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Entre él, tú y yo. por Aria Rovimare

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Notas del fanfic:

Naruto pertenece a Masashi Kishimoto, yo solo utilizo a sus personajes para darle vida a mi dramática imaginación. 

Notas del capitulo:

Este es el primer capítulo de un nuevo dramón que explotó en mi cabeza. Espero que les llame aunque sea un poco la atención (a pesar de ser capítulos cortos).

No sé exactamente cuantos capítulos tendrá en total, pero puedo suponer que serán aproximadamente 10.

Está historia también está publicada en Fanfiction, peero me dio la gana y la subí aquí también (quiero probar diferentes plataformas xD)

Sin más, disfruten la lectura~  

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Él.


~Parte 1~


Naruto, el inoportuno.


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Trece años habían pasado desde que dejó la ciudad de Konoha. .


Las calles que le recibieron esa mañana, le enseñaban una Konoha llena de nostalgia a causa de los recuerdos difusos de su infancia, y sus calles se llenaban poco a poco de murmullos con el paso de las horas. La gente iba de aquí a allá, siguiendo su rutina habitual con seguridad, pero Naruto, en cambio, se dirigía a su destino con la misma incertidumbre que sintió el día que se fue del lado de su madre.


Tenía siete años cuando sucedió. Sus padres habían tenido una cuota suficiente de vida en conjunto y decidieron separarse. Si existió un motivo más profundo que ese para separarles, Naruto no lo sabía. Solo recordaba las frías manos de su madre acariciando su rostro mientras le sonreía, rodeada por esa aura gentil y un leve aroma a flores que tanto le gustaba. Le había pedido que se marchara, que sería por su bien, y él, aunque no le agradaba mucho obedecer órdenes, decidió hacerle caso solo por esa vez.


Ella siempre le recordó a la primavera, llena de nuevas esperanzas ante la llegada del verano. Sin embargo, aunque ya estuvieran en la fecha correcta, Naruto no podía decir que había vuelto a Konoha en primavera. Ese día, que pretendía ser uno de los más felices de su vida, se vio ensombrecido por una mancha en la historia de su familia de la cual jamás se había enterado. Naruto supo hacía solo una semana, que ella había fallecido cinco años atrás. Y ahora, solo siete días después, caminaba hacia el cementerio general de Konoha para despedirse del otro protagonista de sus memorias difusas.


Kakashi, su tutor legal, le guiaba por las calles de una ciudad con la que todavía no se familiarizaba del todo, vestido con un traje negro formal al igual que él. Naruto agradeció el poder marchar a pie hasta ese sitio, así tendría el tiempo suficiente para prepararse mentalmente y adentrarse con valentía en ese lugar.


Las miradas que le dirigían a medida que se acercaban al cementerio eran cada vez más difíciles de soportar. Respira… Se dijo, y tomando aire profundamente, enderezó su postura que había ido decayendo sin que se diera cuenta, debido a la atención nerviosa que estaba recibiendo. En otro tipo de circunstancias llamar la atención era grato e interesante para él, pero en una situación como aquella, significaba todo lo contrario.


Kakashi le dio una leve palmada en la espalda que le infundió seguridad, y tras unos pocos pasos, se adentró junto con un poco más de gente en el lugar.


Pocos minutos pasaron.


Quería salir de allí, pero sabía que no podía. Sabía que debió estar allí para él mucho antes de que ese preciso día llegara, sin embargo, dar con ellos -con él y con su madre- no fue nada fácil. Lo había intentado cinco años atrás, pero ningún dato confiable aparecía. Su segundo intento, en cambio, sí dio frutos… pero no los frutos que él esperaba.


De pronto se sintió agotado, apresado entre tanta gente que él desconocía, que probablemente sacaba conclusiones apresuradas y le juzgaba sin razones reales por no haber estado presente cuando se le necesitaba. La presión de una culpa que jamás vio venir del exterior, amenazaba cada uno de sus movimientos ante la percepción del reconocimiento en algunos ojos ajenos. Ojos llenos de llanto y tristeza, ojos llenos de un rencor que le culpaban por un hecho inevitable.


Tal vez, si hubiese intentado buscarle tres años atrás, o simplemente un año antes, esto podría haber sido diferente.


Cuando llegó junto al féretro tras avanzar por entre la gente, no podía distinguir ni una sola palabra del discurso que alguien estaba dando en memoria del fallecido. Solo podía ver el ataúd que contenía al niño de siete años que se aferró a su madre, negándose a marcharse junto a él y su padre; al adolecente marginado que le habían descrito en un informe hace pocos días y posiblemente, al muchacho lleno de esperanzas muertas tras el descenso de su madre cinco años atrás. La primavera se había ido para él hace cinco años. Y ahora, también se había ido para Naruto.


De pronto, sintió una mano posarse sobre su hombro y levantó la mirada hacia su lado izquierdo. Kakashi le tranquilizaba con la mirada, comprendiendo en parte sus emociones encontradas. Naruto sentía culpa, y a la vez no. Yo… no tenía como saber… se repetía. Pero de todas maneras, sentía que algo le debía.


Regresó su mirada al ataúd que ya estaba comenzando a ser cubierto con la tierra.


El sonido a su alrededor era más claro ahora, y su visión quiso dar cuenta de lo que este sonido reflejaba en el rostro de los demás. Las personas presentes lloraban, unos con más fuerza que otros. Algunos solo expresaban su sentir en la mirada triste y melancólica, mientras otros mantenían los ojos cerrados como intentando dar con algo, un sentido que jamás volvería. Cada uno de los sujetos que observó expresaban algo en su mirada…


Hasta que se encontró con el vacío atrayentede una mirada.


El tiempo se detuvo para Naruto. El sonido de la tierra cayendo sobre la madera había desaparecido, el llanto a su alrededor se había difuminado en la imagen cruda que entregaban los múltiples trajes negros y su significado. Sus mismas inseguridades -la culpa que debía sentir pero no lo hacía-  desaparecieron cuando lo encontró, una mirada igual a la suya y tan diferente a la vez.


Su corazón latió con fuerza.


La mirada no expresaba nada. No buscaba nada, porque parecía haberlo encontrado todo, y Naruto quiso conocer todo aquello que contenía, absorberlo y devolvérselo en la forma más pura que conocía, volviéndose parte de lo que este buscaba y entregárselo a él.


Entregarse a sí mismo.


Respiró con profundidad, sintiendo el dolor de la existencia expandirse por su pecho, recordándole que él aún estaba vivo.


Un segundo, dos.


El silencio interrumpido por las certeras palabras de Kakashi en su oído y una sensación desconocida en todo el cuerpo que jamás pensó llegar a conocer. Sin desviar la mirada de la oscura y vacía frente a él, Naruto lo entendió. Aun sabiendo que aquella mirada había pertenecido a Menma -su fallecido hermano gemelo que ahora sepultaban-, y aún sabiendo que la vida podía ser más cruel a cada momento con ellos y los forzaba a dar un paso hacia atrás, Naruto lo enfrentó.


Se había enamorado.


En una situación inconcebible y de manera increíble, se había enamorado y no creía poder encontrar la manera de volver atrás.


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