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Como un cuento de Hadas por BLUEALONE

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Notas del fanfic:

 

En verdad me divertí mucho haciendo este fic xD y es que soy muy ridicula y me gusta el romanticismo de las princcesas jajajaja

 

Quería algo diferente en los fics de Yuuram pues la mayoria son tristes, así que les traigo algo divertido *w* 

¡Espero les guste!

Notas del capitulo:

Es mi primer fic Yuuram, así que espero les guste! 

Disfrutenlo!

 

 

 

 

 

 

 

Era una preciosa mañana en el castillo Pacto de Sangre, pero como siempre…

- ¡Tú, maldito infiel!

- ¡Aaaaaah! ¡No, por favor, Wolfram, juro que no es nada!

 

Las voces del joven Von Bielefeld y el Rey Yuuri retumbaban en todo el castillo mientras corrían de un lado a otro, uno huyendo y el otro corriendo tras él.

- No de nuevo… -dijo Gwendal desde su despacho.

- ¡Ah! Tenga cuidado su majestad… -decía un llorón Gunter – Se puede lastimar… ¡Ah! Ese mocoso egoísta… -lloraba de nuevo, tocándose el pecho a punto de darle un paro cardiaco.

- ¡¿Cómo que te está invitando ese príncipe a su castillo?!  ¡¿Y porque se están enviando cartas, Eh?! ¡¿Me estás engañando de nuevo?! –gritó y arrojó un león de fuego hacia el joven moreno.

- ¿Cómo crees, Wolfram? ¡Yo nunca te he engañado, detenteeeee!

 

Entonces Conrad apareció y salvó al joven rey que yacía tirado en el suelo, antes de que el fuego lo alcanzara.

- ¡Majestad! ¿Se encuentra bien?

- Ah… muchas gracias, Conrad. –suspiró aliviado.

- Wolfram, contrólate o en verdad podrías lastimar a su majestad.

- ¡Jum! –se cruzó de brazos y se volteó.

 

Yuuri se puso de pie.

- Su majestad, acaba de llegar una carta del Reino Esmeralda. Están siendo atacados.

- ¿El reino esmeralda? Reino Esmeralda, Reino Esmeralda…No los recuerdo…

- Es un reino pequeño su majestad, pero tiene muchas riquezas, es uno de los principales proveedores de piedras preciosas al castillo Pacto de Sangre y todo Shin Makoku.

- Ya veo, ¡Vayamos enseguida!

 

Acto seguido, se  pusieron en marcha junto con algunas tropas hacia el desconocido Reino. Al llegar, había fuego por todas partes, las personas estaban siendo evacuadas por algunos generales del reino esmeralda, quienes vestían de ese mismo color los desaliñados uniformes. El gran Maou no tardó en salir y pronto el fuego se extinguió, mientras las tropas y los demás se encargaban de derrotar a los bandidos.

Al terminar esa pequeña batalla, todos se dirigieron con el Rey de esas tierras. Era un hombre joven, pelirrojo y de aspecto gentil.

- Siento mucho haberle causado molestias, su majestad.

- No se preocupe, señor…

- Marcel, su majestad. No habíamos tenido el placer de conocernos.

- Así es –continuó Conrad- El Rey Marcel acaba de ocupar el trono hace unos meses, y este precioso país es rico en piedras maravillosas, como le habíamos comentado.

- Es verdad, Su majestad. Por tal motivo es común que los bandidos vengan intentado robar nuestras riquezas. Pero esta vez fue diferente.

- ¿Qué sucedió? –interrumpió Gwendal.

El nuevo Rey Marcel se puso de pie.

 

- Es por la piedra preciosa que acabamos de descubrir.

- ¿Una piedra? ¿Y qué tiene de especial? –preguntó el Rey Yuuri.

- En estas tierras, ha existido por años una leyenda, sobre una piedra en forma de flor espinosa, que contiene un endemoniado poder. Quienes estén frente a ella estarán atraídos y desearán tocarla, pero si la tocan, caerán en un sueño indefinido. Se dice que esta piedra ha dormido hasta los más poderosos demonios y se ha quedado con sus poderes. Al parecer no ha existido nadie que haya podido controlarla.

- Entonces… Esa piedra probablemente esté llena de las almas de esos mazoku. –dijo Gwendal.

- Así es, pues a pesar de vivir cientos de años, los cuerpos de estos se van descomponiendo si no son resucitados. Afortunadamente logramos guardarla en un lugar seguro de este castillo, pero no permitimos que nadie se acerque.

- Es un gran alivio que no hayan tenido pérdidas –mencionó con una suave sonrisa Conrad.

- No es así… -dijo el joven Marcel- Sí perdimos a varios soldados al traerla. Algunos de ellos pudieron ser resucitados, otros no.

- ¡¿Qué?! ¿Pudieron resucitarlos? ¿Cómo? –preguntó el asombrado Maou.

- Con un beso… -cerró los ojos el Rey de Esmeralda.

- ¡¿QUÉ?! –gritaron todos al unísono.

 

El joven pelirrojo sonrió.

- Pero no cualquier beso. Descubrimos que solo con el beso del verdadero amor, ellos podían resucitar, desafortunadamente muchos de ellos no contaban con una persona así en sus vidas.

- Vaya… -dijo el Maou – Eso sí que parece un cuento de hadas…

- ¿Verdad? –le sonrió Conrad, pues conocía esas cosas de la tierra.

- De nuevo lamento haberlo molestado con todo esto, su majestad. Les ofrezco quedarse esta noche en el castillo y así pueda partir descansados por la mañana.

- Muchas gracias, Rey Marcel.

 

Aunque continuaban preocupados por lo ocurrido, decidieron que el Reino Esmeralda debía encargarse de la piedra, pues allí pertenecía. Pronto se acomodaron en las habitaciones, y como siempre Wolfram compartiría alcoba con Yuuri.

- Esto parece un cuento de hadas, ¿Sabes?

- ¿Hadas? ¿Qué son? –el rubio se acomodó al lado del Maou en la cama. Quien de inmediato enrojeció por su cercanía y se alejó haciéndose el tonto.

- Cuentos de hadas, son historias escritas en la tierra de dónde vengo, hay muchos príncipes, que tienen que salvar a princesas y la única forma es con un beso de amor verdadero. No sin antes pasar por duras pruebas y entablar una batalla con el enemigo.

- oh…  Así que un cuento de hadas…

 

Wolfram se quedó pensativo y pronto imaginó a Yuuri vestido imponentemente con su corona, montado en su caballo Ao, con Morgif en mano, dispuesto a salvarlo, pasando por diferentes pruebas. Entonces enrojeció y comenzó a reír.

- Ah… debilucho… -empezó a dar vueltas en la cama mientras abrazaba una almohada.

- ¿Q-que? ¿Qué te estás imaginando, Wolfram?

Entonces el rubio salió de sus pensamientos e hizo un puchero.

- Pero tú eres un debilucho, nunca podrías salvarme, tendría que ser yo el que te salve a ti…

- ¡¿Qué?! ¿Pero qué dices? ¡Yo soy el gran Maou! –carraspeó la garganta y entonces Wolfram lo miró ilusionado. - ¿Eh? Ah… lo que quiero decir es… Que si soy fuerte. Y si… podría salvarte.

 

Wolfram lo miró con sus bellos ojos verdes y Yuuri también, quienes compartieron una sospechosa aura de pronto. El rey tragó saliva, nervioso.

- Pe..pero… Tú no eres una princesa, así que…

- ¡Pero soy tu prometido! –gruñó el rubio y le arrojó una almohada en la cara, haciéndolo caer de la cama. - ¡Buenas noches! –le dio la espalda recostado. Yuuri suspiró y se incorporó a la cama también.

 

Pronto pasaron las largas horas y todos en el castillo dormían, cuando Wolfram se despertó al escuchar unos pasos afuera de la habitación. Se levantó pronto y se puso su uniforme. Se asomó discretamente por la habitación y vio algunos hombres que iban rumbo al fondo del castillo. Al parecer no tenían intención de atacar al Maou, venían, por algo más…

- ¡La piedra! –se dijo a sí mismo y cerró la puerta para dejar seguro a Yuuri ahí dentro. Entonces un bandido pudo verlo y antes de que pudiera atacarlo, Wolfram lo noqueó, dejándolo inconsciente.

 

El rubio comenzó a seguir a los otros bandidos sigilosamente, eran pocos así que pensó que podría vencerlos. Al parecer ya sabían la ubicación de la piedra y se dirigieron a una parte profunda del castillo. En un pedestal de mármol, se encontraba una piedra grande, con un brillo como el del sol, pero color plateado, lleno de las que parecían espinas largas y bellas. De ella emanaban voces.

- Es ésta. –dijo uno de los bandidos.

- Tráela. – ordenó el que parecía ser el líder.

- Pe…pero señor… si la toco…

- ¡Tráela, dije!

 

Poco a poco los mazoku bandidos intentaron tomarla, pero uno a uno comenzó a caer en el profundo sueño que el joven Marcel mencionó.

- Idiotas. –dijo el líder.

- Tienes razón, lo son- salió el rubio con cara de ángel de su escondite. – No te permitiré que te lleves esta piedra, bandido. –se abalanzó sobre él con la espalda en mano y comenzaron el duelo.

 

El bandido era igualmente bueno con la espada y pronto ambos disparan sus fuerzas. Wolfram atacó con violencia como de costumbre y en un accidente hizo que la piedra  cayera de su pedestal, aunque esta no se rompió Wolfram quedó en una situación peligrosa, a lo cual el bandido sonrió y lo atacó ferozmente para que el bello joven retrocediera y se  pinchara con las espinas de la flor.

- ¡Ah! –gritó al pincharse la pierna con la espina y sangrar. Pronto el poder el fuego comenzó a salir de su cuerpo junto con su alma y estas fueron absorbidas por la piedra. Dejando a un Wolfram dormido en el suelo.

- Sabes, cuando estás dormido, eres como un bello ángel. Creo que te llevaré, serás mi trofeo.  –dijo acariciando la mejilla de Wolfram.

 

Sacó una misteriosa manta que llevaba símbolos ilegibles.

- Esta manta fue hecha con los cabellos de un poderoso monstruo, y también purificada en aguas del mar rosa. Por eso esta piedra no podrá hacerme nada.

 

Envolvió la piedra en el manto y después recogió el cuerpo delgado de Wolfram, para después huir en su caballo.

 

 

 

Al día siguiente.

- ¡¿Qué?! ¡¿Cómo que Wolfram fue secuestrado?! ¿Y se llevaron la piedra? Pero pensé que nadie podía tocarla. –preguntaba Yuuri desesperadamente al Rey Marcel.

- No tengo idea de cómo pudo el líder de los bandidos llevársela, pero aun así sus secuaces si quedaron dormidos y sus cuerpos yacían en el lugar.

- ¿Y por qué se llevó a Wolfram? –preguntó preocupado el Maou.

- Eso… no lo sé, su majestad.

- Su majestad, sabemos que Wolfram posee una hechizante belleza, y es común que las personas se queden enganchadas con él cuando lo conocen. –comentó Conrad a Yuuri.

- Comienzas a sonar como tu madre… -susurró- En todo caso… ¿Crees que él no haya sido afectado por la piedra?

- No podría asegurarlo… Al ser un demonio de fuego poderoso, quizá el bandido desee ese poder. Probablemente planee intentar controlar los poderes de la piedra.

- Debemos ir por él. –dijo decididamente. - ¡No dejaré a Wolfram en manos de esos bandidos!

Ante tales palabras todos sonrieron.

- Se ve que ama mucho a su prometido, su majestad. –sonrió con ternura el Rey Marcel.

- ¡¿Q-Que?! B-bu-bueno, yo… no… -su cara se puso roja.

- No se preocupe, salvaremos al prometido del Gran Maou cueste lo que cueste. No permitiremos que nadie los pueda separar jamás, por mi honor como Rey de Esmeralda.  –se puso la mano en el pecho.

- Ah G-gracias…ja-ja-ja… -rio nerviosamente el joven rey Yuuri.

 

Entonces todos se fueron con destino al bosque, de acuerdo a las afirmaciones de la gente del pueblo que habían visto al ladrón y a Wolfram. Ya habían pasado varias horas y cada vez era más difícil saber en donde se encontraban. De pronto, se escuchó un movimiento de las ramas de árbol.

- ¿Qué fue eso? –preguntó Yuuri.

- Tengan cuidado –dijo Marcel- Este bosque guarda a creaturas peligrosas… No debemos molestarlas… -se detuvo en seco pues de pronto aparecieron, rodeándolos, un ejército de humanos, o mejor dicho bandidos.

- Son demasiados… -susurró Gwendal.

- Podremos contra ellos. –respondió Conrad- Majestad, quédese detrás de nosotros. - ¡Ah! –gritó y se abalanzó hacia los bandidos al igual que Gwendal, Yozak y los soldados de Marcel.

- ¡Tengan cuidado! –gritó Yuuri mientras retrocedía en su caballo Ao, y entonces, fue atrapado por una especie de creatura con grandes pezuñas, parecido a una lagartija gigante. - ¡Aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaah!

- ¡Majestad! – gritó Conrad inmediatamente pero esta creatura se llevó a Yuuri a lo profundo del bosque y los demás no pudieron seguirlo pues se vieron rodeados por los bandidos.

 

El de cabellos negros comenzó a gritar y forcejear y en el acto escapó de las garras de la creatura y se escondió entre los arbustos. Fue entonces cuando descubrió a más bandidos. Parecía ser el camino correcto hacia la guarida del que se llevó a Wolfram y la piedra. Yuuri tenía a Morgif, pero… ¿Sería posible poder derrotarlos? Aun no podía controlar bastante bien su poder, y aunque lo hiciera, al parecer en el camino habría más de ellos.

- ¡No hay opción! Debo rescatar a Wolfram. –Susurró- ¡Aaaah!- salió de su escondite y los bandidos lo vieron.

- ¡Con que estabas escondido, sabandija! –gritó uno de ellos y rápidamente se lanzó a luchar con su espada. Pronto el resto se le unieron y Morgif comenzó a balbucear preocupado.

- ¡Morgif, por favor, no es el momento de reclamos! ¡Ayúdame te lo suplicooo! –lloriqueó.

De pronto el rostro de Morgif se tornó serio y un hermoso color azul rodeó su filo, al parecer el Maou le transmitía de su Maryouku y esta comenzó a volverse poderosa y  cada espada que tocaba se disolvía en un solo golpe, como hielo al romperse.

- Morgif… -le vio atontado. Sonrió- ¡JA! ¡Ahora quien está en desventaja, ¿Eh?!

Los bandidos lo miraron aterrorizados y corrieron lejos.

- ¡¡Uf!! Menos  mal. –se limpió el sudor de la frente - ¡Gracias Morgif! ¡Yossh! ¿Este será el camino? Ahora todo se ve confuso en este bosque…

 

Yuuri subió con cuidado a la copa del árbol y pudo ver… ¡¿Una torre?!

- Esto tiene que ser una broma… -se sonrojó. – Ya no sé si debería llegar hasta allá arriba…

 

Se imaginó a él mismo, con un traje negro pero mucho más radiante y lleno de piedras preciosas, como todo un príncipe, llegando a la alcoba en el último cuarto de la torre más alta, donde yacía un hermoso rubio con un vestido de encajes color rosa. Sus labios del mismo color tenían una pequeña sonrisa mientras dormía plácidamente. El joven de cabellos negros se arrodilló y le tomó la mano al rubio. Se acercó lentamente a su rostro y…

 

- ¡Noooooooooooo! –gritó y luego se cubrió la boca.- Tonto, no grites… ¡Ah! Pero esto no puede ser… Cuando llegué veré la forma de despertarlo, pero yo ¡Definitivamente no lo besaré!

 

Bajó del árbol y caminó sigilosamente por el bosque. Al parecer ya no había más soldados, eso era muy extraño. Todo se volvió totalmente silencioso cuando estaba a punto de llegar al pie del viejo castillo. Entonces, escuchó el crujir de unas ramas.

- ¿Eh? –se giró y vio de nuevo a la lagartija gigante- ¡Aaaaaaaaaaaaaaaaah! –corrió despavorido mientras la lagartija lo comenzó a seguir.

Se metió al viejo castillo y unos pocos bandidos se encontraban allí, al parecer no era un gran número pues pocos eran capaces de pelear contra esas creaturas. Sin embargo  todos se abalanzaron al igual que la creatura sobre él.

- ¡Morgif, de nuevo necesito tu ayuda!

- Ahguwabugaa… -balbuceó.

- ¡¿Qué?! ¡¿Acaso ya te cansaste?! ¡Aaaa! –la lagartija le arrojó la gigante cola y por suerte alcanzó a esquivarla pero este golpe destrozó una parte del viejo castillo y algunos bandidos quedaron bajo las piedras. - ¡Tu! –le gritó a uno de los restantes- ¿Dónde está Wolfram?

El viejo sonrió malicioso.

- Está muerto.

 

Yuuri palideció.

- ¡No es verdad! ¡Dime donde está! –gritó furioso y se lanzó con Morgif en mano.

- ¡¡Jajajajaja!! –reía estruendosamente el bandido y esquivaba sus técnicas - ¡Para ser el Maou eres demasiado débil!  - lo sujetó por la espalda y comenzó a ahorcarlo con el brazo.

- ¡Aghh!

Comenzaba a perder la consciencia, cuando… el espíritu del Gran Maou apareció.

Sus cabellos crecieron y su voz se hizo ronca.

- Los bandidos son seres miserables que se aprovechan de otros… -comenzó a hablar y dragones de agua aparecieron y sujetaron a los bandidos que lo rodeaban. La lagartija gigante lo veía atontada y asustada. – ¡Arrepiéntanse de sus pecados! –la fuerza del agua los apretó hasta dejarlos inconscientes y dejándolos caer.

Yuuri cayó de rodillas.

- Aún no… -susurró- No pudo darme p-por vencido… Debo… encontrar… a Wolfram. –sujetó a Morgif con sus manos temblorosas. Quería levantarse para correr hacia las escaleras que se dirigían a la Torre, pero sentía desfallecer, cuando de pronto, la lagartija gigante lo subió en su espalda. - ¡Ah! ¡Tú! – la lagartija pareció mostrarle lo que parecía una sonrisa. - ¡Gracias! ¡Vamos a lo más alto de la torre! – dijo decididamente y la lagartija subió pegada a las paredes hasta lo más alto. Yuuri se metió por la pequeña ventana de la torre. Al entrar cayó de sentón. Levantó la mirada y efectivamente, era un misterioso cuarto con una gran cama cubierta por cortinas de fina seda, aunque notoriamente vieja y empolvada. Yuuri tragó saliva. Se levantó del suelo y se acercó lentamente a la cama.

- Por favor que no tenga vestido rosa…-susurró. Abrió la cortina y visualizó a un bello Wolfram, con el uniforme azul de siempre, dormido con una paz inmensa.

- Wolfram… -se inclinó y tocó su frente, la cual estaba fría, al igual que su cuerpo. - ¡Oh no!

 

Entonces se escuchó el sonido de la puerta abrirse.

- ¡Tu! ¡Acabaste con mi ejército, maldito! – era el líder. Sus ojos estaban rojos. Al parecer había pasado demasiado tiempo al lado de la piedra mágica y se había vuelto loco.

- ¡Ya basta! ¡No permitiré que sigas haciendo más fechorías! ¿Listo Morgif?

- ¡Mbhguaguhbha!

- ¡Aaaaaaaah!

- ¡Aghhh, niño idiota!

La espada de nuevo se tornó con brillos azules y pronto desarmó al líder de los bandidos. Todas sus armas se rompieron en pedazos al igual que su escudo.

- ¡Ríndete! –gritó Yuuri. Pero el viejo quien seguía posesionado por la ambición, intentó golpearlo, pero acabó siendo noqueado y cayó inconsciente.

 

Yuuri suspiró. Giró a ver a Wolfram. ¿Qué debía hacer?

Se acercó a la cama mientras lo miraba angustiado. ¿Debía… besarlo? ¡No, eso no! Sujetó su mano y de nuevo la percibió fría.

- No… Wolfram… No mueras…

 

Aunque lo besara… ¿Qué tal si no era su amor verdadero? Es verdad que estaban comprometidos, pero… todo había sido un accidente. Aunque… desde que se habían conocido todo cambió. Wolfram ya no era el mismo niño egoísta de un principio, y siempre le demostró estar a su lado en las buenas y en las malas rachas. Tal vez… Comenzaba a sentir algo por él, pero… ¿acaso sería suficiente?

- Debo intentarlo… -susurró mientras sostenía la suave mano de su prometido.- No puedo dejar que muera…

 

Se sentó en la cama y le movió suavemente el cabello del rostro, acariciándolo a su paso.

- Wolfram, despierta… Quiero escuchar que me llames “debilucho” otra vez… -susurró con los ojos húmedos y se acercó lentamente a sus labios hasta acabar en un hermoso beso.

 

-¡Majestad! –gritó Conrad. Todos habían llegado en ese momento y pudieron presenciar el maravilloso beso de amor verdadero.

- ¡AAAAAAH! ¡¿Qué hacen aquí?! –gritó Yuuri.

- ¡Ah! El amor es algo inigualable. –sonrió conmovido el Rey Marcel.

Sin embargo el rubio no despertaba. El rostro de Yuuri se tornó doloroso.

- Yuuri… -susurró Conrad entristecido.

El joven Maou se armó de valor y apretó los puños.

- Como esto no funcionó, debemos buscar otra forma de despertarlo…

 

Los presentes le miraron entristecidos y asintieron.

- Ah… -se escuchó un leve quejido- …Debilucho. –era lo voz de…

- ¡Wolfram! –gritó Conrad alegremente.

- Wo-Wolfram… -Yuuri se volvió a él con un notorio sonrojo en sus mejillas. – E-estas despierto.

- ¿Qué sucedió? –se incorporó lentamente.

- ¡¿Eh?! Bu-bueno… -la cara el Maou se puso toda roja y entonces todos comenzaron a reír.

 

 

Pronto volvieron al Castillo de Marcel y destruyeron la piedra con el poder del Maou, pues se decidió que era un peligro que siguiera existiendo. Algunos de los soldados de Marcel que habían sido afectados despertaron. Todo volvió a la normalidad y con ello Yuuri y los otros volvieron a Shin Makoku, pero nadie le decía nada a Wolfram sobre lo ocurrido.

- ¡Alto ahí! –detuvo el rubio a su prometido, el Rey, antes de que se escondiera en su despacho con Gunter. El pelinegro tembló. – Dime que pasó en el Reino Esmeralda.

- ¿No lo recuerdas?

- Yo… recuerdo haber sido pinchado con la piedra. Y después… -entonces todo cobró sentido. – Yuuri… ¿Acaso tú…? –sus pálidas mejillas se tornaron rosadas y sus ojos comenzaron a brillar.

- ¡¿Qué?! No sé a lo que te refieres…  Yo no hice na-sus palabras fueron interrumpidas por un cálido beso.

- Mentiroso.

- Wo-Wolfram… -lo miró sonrojado. El rubio de nuevo se acercó a él- N-no…¡Aaaaaa, detenteeee! –cerró los ojos.

Entonces ambos cayeron por la puerta del despacho, con el rubio encima de Yuuri abrazándolo del cuello.

- ¡Ay, no, su majestad! ¡No puede seeeeeeeeeeeeeeeeeeeer! –lloriqueó un desgraciado Gunter al ver a la hermosa pareja.

 

 

FIN

 

 

 

Notas finales:

 

 

Gracias por leer! *w*

 

Espero sus comentarios! 

Saludos a todas las fanáticas  del Yuuram!


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