Nunca fui un niño lleno de amigos, en realidad pasaba todo el tiempo solo, siendo el enfoque de burla de los de mi salón, ellos solían golpearme, humillarme y hacer que sintiera a mi mis simples 8 años un enorme odio, hacia ellos, hacia mi, incluso hacia mis padres a quienes no les importaba.
Mas no era solo el odio lo que gobernaba mi ser, si no también mis profundos miedos, solia temerle a todo, por muy pequeño que fuese, sin contar que siempre me sentía perseguido , observado por mas solo que estuviera.
Papá solía estar todo el tiempo de “viajes de negocios” con su secretaria, mientras que mi madre hundida en la miseria y la soledad solía golpearme hasta el cansancio, claro fin al cabo no estuviera perdida entre botellas de alcohol, entonces todo cambiaba ella era dulce, incuso solía abrazarme y decirme que me amaba, hasta que regresaba ala sobriedad y mi gran parecido con mi padre le obligaba a golpearme.
Las cosas continuaron así, hasta mi cumpleaños numero 10, mi madre había insistido. (mientras se encontraba en su estado de ebriedad) de invitar a todos los compañeros de mi clase para celebrar mi cumpleaños y así totalmente ebria llamo a casa de mis compañeros invitándoles.
Nadie llego, cosa que no me sorprendió en lo absoluto, era predecible, ¿quien en su sano juicio dejaría ir a sus hijos ala casa de una alcohólica?.
Mi madre había intentado hacer un “delicioso banquete” para mi y para los invitados que creería que llegarían, mas termino dormida o mas bien desmayada por su estado en la barra de la cocina,
Salí al patio trasero de mi casa, después de intentar marcarle a mi padre, con la ligera esperanza que al menos el me felicitara, mas contesto molesto diciendo que estaba demasiado ocupado mientras que a lo lejos se podía escuchar con claridad la voz de su secretaria llamándole ala cama.
Comencé a columpiarme en un intento de columpio que había construido yo mismo con una llanta, y colgado del viejo árbol que estaba en aquel patio trasero, mantenía mi miraba baja, intentando evadirme mis pensamientos, imaginando otra vida, otra familia, una donde me amaran y no hubiera mas golpes y soledad, sin darme cuenta lagrimas comenzaron a rodar por mis mejillas una tras otra… mi corazón me dolía, sentía como si estuviera rompiéndose dentro de mi pecho.
Yo no era de los que solían llorar , generalmente solía tragar mi ira mi dolor y sufrimiento, pero ese dia… ese maldito dia.. por fin habían logrado quebrarme…..
Llore como nunca en aquel columpio improvisado, tapando mi rostro por la vergüenza, sabia que nadie podía verme o le interesaba verme, pero sentía una vergüenza desmesurada, comenzaba a sentirme mareado de tanto llorar que el sueño me invadía, estuvo a punto de dejar mi cuerpo caer al piso cuando lo sentí…
Unas calidad manos me envolvían, abrazándome por la espalda, eran reconfortantes, me brindaban un calor que nunca en la vida había sentido
Y yo pensando que era un producto de mi imaginación no me movía en lo absoluto dejando que esas calidad manos me abrazaran.
- no llores mas, aquí estaré yo.
Escuche tras de mi una voz infantil, esto era no era producto de mi imaginación pensé, desenvolviéndome de ese abrazo, mirando hacia atrás topándome con un niño de mi edad su piel era blanca y sus ojos como cabello eran negros como la noche.
Le mire aterrorizado, mientras caía de espaldas contra el piso totalmente sorprendido.
- ¿quién eres?
Intente cuestionarle entre balbuceos pues me era difícil hablar por la impresión.
- me llamo Shura y desde ahora estaré contigo, no te volverás a sentir solo.
Me dice con su inocente voz, mas eso en vez de tranquilizarme congela mi sangre,
En que momento este niño ha entrado a mi casa, su seguridad es implacable, nadie puede entrar sin ser invitado.
Pienso mientras aterrando logro ponerme de pie y sin voltear atrás corro al interior de mi casa, encontrando a mi madre aun desmayada por el alcohol en la barra de la cocina, la ignoro y continuo corriendo subiendo las escaleras hasta llegar a mi habitación., la cual cierro de golpe colocando seguro en la puerta.
Sin siquiera pensarlo entro de un salto a mi cama, cubriéndome por las cobijas.
¡ Solo es mi imaginación! ¡solo es mi imaginación!
Me repito una y otra vez, es imposible que alguien pudiera entrar en mi casa, no con la seguridad que mi padre instalo, intento tranquilizarme mas me es inútil,
Nuevamente esa extraña calidez esta en mi espalda abrazándome de nuevo, dejándome paralizado.
- no temas, no te hare daño, solo quiero estar ha tu lado… no quiero volver ha verte llorar mi pequeño Ángelo, yo te cuidare de ahora en adelante.. pero por favor, no me temas.
Las lagrimas nuevamente comienzan a brotar y mi cuerpo sigue sin poder moverse,
-esto no es real.. esto no es real… esto no es real.
Pienso cerrando con fuerza mis ojos.
por fin había ocurrido mi imaginación gobernaba mi mente, había enloquecido por fin.
Si mi miedo en ese momento no podía hacerse mayor, comienzo a sentir como mis sabanas comienzan a deslizarse por mi cuerpo, es cuando estas están abajo completamente cuando me atrevo a abrir los ojos, encontrándome con ese niño, nuevamente sus ojos negros se figan en mi, acercándose lentamente, besando mis labios.
- estaré contigo por siempre.
Es lo último que le logro escuchar antes de desmayarme.