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Don't Leave Me por Jo Kwangmiin

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Notas del fanfic:

Ésta va a ser una historia corta, máximo cinco o seis capítulos, la trama es completamente mía y se prohíbe su copia y adaptación.

Sciam.

 

Era tarde ese día cuando Scott se dirigía a su casa, yendo en su motocicleta mientras diluviaba por las calles de Beacon Hills, al ritmo que iba no tardaría en llegar pronto a su hogar, pero siempre con la precaución de tener cuidado por dónde manejaba y así no tener un accidente.

 

Poco antes de llegar, un ruido cerca de la orilla del bosque le hizo entrar en alerta, deteniendo su motocicleta al instante, se quitó el casco y lo sostuvo sobre su regazo quedándose tranquilo en su lugar esperando escuchar algo más, pero al contrario de lo que esperaba lo único que detectó fue un extraño y dulce aroma a frutas y moras, y un poco de chocolate, sin entender qué podría ser bajó de su moto sin bajar la guardia, por si resultaba ser alguna extraña trampa de alguna criatura sobrenatural que llegó a Beacon Hills. Se acercó al lugar de donde venía ese delicioso aroma, que resultó ser detrás de unos arbustos, y se agachó moviendo las ramas para ver qué se ocultaba en ellas, llevándose una gran sorpresa al darse cuenta de lo que era.

 

Un lobo.

 

Cómo si quiera era posible, se supone que los lobos ya no habitaban Beacon Hills, por lo menos los normales no lo hacían, Scott lo observó durante unos segundos sin saber qué hacer, el lobo era bastante pequeño a decir verdad, debía medir poco menos de sesenta centímetros parado, se preguntaba cuántos años debía tener, y por qué no estaba con su manada; olió a los alrededores tratando de encontrar el aroma de alguna manada pero nada, no había nada, miró nuevamente al pequeño lobo, parecía que estaba durmiendo o inconsciente, en ese momento no podía asegurar nada, su respiración era muy lenta y parecía cansado, Scott simplemente no podía irse sin hacer nada, así que contra cualquier pensamiento de su cabeza diciéndole lo mala que era esa idea, bajó el cierre de su chaqueta y tomó el cuerpo ligero del pequeño lobo metiéndolo dentro, subiendo nuevamente el cierre lo sostuvo en su lugar con una mano mientras caminaba de regreso a su motocicleta, para ese momento estaba más que empapado pero no importaba si con eso podía ayudar al pequeño lobo.

 

Se subió a su motocicleta sosteniendo firmemente con su brazo izquierdo al pequeño y con el derecho al volante, miró durante unos segundos al lobo acomodarse tranquilamente en su pecho, ocultando su carita en su cuello, sonrió al ver lo adorable que era, encendió su motocicleta pensando en llegar pronto a su casa por ahora, ya después se preocuparía por lo que haría y le pediría ayuda a Derek.

 

°°°

 

Al llegar a su casa se dio cuenta que su madre seguía en el trabajo, soltó un suspiro de alivio, se había salvado de tener que dar una larga y detallada explicación de por qué traía a un lobo en sus brazos; subió a su habitación y tomó una toalla, retirando al pequeño de su pecho lo envolvió en ella, secándolo un poco pudo percatarse de su color, era blanco con algunas tonalidades grises en su lomo, cabeza y parte de su carita, era hermoso.

Scott se quedó observando su carita relajada, y como hace unos minutos atrás un delicioso aroma a frutas, moras y chocolate lo invadió, se sorprendió al atraparse acercando su nariz al pequeño lobo en su cama, se alejó rápidamente sin entender por qué había hecho eso, tampoco entendía cómo era posible que ese pequeño oliera tan jodidamente bien; haciendo a un lado todos sus pensamientos tomó una toalla y se dirigió al baño para tomar una ducha rápida antes de dormir.

 

Al salir vio como el pequeño ya había despertado y ahora se encontraba sentado en medio de su cama observando toda la habitación hasta llegar a él, le pareció adorable la mirada que tenía en su rostro, se acercó con cuidado para no asustarlo y acarició su cabeza, no parecía que fuera a atacarlo.

 

— Así que ya has despertado.— Scott sonrió cuando lamió su mano.— Parece que te encuentras bien ahora, pero es un poco tarde así que es hora de dormir.

 

Scott tomó al lobo entre sus brazos y tiró la toalla con la que lo había secado al piso, lo acostó en el sillón que se encontraba en su habitación y lo cubrió con una manta vieja.

 

— Ahora estarás calientito.— Sonrió al verlo acurrucarse y se dirigió a su propia cama.

 

Se acomodó tranquilamente de costado, con la vista hacia el sillón donde se encontraba el animalito, y se cubrió con su cobija hasta debajo de su pecho, relajandose con la tranquilidad de la noche, por desgracia esa tranquilidad duró muy poco al sentir algo removerse entre sus brazos, al abrir los ojos se encontró con una carita peluda y tierna que lo miraba con ojos brillantes, sonrió tiernamente por lo adorable que era, el pequeño lobo se acurrucó cerca de su pecho y recargo su cabeza en su brazo derecho, cerrando los ojos.

 

— Así que quieres dormir conmigo.— Acarició su cabeza y lo abrazó un poco.— De acuerdo, pero sólo por esta noche.

 

°°°

 

Scott se despertó por la mañana, otra vez olía ese delicioso aroma, estaba tan adormilado que no recordaba de donde venía ese olor, sin abrir los ojos movió su nariz por donde provenía, deteniendo sus movimientos al encontrarse con una suave piel, dejó que su nariz se deslizara por ella aspirando hasta llenar sus fosas nasales, sin poderlo evitar sacó su lengua deslizándola por la suave piel, sabía igual de dulce, sus manos empezaron a recorrer lo que tenían frente a ellas, encontrando más piel a su alcance, la mordió tentativamente y siguió tocando con sus manos.

 

Sólo encontraba piel. Piel y más piel, y un quejido.

 

De un momento a otro Scott reaccionó abriendo los ojos y alejándose lo más que pudo del lugar donde se encontraba, logrando enredarse con las sábanas y cobijas cayendo sentado en el piso, tragó saliva mientras se levantaba lentamente y miraba con miedo hacia su cama, pero más que asustarlo lo que vio lo dejó con la boca abierta, en su cama estaba el cuerpo desnudo de un chico, se encontraba boca abajo acurrucado contra una almohada, las sábanas cubrían hasta sus caderas dejando ver la piel suave y blanca de su espalda, su cabello era corto de color rubio oscuro o castaño, su boca se encontraba ligeramente abierta y soltaba suspiros tranquilos, vio sus labios, se veían suaves de un color rosa intenso, casi rojo. 

 

Scott se acercó con cuidado y él se movió, se detuvo viendo como el pequeño chico hacía un puño con su mano tallando delicadamente su ojo derecho, pasando después al izquierdo, abriendolos lentamente después de unos segundos, Scott se sorprendió al ver los hermosos ojos azules y su corazón dio un salto al ver la pequeña sonrisa que se formaba en sus labios.

 

El chico se levantó con cuidado de la cama quedando sentado, estirando despacio sus brazos y logrando que la sábana resbalara un poco más abajo de sus caderas, Scott levantó rápidamente su vista al darse cuenta hacia donde miraba, cuando por fin bajó los brazos notó una pequeña marca en su cuello y en ese momento quiso que la tierra se lo tragara, ¿Cómo había podido hacerle eso?, el chico lo miró y frunció el ceño.

 

— ¿Planeas seguir ahí parado sin decir nada y con cara de susto?.— Scott parpadeó un par de veces, su voz era ligeramente ronca y suave, debía ser uno o dos años menor que él.

 

— ¿Tú... quién eres?.— Habló despacio, como si tuviera miedo de su respuesta. 

 

— Bueno, creo que es bastante obvio, ¿O ya se te olvidó el lobo que rescataste de la lluvia?.— Sonrió ampliamente y Scott no pudo hacer nada más que abrir la boca.

 

— Pero... ahora eres una persona.— El chico parecía algo molesto con lo que dijo, mirándolo fijamente y cruzando sus brazos.

 

— A ti te salen garras de las manos, dientes afilados y tus ojos brillan, ¿Y te asustas porque ahora soy una persona?, eso es bastante grosero ¿Sabes?.— Scott lo miró asombrado, cómo sabía todo eso.

 

— ¿Tú...?, ¿Cómo...?.— Ya ni siquiera podía formar una oración completa. 

 

— Tienes esencia de lobo por todas partes. Hueles a Alfa, me gusta.— El desconocido sonrió y Scott no podía dejar de verlo, por razones totalmente distintas a las de antes.

 

— Eres un hombre lobo también, ¿Cierto?.

 

— Lo soy, con la pequeña diferencia de que yo nací siendo uno, pero tu no, ¿Verdad?, a ti te mordieron, por eso te sorprendiste tanto.— Scott asintió lentamente, analizando la situación, al estar más tranquilo se sentó en la orilla de la cama mirando al chico que sonreía alegre.

 

— ¿Cuál es tu nombre?

 

— Liam, Liam Dunbar. ¿Cuál es el tuyo?

 

— Scott McCall.— Liam sonrió acercándose a Scott.

 

— Me gusta, es lindo.— De repente se escuchó el gruñido de un estómago, Liam se sonrojó tocándose la panza y Scott rió por lo tierno que era.

 

— Al parecer alguien tiene hambre.

 

Se levantó de la cama y caminó hacia su armario, sacando unos boxers, un pantalón de pijama y una camiseta, los más chicos que podía encontrar, tomó una toalla y le entregó todo a Liam.

 

— Puedes darte un baño y ponerte esto mientras preparo algo para desayunar.— Liam lo tomó y sonrió como un pequeño niño, sus ojos tenían un dulce brillo mientras observaba a Scott.

 

— ¿Tienes algo de chocolate? Me encanta comer chocolate.

 

Scott no pudo evitar la sonrisa que se le formó al escuchar a Liam, era como un niño, era demasiado lindo. Se quedó pensando unos segundos y recordó el pastel de chocolate que su madre había hecho hace poco.

 

— Mi madre hizo pastel de chocolate, ¿Está bien eso?.— Scott vio como su sonrisa se hacía mas amplia. 

 

— ¡Me encanta el pastel de chocolate!

 

— De acuerdo, entonces será mejor que te des prisa si quieres un poco.

 

Rió al ver la mueca de felicidad de Liam y salió de la habitación, bajando por las escaleras pensó que esa debía ser la razón por la que Liam olía a frutas, moras y chocolate, sólo era eso, no había nada más. 

 

Llegó a la cocina y comenzó a sacar los ingredientes para hacer un buen desayuno; había muchas cosas que debía aclarar y preguntar a Liam, pero ya lo haría más tarde cuando fuera al Loft de Derek, ahora más que nunca necesitaba su ayuda, ya no era sólo un pequeño lobo extraviado, ahora era un pequeño y adorable chico extraviado.

 

Algo le decía que de ahora en adelante las cosas se volvería un poco complicadas. 

 

°°°

 

19/04/17


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