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Moly, la séptima Robin por azumi16

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Notas del fanfic:

Este es el tercer capitulo de mi historia Bat Punch Family. El anterior a este es Damian (Link: https://www.amor-yaoi.com/viewstory.php?sid=188918) y el siguiente será publicado al culminar este, nos leemos!

Notas del capitulo: Finalmente aquí, esta historia significa muchisimo para mí, este personaje (Moly) se ha apoderado de mi mente por mucho tiempo, y precisamente por eso me costó plasmarla en la historia, tenía mucho material! Quería hacerla de manera que fuese lo más humana posible y, por si tienen la inquietud de que esta mujer pueda perturbar nuestro bello yaoi, ni se preocupen! no es mi estilo, el yaoi es sagrado! Nuestra Moly hará muchos desastres, sí, pero respetará el yaoi hasta el final, asi que amenla!
Introducción

Cold City era considerada una ciudad únicamente por sus habitantes, ya que era un terreno tan pequeño y dichos habitantes eran tan pocos, que poca gente alrededor sabía de su existencia y los que la conocían, consideraban que no llegaba, ni siquiera, a ser un pueblo.

Se trataba de una colina montañosa, en la cual habitaba una pequeña comunidad de gente adinerada que tenía sus enormes y elegantes mansiones firmemente construidas sobre ella.

La gente que transitaba en la carretera, desde Ciudad Gótica o Bludhaven, hacia Business City, pasaba por esta “ciudad” sin notarlo, pues esta se hallaba encima de esas pronunciadas curvas que tenias que manejar cuando ya estabas llegando a Business City (Y por eso los pocos que conocían Cold City pensaban que sólo era parte de Business City).

Ciertamente, aquel territorio estaba entre esas tres ciudades (Ciudad Gótica, Bludhaven y Business City) pero ninguna de ellas lo reclamaba ya que no le daban la menor importancia. Lo único relevante en aquella montañosa colina es que poseía un faro que guiaba a los barcos que se dirigían a alguna de las tres ciudades (Y sin embargo, en las costas de cada ciudad tenían sus propios faros).

Los habitantes de Cold City eran personas frías y misteriosas, que tenían muchísimo dinero pero nadie sabía de donde lo habían sacado. No era lugar para turistas, pues estas personas no eran para nada sociables y mucho menos, hospitalarias. Adicional a eso, nadie tenía interés en estar ahí ya que el clima era infernal.

Las curvas en realidad eran precipicios, que eran los que definían a la colina en si, y eran impactados por las violentas olas día y noche. El ambiente siempre estaba nublado y gris, y en ese lugar en específico, caían las peores tormentas costeras.

En total, había 9 mansiones en Cold City, y en la más cercana al faro, vivía una familia para nada familiar.
El matrimonio había sido conformado por personas toscas y amargadas, que se habían casado muy jóvenes y con la filosofía de que “podrían tolerar la presencia del otro”.

Ambos eran provenientes de familias ricas y ninguno de los dos se dedicaba a ningún trabajo. Ambos eran expertos en todas las ramas de humanidades, la señora hacía cuadros abstractos y, normalmente, tristes o violentos, y el señor era un coleccionista extravagante, que viajaba y gastaba estúpidas cantidades de dinero, por cosas que ni siquiera apreciaba realmente.

Además, era miembro de muchas sectas y organizaciones morbosas, en las cuales era parte de todo tipo de orgias y presentaciones sexuales, que muchas veces eran sangrientas y crueles, y pocas veces, legales.

Pero la gente muy rica no tenía reglas.

La esposa sabía un poco de esto pero no le daba la menor importancia. Siempre y cuando su esposo no la molestara ni perturbara su calma, todo estaba bien. Al día, pocas veces se veían, mucho menos se hablaban, a pesar de que vivían en el mismo lugar. Y sólo se reunían por las noches, ya que dormían juntos.

La señora era propensa al cáncer uterino, por cuestiones genéticas: su tía, su prima, su tía abuela y su bisabuela, todas habían padecido de lo mismo. Claro que ella, al vivir en una época actual, se hizo una rigurosa operación preventiva para no contraer el cáncer, al igual que su prima.

Hubo complicaciones, y al final los doctores concluyeron que, si bien no contraería cáncer, era poco probable que fuese capaz de tener hijos.

A la señora no le dolió ni un poco. No le gustaban los niños.

Al señor le era indiferente pero, a pesar de eso, la señora si salió embarazada, aunque perdió al hijo. Después de ese embarazo también vino otro fallido.

A la pareja no le dolían estas perdidas, de hecho las agradecían. No querían tener hijos. A pesar de esto, no hacían el más mínimo esfuerzo por cuidarse. Al esposo le interesaba muy poco el bienestar de su esposa y ella sentía cierta satisfacción al perder a los niños.

Pero la tercera fue la vencida.

Efectivamente, el tercer embarazo fue sorpresivamente exitoso, a pesar de todos los percances y complicaciones que hubo durante este.

Nació una niña en perfecta salud, a la cual nombraron Moly Elizabeth, por los nombres de sus madres.
Moly ciertamente era una niña preciosa, pero sus padres no la presumían. Desde antes de tenerla, ellos sabían que no la querían.

De hecho, les daba asco y repugnancia el verla.

Pero viviendo solos en una gran mansión, se les hacía fácil ignorarla. Sólo mandaban a los empleados del lugar a atender sus necesidades para que no muriese y la colocaron en una de las habitaciones más aisladas y frías, para no escuchar su llanto por el frío y la soledad.

De vez en cuando, algún empleado, con lágrimas en los ojos, le comunicaba tímidamente a alguno de los dos padres su pesar por todo lo que pasaba esa niña. Por supuesto, ese pobre empleado, el mismo día era despedido.

El matrimonio trataba se seguir como si no tuvieran una hija, sin embargo, pasado el primer año, empezaron a tener una profunda inquietud. Como si algo estuviese terriblemente mal. Empezaron a entrar en la habitación de la niña frenéticamente todas las noches, impulsados por una desesperante sensación.

No les importaba la seguridad de la niña, era otra fuerza la que los estaba carcomiendo.

Notaron ligeramente que la niña ya no lloraba. Incluso la tocaron varias veces pensando que había muerto congelada pero estaba viva, e incluso despierta, aunque no hacía ningún ruido.

Los esposos sospecharon que talvez se había quedado muda y no les podía interesar menos. Sólo querían quitarse ese terrible desasosiego del pecho.

Pasados algunos meses más, la pareja cayó en una terrible depresión. Todas las noches tenían pesadillas en donde Moly era una especie de demonio que los mataba y los descuartizaba.

Empezaron a volverse paranoicos y, a veces, pasaban horas y horas en el cuarto de la niña.

Vigilándola.

La esposa recurrió a la religión cristiana para tratar de zafarse de su desdicha, hasta volverse una fanática. El esposo intentaba ignorarlo todo. Se sumía en sus perversiones para olvidarse de su detestable hija y de la loca de su mujer.

Pero cada vez le era más difícil ignorar. Incluso en plena orgía venía a su mente el rostro enloquecido de su esposa gritándole que la niña que habían tenido era hija de Satanás y la visión de Moly, torturándolos hasta la muerte, se incrustaba en su mente casi todo el tiempo.

Al final, en vista de que los rituales ya no le servían, no tuvo más opción que unirse a su esposa y librar aquella batalla.

La depresión, los pocos minutos que podían dormir a causa de las pesadillas y el estar vigilando a Moly, llevaron a la pareja a desarrollar desequilibrios mentales severos, empezando con la bipolaridad y terminando en la esquizofrenia.

Fue la señora la que decayó primero.

De noche, en medio de una terrible tormenta, inmersa en una visión fantasiosa y abstracta en la cual Moly era la protagonista, se dirigió a paso rápido a la habitación de la niña, la tomó por el cuello con ambos brazos, alzándola y ahorcándola con desespero.

La niña gritaba y lloraba, tratando de zafarse con sus manitas hasta que empezó a ver borroso y finalmente, sus bracitos cayeron sin vida y pareció una muñeca de trapo, aún en el agarre de la mujer.

Ella, al recuperar la conciencia, gritó desesperada al ver lo que había hecho. Minutos después, se apareció el esposo. Se gritaron, se insultaron, se maldijeron y luego se besaron apasionadamente.

¡Viva! ¡Finalmente se habían librado de ella!

Eso pensaban.

Se fueron a la recamara matrimonial a celebrar la muerte de, lo que para ellos era, la causa de todos sus males.

En cuanto al cuerpo sin vida de la niña, se quedó tirado en la fría y oscura habitación. Frías gotitas de agua caían en sus bracitos, ya que la tormenta se colaba por el ventanal.

Pasaron algunas horas, en las cuales la niña duró en la misma posición. Pero cuando el sonido de la tormenta era tan fuerte que opacaba cualquier otro sonido, y las violentas olas que chocaban contra la montaña eran tan inmensas que no dejaban ver la carretera, y mientras la pareja fornicaba como si por primera vez se gustasen un poco, Moly abrió los ojos y respiró de nuevo.

No era la primera vez que moría. Ella había muerto varias veces congelada y enferma, desde que tenía apenas meses, e igualmente había revivido, horas después. Y cada vez tardaba menos en regresar.

Al día siguiente, la pareja, desnuda entre sabanas, discutieron que harían con el cuerpo. El esposo propuso que pusieran el cuerpo en una bolsa negra y la lanzaran al mar. El mar se la llevaría lejos y nada habría pasado.

La esposa estuvo de acuerdo y ambos, sin siquiera vestirse, sólo tapados por las sabanas blancas, fueron entre cínicas risas a buscar la bolsa y a la habitación de Moly.

La habitación estaba vacía.

Los esposos sudaron frío.

Los empleados, los habían descubierto, ¿habrían ido a la policía? Desesperados reunieron a todos los empleados y entre ellos, Henry, el viejo guardabosques, tenía en sus brazos a una llorosa Moly. Los esposos al verla gritaron enloquecidos.

Ella había muerto, ¡Estaban seguros de que había muerto! Maldita, en verdad era hija del mismísimo demonio.

El esposo agarró un candelabro y con el intentó matar a la niña.

Los empleados lo impidieron, pidiéndoles cordura. Ellos los despidieron a todos y ellos, ya sin empleo, se dispusieron a llevarse a la niña.

- Pues entonces, ¡LOS MATAREMOS A USTEDES! ¡A TODOS! ¡¿Saben que tenemos?! DINERO. ¡Eso es lo que más tenemos! - Les gritaba la mujer enloquecida - Los mandaremos a matar a todos ustedes, ¡Y A SUS HIJOS Y A SUS NIETOS! - Los empleados la veían horrorizados

Todos los empleados eran ya gente muy mayor, que en efecto tenían hijos y nietos en quienes pensar, y no tenían ni la fuerza ni el carácter cómo para hacerles daño a aquella terribles personas.

Aunque ganas no les faltaban.

- Dejen a la niña en el suelo y váyanse de aquí ahora mismo, si es que valoran sus vidas y las de los suyos - Les dijo firme y frío el esposo

Los viejitos se sintieron cobardes, pero también sintieron que no tuvieron otra opción y obedecieron.

Al quedarse solos, la niña los vio horrorizada y corrió. Ellos la persiguieron pero ella pudo difuminarse entre la oscuridad de la mansión y los numerosos muebles.

Entonces empezó la caza.

Día y noche la buscaban para matarla. La pareja vigilaba la cocina ya que sabían que tarde o temprano no podría aguantar el hambre. Y preparaban comidas olorosas, para atraerla y matarla a cuchillazos de una vez por todas.

Moly, efectivamente, tenía un hambre infernal, pero pasado un rato se le quitaba, aunque era porque su cuerpo usaba sus últimos recursos. Pero cuando ya no tenía, y Moly finalmente moría, su cuerpo se regeneraba y todo empezaba de nuevo.

Los padres, ya cansados, decidieron largarse lejos de aquella casa endemoniada. Que la niña se pudriera en ella. Moly, al quedarse sola, comió todo lo que aun no estaba podrido.

Pero los padres no duraron mucho tiempo afuera porque mientras más se alejaban más soñaban con ella, más se atormentaban con ella. Y la gente se daba cuenta.

Así que decidieron volver antes de que los encerrasen en un manicomio.

Los primeros meses, Moly decidió ocultarse para que ellos pensaran que había muerto de hambre, pero los padres al final la escucharon y la caza empezó de nuevo.

Teniendo poco más de tres años, y en búsqueda de la supervivencia, Moly se hizo experta escondiéndose y desplazándose silenciosamente. Y tras varios encuentros con sus padres, también tuvo que hacerse experta en zafarse de ellos y moverse rápido, mordiendo y rasgando, hasta el punto de adquirir un comportamiento típico de un niño criado en la selva.

Se había vuelto rápida y flexible, y muy fuerte para su edad. Aunque ambos eran adultos y estaban desquiciados, así que no todas las batallas las ganaba ella. Pero no habían logrado tener su cuerpo muerto por mucho tiempo.

Le habían clavado cuchillos y la habían golpeado hasta la muerte, pero Moly siempre se las ingeniaba para zafarse y esconderse antes de terminar de morir, y salir ya habiendo revivido. Ellos enloquecían más y más cada día, hasta que aparentemente dejaron de buscarla.

La esposa retomó los insaciables y frenéticos rezos que duraban todo el día y toda la noche. El esposo continuo la caza durante unas semanas, pero luego entró en negación y se hizo de un escenario en donde Moly no existía.

Pero Moly no bajaba la guardia.

Una temporada después, cuando Moly ya tenía 4 años, los padres ya no aguantaron más aquella prisión y planificaron la última sentada, de la cual Moly no sobreviviría. Tardaron muchos días, planificando y tendiéndole una trampa mientras disimulaban que no estaban cazándola.

Y finalmente, lograron atraparla.

Sin esperar ni un segundo a que la niña se zafase, la metieron rápidamente al horno y lo pusieron en su máxima capacidad. Las rejas y las paredes la quemaban y Moly gritaba y lloraba, tratando de abrir la puerta, pero era inútil, y los padres se mantenían firmes en la puerta por si acaso.

Los satisfacía escuchar sus gritos.

Pero al final los gritos cesaron.

Moly había muerto.

Ellos ya no confiaban en las muertes de Moly así que la dejaron en el horno, volviéndose polvo, para asegurarse de que no regresara.

Dejaron el horno prendido días enteros y al final fue que la sacaron. Recibieron un trago amargo al ver que el cuerpo de Moly, para el tiempo que llevaba en ese lugar, todavía estaba estructurado. Estaba negro y quemado, irreconocible, pero todavía se podían distinguir sus partes.

Así que, sin ánimos de recibir sorpresas, colocaron a Moly en una bolsa, siendo ya de noche, salieron en dirección al faro, soportando la fuerte tormenta, y aventaron la bolsa al mar.

Convencidos de que finalmente se habían librado de ella.

Fin de la introducción
Notas finales: Gracias por leer, la continuación vendrá en una semana! les dejo los links de los capitulos anteriores de Bat Punch Family:

Batman y Nightwing: https://www.amor-yaoi.com/viewstory.php?sid=185730

Damian: https://www.amor-yaoi.com/viewstory.php?sid=188918

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