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Hogar. por PinketDiana

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Notas del fanfic:

¡Aquí traigo un mini-fanfic que estoy escribiendo! No tendrá más de capítulos -quizás-, y serán algo cortos. Espero que realmente les guste

SasuNaru/NaruSasu.

Romance/Drama. (AU)

Agosto. 2014.

Está empacando sus cosas con toda la lentitud del mundo, intentando doblar las camisetas demasiado bien, colocando los pantalones en la parte de abajo de la gran maleta aún cuando nunca le ha importado nada de ello, metiendo los zapatos correctamente en una bolsa y, finalmente, incluso guarda sus accesorios de baño en un pequeña bolsa que Sasuke le regaló el año pasado.

Por un segundo se pregunta porqué está haciendo eso, y se miente a sí mismo. Aunque solo en parte.

"Quiero verlos"— Se repite, con media sonrisa en los labios. Es verdad, quiere verlos, pasar la semana de vacaciones con ellos, hablar de todo lo que ha pasado en estos meses y...

—Naruto, ¿has terminado ya?— Sasuke entra en su habitación, como siempre sin llamar pues ellos ya no necesitan nada de eso.— ¿Tengo que preguntar por qué has colocado las cosas tan simétricamente y extrañamente en armonía cuando a ti todo eso te da igual?— El tono de Sasuke es bajo, pero Naruto niega y solo sonríe. Sus ojos no brillan, aun así.

—Ya sabes, me gusta estar presentable para mis padres.— Miente. De nuevo. Y Naruto odia las mentiras. Incluso puede saborear la mentira entre sus labios, agrio y amargo.

Ellos no hablan de ello. Por lo contrario, Naruto cierra al fin la maleta, la coloca detrás de la puerta, y ve que Sasuke ya ha hecho la suya. Se les hace raro separarse, por supuesto, llevan cuatro años viviendo juntos, y siempre es raro cuando tienen que separarse. Cuesta convivir con una persona veinticuatro horas al día, para luego simplemente, estar una semana separada de ella. ¿Suena extrañamente dependiente, o es solo Naruto el que piensa eso? Pero siempre han pasado una semana de vacaciones con su familia cuando las clases de la Universidad han terminado. Este año es en mitad de un angustioso y caluroso Agosto.

Ambos se dejan caer en el sillón, y sin decir nada, Naruto deja que su cabeza se coloque cuidadosamente entre el espacio del cuello y el hombro del mayor, mientras que Sasuke deja apoyada su cabeza sobre la del menor, una extraña costumbre que ya ni se cuestionan sobre ella, al igual que en las noches donde dormía juntos, o cuando se abrazaban demasiado, o, simplemente, cuando hacían cosas que los amigos no hacen.

Naruto se vuelve a sentir mejor, solo un poco, sin embargo.

Se sigue engañando a sí mismo, por supuesto.

(...)

Son las diez de la noche y Naruto finalmente ha llegado a casa. Y es agradable y cálido. No tan cálido como se siente en la casa que comparte con Sasuke, pero sí lo suficiente.

Está bien. Se repite, aún cuando la voz en su cabeza no para de decir lo contrario.

La cena es hogareña, cálida y él se dice que ha extrañado esto. Ha extrañado la comida de su madre, las palmadas en el hombro de su padre y las burlas de su hermano.

Sí, esto está bien.

Su madre le sonríe de forma cálida mientras le sirve un poco más de esa extraña lasaña que ha hecho, y él casi puede sentir que sonríe de vuelta. Pero luego, algo pesado se posa en su estómago y se pregunta qué está mal con él.

Porque a pesar de que es pleno agosto, está llevando una sudadera y la calefacción está más alta de lo que debería, él tiene frío. Él está helado. Siente como sus manos tiritan, y sus píes se mueven debajo de la mesa con impaciencia. Para rápidamente esos movimientos, sin embargo, cuando su padre lo mira con los ojos entrecerrados.

Está bien. Y esas parecen que son las únicas palabras que puede decirse durante toda la noche.

La cena termina, su madre lo abraza y le dice que es genial tenerlo de vuelta en casa. Su padre sonríe con aprobación. Y Naruto asiente, como si de verdad creyese en sus palabras.

Las preguntas llegan, minutos más tarde. Acerca de la Universidad, de los cursos que ha escogido, de los puntos que ha obtenido, y por supuesto, de las calificaciones. Y él les dice lo que ellos quieren oír, como si de un discurso preparado se tratase. Sonríe de forma políticamente correcta mientras lo hace, con una postura erguida, sus manos entrelazadas encima de la mesa, y con el tono más serio que pueden.

Ellos no quieren escuchar sobre Sasuke, por supuesto, o por el programa de radio que ha empezado hace solo unos meses. (Ellos piensan que Sasuke está alejando a Naruto de lo que verdaderamente deberá ser su futuro exitoso, y ellos odiarían saber que le hace más ilusión ir cada martes y jueves al programa de radio, que estar estudiando aquella odiosa carrera) Así que él sigue hablando y hablando sobre todo aquel tema relacionado a la Universidad, ignorando como el peso en su pecho se hace más profundo.

La charla terminado, y su padre le lanza una mirada que dice recoge la mesa. Él se tira de las mangas de la sudadera hacia abajo y desea perderse en los patrones que tienen las losas a sus píes. ¿Por qué hace tanto frío en mitad de Agosto, en serio?

Por supuesto, sus padres también obligan a Deidara a ayudarle en el proceso. Ellos no hablan mientras quitan los platos de la mesa, friegan estos, retiran el mantel de la gran mesa del salón y barren. Lo hacen todo en un incómodo silencio que a Naruto le atrapa el corazón en un suspiro.

Está bien. Es normal no tener de qué hablar con tu hermano.

Y entonces el móvil de Naruto suena y casi, casi se tiene que detener a sí mismo para no correr a alcanzarlo. Sabe que es Sasuke, por supuesto. ¿Quién más podría mensajearle a las doce de la noche? Nadie. Solo Sasuke.

¿Está la comida de tu madre mejor que lo que yo preparo?

Algo simple y extraño. Como era de esperar de Sasuke, pero Naruto lo conoce tan bien, tan, tan bien, que sabe que aquello no es solo unas letras. Estas esconden un '¿has llegado bien?' '¿lo estás pasando bien?', e incluso puede leer, entre esas pocas palabras un muy claro 'Te echo de menos'. Y sonríe, abrazando la calidez que le ha faltado durante toda la noche.

Oh, mucho mejor, teme. Casi me he comido todo el frigorífico.

No espera una respuesta hasta dentro de un rato, porque supone que Sasuke debe haberse montado ahora mismo en el tren para llegar a su casa, donde lo esperará su familia. Suspira con pesadez, y es que no han pasado ni un día separados y Naruto ya lo extraña demasiado.

Tengo frío.

Escribe, en un arrebato que ni él mismo ve venir. ¿Qué quiere decir con ese mensaje? ¿Qué espera con ese mensaje?

—¿Es tu novio?— Pregunta Deidara, con un tono bajo. Él sigue secando los vasos con un trapo demasiado mojado para secarlos verdaderamente, pero Naruto no dice nada.

—No, es solo mi amigo.— Bien, las palabras no deberían haber salido con aquel tono de desesperanza, pero lo hicieron. Y si el mayor de los Uzumaki lo nota, no dice nada, pues está demasiado ocupado ignorándolo. Y de nuevo repite esas palabras en su cabeza. Está bien.

El silencio se prolonga de nuevo, y el rubio menor se da más prisa para terminar aquella monótona tarea de recoger. La casa se siente hueca y terriblemente solitaria. El frío crece más y más dentro de él. ¿Quizá debería subir la calefacción?

Es pleno Agosto, dobe. Pero si tienes frío, ponte otra chaqueta.

Y sabe que debería hacer eso, pero extrañamente no se siente como si fuese ese tipo de frío, sino más bien uno que nace desde dentro, que cubre el corazón de escarcha. Es el tipo de frío que hace difícil tragar el nudo en la garganta, o que se esfume el picor de sus ojos. Ese es el tipo de frío que siente. Y no sabe como dejarlo ir.

(...)

Sube a su habitación corriendo cuando por fin ha terminado de recoger, intentando no hacer ruido mientras corre por las escaleras de madera oscura que llevan hasta la segunda planta de la casa. Sus padres seguramente estarán durmiendo, y él no puede hacer un alboroto. El peso de su pecho se ha ido haciendo más y más persistente en su pecho, mientras un extraño dolor de cabeza ha venido de la nada. Aún sigue teniendo frío, y a pesar de que se mete en la cama, tapado completamente, aún sigue siendo pleno verano, el frío no lo deja.

Estoy triste.

Escribe de nuevo. La Wifi no funciona ahora, conectándose y desconectándose de su teléfono móvil, sin dejar de parpadear. En la pantalla aparece un "Sin conexión, inténtelo más tarde", y Naruto suspira con desesperación. Esta es otra cosa que realmente le molesta. La Wifi de su casa siempre funciona mal, como si no se estableciese en ningún lugar.

Cuando finalmente llega el mensaje, se deja caer en la almohada y se pierde mirando al techo, pensando en demasiadas cosas sin desear pensar en nada en concreto.

¿Por qué?

El mensaje ilumina la pantalla, y se da cuenta de que debería haber llegado hace dos minutos, pero, por supuesto, la Wifi ha vuelto a fallar. Es lenta, desastrosa y a veces se desconecta demasiado tiempo. Genial.

Mi Wifi no para de fallar.

Y no es técnicamente mentira. Sí, tiene frío. Sí, siente un peso en los hombros que lo hunde de alguna manera. Pero también está con su familia, está en su hogar, y es agradable ver algo más que decepción, al menor, por una vez en su vida. Así que sí, es por la Wifi.

Sí.

Y cuando ve que los mensajes tardan en llegar de nuevo, las lágrimas empiezan a caer por sus mejillas antes de que pueda controlarlas. Y es entonces, cuando por fin se lo admite.

No, estoy triste porque mi familia está rota.

Y ese pensamiento, de voz rota y quebrada, desolada y blanda, coloreado de negro, solo lo hace llorar con más ganas. Siente como su corazón se desgarra y ss respiración muere en el fonde su garganta. 

Y ni siquiera sabe qué está mal con él. 

Solo se siente frío, y sumamente perdido. 

Notas finales:

¿Qué tal? Espero que comenten para saber si les gusta y si debería seguirlo ^-^


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