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Broken por LaylaRedfox

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Notas del fanfic:

Variaaas parejas yaoi y hetero. Crack Pairing.

Notas del capitulo:

Recalcando, es BokuOi (Bokuto x Oikawa) porque ya me ha pasado que no les queda muy claro las shipps si las pongo en la descripcion y ya. 

Varias parejas más, entre ellas hetero, por si acaso.

Disclaimer: Haikyuu!! Es propiedad de Furudate Haruichi-sensei.

[Bokuto x Oikawa]

Broken

I

No supo exactamente como pasó, pero sí cuando comenzó.

Fue ese viernes por la noche, cuando con un estruendo y un torpe impacto, la pared que conectaba ambos departamentos se destruyó. Bueno, en realidad solo una parte. Una parte por donde, de alguna manera, Bokuto había caído de costado. Pedazos de yeso y madera quedaron tirados por el suelo, las ropas de su vecino se mancharon de polvo blanco, y Oikawa e Iwaizumi, quienes estaban teniendo una tranquila partida de UNO sentados en la mesa, a oscuras, para calmarse por las noticias que acababan de ver en la tele, lo miraron sin moverse.

Bokuto también los miró, tirado en el suelo y con los ojos dorados bien abiertos. Hajime dejó las cartas en la mesa y se puso de pie, entonces Oikawa supo que su amigo de infancia iba a matarlo ahí mismo. Entonces se preguntó, quién le iba a ayudar a matar a Ushiwaka en el próximo partido que tuvieran, con quién iba a ir a comprar pizzas los domingos para comer entre todos, con quién iba a hablar de cuerpos celestes sin que lo interrumpieran. Desgraciadamente, la mirada de Iwaizumi se tornó sombría, y Oikawa sabía que cuando pasaba eso, ya uno no tenía salvación.

Pero fue entonces, cuando Bokuto parecía estar viendo toda su vida pasar frente a sus ojos y cuando el más bajo dio un paso, la puerta, que esos dos siempre dejaban sin seguro, se abrió rápidamente.

—¡ESPERA! — exclamó Kuroo entrando en el departamento, con el calzado aún puesto.

Igual, el departamento ya estaba sucio, no importaba como entrara, ya sea descalzo o con zapatos, ya sea por la puerta o por el maldito agujero que acababan de hacer. Sin embargo, debido a la noticia que habían visto en la tele hace nada, y ahora se sumaba la pared destruida, la paciencia de Iwaizumi se había reducido a cero.

—Voy a matarlos, a los dos — sentenció.

—Lástima que me acabe las palomitas — comentó Oikawa —, esto sería algo digno de presenciar, y sería mucho mejor si tuviera palomitas.

—¿Quieres unas? — preguntó de repente Kenma, quien se asomaba por agujero de la pared, con un tazón de palomitas en la mano.

Ahí fue cuando Iwaizumi se dio cuenta de que Bokuto se escabullía para escapar. Entonces empezó el desastre.

Iwaizumi persiguió a Bokuto, y él fue a esconderse tras Kuroo, pero Kuroo le tenía miedo a Iwaizumi, así que ambos idiotas corrieron por todo el departamento, con el moreno pisándole los talones. Cuando se les acabó el espacio dentro del departamento de Oikawa e Iwaizumi, los idiotas pasaron a través del agujero con la idea de refugiarse en su propio departamento. Sin embargo, Hajime los siguió descalzo y todo.

Oikawa tomó un puñado de palomitas del tazón de Kenma, quien se había sentado a su lado, y ambos comieron en silencio observando como esos tres corrían por todos lados. Oikawa sintió un golpe bajo sus pies, y se imaginó que en el piso de abajo ya se estaban quejando de los gritos de terror del par de idiotas, así que empezaron a golpear el techo con la escoba seguramente porque no tenían las ganas de ir hasta ahí y callarlos personalmente.

La verdad era que Tooru también quería matarlos, pero se lo dejó a Hajime, a quien le era más fácil volverse violento y cometer homicidios. Y también era que a Oikawa no le apetecía malgastar su tiempo gritando o matando a esos dos. Porque bueno, sabía que Iwaizumi solo los iba a golpear un poco, no les iba a causar tanto daño, porque si tenía que matar a alguien incluso él era más meticuloso. Así que el par de idiotas viviría. Ya se desquitaría con ellos después. Ahora solo quería divertirse observando la persecución de idiotas, y olvidarse de lo que había escuchado por televisión.

Sin embargo, para su mala suerte, estaba su otro vecino, Kenma-chan.

—Oikawa-san ¿vio la noticia de Ushijima-san?

Y ahí estaba de nuevo el nombre, clavándosele como estaca en el cerebro.

No es que le desagradara Kenma. Le caía bien, porque había sido armador y sabia contener al par de bestias que eran sus compañeros de piso. Claro que también tenía sus cosas malas, como ser amigo cercano de Chibi-chan y el maldito de Tobio, pero eso era lo de menos. Lo realmente malo era la poca empatía desarrollada que tenía Kenma, que no le permitía darse cuenta de que si decía algo relacionado con otro algo, molestaba a alguien. En este caso, se trataba de la noticia de Ushiwaka, y el afectado era el mismo Oikawa.

Pero antes de que pudiera pronunciar otra palabra siquiera, Bokuto cayó a través del agujero, y Kuroo pasó por su encima, pisando su espalda, y luego Iwaizumi, que hizo lo mismo. El de cabellos bicolores se quedó tirado en el suelo quejándose de dolor mientras los otros dos corrían hacía las habitaciones. Esta vez no regresaron, se escuchó un barullo y unos cuantos gritos.

—¡¿Por qué rayos tienes un bate de béisbol?!

—¡Porque los lunáticos como tú aparecen y destruyen mi casa!

Y regresaron, Kuroo corriendo aún más rápido con Iwaizumi pisándole los talones con el dichoso bate entre las manos. Bokuto ya se había levantado del suelo y se había hecho a un lado para que esos locos corrieran a sus anchas por el piso. En eso, el de ojos dorados tomó asiento frente a Oikawa, sobándose el brazo derecho.

—¿Puedo preguntar cómo fue que pasó esto? — preguntó Oikawa señalando la pared destrozada.

—¿Viste las noticias sobre Ushiwaka? — preguntó Bokuto de vuelta.

Oikawa suspiró, obteniendo fuerzas del más allá para no desquitarse con el mente simple de Bokuto.

—Boku-chan, ¿Cuántas veces te he dicho que no respondas mis preguntas con otras preguntas? — le cuestionó —. En especial cuando tiene que ver con… agh.

Hizo una mueca y gestos con las manos, como si quisiera estrangular el cuello de alguien no presente en el cuarto. En el otro departamento se escuchaban los pasos apresurados de Kuroo temiendo por su vida, y de Iwaizumi queriendo matarlo con el bate.

Bokuto observó en silencio como el castaño estrangulaba el aire, antes de explicarse.

—Bueno, mis preguntas siempre responden a las tuyas, Oikawa-kun — le dijo cruzándose de brazos, e hizo una mueca, mientras movía ligeramente su hombro derecho —. La cosa es que yo también vi la noticia de-

Antes de que pudiera siquiera pronunciar su nombre, Oikawa ya se estaba quejando y haciendo gestos con las manos, como si estuviera resistiendo a golpear cualquier cosa. Entonces Bokuto captó que el nombre de Ushijima era palabra prohibida, así que no la dijo.

 —…la noticia de ‘ese tipo’ — prosiguió como si nada —, y me enojé, como tú comprenderás.

Oikawa asintió con los brazos cruzados, frunciendo los labios.

—Y me dieron ganas de romper el jarrón de la cocina — continuó diciendo, señalando al otro lado del agujero.

El jarrón que tenían ellos en su cocina era blanco, hecho de porcelana, adornado con flores falsas. Era algo que representaba al departamento de esos locos, y a Oikawa le sorprendía que Bokuto quisiera romperlo.

—Pero como ese jarrón es nuestro tesoro nacional, Kuroo se ofreció para que simuláramos una lucha, y yo tenía que fingir que él era… ese tipo — dijo Bokuto finalmente.

Oikawa ladeó la cabeza.

—Ah, ya veo por donde va esto — dijo con una sonrisa torcida —. Jugaron un rato y pasó algo que te hizo caer con tanta fuerza que — no pudo evitar reír —, te hizo romper la pared. Que lógico.

La verdad es que con una causa así, Oikawa no podía enojarse tanto con ellos. Bokuto y Kuroo siempre salían con un montón de ocurrencias y babosadas, que, con forme los fue conociendo, solo le causaban gracia y ya. Pero Iwaizumi era otro tema. No podía soportarlos, ni siquiera a Kuroo, a quien tenía que ver todos los días en la universidad y en los entrenamientos de vóley. Oikawa tenía que ver solo a Bokuto, que era cien veces más alocado que su compañero de piso, y fue como que de esa manera que había conseguido desarrollar una especie de tolerancia a sus idioteces, recibiéndolas con risas y ya.

Justo en ese momento comenzó a reír un poco, causando que Bokuto sonriera. Pero sus risas se vieron interrumpidas por un golpe sordo al otro lado de la pared. Los más altos sentados en la mesa observaron el agujero con atención, mientras Kenma solo comía y comía sus palomitas.

Después de unos segundos salió Iwaizumi, con el bate sobre el hombro, con una mirada satisfecha, y le siguió Kuroo, quien se sostenía un lado de la cabeza con la mano.

—Oikawa, ¿tienen filete o algo? — preguntó el pelinegro señalando el refrigerador de la cocina.

—Usa las bolsas de hielo, no nuestra carne, maldito lunático — avisó Hajime adentrándose en su habitación para dejar el bate en su lugar.

En lo que Kuroo iba a la cocina, Oikawa y Bokuto rieron nuevamente, hasta que el primero se recostó sobre la mesa, perdiendo los ánimos de repente.

—Vieron esa noticia — dijo Kenma de la nada —, y comenzaron un partido de UNO.

Señaló las cartas de colores sobre la mesa, que Oikawa miró con desgana.

—Bueno, Iwa-chan no me ha contagiado tanto sus manías violentas, así que buscamos otra forma de pasar el rato y no pensar en eso — se explicó encogiéndose de hombros, con la mejilla contra la mesa de madera.

Bokuto lo miró de lado.

—Ahh, pero no te deprimas así, Oikawa.

—No es depresión, es ira contenida — corrigió Tooru como si fuera de lo más obvio —. Este semblante triste mío es lo único que evitar que vaya a la casa de Ushiwaka y le parta la cara.

—Amigo, no harías eso ni con toda la cafeína del distrito — le dijo Kuroo echándose en el sofá ajeno —. Eres demasiado niño bueno como para hacer eso.

Oikawa lo miró con un tic en el ojo.

—Cierto, Oikawa — dijo Bokuto arqueando una ceja —, tú estilo es más… destrozarle la cara con una pelota de vóley.

El nombrado rio con sorna.

—Lo intente ¿recuerdas? — dijo con ironía —. Hace un mes, cuando lo enfrentamos y nos destrozó — plantó el puño sobre la mesa —, como moscas.

Bokuto frunció los labios.

—Cielos, nunca te había visto tan negativo desde la secundaria — comentó Iwaizumi llegando y apoyándose en la mesada de la cocina —. En serio, tu enojo, depresión o lo que sea se siente, y no de un modo muy bueno, a decir verdad.

Oikawa resopló.

—Bueno, Iwa-chan, cuando ves a tu némesis en TV nacional aceptando la oferta de la sub-21, en vivo y en directo desde un televisor de porquería — señaló el televisor de porquería, que no era tanto de porquería, era un led de 32 pulgadas bastante decente —, sentir enojo, depresión o lo que sea es muy fácil.

Volvió a estampar la cara contra la mesa, y ahí se quedó.

Los demás chicos se miraron entre sí, sin saber muy bien que hacer. El semestre había terminado, y no empezaría el nuevo ciclo universitario hasta dentro de dos meses. Y la idea de tener a Oikawa en estado depresivo por todo ese tiempo no les agradaba, porque tener a un Oikawa depresivo durante ese tiempo era casi tan malo como tener a Bokuto depresivo por 5 minutos, o al menos eso pensaban Iwaizumi y Kuroo, incluso Kenma lo pensaba.

—Vamos, Oikawa — dijo Iwaizumi acercándose a la mesa —, tendrás 2 meses para reponerte. No vas a estar todo ese tiempo en esta situación.

—Solo mírenme — dijo con voz amortiguada por tenerla pegada contra la mesa.

Kuroo rio un poco desde el sofá.

—Bueno, el lunes llega Akaashi, seguramente él debe tener una manera de reanimar a ex capitanes deprimidos — comentó —, de todos modos, tuvo que tratar con Bokuto, que es mil veces peor que Oikawa. Ya se le ocurrirá algo.

—¡Hey! — se quejó Bokuto.

Por lo que sabían Oikawa e Iwaizumi, el antiguo compañero de Bokuto de la preparatoria, Akaashi Keiji, iba a llegar el lunes a empezar a vivir con los otros tres. Al parecer lo habían mandado un año a américa para que aprendiera inglés, por alguna decisión rara de sus padres. Pero decisión más rara era la de decidir de vivir con ese par de locos y con Kenma, eso al menos a los ojos de Oikawa e Iwaizumi.

—Creo que antes de hablar sobre la depresión de Oikawa-san… — dijo Kenma dejando el bol de palomitas en la mesa.

—Gracias por ponerme a un lado, Kenma-chan — le cortó el aludido aun con la cara contra la mesa.

—…deberían arreglar primero eso — ignoró a Oikawa, y señaló el agujero de metro y medio en la pared.

Iwaizumi se cruzó de brazos.

—Cierto, ¿qué rayos piensan hacer con eso, por cierto? — cuestionó hacia el par de idiotas con mirada grave.

El par de idiotas se miró, uno desde la silla y el otro tirado en el sofá. Al final fue Kuroo quien se levantó de donde estaba y caminó a la cocina solo para dejar la bolsa de hielo en el lavadero, para después dirigirse a la habitación de Iwaizumi rápidamente, confundiendo a los demás. Menos a Oikawa, que ni veía lo que hacía. Y después de unos segundos, antes de que alguien preguntara cualquier cosa, Kuroo salía por el pasillo con el bate de Iwaizumi en el hombro, caminando con paso relajado hasta llegar al agujero de la pared.

Iwaizumi y Bokuto entrecerraron los ojos.

—¿Kuroo? — dijo Bokuto.

Y el nombrado tomó bien el bate entre las manos y miró el agujero mientras balanceaba los brazos. Iwaizumi abrió los ojos como platos mientras Kenma se movía, increíblemente, como relámpago para ocultarse tras de él.

—Kuroo — dijo Hajime —, no pensaras…

Y antes de que pudiera terminar lo que iba a decir, Kuroo ya estaba golpeando la pared con el bate, rompiendo la parte superior del agujero, haciéndolo más grande.

Ante el ruido, Oikawa salió disparado desde su sitio y se escondió tras Iwaizumi, y Bokuto le siguió, mirando asombrado como Kuroo hacia trizas la pared. Todos estaban demasiado impactados como para decir algo, mientras el más alto solo golpeaba y golpeaba, agrandando el agujero, hasta que después de un momento ya estaba casi de su tamaño.

—Falta un poco más — dijo intrépidamente antes de golpear los bordes del agujero.

Ni siquiera Iwaizumi podía salir de su estado de shock para noquear a Kuroo y detenerlo. Oikawa miraba todos los destrozos que quedaban en el suelo, y le preocupaba más el hecho de tener que limpiar después que la destrucción de su pared.

Al final, quedó un agujero de casi dos metros de alto y 80 centímetros de ancho.

Kuroo era un demente, y ese maldito bate parecía estar hecho de adamantio puro pues no tenía casi ningún rasguño. No se había demorado ni cinco minutos en hacer semejante idiotez, e Iwaizumi no se había demorado ni 5 segundos antes de explotar.

—¡¿Qué carajo, Kuroo?!

—¡Bastardo psicópata! — exclamó Oikawa jalándose los cabellos — ¡El maldito muro, idiota!

Kuroo sonrió, con el bate sobre el hombro.

—Ja, ya te animaste — señaló.

Bokuto tuvo que tomar a Iwaizumi de los brazos para que no le saltara encima y le rompiera la nariz, porque conociéndolo, y tomando en cuenta una anécdota pasada, sí era capaz de hacerlo.

—La verdad, es que ya estaba pensando en la idea de unir nuestros departamentos — explicó Kuroo —, por eso lancé a Bokuto contra la pared.

Bokuto ahogó un grito.

—¡Hablamos de eso el otro día, pero pensé que era en broma! ¡¿Desde cuándo tú dices cosas en serio que suenan a broma?!

—¿Y de dónde sacaste la fuerza para lanzarlo así? — preguntó Oikawa curioso de repente.

Iwaizumi lo miró, y Oikawa entendió que se estaba desviando del tema, así que volvió a gritarle.

—¡Eres un maldito lunático! — exclamó —. El suelo ha quedado hecho una porquería, ¡más te vale limpiar este desastre!

Mientras su compañero de piso lo miraba con decepción en los ojos, Kuroo rio, dejando el bate por ahí.

—Ya limpiaré, ya limpiaré — dijo mientras caminaba hacia el pasillo.

Como Bokuto vio que Hajime no pensaba matar a Kuroo por el momento, fue libre de soltarlo y dejarlo a sus anchas. En eso, Oikawa fue hasta quedar frente al agujero, y levantó el bate entre sus manos. Tenía diminutas abolladuras, casi invisibles. Agitó el bate entre sus manos, pensativo.

—Si golpeo con esto a Ushiwaka, ¿solo lograré noquearlo o su cabeza saldrá volando?

Iwaizumi resopló mientras Bokuto reía apenas, Kenma ya se había acomodado en el sofá del departamento ajeno, revisando su celular. El más alto se acercó a Oikawa, quien daba golpes suaves al aire con el bate.

 —Muy bien, ya basta — dijo quitándole el bate de las manos —. Tu ira contenida disfrazada de depresión va a deprimirme también — lo miró de lado —. Te tengo una propuesta, pero vas a tener que esperar al domingo en la noche.

—¿Por qué en domingo en la noche? — preguntó arqueando la ceja.

—¿Por qué Kuroo me lanzó contra la pared?

Oikawa resopló.

—Deja de responderme de esa forma…

Bokuto rio.

—Son intenciones camufladas — respondió, haciendo un gesto con la mano, como si demostrara la obviedad del tema.

—Tus intenciones camufladas me huelen a allanamiento y homicidio, Boku-chan.

Bokuto arqueó las cejas varias veces, confundiendo a Oikawa.

—Te diré de que trata el domingo — volvió a decir —. Pero hasta entonces, tienes que mantenerte feliz, o no hay trato ¿bien?

Los hombros de Oikawa cayeron. Bokuto lo miró con insistencia, y a Tooru lo invadió la extraña sensación de curiosidad, y por querer, simplemente rodó los ojos, antes de mostrarle una diminuta sonrisa forzada, y su amigo se conformó con eso.

—Perfecto, le subiste el ánimo — dijo Iwaizumi arrebatándole a Bokuto el bate —, ahora si me disculpan…

Caminó hacia el pasillo, justo cuando Kuroo venía con una escoba en mano. Iwaizumi no dudo y levantó el bate, y el más alto se dio cuenta de que iba a golpearlo de nuevo, así que corrió, y en cuestión de nada estaba empezando de nuevo otra persecución.

Los otros dos se hicieron a un lado y se fueron hasta el sillón en frente de Kenma.  Bokuto reía por la persecución y los gritos de horror de Kuroo y los gritos de ira de Iwaizumi. Tooru sintió un golpe nuevamente bajo sus pies, y pensó que no le sorprendería que alguien llegara a callarlos de una vez por todas.

Sin darse cuenta, ya había comenzado a reír también, olvidado por un momento que la pared de su apartamento ahora tenía un agujero gigante, que posiblemente los regañarían por el alboroto más tarde. Olvidando como nuevamente Ushijima estaba dos pasos por delante de él. Pero tanto daba. Como le dijeron, tenía dos meses para reponerse, y salir adelante. Y ese montón de locos que tenía por amigos solo le indicaba que dejara de pensar, ya tendría tiempo para desquitarse después.

En ese momento solo quería reír y olvidar. Y tanto se concentró por olvidar el pasado y dejar de pensar en el futuro para disfrutar del presente que, no se dio cuenta de un pequeño detalle presente en la persona a su lado.

Ese detalle lo notaria en unos meses, pero no lo mencionaría.

Y esa debió ser, definitivamente, la peor decisión que tomó jamás.

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Notas finales:

No pongo título al capítulo porque entonces deberé buscar títulos para todos los próximos capítulos, que la verdad, no tengo idea de cuantos serán.

Ahora, esto será BokuOi porque me moría por hacer algo de ellos, para mí y para cualquier amante de esta rara pero hermosa combinación. Así que me puse a pensar, en que podría hacer. Y después de un largo rato filosofando, llegó la idea de relacionar un suceso pasado con Oikawa, y escribir algo así sobre Bokuto.

No sé si me doy a entender, pero no debo hacerlo igual, o les contaría todo. Y si alguien lo entiende, dígame, que se merece un premio.

Ahora, dejando a un lado la seriedad xD si llegaste hasta acá es porque leíste cada parte de este capítulo introductorio, si es que se le puede decir así, y te agradezco por ello. Este proyecto ya esta en fanfiction y Wattpad, y mis actus son los domingos, cada dos semanas, pero como ya tengo capis vendré de nuevo el proximo finde si noto interés. Nos leemos hasta entonces, espero les haya gustado :3

Los reviews son bienvenidos y agradecidos, tanto si les gustó el capítulo tanto como no (? Comentario es comentario, y yo los aprecio un montón

So, nos leemos~

Layla Redfox fuera!

:3

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PD: búsquenme y agréguenme a Facebook :D si desean, claro xD y avísenme, yo los aceptare :3

 

 


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