porque soy afortunado de tenerte… —Ukitake se ruborizó pero se acercó al reluciente rostro de Kyoraku, una sonrisa y una mirada por parte de ambos terminaron por sellar la conversación mientras ambos se perdían en los labios del contrario.

..

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Notas finales:

Dato curioso: la idea de este capítulo y parte del texto nació de una de las pláticas que he tenido con Kotomi Lamperouge.

Es casi como una colaboración XD

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NUEVAS REGLAS PARA SUGERIR PAREJAS

1.- No dejen más de un review con anónimos (aunque no lo crean, es fácil detectar revs falsos).

2.- Pueden sugerir más de una pareja, PERO no se vale repetir parejas.

3.- Si por algún motivo no hay sugerencias, entonces será a mi gusto.

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Hasta pronto!


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