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Rude Neighbor [YOONMIN] - ONESHOT?? por kaze_min

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Notas del fanfic:

JAJAJAJ hoy estoy on fire okno xd Es que estaba revisando mi carpeta de fanfics y encontré este, que pensé que lo había perdido (o borrado) así que ha sido una sorpresa y he decidido subirlo x)

Espero que os guste c: Quién quiere un Yoongi darks en su vida? Anyone with me? JAJA

Notas del capitulo:

Si os gusta, podría hacer una conti y todo xd up to you, bebis, dependerá de las reviews :3

Me resultó super diver escribirlo, espero que paséis un buen ratillo leyendo ^^

 

xoxo bebis~

Una noche normal de otro sábado más en la vida de Park Jimin. Porque su rutina no daba cabida para nada emocionante, y su compañero de piso andaba preparando un examen de la universidad, con lo que no tenía a nadie con quien entretenerse. Así que, tumbándose en la cama de cualquier manera, decidió que tampoco era tan malo dormirse pronto de vez en cuando.

No debía de llevar ni quince minutos con los ojos cerrados cuando comenzó a notar una vibración en la pared contigua. Sus cejas se fruncieron casi de manera automática, y rodó hasta dar con el hombro en el tabique que compartía con la habitación del piso vecino. Entonces pudo advertir a qué se debía verdaderamente aquel zumbido: era música a un volumen demasiado alto.

Pero no cualquier tipo de música, aquello sonaba indudablemente a metalcore, y le estaba haciendo sangrar los oídos. Porque no era un género especialmente de su agrado, y la vibración le estaba impidiendo dormir. El volumen no era lo suficientemente alto como para que su compañero, que siempre llevaba tapones y cascos para estudiar, lo escuchara. Pero desde luego que desde el cuarto de Jimin no te perdías un solo compás; por eso mismo le estaba resultando molesto de narices.

Hizo la croqueta de nuevo hasta alcanzar su teléfono, y sí, era más de media noche, podría denunciarle por escándalo público. Pero al único que parecía incomodarle era a él, por lo que entre eso y que, honestamente, le daba algo de corte hacerlo, abandonó la idea rápidamente e intentó retomar el sueño.

Inútilmente, por cierto, porque la intensidad de las canciones que iban sonando se volvía mayor, y los ojos de Jimin ya observaban el techo con algo de desesperación porque, al fin y al cabo, debía llevar algunas horas de sueño en el cuerpo si mañana quería hacer algo productivo. Y aquella chirriante música no se lo estaba permitiendo.

Se incorporó en la cama, toqueteándose los dedos en un movimiento nervioso, sopesando el presentarse en su puerta a pedirle que bajara el volumen, que no eran horas ya. Pero, ¿Y si le abría un tipo imponente y desagradable? ¿Acaso estaba tirando un poco de topicazos? Probablemente, pero aquel género de música no invitaba a pensar que una chiquita adorable fuera a aparecer en el umbral a recibirle, a decir verdad.

El doble pedal de la batería se estaba pegando a sus cavidades auditivas y sabía que, de no hacer nada al respecto, iba a ser una noche verdaderamente larga para él. Así que, tomando una sudadera bajo la que ocultar su pijama y reuniendo el poco valor que tenía, se plantó en la puerta vecina, tardando en tocar el timbre casi un minuto entero, presa del pánico.

Tras unos momentos de espera sin respuesta alguna, comenzó a pensar que nadie fuera a abrirle, precisamente por el alto volumen que debía de tener la música allí dentro. No resultaba complicado que ni su propio vecino fuera a escuchar un débil timbre a comparación de los desgarradores guturales del cantante de la banda que sonaba en esos momentos.

De manera que, asumiendo que iba a ser ignorado, empezó a tocar el timbre erráticamente, mordiendo su labio de impaciencia al mismo tiempo. Lo que definitivamente no esperaba era que, en medio de su inconsciente y repetitivo movimiento, alguien se descubriera entre el marco de la puerta y esta, haciendo que Jimin tragara saliva fuerte, como en su vida.

Porque ni en sus mejores fantasías hubiera imaginado que su vecino fuera un tipo tan atractivo, con el pelo engominado en una corta cresta color azul pálido; una chupa de cuero cuyo final lo marcaba un cinturón de balas finas y puntiagudas; unos pantalones completamente deshilachados y abiertos por los muslos, y unas botas militares contra las que no querrías por nada del mundo ver incrustadas tus pelotas.

Un escáner tan exhaustivo que Jimin había olvidado apenas la razón por la que se encontraba allí, y su vecino estaba atrayendo su atención, chasqueándole los dedos en la cara con una expresión para nada amigable.

-¿Me cortas el rollo para quedárteme así mirando? Será una broma – su voz sonaba algo grave y a Jimin le recorrió un escalofrío de pies a cabeza, atascándole las palabras en la garganta.

La vergüenza que estaba pasando desde luego no se la podía quitar nadie, y lo peor era que, si no respondía, estaría empeorando las cosas. Por lo que, humedeciéndose los labios, procuró que de su boca saliera alguna oración coherente:

-¡No! Eh… Esto… Es que mi amigo está estudiando y, bueno… Si pudieras bajar un poco la música te lo agradeceríamos mucho. – Una buena mentira para comenzar, no estaba mal. Pero no iba preparado para la respuesta de aquel tipo.

-Yo no veo que tu amigo se esté quejando. – Hizo el ademán de mirar al descansillo, en busca de una persona que no estaba allí - Pero si de verdad quiere, que venga él mismo y no mande a terceros, ¿estamos? –La sangre fluía rápido por el cuerpo de Jimin, pensando cómo podía continuar la conversación a partir de ahora, tras la sentencia del otro chico. ¿Conseguiría algo siendo sincero?

-En realidad, es a mí a quien molesta la música - ¿De verdad había dicho “molesta”? Wow, definitivamente se había coronado con aquello. En efecto, había sonado algo más rudo de lo esperado, y las cejas del contrario ya se alzaban inquisitoriamente contra él:

-Es una pena que seas el único al que le “moleste” – remarcó aquella palabra a propósito y Jimin se maldijo por ser tan estúpido e inoportuno – Porque no tengo intención de bajarla – con el brazo dispuesto a hacer la fuerza suficiente para cerrar la puerta de nuevo, añadió – Oh, y la próxima vez, no te escudes en alguien a la hora de quejarte. Resulta patético – Y lo último que los oídos de Jimin escucharon fue el estruendo de un portazo dado con verdaderas ganas.

Definitivamente, si había alguien más desgraciado que él, tenía que presentárselo porque estaba empezando a dudar que existiera: Park Jimin se sentía verdaderamente patético, como había recalcado el otro muchacho, por no saber siquiera mantener una conversación decente con un tipo caliente.

Aunque, por otro lado, tampoco tenía ya mucho que perder, por lo que volvió a tocar el timbre varias veces, repitiéndose mentalmente las siguientes palabras a decir para no quedar en ridículo una vez más.

Sorprendentemente, la puerta se abrió al poco rato y el chico dejaba entrever abiertamente su desagrado hacia Jimin:

-¿Más amigos a quienes mi música resulte tan insoportable, huh?

-Soy un estúpido, por lo de antes, pero… Realmente necesito dormir. Tu habitación está pared con pared con la mía, y no hay manera de que pueda hacer oídos sordos. ¿Por favor? – Ni siquiera supo cómo pudo acabar la frase sin trabarse, pero la había soltado de una y el muchacho le miraba ahora con un ápice de incredulidad.

-Arrugas la nariz cuando ruegas, y resulta adorable. – Desde luego que entre las posibles opciones de respuesta por su parte, esa no entraba de ninguna manera en la mente de Jimin, mucho menos que sus facciones se hubiesen suavizado y ahora mostraran complicidad. Todo ello consiguió que sus mejillas comenzaran a arder, descubriendo un rubor leve – Ya veremos – Y esta vez, la puerta se cerró en un movimiento suave, dejando a Jimin ahí plantado como un pasmarote, atontado y sonrojado.

Pues tenía un vecino de muy buen ver y se acababa de dar cuenta. Quizás esta fuera la primera de muchas llamadas a su puerta.

Notas finales:

Ya me diréis qué os pareció :'D

xoxo~


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