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Vainilla y Chocolate por Drakarys

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Notas del capitulo:

Tal vez empiece un poco lento y con un personaje secundario, pero es necesario para entender la trama.

Capítulo 1

Pasión desbordada

 

Lorelei estaba impaciente. Arreglo nuevamente los cojines de sus sillones y acomodo por enésima vez el adorno de su mesita de centro. Se aseguró nuevamente que el vino fuera el correcto, el del gusto de su distinguido invitado y reviso una vez más su aspecto para asegurarse que todo estuviera en orden. Tenía que estar prefecto.

 

Lorelei era una beta hermosa, de pelirrojo cabello ondulado y generosas curvas; llamaba la atención de más de un alfa al caminar. Pero por muy ilógico que pareciera las propuestas no le caían del cielo, a menos que se tratara solo de un buen revolcón.

Los alfas, fuertes y poderosos, la parte privilegiada de la sociedad, preferían unirse a chicas alfas para asegurar una descendencia pura sangre y así conservar la supremacía que los caracterizaba. En el peor de los casos, el instinto los llevaba a reclamar a algún omega, como segundo o tercer matrimonio, para desfogar sus impulsos o llenarles las barrigas de hijos, en especial cuando su pareja resultaba infértil. Sin embargo nunca se fijaban en un beta.

Los betas eran solo para divertirse, para parar el rato mientras el gran día de la boda llegaba. No había nada que pudiera asegurar una unión entre alfas y betas si el alfa se oponía a tal cosa.

En el caso de os omegas, la nueva ley de protección a los derechos, obligaba al alfa a hacerse responsable de su omega así lo hubiese marcado por erro. Aun si decidía no vivir con él, el omega tenía asegurado su bienestar por el resto de su vida (ya que la ruptura del enlace era casi imposible y muchas veces mortal.) Derecho que por supuesto no aplicaba a los betas.

Lorelei pensaba que ser beta apestaba. No podías acceder a la posición privilegiada exclusiva de los alfas por ser inferior a ellos, ni tampoco podías luchar por tus derechos como los omegas al no tener ese grado de vulnerabilidad. Así que estaban atorados.

Pero Lorelei tenía un plan.

Desde el primer momento en que lo vio, supo que ese alfa era su futuro. Tal vez aspiraba demasiado ato al querer que Thor Odinson fuese su pareja, pero no importaba. El rubio era el heredero de Asgar Industries, una casa de moda de las más prestigiosas del país.  Era joven, alrededor de los treinta años; era guapo, con ese rostro de adonis y ese cuerpo de espartano; pero sobre todo era rico, muy rico y era un partido que no estaba dispuesta a dejar pasar.

El plan era sencillo. Había logrado que la contrataran como modelo de tallaje para llamar su atención. Llamar la atención de Thor Odinson era fácil, muchos ya lo habían conseguido antes, el problema consistía en conservarla y es ahí donde entraba en acción la segunda parte de su plan.

Había descubierto por casualidad que el rubio sentía cierta debilidad por un aroma, el aroma de un chico de quince años al que Lorelei visitaba algunas veces. Su hermano había solicitado a la agencia de trabajo a la cual estaba inscrita, un chaperon o dama de compañía para el pequeño omega; tenía que ser forzosamente una mujer y ser beta, de preferencia joven. Se presentó sin dudarlo, encontrándose con un niño hermoso, de sedoso cabello negro, grandes ojos verdes y piel de porcelana, tan blanca que parecía un muñeco, con un cuerpo tan delgado y exquisito que a Lorelei no le quedo ninguna duda de porque necesitaba ser resguardado en lo alto de una torre, no habría alfa que se resistiera a tenerlo.

Esos niños omegas, nacidos accidentalmente en familias de alfas, eran celosamente resguardados y escrupulosamente educados para servir como lazos entre dos familias importantes y de este modo consolidar consorcios. Así pues, este era el destino de Loki, tan pronto como apareciera su primer celo, sería entregado a un importante socio de su hermano que le triplicaba casi la edad. Loki debía entonces conservarse puro hasta ese día, una tarea difícil en estos tiempos y para asegurarse que no fuera de otra manera, su hermano lo había enclaustrado en el departamento en el que vivían.

Así pues, Loki tenía prohibido salir a menos que fuese con su hermano, recibía sus instructores y servicios médicos a domicilio y para que no se aburriera, Býleist le rento una amiga… ella.

Decir que no se encariño con el crio seria mentir. Loki era inteligente. Tímido, sagaz y sumiso. Tenía una imaginación desbordada y un alma infantil y traviesa. Pero aun así, Lorelei no podía quitar los ojos de su objetivo, porque de eso dependía su futuro.

Desde el momento que Thor olfateo la tenue esencia de Loki en la ropa de Lorelei, supo que tenía la llave de su éxito en sus manos.

Cada mañana obligaba al chico a ejercitarse con el pretexto de que sacara el estrés que el encierro pudiera provocarle. Loki obedecía hasta caer rendido y luego lo recompensaba con un baño caliente y un suave masaje. El truco ahí consistía en apoderarse de su ropa sudorosa sin que nadie se percatara. Cada vez que el rubio visitaba su hogar, Lorelei restregaba su cuerpo con la ropa de Loki, impregnándose con el aroma a vainilla y chocolate al que Thor no podía resistirse.

Pero aun esto no significaba que él permanecería a su lado para siempre, así que si deseaba amarrar al rubio, debía asegurar un embarazo.  Sin embargo Thor se encargaba de que eso no fuera posible y no lo culpaba, posiblemente no era la primera ni sería la última con esa idea, aunque si era la única con la determinación suficiente para conseguirlo. Así pues, recurrió a lo último que le quedaba, aunque esta opción fuese ilegal y mal manejada, desastrosa.

Pasión desbordada era una droga que mezclada con alguna otra cosa era inodora e insabora, ideal para ser indetectable por los agudos sentidos de los alfas. Los efectos eran inmediatos, incrementando el libido a niveles insostenibles y orillando a cualquier alfa a necesitar una liberación sexual para aliviar el calor agobiante y las ansias. Durante el efecto, la conciencia del alfa era cegada por el instinto y el control dejado de lado. Estas eran algunas de las razones por las que su uso era ilegal, pues podía ocasionar desde violaciones hasta asesinatos.

Lorelei temía salir lastimada, por supuesto, pero si con esto aseguraba la culpa de Odinson y un heredero, bien valía la pena el riesgo. Y con esa determinación y el vino listo y adulterado, espero con ansias su llegada.

 

*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*

 

-¿Aun nada? –Pregunto Býleist a la doctora que realizaba el chequeo mensual de su hermano.

-No, dijo esta, mientras guardaba su equipo médico –pero es normal.

-¡¿Normal? –exclamó furioso. Býleist Laufeyson no era conocido por su tolerancia y paciencia. –La mayoría de los omega tienen su primer celo a los trece. Mi hermano está por cumplir los dieciséis y nada da indicios de que ese suceda pronto.

-Algunos chicos son más tardados que otros, y algunos más precoces –explico la doctora –depende mucho de la genética de cada quien.

Býleist resoplo frustrado. Estaba en serios aprietos económicos, le debía una cantidad obscena de dinero a empresas Muspell. El único motivo por el cual Surtur no había arremetido contra él era Loki. Surtur había aceptado postergar el pago siempre y cuando se le entregara a su pequeño hermano para ser marcado inmediatamente tuviera su primer celo, según lo estipulado por la nueva ley. Pero Loki parecía hacerlo a propósito y Surtur podía arrepentirse.

-Existe otra opción –le sugirió la doctora –pero es un poco arriesgada además de ilegal.

-¿Cuál opción sería esa? –se interesó, lo que fuera con tal de salir de esa situación.

-Existe una droga que se le daba antes a los omegas para acelerar su metabolismo, de esta manera, se podía provocar el celo a voluntad del alfa. Fue censurada por la junta médica y penalizada cuando entro en vigor “la nueva ley en defensa de los derechos a favor de los omega”. Sin embargo, aun puedes encontrarla en el bajo mundo, si tienes los contactos.

-¿Usted podría conseguirla?

-Podría hacer unas llamadas, pero va a costarte muy caro.

-El dinero no es problema. Hágalo, -le ordenó -si es posible de inmediato.

 

Loki cerró la puerta de su cuarto con el sudor frio bañando su espalda. Había estado escuchando la conversación a escondidas y lo que decidieron le inquieto mucho. Temía a Surtur. Desde pequeño solía mirarlo de forma en que Loki se sentía incómodo, como si lo desvistiera con la mirada. Se relamía los labios con gula y cuando había oportunidad, sus manos trataban de tocarlo más de la cuenta mientras le aseguraba que tarde o temprano seria suyo.

Loki no conocía muchos alfas, solo su hermano a quien temía y a Surtur a quien temía aún más. Había sido educado para someterse, obedecer y complacer. Pero por todos los Dioses, que en esa ocasión no sería así.

 

*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*

 

Thor besaba s Lorelei con pasión. Ella disfrutaba siempre de esa forma tan impetuosa que el alfa tenia de tomarla. Sin embargo, algo andaba mal. Thor parecía estarse conteniendo incluso más que antes. La chica vio de reojo la botella de vino a la mitad y se preguntaba si la habrían estafado.

-¿Sucede algo? –preguntó cuándo Thor se separó intempestivamente de ella.

-No, solo… -comenzó a deshacer el nudo de la corbata y a desabotonar la camisa, sentía que se estaba sofocando.

-¿Quieres un poco más de vino? Luces algo pálido –dijo mientras servía otra copa más y se la ofrecía a su invitado, quien la bebió de un solo trago -¿Estas bien? –se acercó esperando obtener el efecto deseado, pero en cuando poso una mono sobre la pierna de Thor, este se levantó de un salto, dejando caer la copa y alejándose de ella.

-Yo… los siento. –se disculpó algo confundido por sus propias reacciones, de pronto el tacto de su mano le quemaba.

-Pero Thor ¿Qué pasa? –intento un segundo acercamiento pero el rubio la esquivo exitosamente, tomo su saco y se dirigió hacia la puerta.

-Lo siento, me tengo que ir, –le dijo antes de partir dejando a una frustrada Lorelei.

 

Thor se tambaleo por el pasillo. Sentía que un fuego como nunca antes había experimentado lo consumía por dentro. Sudaba y jadeaba mientras se encaminaba con pasos trémulos hasta el ascensor. Una vez activado el botón del estacionamiento recargo la frente en la fría pared del ascensor sintiéndose casi reconfortado. Nunca se había sentido de esa manera, su olfato estaba mucho más sensible de lo normal pero la vista se volvía nublosa a ratos y los sonidos le llegaban distorsionados, como si pasaran a través del agua. Lo que más le incomodaba era la prominente erección encerrada en sus pantalones, era casi dolorosa. Quería acariciarla y así aliviar un poco la tortuosa sensación que su cuerpo experimentaba, pero la poca cordura que aún le quedaba le decía que ese no era el lugar. Necesitaba llegar hasta su auto.

Thor siempre se sintió seguro de sus instintos. A diferencia de muchos alfas, tenía un control absoluto sobre ellos, su padre se había encargado de eso.

-“No puedes ir marcando omegas como si fuese un juego –le había dicho su padre cuando tuvo su primer descontrol –Es una enorme responsabilidad que no puedes eludir.”

En aquel entonces era un adolescente entrado en edad hormonal y se descontrolo con el exquisito aroma de un omega en celo. Gracias a Volstagg, su guardián, logro controlarse a tiempo.

Desde entonces, su padre se desvivió en inculcarle autocontrol, casi a un riguroso estilo militar. Lo iba a necesitar, era el heredero de una de las empresas más importantes del país, no faltarían muchachitos arribistas que se le ofrecieran en charola de plata con la intención de agarrar un buen partido. Thor debía aprender a lidiar con ellos.

Eso hizo un gran cambio en su vida. Ahora, Thor era el soltero más codiciado. Podía escoger y despreciar a quien quisiera; yacer con uno o más el mismo día si le placía, su naturaleza alfa lo dotaba de una libido insaciable. Pero también podía darse el lujo de resistir cuando así convenía a sus fines. Sin embargo ese día algo andaba mal. No podía concentrarse y su cuerpo parecía ser conducido por alguien que no era él.

Salió del ascensor dando tumbos. Ni siquiera sabía muy bien a donde se dirigía, incluso el aire le resultaba demasiado espeso.

-Disculpe ¿Está usted bien? –escucho una tímida voz. -¿Puedo ayudarlo en algo? –Pero la voz era lo de menos. El aroma, un aroma dulce y embriagador, sutil pero detectable por sus instintos potenciados, el aroma de un omega. Su alfa gruño tomando control por completo de sus actos.

Loki temblaba. Aquel era un gran alfa y estaba arrinconándolo contra la pared, no tenía escapatoria. Su cuerpo reaccionaba ante la cercanía del otro u el aroma fuerte que despedía, lo tenía inmovilizado. Una nariz rozo contra su cuello aspirando su esencia y el gruñido de aprobación del alfa mando choques eléctricos por todo su cuerpo.

-Delicioso – dijo con una voz ronca por el deseo, para después lamer su piel provocando que Loki jadeara.

¿Qué estaba pasándole? Aquellas sensaciones no las había experimentado antes, eran casi adictivas. Pero parte de él aún conservaba un resquicio de lucidez y le gritaba que huyera lo más pronto posible.

El alfa pareció percibir su desazón y lo tomo por la cadera posesivamente para cortar su retirada. Loki trato de detenerlo empujando su poderoso pecho, pero Thor lo giro tan rápido que apenas fue consiente del cómo. Lo apreso entre sus brazos en un abrazo difícil de romper.

Sintió la poderosa erección restregarse contra su trasero, aun a través de la ropa que ambos llevaban y que se estaba convirtiendo en una molestia. Las manos de Thor comenzaron a vagar por su cuerpo, colándose una bajo su camisa y acariciando su pecho. La otra, más atrevida, bajo hasta su entrepierna acariciando su excitación.

-Por favor –jadeo Loki cuando la lengua del alfa jugo con su oreja y sus labios apresaron su lóbulo –por favor –repitió, aunque a esas alturas no sabía a bien porque suplicaba, si porque se detuviera o por más.

-Mío –gruño el alfa, al tiempo que liberaba su propia erección.

Entonces, la alarma de alerta resonó en la cabeza de Loki quien haciendo un último intento por liberarse trato de correr, pero solo consiguió girarse y ser violentamente estrellado contra la pared por un alfa completamente fuera de control.

-No –sollozó dándose cuenta que poco podía hacer en esa situación. Los ojos de su captor estaban completamente oscurecidos por el deseo y Loki sabía que cuando eso sucedía no había nada que pudiera apartarlo de su objetivo.

“Piensa rápido Loki “–se instó.

Hayo solo una solución, aunque podía salírsele de las manos pero tenía que arriesgarse. Trago duro y estiro su temblorosa mano hasta rosar con la yema de sus dedos la erección caliente y húmeda del alfa, este gruño satisfactoriamente, casi con alivio.

Jamás en su vida había hecho algo como aquello, pero había visto a su hermano hacerlo cientos de veces para tratar de controlarse. Tal vez si pudiera imitarlo…

No podía negar que sentía cierta curiosidad y placer morboso, era excitante. El único pene que había tocado era el propio y no se comparaba en absoluto con el que ahora tenía entre sus manos. Este era grande y grueso, pesado y suave también. Loki comenzó a acariciarlo hasta la base y de regreso, lubricado por el líquido pre-seminal que goteaba de la punta. Seguía un vaivén cadencioso que le arranco jadeos al alfa,  quien enterró la cabeza en el hueco entre el cuello y el hombro de Loki y se aferró aún más a sus caderas.

Se sentía poderoso, tener sometido a aquel poderoso alfa con tan solo el roce de sus manos, más sabía que era un poder efímero, aun así se permitió disfrutarlo. Aquello era sumamente sensual y su propio miembro palpitaba bajo su ropa interior, restregándose contra el muslo que tenía entre las piernas y que se movía al compás de su mano, acelerando hasta casi llevarlos a un ritmo desenfrenado.

Loki comenzó a jadear ¿Acaso era posible que se viniera con tan solo eso? La palpitación y humedad en su ropa interior que aquella explosión de placer le provoco, le dieron la respuesta. Gimió aferrándose son su mano libre al hombro del alfa, mientras su cuerpo se temblaba de goce. El aroma de sus feromonas inundo los sentidos de Thor, quien no dejaba de embestir con fuerza aquella mano suave. Comenzó a sentir el cosquilleo característico del clímax recorrer su piel. Atrajo el pequeño cuerpo más a él y en el momento en que se dejó ir la razón se cegó por completo y gobernó el instinto. Mordió fuertemente la suave piel del omega, disfrutando la explosión metálica de la sangre, el dulce sabor del sudor del omega. El placer que este simple acto le produjo lo llevo a culminar, viniéndose en abundancia al compás de los gemidos del chico.

Tan pronto sintió que el agarre se aflojaba Loki se dejó caer llevándose una mano al cuello, donde el alfa lo había marcado. Las lágrimas vinieron a él sin necesidad de llamarlas y un sentimiento de desolación se apodero de su pecho. ¿Eso era todo? ¿Había huido de Surtur para terminar siendo marcado por un completo desconocido? Un sollozo lastimero escapo de su garganta, el mismo que termino por hacer reaccionar a Thor.

-¿Qué hice? –exclamo horrorizado.

Ahora que el efecto de la droga había menguado al fin era libre de sus actos, y cuando su conciencia volvió lo primero que se topo fue a un niño tirado en el suelo frente a él, bañado en lágrimas, sangre y semen… su semen.

¿Qué jodidos había pasado?

 

 

 

 

 

 

Notas finales:

Espero que les haya gustado, alguna sugerencia o duda no duden en comentar y yo tratare de responder.

PD. el otro fanfic "el plan" sigue en pie, solo que es de manufactura mas lenta.


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