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Ardientes Corazones por Princesa Vegeta

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Notas del fanfic:

Slam Dunk y sus personajes pertenecen a Takehiko Inoue.

Notas del capitulo:

Espero disfruten esta nueva historia por favor lean y comenten n.n

Ese invierno estaba mostrandose terriblemente crudo, sin lugar a dudas el peor en varios años, y aun asi, esa noche un pelirrojo enorme corria por una calle en ropa deportiva. Cuando estaba de malas y dado que las peleas estaban prohibidas, salia a correr. No importaba ni la hora ni las condiciones climáticas.

Rondarían las once de la noche, y el vaho de su aliento cálido se veia blanquecino a su paso, dejando una minima estela tras él.

Pues sí que estaba furioso, el día había pasado con un contratiempo tras otro. La noche anterior, había pasado sin dormir dando vueltas en su cama y sólo logró conciliar el sueño una hora antes de que sonara el despertador, el cual no escuchó y tuvo que correr hacia la escuela. Previamente, no encontró nada de comer. Su madre no había tenido tiempo de preparar el almuerzo ni siquiera el desayuno, sólo encontró una nota con sus disculpas ya que el trabajo la sacó temprano de la casa; ella era doctora de guardia, de las que tienen vocación, el dinero no era tanto como el que podría ganar ya que no se inmiscuía en los chismes ni los acomodos. Aún así amaba su trabajo y muchas veces le restaba tiempo para hacerse cargo de la casa. El padre de Hana había desaparecido hacía muchos años así que ella y su hijo se arreglaban solos.

Luego de salir corriendo en ayunas, casi llegando a Shohoku fue arrollado por una bicicleta muy conocida. No tuvo tiempo en ese momento de darle su merecido a ese zorro que manejaba imprudentemente dormido.

En una de sus clases se quedó dormido y fue echado de allí y justamente por esa razón tuvo la oportunidad de cruzarse con dicho zorro; al cual tambien habian echado por dormir. Estuvieron a muy poco de agarrarse a golpes. Se limitaron a insultarse, ya se encontrarían en los entrenamientos y ahí no correrían el riesgo de ser sancionados por una pelea.

Ese mismo día más tarde, luego de pasar hambre pasado el mediodía, se encontró con Haruko y lo que vio le rompió el corazón. La chica estaba bastante acorralada por un muchacho mayor contra un rincón algo apartado de la escuela, ese chico se veía universitario. "Aunque no parecía muy prudente realmente parece estarla pasando bien" se dijo a sí mismo, no debía engañarse más "me parece que yo no tendré ni una esperanza"... al menos no había nadie allí para reirse de su mala suerte.

Luego de eso vinieron sus entrenamientos y ya en ese punto estaba terriblemente irritable. Sus conpañeros prácticamente no pudieran separarlo de Rukawa y no hizo falta mas que una mirada de parte del rey del hielo para que el mono se le fuera encima y descargara todas sus frustraciones en él.

Mientras trataban de separarlos, el genio notó en la mirada de su rival una mezcla de incomprensión, ya que no había pasado nada fuera de lo ordinario entre ellos ese día y la agresión del pelirrojo era exagerada y un poco de preocupación... ¿realmente había visto eso o sólo lo había imaginado?

Por la mente de Hana cruzó la imagen de ese muchacho universitario sobre Haruko y ahí cayó en la cuenta: no era Rukawa...

-No era Rukawa -dijo en voz alta y recién ahí aflojó su agresión y pudieron soltarlo del otro chico.

El pelirrojo observó al moreno y al momento salió de allí. Todos, incluido el zorro quedaron mirando desconcertados por donde el muchacho se habia ido.

Caminó por la calle evitando a cualquier persona con quien podría cruzarse, hasta llegar a su casa. Entró en la vivienda y ni se molesto en llamar a su madre ya que sabía que ella estaría trabajando. En otras circunstancias, hubiera llamado a su gundam pero esta vez prefirió estar solo.

"Siempre estoy solo, despues de todo..." pensó tristemente, lo cual no era del todo cierto porque tenia un puñado de buenos amigos con los que compartía muchos momentos, buenos y malos. Su decepción amorosa lo estaba haciendo pensar de esa manera tan depresiva, y esa depresión se mezclaba peligrosamente con su enojo.

Se quitó la ropa y entró a ducharse. Cuando abrió el agua caliente, esta jamas llegó, por lo que insultando a todos los demonios, se metió bajo el agua helada por mera testarudez. Su cuerpo sentía el contacto frio pero por dentro hervía de ira.

Terminó de asearse y se secó con violencia dejàndose la piel colorada, se vistió con abrigada ropa deportiva y fue hacia la cocina a ver que encontraba.

Abrió un armario: pan.

Abrió la heladera: una gaseosa, un trozo de queso y algunos tomates.

Ni siquiera habia para hacerse una sopa caliente. Tomó lo que encontró y se atragantó con ello de mala gana. Luego de eso, se sentó en un sofá a ver televisión, tratando de distraerse con algo, pero luego de media hora de pasar canales sin encontrar nada interesante, la luz se cortó, quedando a obscuras.

Un grito demente resonó en medio de las sombras; estaba helado, hambriento, desconsolado, completamente furioso.

Salió de su casa y comenzó a correr, si seguía así, explotaría y quien sabe que podría llegar a hacer.

Su mente volvió a Haruko, y el chico universitario que estaba comiéndosela. No era su culpa, pensó, la chica tenía todo el derecho a enamorarse de quien quisiera, sólo que verlo así tan frontalmente fue duró para él. Luego pensó que tal vez ella se había resignado a que Rukawa no la tuviera en cuenta, siendo sincero, él jamás mostró interés por esa niña, y sus tontas rivalidades se basaban en nada. Eso se le reveló en medio de la pelea que ellos mantuvieron ese mismo día y la única razón que le quedaba para continuar las riñas, era todo lo que secretamente él admiraba del zorro. Su habilidad en el juego era casi divina y tenía que esforzarse para ocultar su admiración bajo un manto de hostilidad y arrogancia.

Correr iba aclarando su mente, hasta que notó que algo caía sobre su cabeza. Nevaba.

Continuó corriendo hasta que el suelo se puso blanco, "blanco" pensó "por qué... ¿por qué Rukawa será tan blanco? Parece... parece hecho de nieve... o tal vez de porcelana". Al darse cuenta para donde iba su mente, se reprendió a sí mismo.

-Idiota! -gritó a la nada -¿cómo se te ocurre comparar a ese zorro apestoso con porcelana?!

Resoplando, continuó su camino de vuelta. Ya había entrado en calor y asimilado un par de cosas.

Al volver a su hogar, la luz había vuelto como pudo comprobar felizmente.

-Hana, cariño... eres tú?-su madre había regresado.

-Si mamá, había salido a correr...

-Pero con éste frío... bueno... ven aquí traje para hacer sopa caliente y ya está lista.

-Gracias mamá...

Y así terminó su día, un poco más tranquilo y con algo de calidez.

"Mañana será otro día"

Notas finales:

Mi pobre Hana snif snif todo mejorara para el n.n


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