Estaba concentrado como un imbécil en el aquel cuerpo de preciosas curvas que me estaba volviendo loco mientras se movía al son de una melodía erótica, parecía que aquel hermoso ser quería seducir a todos y a la vez a nadie en el stand de grabación, su cara de inocencia corrompía tus sentidos a tal punto que lo único que podías imaginarte era cosas obscenas y completamente fuera de sí… << agarrarle fuerte de esos cabellos chocolates mientras esta de rodillas y obligarle a abrir esos hermosos labios rojos y penetrarle la boca de manera brusca mientras su lindo ojos esmeralda lagrimean en un éxtasis de inocencia y perversión absoluta>>, sé que aquel pensamiento no era algo muy sano pero de tan solo imaginarlo sentía claramente como mi miembro saltaba de la emoción dentro de mi pantalón.
En este instante aquellos ojos inocentes y a la vez divertidos se toparon con los míos, sabía muy bien que la inocencia en aquellos ojos era real y a la vez no, que aquella inocencia tan solo era una ilusión estúpida que no hacía más que el sentimiento de querer quitarle la mascarita de niño bueno y hacerlo mío frente a todos para que les quedara claro a quién era realmente le pertenecía era a mí y no al estúpido charlatán que se hace llamar su novio se intensificara como si de las llamas del infierno se tratara.
Debo admitir que hay ocasiones en las que pienso que lo mejor hubiera sido no conocerlo, pues por como actuaba frente los demás se notaba que era un jugador de aquellos que no le importaba romper corazones con tal de pasar un buen rato y al parecer sabía que yo cada vez caía mas a sus preciados pies, pero, se notaba que con la única persona que era totalmente diferente era su preciado noviecito… Yukina que era al único que se aprecia que amara con completa locura y eso no hacía más que lastimarme pues cada que me humilla, me rechaza y ríe, siento que un pedazo de mi orgullo y alma se va con él.
Pero que idiota era en fijarme en alguien como él teniendo a mi hermoso esposo, acaso era una maldición por todos los errores que cometí en mi pasado, pero sinceramente no creo haber cometido algo tan grave como para caer por esta persona que era igual de jugador que yo, pero al contrario de él yo no podía seguirle el juego a nadie porque respetaba a mi esposo y si bien él parecía amar a su dichoso novio, también parecía querer a todos a sus pies.
Tan solo debería seducirlo y ya, quitarme este maldito deseo, llevarlo a mi cama y arrancarle aquella ropa de un tirón, ponerlo en cuatro y penetrarlo sin preparación previa, hacerlo llorar mientras mi imponente miembro de hunde en él de manera violenta, hacerlo suplicar para detenerme mientras yo solo aumento la velocidad y me corro llenándolo de mí, dejándolo marcado como mi exclusiva propiedad…
Demonios, que diablos has hecho conmigo
Misaki…