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El amor de Moony por CaedesDarkParadaise

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 ¡Remus!- Greyback empezó a caminar furioso por los pasillos de su mansión.- ¡Remus! ¿¡Donde demonios te has metido!?

Ninguna respuesta.

El picaporte del baño se vio destruido entre sus manos.

¿Se había ido? ¿A dónde? ¿Y con quién?

Todo había empezado ese día cuando su esposo había despertado intempestivamente en medio de la madrugada y como un loco se había ido corriendo al baño. En ese momento no le había dado mucha importancia, y volvió a quedar dormido. No sería la primera vez, últimamente pasaba todo el día dentro de esas cuatro paredes. Sin embargo, en el momento que despertó, ya no se encontraba a su lado. Ni un rastro de él. Su ropa del día había desaparecido, faltaban un par de zapatos y el rastro de su olor había sido opacado por otro.

Greyback gruñó.

- ¡Remus!

Esto se iba a acabar ahora mismo. Si era necesario traería a Remus incluso a rastras. ¡El era suyo! Su amor. Una punzada de dolor golpeó su pecho. Debía ser todo un malentendido, ¿verdad?

Tendría que investigar, y una de las opciones mas acertadas para buscar a Remus sería en alguna casa de los idiotas de sus amigos. Esa seria lo mejor. Se colocó el abrigo, tomó un puñado de polvos flu, introdujo su cuerpo en la chimenea y gritó:

- ¡Mansión Riddle!

El fuego verde arrasó con él. Unos segundos más tarde apareció en dicha casa y le recibieron unos pequeños ojos verdes. El hijo menor de los Riddle - Potter lo miró con inusitada curiosidad.

- ¡Tío lobo!

Greyback murmuró una maldición por lo bajo. Esas tonterías solo se las enseñaba ese enano míope de James Riddle.

- ¿Están tus padres aquí, Tim?

El niño frunció el ceño.

- ¡Padre y papi están divirtiéndose sin mi!

Oh, mierda. Esa era la típica información que no necesitaba oír.

- ¡Hey mocoso!- lo llamó Greyback al verlo distraído.- ¿Sabes si ha pasado por aquí, Remus?

- ¡No soy mocoso, soy niño!

Él empezó a exasperarse.

- ¿Has visto a tío Remus?

Decidió usar el tono mas amable que conocía.

- A tío Moony, ¡sí!

A Greyback le dio un vuelco el corazón.

- ¿Cuándo?

- Ayer.- respondió, pensativo.- Jugó un rato conmigo y luego estuvo con papi en su habitación.

- ¿Haciendo que?

- No lo sé.- se enfurruñó.- No dejaron a niño entrar.

Estaba empezando a ponerse cada vez mas nervioso...y furioso.

- ¡Tim! ¿¡Con quién estas hablando!?

Thomas Riddle entró colérico al salón en busca de su hijo. Iba despeinado y tenia los botones de su camisa mal abrochados.

- Perdón, Riddle.

- Oh, Fenrir, eres tú.- dijo extrañado.- Es raro verte por aquí. ¡Tu mocoso! ¿¡Porque no avisas!?

Su hijo lo miró mal con esos ojos verdes tan parecidos a los suyos.

- ¡No mocoso!

- ¡Oye, Riddle!- Por detrás de él, llegó Potter vistiendo solo una bata e iba descalzo.- No llames mocoso a mi bebé. ¿Verdad, cariño?

El niño corrió hacia su papi.

- Tu y el mocoso mayor lo estáis volviendo un mimado.- Por el tono de su voz no parecía molesto sino exasperado. Tim le sacó la lengua.- Ninguno ha salido a mí.- James se sentó en el sofá sin importarle nada mostrar su desnudez.- James, vístete.

- Hola Greyback.- lo saludó ignorando a su esposo.- ¿Ocurre algo?

- Perdona que os interrumpa.- dijo sin sentirlo realmente. ¡Diablos! Las costumbres de Remus lo habían civilizado.- Estoy buscando a mi esposo.

- ¿Ya te dejó por otro?

- ¡James!

James acomodó su bata como si no hubiera ocurrido nada e hizo reír a su hijo. Tom negó con la cabeza y fue en busca de un vaso de whisky de fuego.

- No me ha dejado por otro.- gruñó. O eso creía.- No lo encuentro en ninguna parte. Y me esta jodiendo bastante, en realidad.

- Si no esta aquí, debe estar con el chucho ese de Black o con Pettigrew.

Espetó Tom sin miramientos.

- ¡Hey, no llames chucho a canuto!- le gritó.- Ya sé que a veces se comporta como un perro y que estuviera un mes convertido en padfoot por el castigo que le impuso ese aburrido de Snivellus no cuenta.

- Casi incendias su casa, James.

- No ponía un cartel de "no entrar" en su laboratorio.- se quejó.- Además, yo me pasé un mes convertido en gato. Pague mi deuda.

- Yo tuve que pagar las consecuencias.- se señaló con sus ojos volviéndose peligrosamente rojos.- ¡Tirabas esas asquerosas bolas de pelo!

- ¡Pero tú no eras el gato!

Greyback se revolvió el pelo, cabreado. Ya no tenía nada que hacer ahí. Lentamente, mientras la pareja discutía, fue retrocediendo hacia la chimenea diciendo "Mansión Snape-Black". Y tan metida estaba la pareja en su pelea que el único que se dio cuenta de la huida fue el pequeño Tim.

- Tío lobo se fue.- les dijo Tim levantando su brazo e indicando la chimenea.

- Oh...bueno.- James, quien tenía agarrado a Tom por la camisa, lo soltó.- Menos mal que no ha descubierto el plan de Moony. Eso sí, nos ha fastidiado...- indicó la dirección a su habitación.- Me debes una, Riddle.

Tom, dejando el asunto de su discusión, le sonrió de lado.

- ¡Pinky!

La elfina apareció en un ¡pluff!

- Cuida de Tim.- le ordenó mientras Tim corría y se abalanzaba sobre la elfina apretándola en un abrazo.- Tú, mocoso. No molestes a Pinky.

- Si, amo Riddle.

- No, papá.- y tomó a Pinky de la mano yendo juntos a la cocina.- ¡Galletas!

- ¿Y eso?- le preguntó James con ojos seductores.- ¿Te has deshecho de tu hijo como si nada?

- ¿No tenemos una hora?

- Si, bueno...- iba a besarle, pero de la chimenea salió otra persona.

- ¡Papi, papá! ¡Ya he llegado!

Era Harry.

Tom Riddle iba a matar a su descendencia.

Mientra tanto Fenrir Greyback salía de la chimenea de la familia Snape-Black sin avisar. Parecía que nadie había en la casa y eso que hacía poco la pareja había adquirido un bebé muy llorón al que habían llamado Orion.

- Snape, ¡date prisa!- Sus oídos, mas sensibles que los de cualquiera, sufrieron un dolor agudo. ¡Maldito Black!- ¡Moony nos va matar por llegar tarde! Últimamente está de un humorcito que se lo lleva Merlín.

Greyback chascó la lengua. Eso era verdad. Remus estaba sensible por todo y a veces los metía en peleas que acababan en sexo apasionado. Por ese lado no se quejaba, pero no le gustaban sus cambios bruscos.

- Ese Lupin esta insoportable.

- ¡No hables así de mi Moony!- chilló Black y el gruñido de Severus y el suyo se fusionaron en un eco sin poder evitarlo.- ¿Que ha sido eso?

De repente el llanto de su bebé interrumpió el posible descubrimiento de su escondite detrás de la pared.

- Oh, mi bebé.- Hubo un silencio.- ¿Que es ese olor tan horrible?

- Es de tu hijo.- bufó Snape.

- Nuestro, que tu colaboraste.- canturreó.- ¿Y quién va a ser el mejor padre del mundo y va a cambiarle el pañal?

- ¡No, Black! ¡Te toca a ti!

- ¡Yo no puedo, Snivellus!- graznó.- Tengo que ir a ayudar a Moony, recuerda que no solo está él sino también quién lo acompaña.

¿¡Quién coño acompañaba a su esposo!?

- Es verdad que ahora no son dos, sino tres.

¿Como tres? Sin poder evitarlo, su puño se estrelló contra la pared dejando un hueco.

¿¡Donde demonios estaba Remus!?

La nueva familia se exaltó y Snape hizo callar a Sirius pero cuando llegó al umbral no había nadie.

- Debe haber sido cosa de Kreacher.- le dijo Sirius viendo el pañal de su hijo con disgusto.- Cada día esta más mayor. Tal vez deberíamos darle vacaciones.

- Yo sí que necesito vacaciones.- murmuró. Sirius no le escuchó y Severus suspiró viendo a su familia. Había días que no los aguantaba, pero no podía vivir sin ellos.- Severus, amor. ¿Me ayudas?

¿Qué decía de las vacaciones?

Fenrir se dirigió a su última parada, el piso de Pettigrew. Como Remus no estuviera, iba a incendiar todas las casas que había pisado hasta que localizarlo. Aunque Fenrir notó restos del olor de su compañero propagados por el salón. Remus había estado ahí.

- ¡Remus!- rugió.- ¡Cuándo te encuentre te vas a enterar! ¿¡Dónde estás!?- Lleno de ira, empezó a entrar en las habitaciones, pero parecía que no había ni un alma vagando por el apartamento.- ¡Pettigrew! ¿¡Estás ahí!?

Nada.

- ¡Petti..!- La palabra se cortó al sentir la punta de una varita hincando su cuello. - ¿Qué demonios...?

- ¿Que diablos estas haciendo en la casa de Peter, Greyback?

Bartemius Crouch estaba enardecido y su varita empezaba a hacerle daño.

- Crouch.- graznó. Lo que le faltaba, ahora tenía al loco de Crouch de por medio.- ¿Qué estás haciendo aquí?

- Eso a ti no te importa.

Creía haber oído de Remus que Barty Crouch iba tras los huesos de Pettigrew. Y que este le rehuía desde que le pidió su mano en matrimonio hacía dos semanas.

- ¡Peter es mío!

- Eso lo entiendo.- farfulló Fenrir despacio. Azkaban había desquiciado a Crouch un poco.- No busco a Pettigrew sino a mi esposo Remus. No aparece desde esta mañana.

Iban a ser la una de tarde y continuaba desaparecido. Ni un maldito patronus. Cuando lo viera lo encerraría por el resto de su vida.

- A Lupin. - Greyback se vio liberado.- Yo lo vi esta mañana, en San Mungo y luego...

- ¿Como en San Mungo?

Greyback abrió los ojos y terriblemente enojado procedió a cambiar las tornas y Barty Crouch paso de ser verdugo a ejecutado.

- ¿¡Que hacía Remus en San Mungo!?

- No lo sé.- Fenrir atrapó su cuello.- ¿Porque no simplemente vuelves a tu casa y se lo preguntas?

- Él no está ahí.- gruñó harto de no llegar a nada. Y su mano apretó mas su cuello.

- Es...ta ahí, hace diez...minutos recibí una invitación para...para ir a tu casa.- Greyback aflojó el agarre.- Vine en busca de Peter y te encuentro a ti.

Tosió un poco y finalmente le dejo caer. Fenrir estaba confundido, no entendía nada. ¿A qué había estado jugando Remus? Su esposo nunca había sido tan misterioso. Y Greyback odiaba los secretos, menos entre ellos. Al fin y cabo habían estado separados muchos años por su orgullo. Y, ¡Merlín! él lo amaba. No quería padecer de nuevo esa búsqueda infernal sin poder encontrar a Remus.

- No entiendo nada.

Unos segundos después una luz penetró en la habitación de Peter en forma de lobo. Fenrir la reconoció como la de su compañero.

- Fenrir, amor.- la voz de Remus sonaba dulce.- Te estamos esperando en casa. Vuelve, por favor.

- Ahí lo tienes.

Sus pies se dirigieron a la chimenea a paso veloz. Gritó "Mansión Greyback" y el fuego verde lo dirigió a su casa dejando atrás a Crouch. Cuando salió todo estaba silencioso. Fenrir olfateó el olor de su omega, pero continuaba esa otra esencia sobre ella. Y eso lo estaba acabando.

- ¡Remus!

Caminó rumbo a su habitación.

- ¡Aquí Fenrir!- Su corazón se detuvo por un momento. La voz procedía de la biblioteca. Cuando llegó, la puerta estaba abierta, y por fin, Remus estaba ahí. Llevaba un hermoso traje blanco que se deslizaba por su figura y jugueteaba con una especie de prenda de lana entre sus dedos. Más nada en el mundo importaba ya si estaba él sano y salvo. A zancadas fue a su encuentro y lo apretó en un abrazo disfrutando de su olor. Luego simplemente lo zarandeó.- ¿¡Dónde has estado!?

Remus lo calmó con una mirada que prometía problemas. Sin embargo, su mirada cambió y le dio un beso que le supo a gloria.

- Siento haber salido así.- se disculpó.- Pero era necesario, tenía que prepararlo todo.

- ¿Preparar el que?

- Te lo mostraré.

Él lo detuvo.

- No, primero me vas a dar una explicación. Te he buscado por todas partes e ido a casa del ninfómano amigo tuyo que está tras los huesos de Riddle, del chucho de Black y de Peter Pettigrew, que gracias a él tendré este moretón de varita un jodido mes.- señaló su cuello. Remus entró en pánico. Greyback parecía desquiciado.- Agradéceselo a Crouch. No te vuelvas a ir sin darme una explicación, Remus.- suspiró. Parecía que hubiera envejecido de golpe.- No puedo volver a vivir sin ti. Ya no.

Su esposo lo observó enternecido y con todo el amor del mundo inició otro beso mas apasionado. Fenrir gimió dentro de su boca.

- Remus, no sigas por ahí.- murmuró con la voz pastosa.

- Te amo, Fenrir.

- Yo también.

- ¡Remus ya estamos preparados!

La voz de Peter los frenó.

- Será mejor que vayamos.- Greyback iba a replicar, pero Remus lo calló.- Lo entenderás todo ahora.

Confuso, se dejo llevar por la mano de Remus. Llegaron a las puertas del jardín y entre los cristales Fenrir vio a todos sus amigos y a gente de su manada esperarlos fuera.

- ¡Felicidades!

Vociferaron todos haciendo saltar confetis.

¿Felicidades?

Y Fenrir lo entendió todo al ver el cartel que rezaba sobre sus cabezas. "Felicidades, papá" en letras grandes y con dibujos de ciervos, perros, ratas y lobos.

- ¡Se va a desmayar! - chilló Molly Weasley al verlo.

Remus lo retuvo y empezó a darle aire.

- ¿Cariño?

- ¿Estás embarazado?

Su voz salió entrecortada, pero llena de sentimiento. Sólo necesitó un movimiento de cabeza y el precioso sonrojo en sus mejillas.

- Si, lo estoy. De tres meses.

Y su mundo dio un vuelco de 360 grados al recibir en sus manos unos patucos de lana. Ahora entendía esa extraña esencia sobre la de su Remus.

- Esto es lo que te ocultaba.- le explicó.- Me enteré hace unos días, pero quería decírtelo a lo grande, rodeado de nuestros amigos. ¿Te gusta?

Un bebé.

Suyo y de Remus.

Estaba eufórico.

- Los amo.

Fue todo lo que pudo pronunciar.

Y para Remus fue suficiente.

- ¡Felicidades, Greyback!

Saltó James sobre él, luego llegaron los demás a darle la enhorabuena.

- ¿Has estado toda la mañana haciendo esto?

- Fui a San Mungo temprano porque tenia que invitar a alguno de los chicos personalmente.- contesto señalando a Neville Longbottom y a Theodore Nott que coqueteaban descaradamente.- Y corriendo con Peter por todas partes. Debía ser perfecto.

Peter asintió, divertido.

- Así que saliste de mi cama por ese motivo. - gruñó Barty Crouch tomando a Peter de la cintura. Pettigrew se sonrojó.- Se acabó esa excusa tonta de que tienes que pensártelo. Te casarás conmigo, ¡maldita sea! Aunque tenga que llevarte atado al registro civil mágico.

Todos se quedaron a cuadros. Más Peter, quién asombrosamente parecía calmado, le dijo.

- ¿No crees que tu hijo preferiría oír la historia de una boda espectacular en vez de un enlace aburrido en el registro civil?

- Oh, joder.

Sirius y James estaban pálidos.

- ¡Papá! ¡Mala palabra!- chilló Tim desde los brazos de su padre Tom. Su hermano Harry empalideció de golpe y su novio Draco Malfoy tuvo que reanimarlo.

Fenrir vio, no sin cierta diversión, como el famoso ex-mortifago Barty Crouch recibía la noticia con un desmayo.

- Así que es una celebración doble.

- Peter y yo montamos esto para dar la noticia.

- Esta cantidad desorbitada de niños que vienen me ha dado envidia, Severus, tengamos otro.

Tanto Severus como su hijo fruncieron el ceño.

- ¡Azkaban te ha vuelto loco, Black!

El hombre prácticamente huyó con su hijo en brazos.

Fenrir únicamente pudo ver como intentaban despertar a Crouch con su hermoso esposo sentado en su regazo y acariciando el bulto pequeño que se gestaba en su estómago.

Seis meses después, Remus y Fenrir Greyback daban la bienvenida a Teddy Remus Greyback-Lupin, su primogénito. El primero de toda una manada, según Greyback para horror de Remus.

- Es tan hermoso.- suspiró James llevando de la mano a su hijo menor. Tim Riddle observaba al bebé en silencio.- Me recuerda cuando tuve a Harry y a Tim.

Fenrir estaba fascinado. Su hijo tenía el cabello castaño de Remus y sus ojos negros. Era una pequeña bolita arrugada que en cuanto miró supo que amaría toda la vida.

- Enhorabuena, Remus.- le felicitó un muy embarazado Peter siendo abrazado por un posesivo Crouch.- Teddy es una maravilla.

- Lo es.

Remus lucía resplandeciente, nada que ver con el de hacia tres horas que prácticamente queria sus bolas en bandeja.

- Orion, Tim, Teddy y el hijo o hija de Peter van a revolucionar Hogwarts.- proclamó Sirius con una pequeña pancita de dos meses. Snape, a su lado, rodeó sus ojos.

- ¿Ocurre algo, Timmy? - le preguntó Remus a Tim, pues este no había apartado sus ojos de Teddy desde que entró a saludarlo.- Cuidaras bien de Teddy, ¿verdad?

- ¡Sí! ¡Teddy es de Tim! ¡Mío!

Aquella revelación los dejo mudos. Thomas Riddle, que se mantenía en segundo plano, miró a su hijo, lívido. Greyback miró a Remus y Remus a su bebé, que no parecía disgustado por lo dicho de Tim.

Lo que mas temía había llegado. ¡Que merlín le diera paciencia!


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