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“Suaves labios de dulce color carmín, quiero saber cuándo serán para mí”
Despierto pesadamente con los rayos solares que entrar por la ventana dándome en toda la cara y sintiendo un liviano cuerpo aferrado a mí, la noche había pasado muy rápido, me encontraba durmiendo junto a Judai en el suelo de su habitación, el por qué habíamos terminado aquí no era un asunto extraño, habíamos estado librando duelos hasta altas horas de la madrugada y ahora era el momento de despertar.
Al mirar a Judai me doy cuenta que este mantiene sus brazos alrededor de mi cintura, realmente se me hace muy cómodo despertar de esta manera, debo de admitírmelo, Judai me gusta, me gustó desde el momento en el que lo encontré en aquella azotea, solo al mirarlo pude darme cuenta que el vínculo que nos uniría sería muy especial, eso pude comprobarlo cuando nuestras manos se juntaron, sentí como si nos hubiéramos conocido de toda la vida, quizás sea una locura creer en las almas gemelas, pero si existían ahí estaba la mía frente a mí, abrazándome tan cálidamente, sí, creo que es así y por eso nuestras almas se reconocieron, era nuestro destino estar juntos.
Solo han pasado unos días desde que estoy en la academia de duelos y ya pude darme cuenta de la maravillosa personalidad de Judai, es un chico alegre, bondadoso, divertido, con un gran sentido del humor y sobre todo es un chico inocente, se me hace difícil creer que realmente lo sea, pero lo es, nunca había conocido alguien que a su edad aún conserve ese ápice de inocencia, ese fue otro factor por el cual me sentí atraído por él.
Durante estos días olvide preguntarle a Judai sí acaso duerme abrazando algún objeto, he de suponer que si por la forma en la que me abraza sin inmutarse de nada y seguir inerte en el mundo de los sueños.
Me doy vuelta un momento para mirarlo, acaricio sus facciones suavemente con el dorso de mi mano, realmente se ve hermoso cuando duerme, estando de esta manera me dan ganas de despertar así toda mi vida, despertar junto a él, la persona que ha cautivado mi corazón por completo.
Acaricio con mi pulgar suavemente sus labios, quien diría que un chico podría tener unos labios tan deseables, acerco poco a poco mi rostro hacia el suyo, siento su suave respiración chocar contra mis labios, solo quiero hacer una cosa… besarlo.
¿Está tan mal que lo haga?, se me hace difícil resistirme, un beso, un solo beso que me sirva para entender por qué me gusta tanto este chico, aunque sea solo uno…
Suavemente posiciono mis labios sobre los de Judai, el simple roce de nuestras dermis es un acto sublime, me cuesta pensar que pueda existir una sensación más perfecta que la de este momento…
Mis labios se amoldan perfectamente a los de él, poco a poco sintiendo como mis mejillas se avivan, seguramente estoy sonrojado, sonrió en medio del beso separándome solo unos milímetros y después volviéndome a acercar para besarlo.
Nunca unos labios me harán volver tantas veces, de eso estoy completamente seguro, quiero a Judai y lo quiero totalmente para mí; disfruto unos últimos segundos de sus labios antes de sentir como empieza a removerse y a despertar poco a poco.
—Johan, buenos días -Ver su cara adormilada es todo un poema para mí.
—Buen día Judai -Respondo queriendo desaparecer el carmín de mis mejillas, le robé a Judai un beso, solo los dioses saben si fue el primero, aunque me hace ilusión pensar que podría ser así.
—¿Quieres ir a desayunar? -Cuestiona levantándose del suelo terminando de desperezarse sin siquiera imaginar lo que pasó segundos atrás, eso me calma.
—¿Tan temprano y ya estás pensando en comer? -Sonrió negando con mi cabeza.
—¡Nunca es tan temprano para la comida! -Su energía me hace sonreír, realmente me enamoré de la persona correcta.
—De acuerdo vamos -Sonrió asintiendo a sus palabras.
Salimos de su habitación sintiendo la suave brisa del océano que juega con nuestros cabellos, es un hermoso día con un cielo despejado y un sol radiante, permanezco a lado de Judai en nuestro camino hacia la cafetería mientras vamos romeando y hablando sobre los duelos de anoche prometiendo volver a repetirlo.
Solo han pasado unos días, pero son los suficientes para saber que nunca quiero irme de su lado, no quiero dejar de ver esa bella sonrisa y mucho menos de olvidar ese pequeño beso.
----Fin----