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BOY MEETS EVIL | vhope por mrsswag9394

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«Mi pecado no fue específicamente esto o aquello, pero consistía en tener estrechada mi mano con el demonio.

El diablo me tenía entre sus garras, el enemigo estaba detrás de mí»

—By Demian.

 

 

 

Hoseok siempre se caracterizó por ser un niño bastante inocente. Era muy puro, él no tenía nunca malos pensamientos o actuaba con malas intenciones. Él siempre veía por los demás, era atento y cálido en su tacto. Era servicial y educado. Oh, Hoseok realmente era un buen muchacho, ¡él no le haría daño a nadie! No tendría por qué, pues no tenía nada que disculpar jamás, no tenía que decir lo siento por el mero hecho de que era muy, pero muy sano. Era blanco en todo el sentido de la palabra. Era él, eso era todo.

 

Pero está condenado eternamente.

 

Oh, vaya si lo está.

 

No, él nunca se ha emborrachado, él jamás ha probado alguna sustancia prohibida, él nunca le había faltado el respeto a nadie.

O hasta que le conoció.

Porque Hoseok solo tenía un defecto.

Hoseok... se había enamorado.

 

 

Y entonces ustedes pensarán: "¿Pero qué hay de malo en eso? ¿Enamorarse es malo acaso?".

No, no lo es. No si se ama de manera pura.

Pero Hoseok no amó así. Él cayó en el amor más enfermizo que pudo haber deseado. Él amó a Taehyung.

Taehyung, el dulce Taehyung. Un niño capaz de atravesarte el alma con una fugaz mirada.

Era un muchacho sin ideales ni metas claras. Un chico muy peligroso por el simple hecho de que él no tenía nada que perder y estaba aburrido.

Al no tener ambiciones, se entretenía jugando con la gente, engañándoles con una cara casi angelical y luego sirviéndose de sus frutos, que siempre eran una fila larga de pobres almas que habían caído por él.

 

Hoseok le conoció por casualidad una fría tarde de invierno cuando iba camino a casa luego de haber pasado una tarde agradable con su novia.

 

Rosé era una chica bastante simple, era muy cómodo para Hoseok el estar con ella, era fácil ser su novio. Rosé era muy guapa y una buena mujer, sí, una mujer porque aunque estuvieran en preparatoria ambos entendían que no podían darse el lujo de pasarlo con personas superficiales. Por lo que veían al otro como una relación potencial.

Nunca le pedía más de lo que sabía que Hoseok podía ofrecerle, era comedida y muy lista.

Teniendo tan buenas cualidades... ¿qué es lo que llamó tanto la atención de Hoseok, Taehyung?

Tal vez era esa inocencia que emanaba con casa paso, tal vez el embriagante y sutil aroma, el vacío en sus ojos o su sonrisa cuadrada. Tal vez, ¡tal vez!, ¡TAL VEZ!

¡Es que no lo sabía!

Había sido estúpido fijarse en él pero ahí estaba, sobre sus rodillas suplicando ser correspondido.

Y Tae parecía no tener alma.

 

 

—Hoseok... no te quiero como tú a mí —declaró simplemente.

 

 

Pero Hoseok siempre fue una persona perseverante por desgracia suya, una persona muy ambiciosa y justo en ese momento no lo necesitaba. Pero como era su naturaleza no podía evitarlo.

¡Qué tragedia!

Oh, pero esto no quedaba ahí. No, claro que no.

Si el no ser amado de la misma manera ya era bastante malo, Taehyung quería aun más. Él quería saber hasta dónde era capaz de llegar Hoseok por su alma.

 

Por eso se marchó repentinamente de Daegu, diciéndole que le quería pero que no podían estar juntos debido a la distancia. Vamos, que en otras palabras le mintió de manera bonita para que él corriera tras él.

 

Y así lo hizo...

 

Gracias a que amó loca e irracionalmente fue perdiendo su esencia y verdadero valor. Dejó atrás todo. Todo, lo que es todo. Abandonó su futuro por amor a ese demonio disfrazado de ángel, abandonó a sus padres, a su novia, a sus amigos, su vida.

¿Por qué?

Pues porque se había entregado a Taehyung. Le había entregado su alma entera esa noche lluviosa que llegó a su pequeño departamento en Seúl.

 

 

—¿Hoseok? —fingió asombro.

—Yo... he tomado el tren, ¿sabes? Me dejé la billetera allí y no tenía cómo venir a verte.

—¿Has caminado desde la estación? —Hoseok asintió y Taehyung sonrió con malicia, pues el plan le estaba funcionando.

—Ha llovido todo el trayecto —él seguía apoyado en el marco de la puerta con sus dos manos y la cabeza gacha mirando el suelo. Las gotas de agua descendían por su alargado rostro.

Taehyung pensó que se veía apetitoso.

—¿Cómo me has encontrado? —se hizo a un lado invitándole a pasar.

—En las guías telefónicas de los teléfonos públicos.

 

 

Él, rápidamente fue a por unas toallas para que se secase. También preparó café y encendió la calefacción. Hablaron ligeramente sobre su travesía hasta Seúl, un tema que le había subido el ego enormemente. Hoseok le dijo que ya no importaba nada, que quería estar con él y nadie más.

Luego de aquella confesión, la cual realmente se esperaba y había recibido gustosamente, Taehyung le besó. Pero no fue como esos besos que solían darse antes, este era distinto y más lujurioso.

 

Lenguas jugando entre ellas, manos caminando traviesamente por sus cuerpos, el sonido de la lluvia fuera y las tonalidades de grises con las que la tormenta habían teñido la tarde. Parecía como si fuese un sueño.

Y lo hubiese pensado así, de no ser porque las sensaciones fueron tan jodidamente reales, que eran imposibles de disfrazar con fantasía.

Hoseok besó su boca y su cuello. Luego sus pezones, uno por uno, demorándose lo suficiente como para acabar con la cordura del castaño. Bajó más y se encontró con su vientre apenas ejercitado y más abajo... su sexo.

Realmente él estaba oficialmente perdido.

 

El ritmo de sus cuerpos parecía haber sido creado para ir juntos. Un orgasmo digno del cielo.

 

Él hizo el amor esa noche. Y hasta Taehyung pudo sentirlo, pero su maldad, su alma podrida no le dejó diferenciar esa noche de un polvo más.

Hoseok recuerda gratamente cómo había besado esos labios, cómo había acariciado esa piel.

Pero Taehyung estaba prohibido y él lo sabía.

 

 

—Hoseok, te romperé el corazón —dijo tranquilamente mientras hacía figuras en su pecho desnudo.

El nombrado frunció su ceño confundido.

—No lo harás, te amo. Lograrás hacerlo tú también algún día —él sonrió ante lo inocente e ingenuo que era su Hobi.

—Ya lo veremos, cariño.

 

 

Hoseok, al ser increíblemente feliz con aquel "progreso" de esa falsa relación, se volvió un tonto adicto a su dulzura claramente fingida. Él abandonó todo, dejó todo atrás por Taehyung, y cuando ya fue demasiado tarde se dio cuenta de que no tenía nada.

 

 

—¿Esto es malo?

—Sí.

—Pero... es muy dulce.

—Lo es.

—Es demasiado bueno.

 

 

Él, al ser "feliz" y adicto a ese dulce pecado, no se daba cuenta de nada... pero ahora lo notaba.

 

«Está oscureciendo la luz de mi futuro por un amor infantil»

 

Había perdido su forma de soñar.

Hoseok afiló su cuchillo, su deseo, de esa venenosa ambición con nombre y un bello rostro. Pero por culpa de estas codicias insoportables —porque vaya si era codicioso—, que venían a ser nada más y nada menos que el corazón de Taehyung, el cuchillo se ha vuelto opaco.

Ahora lo sabía todo.

Sabía que ese amor solo era otro nombre para el mal...

 

Y no le importó.

 

Cerrando los ojos a una realidad distorsionada cada noche con un llanto orgulloso de tragedia... ¡eso él sí que lo hizo siendo consciente!

Había entrado en razón y dado cuenta de que su amor era tóxico, y bajo ninguna circunstancia debía depender de eso ni aunque se lo rogara, ni aunque le dijera que tome su mano.

Pero se engañó haciéndose ver como que lo que tenían tenía futuro... luego se dio cuenta de la cruda realidad.

Perdía la esperanza.

Irónico, ¿no? Porque Taehyung le apodaba JHope.

Traicionó a su conciencia a medida que pasaban los días.

Y luego, después de mucho tiempo, se arrepintió.

 

Y derramó sangre carmesí culpando a ese amor frustrado, no realizado. Lo hizo en su inocencia porque no pensó que la codicia y su intento de marcharse de ese mundo tan cruel e ingrato con su pobre ser se convertirían en los cuernos que usan los demonios, en algo obra de ellos.

Porque eran pecados pero él no lo sabía en ese momento.

 

Aliento. Falta de aliento. Una sensación de asfixia al haber perdido el control de la situación luego de por fin entender la gravedad de sus actos inconscientes.

Él sabe que para ser liberado no basta con olvidar y no repetir. No basta con renunciar a él. ¡No puede simplemente hacer eso, joder! Porque disfrutó gustoso del pecado, porque el pecado le sabía dulce y él no debía sentirlo de esa forma. Porque amaba sus labios.

La única forma en la que él encontró refugio fue en la mañas. Taehyung, no le correspondía, y seguía envenenando su frágil alma. Él le enseñaba cosas indebidas y Hoseok aceptaba con humildad esas "lecciones".

Seguía manchando lo que ya estaba destruido.

Lo hacía porque era malo.

 

El chico conoce al mal.

Y no se aparta.

 

Gastaba innumerables noches en vicios peligrosos junto al chico que amaba tratando de explicarse a sí mismo por qué las cosas sucedieron así. Por qué decía no sentir nada y seguir a su lado.

¡Es que era ridículo!

Le confundían sus actos, ¿qué esperaba lograr?, ¿qué quería a cambio? Él era un misterio que Hoseok quería resolver. Pero la terquedad de Tae no le dejaba hacerlo, no le dejaba descubrirlo.

Aún así no se quejaba nunca, pues prefería ser un idiota que dejar ese toque de cielo momentáneo, esas maravillosas experiencias y sensaciones únicas.

 

Prefería ir con sus amigos y contarles lo que pasaba a ellos en vez de resolver el problema. Después de todo era un ser humano que necesitaba expresarse, y como no pensaba hacer algo que molestase a Taehyung, los que terminaban escuchando sus patéticos lamentos y destrozados sentimientos fueron personas completamente ajenas al asunto... personas que con el tiempo fueron aburriéndose.

Él se dio cuenta de eso cuando un día, borracho obviamente, fue a pedir un poco de consuelo en Yoongi, y este le pidió que se marchase de una forma muy poco cordial y poco condescendiente.

 

 

—Lárgate, Hoseok... no quiero verte —soltó con un dejo de fastidio en su voz.

—P-pero hyung...

—Pero nada. Estoy harto de esta situación, estoy asqueado de ver que pides ayuda y no haces caso a lo que se te dice.

—Tú no lo entiendes —arrastraba sus palabras.

—No es eso. Lo que pasa es que estás encaprichado de un niño que no vale la pena.

—Yo no estoy encaprichado, ¡y no digas esas cosas de Taehyung!

—Vete de mi casa —se quejó.

—¡Claro que me iré! ¡Y no esperes volver a verte jamás! Eres un cabrón, creí que éramos amigos —escupió con odio.

Yoongi se acercó a él y le tomó del cuello de la sucia camisa y le levantó ligeramente. Estaba muy enfadado con Hoseok.

—Te amo, Jung, eres como mi hermano pequeño, eres mi familia. Pero él es más grande que todo eso, y no voy a luchar si no pones de parte.

—Si me amaras me comprenderías y apoyarías, pero solo te dedicas a despreciar a ese ángel. No entiendes nada, joder —masculló.

—Ya nadie te quiere, Hoseok. Nadie te soporta. Termina con esta mierda antes de que acabe contigo. No quiero tener que ir a tu funeral con otro de tus malos chistes.

Se refería a cuando había intentado suicidarse.

Le soltó lentamente y Hoseok negó decepcionado, mirándole con un dejo de dolor. No creyó que su mejor amigo le abandonaría.

Caminó de vuelta a casa, aun con la mirada triste de Yoongi sobre él.

A mitad de la cuadra se detuvo. Carajo, él no era así.

Si le iba a decir adiós al menos lo haría bien... Yoongi había sido muy bueno con él. Era injusto haberle dicho todas esas cosas. Dios, él no las sentía en realidad. Sabía que no podría renunciar al motivo de su propia destrucción pero al menos se tirará al vacío con la tranquilidad de haber quedado en paz con Yoongi.

Corrió hacia el mayor y una vez le tuvo enfrente tomó su rostro en sus manos y le besó en la boca. Un beso brusco, apenas el toque de sus labios sobre los de Yoongi. Cuando se separó ese le miraba perplejo y el menor no pudo seguir conteniendo el llanto.

—Mierda, Yoongi. Lo siento —enterró su rostro en su cuello y sollozó— soy un idiota, no te merezco.

Sintió los brazos de Yoongi rodearle con fuerza junto a unas caricias en su pelo.

—Descuida, pequeño, ya pasó.

Pero no pasaba. Hoseok quería cambiar pero no podía, no si Taehyung seguía alimentando suciamente su amor.

—Yo te quiero, Yoongi y... y... y él es muy malo y... no sé qué hacer y-y...

—Shh —le separó y dejó un beso en su nariz—. Él solo te hace daño, te dije que iba a suceder.

 

 

Ojalá hubiese podido hacerle caso, ojalá hubiese podido tomar esa decisión hace mucho tiempo atrás.

Pero no pudo y ahora nuevamente notaba cosas que antes no miraba porque no quería. Solo habían intocables y frías miradas en cada rincón al que se volteaba.

Las personas en las que se refugió, para pedir ayuda o aliento para que la cosas cambiasen y él pusiera amar tranquilamente, le miraban ahora con desprecio, pues era patético.

 

Entonces supo que era suficiente.

 

¡Al fin! Él había recapacitado. Lo había hecho solo y estaba decidido a acabar con todo esto.

Hoseok se enteraba de las cosas muy tarde. No era su culpa. Él no sabía qué era bueno o qué era malo y caía en cuenta de ello luego, tomaba decisiones erróneas pero jura que no lo hace adrede. Él con Taehyung había comenzado a vivir, el castaño le enseñaba cosas de las que luego se arrepentía.

Y por eso, porque no quería seguirse arrepintiendo y dañando a gente que no lo merece iba a terminar con él.

Pero Taehyung no se lo dejaría tan fácil.

Esa noche sin duda fue la peor para todos.

Hoseok había hablado y explicado tranquilamente las cosas y sus motivos para tan repentino desliz.

Pero el menor no quería eso. Hoseok no iba a terminarle, ¡no lo permitiría! Él lo amaba, ¿no? Se supone que él mismo debía acabar con todo y justo en ese momento no le apetecía hacerlo.

Se estaba poniendo histérico. Él era un buen amante y un tierno idiota al que manipular. Taehyung se había acostumbrado a su compañía, y no iba a dejarle ir a menos que así lo pidiese.

Y le iba a hacer entender eso.

Nuevamente enredando a Hoseok en sus juegos y palabras dulces.

 

Y lloró, y Hobi le creyó.

Y volvió a salirse con la suya.

 

La mente de Hoseok era tan frágil, era fácil cambiar un par de tuercas en ella para que haga lo que pidieses. Era... tonto.

Sí, un tonto, tonto, tonto.

Que no quería dejar ir ese toque del cielo.

 

Tan malo. Oh, pero es demasiado dulce.

 

Es malo pero demasiado bueno como para dejarlo.

 

Es Taehyung después de todo.

 

Nuevamente cayó... pero nadie se esperaba que esa sería la última vez.

 

 

—Mírame —ordenó. Hoseok negó frenéticamente provocando que bufara fastidiado, lastimándole y abriendo más esas heridas que esperaba sanar esa noche pero que sin duda sangrarán más—. Oh, vamos, no me hagas perder el tiempo.

—Es que no quiero.

Y era cierto, no quería. Le molestaba mucho que esa fuerza de Tae, su amado, le ablandara tanto.

Se sentía un idiota.

Pero no podía hacer mucho, él le advirtió, le dijo que le rompería el corazón. Hoseok, muy incrédulo ante aquella confesión, aceptó el reto de enamorarle, y los papeles habían cambiado para su pesar.

¡Este juego se había vuelto cruel!

Ahora Taehyung jugaba descaradamente con sus sentimientos, y no lo hacía estando con otros personas, que lo prefería, así tendría una razón fundamentada para odiarle.

No.

Él solamente le hacía entregarse en cuerpo y alma, dejándole toda su esencia. Derramaba gota a gota su alma para sí mismo.

Tenía el don para hacer que las personas le dieran el control de la situación.

Jamás lo exigía.

Pero te enamoraba de tal forma que hacía que tú rogaras para que te haga pedazos. Para que jugara tan lujuriosa y malvadamente contigo. Te hacía rogar para que te lastime.

Resignado y fastidiado, volvió con la técnica de las palabras bonitas, que siempre parecía funcionar mejor en Hoseok.

—¿De quién eres? Dímelo —susurró con necesidad cerca de sus labios.

Él con lágrimas en sus ojos y un nudo muy grande en su garganta apenas articuló:

—Tuyo —pero eso debió bastarle.

Pues Taehyung sonrió.

 

 

Esa noche Hoseok decidió que ya no quería vivir, no con ese sentimiento que parecía consumir su alma con cada maldito respiro.

Es por eso que cuando el reloj marcó la una de la madrugada tomó su auto y fue hasta su antiguo departamento en Daegu. Paró, bajó y caminó a paso relajado hasta este. Una vez dentro, admiró las luces de la deteriorada ciudad que había sido cuna de el amor de su vida y su mejor amigo.

 

 

«Es lo correcto»

Pensó.

 

 

Luego se adentró en el estrecho cuartillo de baño y tragó todas las pastillas que pudo junto a toda la botella de vodka que tenía en sus manos. Su corazón comenzó a bombear muy rápidamente, pero no era miedo. Él estaba eufórico de alguna manera, como... oh, vaya.

Como cuando se le declaró por primera vez a Taehyung.

Aquella vez sentía que estaba en lo correcto y había cometido el mayor error se su vida. Daba igual si cometía otro, ¿no?

No tenía ya nada después de todo.

Con una sonrisa amarga, salió a pasear, mientras las pastillas hacían su magia, a lo largo del puente Mapo. Sintiéndose extrañamente en paz y con ese cosquilleo en el vientre.

El pecado que tenía no era específico, es decir, que no era un pecado en realidad, pero tenía una línea estrecha entre lo bueno y lo malo. Que el diablo le manipulaba de tal forma que lo hermoso para él le era prohibido rotundamente, que eso hermoso era malo.

 

«Hoseok no hizo jamás daño a alguien, él solo amó»

 

Pensaban muchos durante el funeral.

Él no sabía la diferencia entre el bien y el mal y cuando la descubrió tomó malas decisiones, una tras otra.

 

 

—¿Taehyung?, ¿qué coño haces aquí, niño? —espetó Yoongi con molestia.

Él miraba incrédulo el ataúd con sus ojos cristalizados.

—¿Ese es Hoseok? —susurró apenas audible.

—Sí, está donde lo arrastraste maldito mocoso —masculló con voz quebrada—. Ya estarás feliz, ¿no? Él ya hizo lo que querías.

Todos en el lugar le miraban con desprecio, la madre de Hoseok lloraba y soltaba maldiciones muy bajas mientras que el padre le sostenía fríamente la mirada.

—Esto no puede ser posible.

—Se supone que esa noche iban a cortar la mierda que tenían para siempre. A saber qué basura le dijiste para que terminara así —ya no podía contener el llanto, le hablaba con lágrimas cayendo por sus mejillas pero aún así muy duramente.

—Yoongi, él... nosotros...

—Él era bueno, tú no le merecías.

 

 

Taehyung sabía que no era bienvenido en ese lugar, ni en ningún otro que haya pisado antes Hoseok.

Esta no era su intención. Cierto es que le quería solo para él, que era codicioso, así como Hobi. Taehyung solo quería amarrarle a sus encantos para que nunca le deje.

¿Se había enamorado él también? No lo sabemos. Lo único claro es que Tae había sido el responsable de la gran mayoría de estupideces que había hecho Hoseok.

Era su error.

Y era su pecado.

 

 

 

 

 

 

~•~

Para la traducción en español me apoyé en KpopAsianSub5.

Notas finales:

Gracias por leer ^^


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