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Ceremonia bajo la tormenta por Mirabelle

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Notas del fanfic:

No, no esperé nada para publicar un Song fic nuevo, no pude resistirme. Soy como un virus o una lacra. Y esta idea estuvo rondando mi mente desde que terminé la primera parte asi que me doy el gusto de publicarlo e.e

https://www.youtube.com/watch?v=BJy2LW2kO8I ese es el link de la canción original "Ceremonia durante la tormenta", yo me tomé el trabajo de titular un poquito diferente a mi fic, tantos derechos reservados me van a terminar asfixiando xD

En fin, espero guste y esperaré reviews ya que varia gente me pidió una segunda parte, incluso insultaron a mi sensual e incomprendido rubito al ver como hizo sufrir a Sasu e.e

 

Si no leíste la primera parte, acá el link: https://www.amor-yaoi.com/viewstory.php?sid=186225

Notas del capitulo:

Naruto y todos sus personajes le pertenecen a la zorra e insensible de Kishimoto.

Las luces de todo tipo de colores del sucio antro no me permiten divisar muy bien lo que tengo en frente. Más eso me es indiferente, luces oscuras o brillantes me daban lo mismo si aquel enorme escote viene hacia mí en un cuerpo con proporciones casi perfectas, siendo lo único que entra en mi rango de visión. Por el momento, todo lo que necesito.

 


La belleza atrae 
a malvados
más que a cualquier cosa


Cuando nos encontramos y arrincono a la mujer de cabellos largos contra la pared, un hormigueo recorre mi estómago. Uno extraño y desagradable. Chasqueo la lengua y empujo a un lado a la tipa que me observa con molestia por mi brusquedad repentina. Vuelvo a clavar mis ojos en ella y comprendo una vez más que la imagen de unos cabellos negros y una piel nívea va a superponer la verdadera que aquella mujer.



Hay de lavanda un bombón,
en mujeres con tibios manjares.


Trato de no darle tanta importancia al asunto y de disfrutar de los enormes pechos de la sensual dama que tengo en mi poder, entregándome su cuello y rodeando fuertemente mis caderas con una de sus piernas para que ambos tengamos más contacto. Sonrío un poco antes de poseerla como deseo.


Y hay ceremonia en la tormenta.


Siempre pensé que para alcanzar cierto tipo de felicidad debía ser el tipo de persona que se relacionara tanto con hombres y mujeres, sin hacer cualquier tipo de distinción entre ellos. Después de todo, ambos me entregaban una felicidad diferente con sus cuerpos y todos eran interesantes a su manera. O eso me habían enseñado desde los catorce años sin importar qué quisiera yo.

 


Y hay también un topacio en Brasil 
que quita los dolores.
Y un abundante buffet en hoteles 
esperando en tu suite por la cita.


No comprendo el por qué pero recuerdo que depender de alguien es sumamente fácil y convivir con ese mismo alguien también. 

 


Y hay ceremonias en la tormenta.



Tomo mi copa un tanto tambaleante y la llevo a mis labios para beber el alcohol que contiene, ya a esa altura todo lo que bebo es desconocido para mí. Alguien se acercaba, me ofrecía un trago y yo aceptaba aunque Sai me gritara que ya era tiempo de dejarlo porque él no se haría cargo de mí para llevarme a casa. Lo miro mal antes de girarme y centrar mi atención en el elegante hombre que me sonríe sensualmente y con un traje puesto. Casi me río en su cara por llevar un atuendo de ese estilo en un lugar como aquel.

Llevo otra copa a mi boca pero me detengo en el borde de la misma. Veo mi reflejo en ella. ¿Por qué no me sentía feliz y con ganas de follarme a todo al que se me cruzara? Porque sí, lo hacía, pero no obtenía el placer que buscaba en ello y me irritaba de sobremanera.

 


Fino cristal, licor de Ecuador
en la copa refleja tu risa 

y asi ves que no alcanzarás
a calmar esa sed que afiebra

 

Le sonrío al tipo que me hace una seña con la mano que comprendo de inmediato y los dos nos dirigimos a un rincón aislado del antro.

 


Y siempre te sentís vulgar 
si alquilás cruceros de amor

 


Aquella mujer y el tipo no eran ni los primeros ni los segundos de la noche. Se sentía bien, más que bien... pero mi mente descontrolada y eufórica no se encontraba allí esa noche. A decir verdad, no se encontraba segura en ese tipo de lugares desde hacía un largo tiempo. 

 


Corazón encadenado y triste
que guardás en tu aburrida virtud…


Hubo un tiempo en el que realmente disfrutaba follarme a medio mundo. Mundo que no significaba nada para mí pero me distraía del motivo principal del por qué me convertí en un ser descarriado y despreocupado de todo. Mi amor no correspondido, ilegal y extremadamente enfermo. Mi padre. Mi padre abandonándome por otra mujer, diciéndome que mi existencia era innecesaria y que no me necesitaba más, pero que cuando lo hiciera volvería por mí.

 


Fuego prendés, un leño acercás
paladeás castañas asadas


Y mirás el mar y la vida se ve
demasiado gris sin deseos.


Muerdo con fuerza la piel contraria, sin darme cuenta que provoqué el sangrado en la espalda del tipo que me está estampando y embistiendo una y otra vez contra la puerta del mugroso baño de hombres. Afortunadamente el individuo gime gustoso, lo que me da a entender de qué se trata de un masoquista. 

 


Y hay ceremonias en la tormenta.



Al salir de la disco me encuentro solo. Aún es de noche y hace mucho frío. No tengo noción de la hora y de dónde se encuentran mis amigos con los que llegué. Comienzo a caminar a paso lento por la solitaria calle, me encontraba excesivamente ebrio pero contaba con la extraña habilidad de conocer el camino de memoria hasta el departamento en dónde vivìa. Quizás, se debía a tantos años de entrenamiento bebiendo, a los abandonos y a mi propio egoísmo de alejar a todos para arreglármelas solo.

Cuando llego y subo a mi edificio me percato de lo caliente que se encuentra mi temperatura corporal. ¿Por qué siempre sucedía eso cuando faltaba poco para llegar al departamento si toda la noche me encargaba de mi propia calentura? ¿Por qué cuando giraba la llave en la cerradura torpemente y la puerta se abría de forma estrepitosa con un empujón mi pecho dolía deliciosamente?

 


Te bronceás y elegís y querés atrapar 
esa linda piba de Borneo

 


—¿Estás ebrio otra vez?


Aquel tono de voz cansado que hacía esa estúpida pregunta ya conocía la respuesta. Sasuke lee un libro de no sé qué demonios con unos lentes puestos que le quedaban endemoniadamente bien, sentado en el sofá. Pese a esto creo que se ve ridículo tratando de disimular su preocupación por mí. Tan ansioso y lindo. Con una expresión triste en sus ojos. Tan irremediablemente bueno con alguien como yo.

 


La corrés, la alcanzás
y el amor se te va
otra vez se escapa de tus manos.


Deseo poseerlo una y otra vez, no como a la zorra del antro o al caballero del baño. De forma completamente diferente y única. Más cuando me mira con unos hermosos ojos dispuestos que me hacen comprender que su entrega es real. Que me hacen estúpidamente feliz aunque él jamás lo sepa.

Sasuke me recibe con un abrazo cuidadoso, de esos que te protegen de todo lo malo haciéndote saber que todo estará bien luego. Pero yo jamás he necesitado eso de nadie. Me recuesta en el sofá, pero yo soy más rápido y lo posiciono debajo de mí, sonriéndole libidinosamente. Un leve rubor se apodera de sus mejillas e intenta desvíar la mirada a un lado. Y yo siento el deseo de comérmelo sin dejarle nada a nadie. 

 


Y hay ceremonias (¡de piedad!) en la tormenta (¿No las ves?)

 


Quiero que Sasuke sea mío. Sin embargo, él no puede saberlo nunca, puesto que sería entregarle el poder de hacer conmigo lo que quisiese, el poder de que continuará lastimándome a voluntad, el poder a que me abandone por alguien mucho mejor que yo, así como el inmoral de mi padre hizo. 

Incluso si esconder estos sentimientos significa herir a Sasuke horriblemente, haciéndole creer que no siento absolutamente nada por él.

 


Poderoso dios de amor,
envia la tormenta ya!

Notas finales:

¿Un sexy reviewsito? :3


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