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Niño bueno (KibaNaru) por Jessie Inuzuka

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Notas del capitulo:

Bien, bien les traigo otro trabajo KibaNaru. Ya sé que siempre les digo que es aburrido el inicio, pero esta vez lo digo enserio. Creo la historia les gustara solo téngale paciencia, sin más les dejo la historia. 

El rubio despertó, abrió sus ojos y antes de salir de la cama, se dio el lujo de esos cinco minutos de sentir la comodidad de su cama y el calor tan cálido que lo envolvía. En medio de finas sabanas con retoques de ceda y almudadas de plumas de ganso, se incorporó en aquella enorme habitación, llena de muebles lujosos. Miro todo a su alrededor como todas las mañanas y pese a que aquella habitación parecía la de un palacio, no se sentía como en ese lugar.


-Aquí vamos-Suspiro al colocarse su bata y salir de la cama. A sabiendas del día que le esperaba. 


Tomo una ducha, se recostó en la enorme tina de baño, de mármol para hundirse en la tibia agua. Luego de aquello con su pelo mojado se miraba al espejo de su habitación.


Tomo su ropa, un traje estilo Inglés,  ajusto el moño que llevaría en su cuello, y se dirigió al enorme pasillo, que lo conduciría a su destino. Bajo por unas enormes escaleras de mármol hasta llegar al comedor de doce cillas vacías, mientras sus cubiertos de plata ya lo esperaban.


Coloco la servilleta de ceda con  una N bordada en oro, y poco a poco fueron trayéndole sus alimentos.


-Buenos días Naruto- Lo saludo quien se había convertido en su mentor. Ya que no convivía mucho con sus padres.


-Buen día Kakashi-Sensei- El rubio limpiaba sus labios, mientras colocaba el tenedor de plata en el plato.


-Muy puntual como siempre-


-Así debe de ser ¿No?- El rubio alzo una de sus cejas y bajo sus hombros.


-Bien dicho. Puntualidad, disciplina y elegancia-


-Sí, si, si- El rubio estaba arto de escuchar eso todas las mañanas.


-¿Y mis padres?-


-No se encuentran. Salieron muy temprano, creo que cerrarían un trato muy importante este día-


-Bien por ellos- No podía recordar cuando fue la última vez que almorzó con sus padres.


-Su auto te espera. Tienes muchas cosas que hacer hoy. Tienes escuela, piano, artes, clases de matemáticas y por la tarde tendrás un juego de ajedrez con la señorita Hinata.-


-Que aburrido-


-¿Aburrido? Todo es muy emocionante y además sospecho que pronto te comprometerás con la señorita Hinnata.-


-¿Qué?- El rubio dejo de comer.


-Quizá hable de más. Te espero en el auto-  Y Kakashi salió literalmente corriendo del comedor.


-Perfecto, lo que me faltaba para hacer mi vida más aburrida- Naruto coloco sus codos en la mesa y tapo sus ojos, tenía ganas de llorar pero tuvo que resistirse.


Namikaze Uzumaki Naruto. Uno de los jóvenes más ricos del país, Hijo de los grandes empresarios Minato Namikaze y Kushina Uzumaki. Se podría decir que el rubio tenía todo. Pero justo ahí en esa enorme mansión, con enormes jardines, el rubio sentía como si su vida no valiera nada.


Salió por fin de la mansión, se dio algunos minutos para contemplar las flores y vellos caminos de piedra, y el delicado sonido del agua de las fuentes.


Abordo aquel coche Roll Royce y tan pronto el elegante auto salió de la mansión el rubio solo se dedicó  observar el paisaje atreves de la ventana y tomo rumbo a su escuela.


 


Lo siguiente que sintió fue el gran golpe del impacto, y no es para menos había caído al suelo sin siquiera, poder hacer nada, ya que aquella pequeña cama individual en la que dormía no le dio tiempo de nada. 


-Duele maldita sea- El chico sobaba su cabeza, pues esta se había llevado la peor parte.


Vestido simplemente en sus bóxer, miro alrededor se su sencilla habitación, en la que literalmente solo cabía su pequeña cama y un mueble para su poca ropa. Suspiro profundamente, pero cuando la melancolía le llegaba, se percató de que en su parte baja, su amigo había despertado feliz esta mañana.


-Hace mucho que no tenemos acción- Coloco su mano en su miembro sobre su bóxer.


-Bien hagámoslo- llego hasta el baño de su pequeña casa para complacer a su amigote.


Luego de cumplir con aquella misión, se vistió con su pantalón de mezclilla y una chaqueta negra, llego hasta la cocina de su casa y se llevó con la típica sorpresa de todos los días.


-No hay comida, que novedad- Buscaba por todos lados algo que almorzar pero simplemente no había nada.


-Tendré que robarle a alguien su almuerzo- Tomo su mochila y saltando por sobre un pequeño sillón de la sala, salió a la calle.


Recorría las poco seguras calles de su colonia. Pero pese al ambiente una enorme sonrisa se dibujaba en su rostro y dejaba ver sus enormes colmillos. 


Inuzuka Kiba. Un chico moreno, fornido, pelicastaño. El típico chico problemas pero imán para las chicas, por lo sexy que es. Se dirigía a su escuela, se apuraba a llegar temprano para poder alcanzar un asiento.


-Maldición, ni siquiera traigo para el bus. Tendré que caminar-


 


Dos mundos totalmente diferentes, personas de dos “sociedades” diferentes. Así ambos comenzaba su día, uno más feliz que el otro.


 


-Estoy aburrido-


-Pero si apenas comenzó la clase Naruto- El chico pálido se acercó lo más que pudo al rubio, pero los escritorios que cada uno ocupaban se lo impedía.


-No hablo de la clase, Sai hablo de todo esto –


-No te entiendo-


-¿Pueden guardar silencio?- El profesor llamo la atención de los dos chicos.


En medio de aquel salón, en el cual cada chico estaba sentado en un elegante escritorio, con su nombre de cada uno. Naruto seguía pensando en lo frustrante que es su vida.


-Bueno ¿Por qué no vamos a ver la galería de arte esta tarde?- Sai invitaba a su amigo, pues habían salido de cases.


-No, no quiero ver más cuadros. No quiero ir a una ópera, ni nada por el estilo. Lo que yo quiero es divertirme ¿Es mucho pedir?-Esturo algunos mechones de su cabello rubio.


-Creí que te divertías con migo-Su acompañante bajo la vista.


-No me mal interpretes Sai. Es solo que últimamente he planteado muchas cosas en mi vida.-


Los dos chicos caminaban, vistiendo ya sus uniformes deportivos, pues tendrían lo equivalente a clases de gimnasia.


 


-Que hambre tengo-Kiba escuchaba el rugir de su estómago-


-Escuche que Ino, te ha propuesto planes de fin de semana. Tigre- Shikamaru codeo a su amigo moreno.


-AAA sí, me ha dicho que estará sola en su casa todo el fin de semana- El chico de los triángulos, prestaba más atención a su hambre.


-¿Y qué harás?-


-No lo sé, no estoy de humor para aquellas cosas-


-Baya el gran Kiba Inuzuka, dejara ir una buena oportunidad ¿Se acaba el mundo?-


-No exageres-


En medio del receso para comer, ambos chicos llegaron hasta su escondite, y procedieron a fumar sus cigarrillos.


-Te veré mañana, para tus clases de artes- Sai era el instructor del rubio en la apreciación del arte.


-Urrraaa- El rubio fingió emoción y se despido para subir a su auto.


Regreso a la mansión Namkaze, y luego de toda la tarde recibir sus asesorías extra clases, venia lo que él consideraba lo más aburrido del día. Su juego con Hinata.


Ya era de noche y en un elegante estudio ambos estaban sentados, jugando ajedrez. La conversación era muy escasa. Hinata Hyuga, al igual que el heredera de una gran fortuna y las empresas Hyuga, era muy tímida y callada, lo que desesperaba al rubio.


-Bu, buen. Movimiento Naruto-Kun-


-Oye Hinata ¿Y si vamos a pacer al centro de la ciudad y compramos un helado?- El rubio sonrió para convencer a la chica, mientras hacia su movimiento en el tablero.  


-¿Qué? Eso suena peligroso- La tímida chica se asustó como si le propusieran, algo indebido.


-Comprendo. Olvídalo- No culpaba a Hinata de no comprender esas experiencias. Después de todo ambos habían sido criados de esa monera, como si vivieran en una burbuja.


-Podemos ir a pasera al jardín-


-No, estoy muy cansado. Creo que iré a dormir. Nos vemos- Se levantó de su asiento y se dirigió a su habitación


-Que rara es esta chica. Podrá ser muy rica, pero es muy rara- se dejó caer sobre su cama.


 


-IDIOTA- Kiba daba el último de sus golpes justo a la nariz de su contrincante.


-Has mejorado mucho Kiba- Shikamaru ayudaba a incorporase a su amigo, quien había ganado la pelea que se había desatado en aquellos callejones por un mal comentario del chico perdedor.


-Vamos por unas cervezas- Kiba limpiaba el polvo de sus mejillas.


-Creí que no traías dinero-


-Cierto tú pagas, esta vez- El moreno se escudó con aquello de inmediato.


En medio de la noche, Kiba ya un tanto ebrio llego a su pequeña casa, como de costumbre no había nadie. Aun hambriento se fue a dormir así.


Kiba era un destre, quizá el más grande de la preparatoria, pero al final del día, descebaba tener una vida normal y estable.


-Maldición- Aquella sonrisa que porto casi todo el día se esfumo.

Notas finales:

Este fue el primer capítulo. Gracias por leer y dejen un comentario.


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