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No puedes huir, Yoon Bum - Killing Stalking Omegaverse por Boo Bear LOL

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Estaba cansado de las cambios bruscos de estado emocional  que su alfa predestinado, Oh Sangwoo, tenía continuamente.

No soportaba que cada vez que que cometiera simples errores como el derramar un poco de agua sobre el piso, olvidar el limpiar un pequeño rincón de la mesa, o incluso el solo saludar al vendedor de la tienda de conveniencia a la que siempre iba, Sangwoo lo insultara y lo maltratara mental y físicamente de la peor manera alegando que era una ramera que le movía la cola a cualquiera que respirara en frente suyo y que por ello merecía ser severamente castigado para aprender a obedecer a su alfa.

Era mundialmente aceptado que el omega no tenía  voz ni decisión en la relación a excepción del alfa, por lo que obedecía sin refutación alguna lo que ordenaba su esposo. 

No obstante, ¿todo tiene un límite, cierto? Era suficiente para él el que no hablara con cualquier otro ser humano pero... ¿tenerlo recluido como reo en su hogar para que nadie osara mirarlo  con la ridícula razón de que era suyo y que nadie tenía el privilegio de apreciar su querida obra de arte? ¿Era en serio?

Luego de repasar mentalmente cuánto amaba y adoraba a su querido alfa, lo dejó pasar.

El amor era demasiado puro entre ellos para que él se atreviera a cuestionar sus razones ¿no?

Ya habían pasado 3 años desde que había terminado la secundaria y había empezado a vivir en la casa del alfa como su pareja.

Suspirando en la soledad de la cocina del apartamento, Yoom Bum recordaba con una sonrisa melancólica y ensoñadora el momento donde se conocieron y cuando supo que era el omega predestinado de ese hermoso alfa que, para agradecimiento del pelinegro, se había fijado en él.

Lo había conocido durante el último año de secundaria, cuando un par de alfas lo habían empezado a hostigar por tratarse de un inútil omega como él y cómo lo habían arrinconado a una esquina alejada de los salones para molerlo a golpes y quizás abusar de él.

Una sonrisa tranquilizadora y amorosa se dibuja en su rostro cuando recuerda que, por alguna razón ridículamente irónica del destino que, el mismo día en que había sido hostigado hasta llegar al extremo en que sus agresores habían empezado a bajarle los pantalones para dejarle un regalo como último año de escuela, también había sido el mismo día cuando había conocido su pareja destinada la cual pensaba nunca encontrar en su miserable existencia.

Con dos alfas golpeados abajo sobre el aún lustrado zapato negro de su salvador alfa, Oh Sangwoo hacía aparición en su vida como su salvador  y futuro interés amoroso.

Bueno, y ¿quién no se enamora a primera vista de su héroe cuando de éste se trata un divino  y atractivo bombón rubio?

Y en especial cuando emana una deliciosa y placentera combinación de cacao fundido con cereza batida como aroma personal. 

Con un fuerte sonrojo que lo hacía lucir como una ciruela  y una pequeña carcajada silenciosa, Bum recuerda cómo de apresurado comenzó su aventura amorosa.

Ese mismo día, de la impresión que se había llevado de ser casi abusado sexualmente por un par de alfas desconocido y de ser defendido por otro alfa que lucía tan varonil a pesar de expeler esa aroma tan característico de las alfas hembras que lo había hipnotizado e invadido su frágil ser, el omega no pudo evitar tener un celo antes de lo esperado. 

Había escuchado que el celo solo se podría adelantar cuando tu pareja destinada se presentaba ante ti. 

Yoom Bum se sintió tan feliz por un momento de verse involucrado en esa enorme dicha de amar y ser amado por la persona que empezaba a querer que ignoró la transformación del rostro de su  protector que empezaba a deformarse en ansiedad y excitación.

- Quizás si solo me hubiera comprado ese estúpido collar protector, nada de esta triste locura hubiera pasado.- A veces el omega se recriminaba ello al tocar en la parte baja de su cuello la gran marca de posesión que su actual pareja Sangwoo le había dejado el mismo día en que lo cautivó con su inesperado celo.

Quiso rememorar la primera vez que había intimado con Sangwoo... Ésa había sido una de las experiencias más terroríficas y placenteras de su vida, pero para nada disgustante. 

- Ahhh~~  eso fue tan dulce... Ojalá siempre fuera a-.

Su incomprensible deseo al aire se vio interrumpido por el nada suave golpe que Sangwoo le había dado a la puerta al cerrarla para posteriormente ingresar a la cocina dejando en la pequeña mesa donde Bum estaba apoyado, los víveres con los que prepararían la cena.

- Hola cariño, ¿me extrañaste?.- Con su ladina sonrisa y su mirada amable logró hacer que el pelinegro olvidara por un momento los arrepentimientos que había comenzado a tener desde hace unas horas cuando había recibido la orden de quedarse en casa por parte de su pareja.

- Hola amor, ¿qué tal te fue en la tienda?.- Le había preguntado como acostumbraba desde que sabía que a Sangwoo le gustaba la atención sobre él.

Lo siguiente que escuchó fue el sonido de una vaso estrellándose en el piso y el grito ensordecedor de su querido alfa.

- ¡¿Tanto quieres saber sobre el infeliz de la tienda?! ¡No me digas que ahora te enamoraste de ese estúpido beta solo porque te mostró un poco de generosidad! En serio que le mueves la cola cualquier tipo que te habla bonito... Ah pero esto no se queda así....- Yoom Bum estaba ya derramando lágrimas de miedo y de impotencia de no poder defenderse a sí mismo contra la ira de su alfa. Se sentía muy dolido de las palabras que le estaba dirigiendo, ya no podía soportar más sus cambios de ánimo tan bruscos que tenía.

Ya no aguanto este infierno de amor.

Ya no aguanto ser su destinado.

Ya no te soporto Sangwoo.

Tenía miedo ya de la rutina de esta situación. Siempre que salía a flote los celos infundados de Sangwoo cada vez que le dirigía la palabra a cualquier cosa que estuviera respirando lo maltrataba atando sus muñecas y sus tobillos dejándolo imposibilitado de moverse para luego llevarlo al sótano, cogerlo del cuello y atarlo a una soga casi ahorcándolo y batallando entre la inconsciencia eterna y la cordura de la vida. 

Aunque la cordura en este hogar había sido eliminado hace mucho tiempo.

Luego, cuando ya se encontraba respirando dolorosamente en la incomodidad de un futón sucio, le seguían los desgarradores golpes de bates de béisbol a lado de sus costillas junto a un pequeño corte en la zona abdominal.

Y claro, como casi siempre, su sesión de sexo salvaje sin tregua hasta el día siguiente como medio para dejarle las marcas y hematomas suficientes para hacerle ver a los demás de qué alfa era ese omega.

Hace tiempo que Yoom Bum había dejado las súplicas de piedad y de perdón para que Sangwoo disculpara su "malgradecida" actitud.

Hace tiempo que el pelinegro había perdido las esperanzas de salir ileso de un amor tan enfermizo como lo sostenía con Sangwoo.

Hace mucho había dejado de amar intensamente a Sangwoo.

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Sin embargo, hoy hubo un pequeño cambio en la rutina.

Sangwoo no lo ahorcó hasta llegar a la muerte.

Tampoco le había pegado como siempre en las costillas y abdomen.

Y mucho menos  le cortó levemente el estómago. 

Fue algo que fue más allá de su sumisión y su comprensión.

Cargándolo como si de un saco de papas se tratase, lo llevó hasta el sótano y lo dejó en el piso de golpe sin previa delicadeza.

- ¿Sabes por qué me demoraba últimamente en el sótano, amor? Pues... estaba preparando una sorpresa para tí cada vez que eras un chico malo.- Con una sonrisa siniestra pero al mismo tiempo infantil, Sangwoo cogió al pelinegro bruscamente del brazo para luego desnudarlo dejándolo meramente en su gastada prenda interior y cargarlo verticalmente aprisionando sus muñecas en dos esposas que estaban muy separadas una de la otra  y que estaban adheridas a la pared . 

Lo encadenó con todas sus extremidades extendidas dejándolo sin posibilidad de apoyarse en el suelo para luego brindarles pequeños, pero mortales golpes con  un delgado látigo en cada punto vital de su cuerpo, haciéndolo sangrar y abrirle heridas anteriores de semanas atrás.

Su miedo y pánico se denotaban en abundantes lágrimas que no le permitían ver la sádica expresión en su rostro junto a esa satisfecha sonrisa que el alfa en frente de él le estaba brindando.

Los golpes seguían incluso luego de 4 horas cuando el dolor y el sufrimiento de verse aún más torturado que de costumbre por esa persona que aún seguía amando cada vez menos lo habían hecho  perder la consciencia por breves momentos.

Despertó en ese futón sucio al que ya había empezado a extrañar  dándose con la sorpresa de verse aún atado de muñecas, pero con la diferencia de que eran con cinta adhesiva y que sus piernas eran finalmente libres

Le dolía infernalmente el cuerpo, pero lograba moverse si quiera un poco.

Esos hematomas no iban a desaparecer fácilmente al igual que el dolor de ser torturado nuevamente por el ser que aún seguía amando.

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Al día siguiente, aún encerrado en el sótano, Sangwoo le llevó los alimentos correspondientes para desayunar e iniciar una rutina imperdible cada vez que se sentía amenazado de verse alejado de su omega.  

Dejarle bien en claro a su cuerpo a quién le pertenecía.

Yoom Bum presentía que eso iba a pasar cuando lo vio entrar recién bañado y vestido solo con un short y una playera negra a la habitación sosteniendo el desayuno que iba a comer.

Él sabía cuánto le encantaba cuando se bañaba con esa mezcla de lociones afrodisíacas. 

Él sabía cuánto su líbido crecía cada vez que lo veía recién duchado y oliendo de esa manera tan exquisita.

Y sabía que, no importaba que tan inmovilizado o adolorido estuviera, era capaz de contornearse y moverse sensualmente solo por verse lleno de él en su interior.

Tenían una relación enfermiza.

Pero esta vez era diferente. 

Sus encuentros fueron salvajes y violentos.

Carentes de sentimientos y palabra de amor.

Superficiales y meramente sexuales.

No hubo palabras de disculpas de intermedio como usualmente decía Sangwoo cuando caía en cuenta sobre lo que hacía.

Parecía como si solo se estuviera desquitando con él.

Quizás la hasta la segunda ronda habían sido deliciosamente placenteras las penetraciones del alfa en su interior, pero las siguientes fueron dolorosas y en contra de su voluntad.

A pesar de las abundantes súplicas de que parasen y descansaran ya que el pelinegro no se sentía en sus óptimas condiciones, fueron ignoradas y calladas mediante golpes en su demacrado rostro.

Solo una frase lo asustó profundamente durante ese desconcertador vaivén de placer y dolor.

- Tendrás a mi hijo para que todos vean de quién eres dueño. Prepárate mi linda esposa. 

Eso fue suficiente para avivar aún más sus lágrimas. Ya no quería que continuara esta pesadilla, quería despertar y ser libre de un amor tan sadomasoquista.

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Habían pasado 3 semanas desde ese horrible día.

Y había pasado una semana desde que se sintió algo mareado e inapetente que de costumbre.

Teniendo miedo de lo que realmente estuviera suponiendo la razón, le pidió al rubio que le comprara un prueba de embarazo.

Los nervios lo carcomían durante tres minutos, pero solo el pánico y la desesperanza invadieron su organismo cuando vio las dos temibles rayitas rojas que demostraban lo que no se podía negar.

Dicho y hecho,  estaba embarazado de Sangwoo.

Salió del baño con una sonrisa forzada diciéndole la buena nueva  que el rubio ya sabía desde hace dos semanas cuando había notado el cambio de olor en su pareja. 

Y tenía exactamente un mes de llevar en el vientre a esa personita que sería espectador del maltrato que le hacía su padre.

No quería eso. 

No quería que su hermoso bebé tuviera que ser partícipe también de la enfermiza relación que llevaban sus padres.

No quería que pasara por el mismo infierno que él había pasado con sus progenitores durante su infancia y adolescencia.

No obstante, de lo que más temía era que su hijo estuviera incluido en  las golpizas de su padre cuando éste perdiera el control de sus acciones. No soportaría cargar con ese dolor. Se le encogía el corazón con solo pensar eso.

Pero... ¿Qué podía hacer para evitarlo? ¿quizás dejarlo en un orfanato para que alguien lo adoptara? No sería buena idea, ya que Sangwoo era capaz de arrastrarlo de los cabellos hasta el orfanato donde se encontrara y lo regresaría a este hogar que era inapropiado para un niño.

¿Y si huía con su niño? Pero no habría oportunidad para ellos en sobrevivir considerando la gran discriminación que se le hacían a los omegas... Quizás el pudiera aguantar el hambre de unos días, pero no llevaría a su hijo a  ese miserable sufrimiento.

No tenía opción.

Tenía que eliminarlo de su vientre si quería ser salvado de una vida llena de traumas.

Una vez hace mucho antes de vivir con Sangwoo, había comprado una tableta de somníferos para noches donde no podía dormir temprano, pero eso había cambiado a la semana que empezó a dormir en la misma habitación que el alfa. Recordaba que ésas píldoras eran capaces de hacer dormir a un toro por un par de días si había una sobredosis. Sabiendo tal detalle, se atrevió a hacer algo insólito que jamás hubiera pasado por su cerebro. 

Dopar a su pareja para huir hacia otro país.

Y luego, asesinar indiscriminadamente a ese bebé que no tenía culpa de nada, solo le había tocado la maldita suerte de ser un hijo de un inservible omega como él que no podía ofrecerle un precioso y amoroso futuro donde pudiera desarrollarse como él hubiese anhelado.

Decidió ejecutar el plan la siguiente semana.

Era una de las noches más calurosas del año, pero eso no le podía importar más sabiendo el peligro que estaría recorriendo si Sangwoo se enterara del pecado que iba a cometer.

Mientras estaba preparando la "última cena" de ambos, miró de reojo al alfa que se encontraba sentado en el pequeño comedor atrás suyo. Demonios... no lo había dejado de mirar desde esa mañana, y si... se había dado cuenta de sus intenciones?....

Dejó de pensar ello cuando el alfa se retiró a atender unos asuntos al teléfono que se encontraba en la sala.

Era su única oportunidad. 

Mezcló los condimentos con el polvo de las píldoras en la comida que solo había preparado para Sangwoo. 

Terminado ello, llamó al rubio para cenar. 

El pánico y los nervios de verse descubierto lo carcomían, pero debía mantener la calma si quería salir librado. Su alfa estaba demasiado enamorado de la idea de ser padre que ni siquiera se había percatado de que tenía un plato diferente al de Bum y ni que éste olía de alguna manera diferente a lo usual.

Tardaron 5 minutos para que el alfa cayera dormido profundamente en el mueble del comedor. 

Yoom Bum al fin había respirado tranquilamente, ahora, solo quedaba el asunto de su criatura.

Se sentía el ser más despreciable por abortar de esta manera a éste ser que ya lo amaba desde que se enteró que estaba en su vientre, pero no había marcha atrás, debía ser firme con su decisión de sobrevivir.

Tomando unas pastillas abortivas que había comprado cuando el rubio había salido con sus amigos, junto con un pequeño vaso con agua, el omega cayó adolorido al piso de la cocina apretando su abdomen y tratando al mismo tiempo que el dolor calmara lentamente.

Estaba sangrando. 

No solo estaba sangrando físicamente desde su parte íntima.

También sangraba su frágil corazón.

Luego  de 5 horas que difuminarse el dolor lo suficiente para que pueda movilizarse dificultosamente, Yoom Bum arregló las pocas pertenencias que tenía en un par de maletas para luego salir de la casa de la cual había estado preso por los últimos 3 años.

Había sido una noche estrellada donde la solitaria y bella luna había sido testigo del pecado de un triste omega.

Abandonar a su alfa y asesinar a su cría.

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Sangwoo despertó adolorido y singularmente hambriento luego de haber estado inconsciente una buena cantidad de tiempo.

Estaba por llamar al omega pero se percató de la ausencia de su apetecible olor a almendras.

Preocupado y exaltando de lo que pudiera haber pasado con él y con su retoño, se levantó apresuradamente de la mesa donde se había recostado.

La falta de alimento hizo estragos en su equilibrio, por lo que lo obligó a apoyarse en la repisa de la cocina. Levemente, había sentido ese olor a almendra que lo caracterizaba, dirigiéndolo a mirar a un lado de la mesa donde se encontraba un pequeño trozo de papel escrito a mano.

Dio unos pasos lentos para luego sostener esa nota escrita con, para su suerte, pésima caligrafía.

" Quizás te preguntes porque no estoy en casa ahora que estás despierto, bueno eso se debe a que me fui a un lugar algo lejano de Corea mientras estabas descansando.

En serio lo siento amor, sabes que te amo pero mi corazón ya no puede soportar su bipolaridad, ya  no puede soportar tus golpes de rabia y muchos menos tus insultos que hieren mis sentimientos tal cual dagas en el enemigo.

Me duele saber que perdí al amable Sangwoo del cual me enamoré a primera vista, y me duele más que ése ser que aún sigo amando solo sea una fantasía creada por mi subconsciente que no quiere ver al real Sangwoo que ha convivido conmigo por tres años.".- A medida que sus ojos recorrían el papel, su corazón se apretujaba haciendo que lastimeras lágrimas salieran de sus orbes achocolatados. Hubiera entendido las razones del por qué se iba lejos de él, pero la última parte de la nota le hizo cambiar de parecer.

"Por ésta triste situación, decidí hacer lo mejor para nuestro hijo.

Lo siento, pero no puedo permitirle vivir a nuestro retoño conociendo tus salvajismo y cambios de humor.

Espero que vivas tu vida, porque quizás yo no pueda sobrevivir mucho en este mundo tan alfista.

- Atentamente Yoom Bum."

La carta aún tenía restos de lágrimas quizá derramadas por Bum, por lo que aún no debería haber ido lejos.

Poco a poco los sentimientos de dolor y de culpa que sentía el alfa se fueron transformando en un par de armas que habían constituido un peligro para el desarrollo de la humanidad desde tiempo ancestrales.

Rabia e Ira.

- Desagradecido omega, esto no se queda así....

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En alguna parte de Italia, se encontraba Bum bajando recién de un vuelo agotador de 11 horas que le había drenado la suficiente energía como para buscar un trabajo el mismo día.

Hospedándose en un hotel barato, los remordimientos y el miedo empezaron a aterrizar en él.

"Ójala nunca me encontrara"  fue el único deseo del omega antes de caer dormido. 

Y quizás se convirtió en realidad durante dos años, pero...

Los finales felices no existen, ¿cierto?

 

Notas finales:

Gracias por sus leídas C: y agradecería si me dejaran review


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