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Magia III por Ghost princess Perona

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Notas del fanfic:

Naruto no es mío

Notas del capitulo:

Espero que les guste

“No esperaba verte” una mujer de largo pelo negro, parada delante de un altar de piedra negra. Estaba vestida con un rico kimono negro, con un haori rojo. El pelo estaba trenzado con cuentas rojas y doradas. Sus ojos estaban delineados de negro estaban divertidos, evitando mirarlo. “¿Acaso tienes problemas con esa patética venganza que no puedes dejar ir?”

“Hola a ti también, Nanami” Tajima respondió, ignorando olímpicamente a su ex esposa. Ella se volteó, aún más divertida que antes. “Me preguntaba si todavía sientes odio por Namie Senju.”

“No es sólo odio, la perra se creía mejor que yo y eso no lo permito” el hombre echó un vistazo a las cosas sobre la mesa de piedra. Eran los utensilios que podrían esperar de una sacerdotisa de los espejos, lo que era ella. Por eso se tenía que cuidar, los sacerdotes de los espejos (maestros entre maestros de los brujos de almas) eran demasiado poderosos. “Para morirse así tenía que ser de lo más patética.”

“¿Patética? Yo diría que aún más para haberse casado con ese desperdicio”

“Awwww, ¿el pequeño Tajima todavía está molesto después de tantos años? ¿Por un pequeño caso de bullying?” ella se acercó y le agarró los cachetes, como haría con un chiquillo de cuatro años. “Aunque no fue pequeño, ¿verdad? Te quitó tu…”

“Cállate” él se cruzó de brazos, sintiendo la rabia arder a pesar de todos los años pasados. “Sabes por qué estoy aquí, ¿no? Y qué necesito que hagas para…”

“Oh, sí, la única manera de entrar en una barrera así sin el permiso del hechicero o de sus parientes” la mujer movió sus cosas, apartando algunos ingredientes para pociones. “Primero tienes que traerme algo que tú ya sabes, no puedo preparar la poción sin eso.”

“Bien, me voy” el hombre se fue, rumiando su furia. Estaba tan cerca… si lograba pasar la barrera entonces encendería la vela y se desharía de ese hombre de una vez por todas, como hizo con los demás. Una vez en casa, se detuvo frente al cuarto de su hijo mayor. En este momento debería estar preparándose para ir con su amorcito, que se escapaba constantemente de la clínica psiquiátrica en la que estaba internado. Tocó la puerta con un suspiro. “Madara, ¿estás ahí?”

“Sí, ¿qué pasa?” el menor salió con ropa mucho menos ajustada de lo usual, más apta para adolescentes. El padre levantó una ceja, así no era como le había enseñado a su hijo a vestirse. El otro ni se dio cuenta.

“¿Qué tienes puesto?”

“Algo normal para variar. Bonito, pero no muy revelador” en verdad era así. “¿Quieres algo? Porque tengo que salir para encontrarme con…”

“Ten” le tendió un lápiz labial. El otro levantó una ceja, no era una chica para usar esas cosas. “Tienes los labios irritados, es para que se te curen.”

“¿De verdad?” preguntó incrédulo. “Normalmente no haces nada bueno por mí”

“¿No puede un padre de vez en cuando ser bueno con su hijo?” preguntó este. El chico lo miró aún desconfiado, pero terminó tomando la barra y aplicándose en labial. Era invisible, así que no parecía una chica. Se marchó, sin notar la sonrisa de perversidad de su papá. Por desgracia para el mayor, Izuna sí lo escuchó. Cerró la puerta de su habitación tras hacerlo. Sacó su teléfono y marcó un número.

“Sea lo que sea que tengas que decir, no quiero escucharlo” la voz de Tobirama, tan cortante como siempre, hizo que su corazón se contrajera de dolor. “Y si no dejas de llamarme, entonces voy a cambiar mi número.”

“De todas maneras voy a descubrir cuál es el nuevo” respondió el pelinegro, tratando de no sonar como un idiota. Se quedaron en silencio, como retándose el uno al otro a hablar primero. “Escucha… sé que tienes razones para tener recelos, pero créeme cuando te digo que quiero ayudarte” suspiró. “Mi padre quiere atravesar la barrera de tu casa, creo que para matarlos”

“Que lo intente, la magia de mamá es infalible”

“¿No has aprendido nada? ¡No hay ninguna cosa infalible en este mundo!” lo regañó el menor. “Tienes que prepararte para una invasión. Llama a tu tía y…”

“Izuna, no pueden atravesar la barrera, ya deja de molestarme” le colgó. El Uchiha tiró su teléfono, ¿Por qué no quería hablar con él? Se echó en la cama con un gran dolor en el pecho. Decidió dormir un par de horas, así dejaría de sentirlo. Empezó a ver cosas… soñar… se suponía que los brujos de alma no soñaban… y que si lo hacían era porque así lo querían. Su padre, por ejemplo, se provocaba sueños todas las noches para recordar el porqué de su misión, algo que ni sus propios hijos conocían. Las almas de adentro le pedían que las liberara… pero tendría que pagar un precio enorme por eso.

-En otra parte, más tarde-

“Me alegro que te haya gustado” dijo Hashirama a su novio, paseando de la mano por una calle iluminada sólo por faroles. La magia tenía sus ventajas, como que el moreno pudiera salir en cualquier momento del asilo o dejarlo por completo sin levantar sospechas. “No pensaba que fuera tu tipo de película.”

“Al contrario, las de lunáticos son mis favoritas” dijo con una sonrisa grande. “Es tipo… Kevin Wendel Crumm… estaba complemente demente. Más que el de la otra película que vi, el que estaba en silla de ruedas.”

“Sí, fue interesante… aunque yo hubiera preferido ver una romántica contigo”

“¿Una romántica? ¿Acaso crees que soy una niña de secundaria?” se plantó delante de él con una expresión seria. “Si lo fuera creo que no estaría haciendo esto contigo” se acercó a sus labios. “¿o sí?”

“Tal vez si, dependería de qué clase de chico seas” puso la mano alrededor de su cintura. “O qué tanto pudiera controlarme yo” se acercó a su oreja. “Dudo que siguieras siendo virgen a estas alturas.”

“Definitivamente no” se besaron y se despidieron. Los dos desaparecieron nada más separarse hacia sus casas. El pelinegro se acostó en su cama, cerrando los ojos inmediatamente. Su padre entró en ese momento, haciendo un movimiento con el dedo. Los restos del labial que le había dado antes salieron de sus labios. Se fue, volviendo con su exmujer. Ella lo esperaba con los brazos cruzados.

“Veo que no te tardaste tanto… aun así fue decepcionante” recibió los restos del labial. “¿Esto tocó los labios de ambos?”

“Sí, definitivamente sí” ella dejó caer eso en una copa de cristal con una sustancia transparente. Esta se tornó de color púrpura. Inmediatamente ella dejó caer en el recipiente unas colas de escorpión y unas pequeñas flores blancas, que se disolvieron. La pócima comenzó a hervir con un siseo. Dejó caer un poco de marmita y unas gotas de sangre de virgen, revolviendo con una varilla de cristal. En seguida le entregó la copa. “Que use esto y si se tocan se paralizarán”

“Me encargaré de que lo haga” la transformó en una botella de body wash. “Esta marca la usa Madara para cuidar su piel, siempre que va a ir a una cita se la pone.”

“Excelente” él volvió y cambió la botella en el baño de su hijo mayor por la que le dio la mujer. Al día siguiente, un sábado, el chico se lavó y salió temprano para ir con su novio. Izuna lo miró por encima de su taza de café, preocupado. Sentía magia en su piel, como si alguien hubiera puesto una poción sobre él. O peor, una de las pociones de su madre.

“¿Se puede saber qué tramas?”

“¿No pueden unos padres estar preocupados por sus hijo?” Tajima se encogió de hombros. El menor negó con la cabeza, sabía que no era así. Su madre sólo se preocupaba por sí misma y su padre también. Todos los brujos de almas eran iguales. Y en cuanto al matrimonio y los hijos… eran más bien un acuerdo de negocios.

“Voy a ir a visitarlos…”

“¿Por qué? No tiene caso” el otro frunció el ceño. No debería esperar más de él ni de los demás padres entre los suyos. Salió de la casa y fue al hospital, sentándose junto a una cama en el ala de comas. Se quedó mirando al ocupante, el joven estaba tirado con los ojos cerrados y su respiración era tenue.

“Haruka-nii” le abrió un párpado y vio sus ojos. Eran como espejos. Haruka había fallado demasiadas veces en la captura de almas por ser amable, aparte se había enamorado de uno de los blancos, uno al que su padre quería eliminar. Hizo algo para salvarlo, provocando la ira de Tajima… y sufrió las consecuencias. Aparte también falló. “Yo… lo siento…”

-En otra parte-

“Hola, ¿ya nos vamos?” Madara apareció en ese cuarto que su amante tanto detestaba. Vio pastillas tiradas por el suelo, muchas de ellas rotas. “Veo que los enfermeros siguen siendo tan inútiles como siempre.”

“Sí” Hashirama chasqueó sus dedos sangrantes y un baúl lleno de ropa apareció. “¿Vamos al parque? Pronto tengo que ir a una cita con mi psiquiatra” se rio “Al parecer nos ha escuchado hablando y se le ha metido en la cabeza que mis alucinaciones se están convirtiendo en un trastorno de personalidad múltiple” se rio de la broma “Qué tonto, ¿no?”

“Mucho, cualquiera se hubiera dado cuenta de que me estoy colando ahí con magia” le devolvió la bromita. Salieron y fueron a pasear. Se detuvieron delante de una de las muchas esculturas de flores, esta con forma de corazón. El otro también lo hizo, un poco confuso. “¿Qué te parece? Ya empiezan con las cosas del día de San Valentín.”

“Tonterías, eso es lo que son” comentó el Uchiha. El Senju le sonrió y le alzó la barbilla para besarlo, pero de repente se quedó completamente tieso, como si su cuerpo estuviera hecho de cemento. Logró enfocar a su novio y notó que este tenía el mismo problema. Tajima apareció en ese momento, alzando los brazos para transportarlos a un lugar oscuro con un altar de piedra negra, rodeado de ornamentados espejos que destilaban un poder enorme.

“Te dije que funcionaría” Madara miró espantado a las dos personas que estaban ahí paradas, sobre todo a la mujer. Ella se parecía bastante al pelinegro.

“Sí, lo hiciste. Y también tenías razón, hacen una bonita pareja” los ojos negros de Madara estaban llenos de miedo, algo que nunca antes había visto en él. “Cualquier pareja se ve bonita cuando se casa.”

“¿Incluso nosotros?”

“¡Por supuesto!” ella se acercó a su hijo poniendo una mano delante de él. “Relájate, Madara, no tienes por qué estar así. Mamá te ha armado una boda muy especial, se asegurará de que sea algo que nunca olvidarás” chasqueó los dedos y los dos cayeron al suelo inconscientes. En un segundo estuvieron vestidos con las ropas tradicionales. Sus cuerpos se levantaron como si estuvieran zombificados, sus ojos vidriosos. “Es hora” ella tomó una estatua de oro de una serpiente, poniéndola sobre las manos unidas de los adolescentes. Esta se retorció alrededor de ellas. “Que dos almas queden unidas, porque dos almas son necesarias. Hoy los uno” Tajima esperó hasta que ella terminó la ceremonia. En el momento en que dijo lo final, dos escamas de la serpiente cayeron y formaron aros alrededor de sus dedos anulares. “Que así sea”

“¿Y ahora?”

“Ahora… nos hermanamos con ellos. Podemos cruzar la barrera” Nanami sonrió a su ex marido siniestramente. “En cuanto a la duración de la unión… bueno, eso depende de ellos dos en realidad.”

“No me importa” sacó la vela de su ropa. “Vamos a verlos”

-En la casa Senju-

“¡No me vas a mandar a ese lugar!” Tobirama gritaba, muy tentado a hacer un trato con Izuna para deshacerse de su padre. Butsuma acababa de usar los pequeños pinchazos de sus dedos como excusa para tratar de enviarlo a un hospital psiquiátrico, cosa que no iba a permitir por nada del mundo. “¡Primero muerto!”

“¡Silencio, jovencito! ¡Estoy haciendo esto por tu bien!” no era cierto, lo estaba haciendo porque al desaparecer a sus hijos la fortuna de su esposa sería suya. Al principio no sabía qué hacer para eliminar a este, pero el chiquillo se la puso fácil cuando empezó a pincharse. Parecería que tomaba drogas. Se levantó para gritarle cuando alguien apareció frente a ellos. Kawarama e Itama corrieron al escuchar el sonido.

“Parece que sí lo conseguí” Tajima tenía una sonrisa casi demencial. “Hola, Butsuma, ¿te acuerdas de mí?”

“Eres ese vecino que está obsesionado con los espejos” el pelinegro pareció congelarse por un momento. No lo recordaba… ¡el maldito se había atrevido a olvidarlo después de todo lo que le había hecho! “¿Cómo demonios entraste? Fuera de mi propie…”

“Te lo dije, él ya te habría olvidado al día siguiente” una mujer apareció delante de sus ojos, con una mirada igual de siniestra. “Hazlo de una vez, tendrá una cuantas horas para recordarte mientras espera la muerte”

“Como digas” el hombre sacó de su bolsillo una vela roja como la sangre y se la llevó a los labios, pero Tobirama agarró a su padre del brazo.

“¡Por aquí!” gritó, guiando a su familia a su cuarto. Ahí se cortó un dedo con una cuchilla y dejó caer la sangre sobre un círculo. Butsuma estaba a punto de decirle algo, pero él no le dejó. “Tía Shala, ven ahora”

“Hola” Shala salió del círculo. “¿Ha pasado algo?”

“¿C… cómo?”

“Mamá… y la tía… son brujas” el albino se cruzó de brazos. “Hashirama no se cortaba porque estuviera deprimido, lo hacía porque la magia está en la sangre y esta es la única manera de sacarla” se volteó hacia la mujer. “De todas maneras… ¿Cómo fue que atravesaron la barrera de mamá? Creí que era infalible”

“¿La atravesaron? Eso es…” la puerta fue prácticamente arrancada de sus goznes por los dos brujos de almas con sed de sangre. Shala los miró confusa. “¿De qué…? ¿Nanami, tú…? ¡NO!” de repente su expresión se tornó seria. “¡¿Cómo se les ocurre?! ¡Sólo tienen dieciséis años!”

“Edad más que suficiente, ¿no lo crees?” la pelinegra los señaló. “Hazlo de una vez”

“Será un placer” Tajima sujetó la vela roja en sus manos y sopló la mecha, encendiendo una trémula llama. La expresión de Shala se tornó en una de miedo. “Tendrás mucho tiempo para recordarme mientras te consumes como un…”

“Esa… ¿es la que hizo Hashirama, verdad?” sus sobrinos y cuñado la miraron confusos. “Es un hechizo para matar. Hashirama la hizo… para matarte.”

“¿El quería…?”

“Pero no lo hizo. Ahora esos idiota la tienen… ¿te la dio tu hijo?”

“Era eso o terminar como el resto” la dejó flotando por ahí. “¿De verdad no me recuerdas? ¿nada de nada?” el castaño oscuro negó con la cabeza. “Qué pena… y yo que pensaba que lo que vivimos tú y yo y tus amiguitos fue inolvidable… tal vez sólo para mí” comenzó a caminar, seguido por su ex mujer. “La vieja es tuya…”

“¿A quién estás llamando vieja, advenedizo?” la tía se preparó para pelear. Ese par de iban a ser fáciles de vencer, Nanami era pura destrucción. Tajima, por su parte, era extremadamente fuerte para alguien tan joven. Por eso es que la bruja había decidido hacerlo su compañero temporal. Estaban en serios problemas.

“Estoy cansado de ustedes y su supuesta superioridad…” alzó las manos. “Voy a cerrarles la boca ahora mismo y…” se agarró el pecho de repente, mientras que su cómplice se puso pálida. La piel de ambos parecía estarse resquebrajando, como… espejos. Sus ojos también brillaban de una manera espeluznante. “Maldito… ¡maldito seas!”

“Los espejos… ¡alguien está atacando nuestros espejos!” los dos se desvanecieron. Shala aprovechó esto para seguirlos mágicamente con toda su familia, pero sólo logró llegar hasta la sala de la casa Uchiha. Los espejos habían desaparecido, pero todavía quedaba algo. O más bien alguien.

“I… ¿Izuna?” preguntó Tobirama, dejándose caer a su costado. “¿Qué…?”

“Ha sido castigado… por atacar los espejos caza almas de sus padres” tocó la frente del joven en cuestión y luego le abrió los ojos. Eran… espejos. “Debió de quererte mucho para hacer esto, todos ellos conocen las consecuencias de una traición…”

“Yo… yo no creía que…”

“Yo tampoco, pensé que ninguno de ellos tenía la capacidad de amar” ella negó con la cabeza. “Pero ahora que lo sé… bueno, quizás sea una condena para ellos” miró al pelinegro con tristeza. “Este hechizo está afectando su alma”

“¿Hay algo que puedas hacer por él?” pidió Tobirama.

“No lo sé, entre los nuestros no hay ninguna cura para la maldición del espejo interno” ella lo evitó. La maldición del espejo interno afectaba sólo a brujos de alma, por eso nadie se había molestaba en buscar una cura. Ahora entendía la profundidad de su estupidez, algunos de ellos merecían la pena. “Aunque… quizás un sacerdote de espejos sepa cómo romperla.”

“¿Un sacerdote de espejos?” recordó a la extraña mujer que se presentó con Tajima. Llevaba un kimono parecido a los de las mikos, sólo que de colores más oscuros y adornado con pequeñas cuentas que parecían de espejo. “¿Cómo Nanami?”

“¿Cómo te has…? Olvídalo, no puedes enfrentarla tú sólo. Es demasiado poderosa…” Shala trató de tomarlo de la mano cuando se dirigió hacia la salida. “¡No me has escuchado! ¡Ella te matará! ¡Eres demasiado inexperto para enfrentarte a una sacerdotisa de espejos y salir airoso de esa!”

“Tengo que” su expresión era decidida. “Izuna… yo… pensaba que por ser un brujo de almas sólo me estaba utilizando, que no me amaba… pero acaba de arriesgarlo todo por mí. Debo devolverle el favor”

“Tobirama…”

“Avísame cuando la vela se haya apagado y si papá querido recuerda algo de su pasado con Tajima Uchiha antes de que eso pase. Me voy” salió corriendo hacia la calle, sin importarle lo que diría su tía ni nadie más. Iba a encontrar a Nanami y hacerle escupir cómo salvar a Izuna aunque fuera lo último que hiciera.

 

 

Notas finales:

¿Qué les pareció? ¿Qué creen que pasó? ¡Review!


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