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Demasiado diferentes... por Ghost princess Perona

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Notas del fanfic:

Naruto no es mío

Notas del capitulo:

Espero que les guste.

“¡Muévanse, que no tenemos todo el día!” un columna de hombres y mujeres atados iban delante de una tropa de personas en caballos arrastrándolos. Madara cubrió sus ojos del sol. Él iba a la cabeza en un gran caballo marrón. Pronto vieron la gran mansión señorial a la que se dirigían, rodeada de muchas plantaciones de distintas cosas. A las puertas estaba esperándolos un hombre con un látigo en la cintura. “Déjanos pasar”

“¿Va a alguna parte, capitán?” el tipo simplemente pasó la mirada por los prisioneros que sus hombres trataban de mantener a raya. Estos estaban ansiosos por escapar, como todos lo que llegaban de su mano a ese lugar. “¿No se detiene a tomar algo conmigo?”

“Tengo que hablar con tu patrón y estoy apurado. Lárgate” le señaló. Este se encogió de hombros y les abrió la barra de hierro que hacía las veces de puerta. Mientras pasaba el portero les dio una apreciativa mirada a todas las mujeres de la fila.

“Parece que se ha conseguido muy buenos lotes nuevos esta vez” se relamió obscenamente el hombre. “Me encantará darles la bienvenida”

“No te apresures, aún debo hace negocios con muchos de ellos. Sólo vengo a devolverle a tu patrón unos cuantos lotes viejos con su marca que encontré por ahí, me paga muy bien por hacerlo” jaló la cadena, obligando a sus prisioneros a avanzar más rápido. “Ahora, estoy apurado, mejor hablemos luego. ¡Avancen!”

“No se preocupe por eso, seguro que como todo hombre el señor le paga muy bien por algunas de las mulaticas aquí presentes. Después de todo es hombre” le dio una palmada en el trasero a una de las últimas muchachitas, que se encogió de miedo. No debía tener más de catorce años. “Sí, sin duda hará un buen negocio con ellas.”

“Hey, manos fuera de la mercancía. Si no la pagas no la gozas” le advirtió Madara antes de continuar. Dentro de la hacienda habían esclavos trabajando en los campos de algodón y de cacao, con bolsas colgadas del hombro. Continuaron caminando hasta llegar a la casa señorial. Los recibió una mujer pelirroja con mala cara y un vestido blanco y verde con adornos como todas las damas de su rango. “Señora Mito…”

“Pensé que no te vería más, mi esposo prometió que haría sus negocios contigo en el mercado” ella levantó la cabeza como si fuera superior a él. El pelinegro sonrió haciendo una seña a sus hombres para que liberaran a algunos de sus prisioneros.

“No se preocupe, señora” se inclinó un poco. “Sólo vine a devolverles unos cuantos de sus lotes perdidos. Eso tengo que hacerlo en su casa”

“Los reconozco, sí son nuestros” Mito se levantó, dejando su labor de punto en las manos de la esclava que le estaba sirviendo el té. Esta se retiró con miedo de caer en desgracia con su ama, que era mucho menos paciente que el señor del lugar. “Gracias por traerlos de vuelta, aunque podrías haber enviado a uno de tus soldados… capitán”

“Por desgracia mis muchachos no son… precisamente confiable con el dinero. Tienden a tomar una paga mucho más grande de lo que deberían si los dejo de vigilar tan sólo un momento. Prefiero encargarme yo mismo de mis finanzas que tener que lamentarlo luego.”

“Es usted todo un empresario, capitán” ella miró al interior de la casa. De dentro venían unos pasos. En ese momento apareció un hombre de largo cabello marrón, vestido como un caballero y sosteniendo una bolsa con monedas. “Querido, los cazadores de esclavos están aquí. Su… capitán nos ha traído de vuelta algunos fugitivos.”

“Comendador Senju”

“Buenos días, amigo… querida” le tendió la mano a su esposa, que se volvió a sentar enfurruñada por el trato amable que recibía el otro hombre a pesar de que ella consideraba que era un ser asqueroso que no debería entrar a su casa. “¿Gustas pasar al salón? Tengo un buen escocés que podríamos compartir mientras me hablas de los nuevos lotes que van a salir a la venta mañana en la tarde”

“Lo siento, esta vez tengo prisa” empujó a los esclavos escapados hacia sus dueños. El comendador estaba decepcionado, pero le dio la paga al Uchiha. “Supongo que usted me comprará algunos de mis artículos mañana”

“Por supuesto, necesito nuevos esclavos para la siembra” terminó de entregarle todo. “Espero que como siempre tenga trabajadores de calidad que ofrecerme.”

“No se verá decepcionado. Es una alegría poder contar con un comprador tan bueno” se subió a su caballo. “Me voy entonces”

“Ya era hora de que ese apestoso se fuera” dijo Mito cuando los cazadores de esclavos estuvieron lejos, bebiendo un sorbo de té. “Ya tenemos suficiente con los esclavos, ¿acaso también tengo que soportar a esos pueblerinos venidos a más? Y eso de llamarse capitán… no entiendo cómo el ejército no lo ha ajusticiado todavía”

“Es capitán de un pequeño escuadrón” Hashirama negó con la cabeza mientras entraba en su casa, preguntándose por qué diablos había permitido que sus padres lo casaran con una mujer tan horriblemente desagradable.

“¿Ahora también lo vas a defender?” ella siguió, dejando su taza y levantándose con las manos en las caderas. “¿Y qué pasó con eso de sólo tener negocios con él en la ciudad?”

“¿Qué querías? ¿Qué recién recuperáramos a los esclavos mañana por tu pataleta? A esas alturas podrían haberlos vendido a alguien más” siguió caminando. “Seré el señor más rico de la zona, pero ni yo puedo permitirme perder a trabajadores valiosos”

“¡¿Y por qué tienes que comprárselos a él?! ¡Hay muchos otros traficantes en la zona!” siguió gritando ella como una niña malcriada. “¡Seguro que lo gasta todo en mujerzuelas y alcohol!”

“En qué gaste su dinero no es asunto mío” aceleró el paso.

“¡¿A dónde vas?! ¡No hemos terminado!” gritó ella al verlo alejarse tras dar el tema por zanjado a pesar de que ella no lo hizo.

“A firmar las cartas de libertad de los recién llegados como las he hecho de casi todos los esclavos de esta casa” contestó serio. “Sabes que mi objetivo es que en esta casa no haya esclavos, sólo asalariados que recojan mis cosechas.”

“¡No puedes hacer eso! ¡Yo necesito mis esclavos!”

“Claro que puedo, es mi casa” se volteó para verla. “¡Si querías tener esclavos no debiste haberte casado conmigo! ¡Te advertí desde antes de casarnos que estaba en contra de la esclavitud y que era del grupo de abolicionistas!”

“Hummmm” ella se fue indignada y él entró en su escritorio. Comenzó a escribir las cartas, suspirando cuando terminó. Suerte que su hacienda era tan rica, porque sino no podría permitirse comprar esclavos para liberarlos después. “Querido” comenzó ella con una voz dulce que no auguraba nada bueno. “¿Podrías traerme una nueva esclava de lujo cuando vayas a la ciudad? La última no sirve para nada y a envié a la cosecha”

“Como quieras… amor”

-Al día siguiente-

“¡El último lote del día es esta preciosa esclava blanca de lujo!” mostró a la jovencita temblando de miedo, su vestido una vez señorial desgarrado en diferentes partes. Estuvo a punto de llorar cuando uno de los esclavistas le levantó la falda para que vieran sus bonitas piernas. “¡Sabe francés, tocar el piano, tiene perfectos modales y hace punto! ¡La compañía perfecta para cualquier señora!” o señor, añadió Madara en su cabeza. “La puja comienza con 35 mil”

“¡40!” Hashirama sintió ganas de golpear a unos cuantos de esos asquerosos que ofrecían dinero por la chica. ¡Prácticamente se les caía la baba por ella! ¿Qué no tenían sus propias esposas? ¿A las que se supone debían respetar? Aunque… poca moral tenía él para argumentar eso.

“70”

“¡Vendida! ¡Vendida al comendador Senju por 70 mil!” recibió sus compras y las entregó a sus hombres de confianza. La mujer que acababa de comprar parecía todavía asustada. Eso no era bueno, si su esposa la veía llorar…

“Tranquila, no te va a pasar nada” les dedicó una mirada de advertencia a sus capataces. Ya estaba lo suficientemente arrepentido por no poder concederle la libertad para tener que lidiar con eso también. Además, siendo justos, ¿Quién podría soportar a su mujer por su propia voluntad? “Lleven a los nuevos a mi casa y díganle a la señora que llegaré mañana.”

“Como diga, patrón” y se fueron. Él por su parte se dirigió hacia otro lugar, una casita media escondida del público a las afueras de la ciudad. Sin que nadie lo notara entró, cerrando la puerta detrás de sí. Inmediatamente sirvió unas tazas de té con ron y se sentó a esperar. Unas dos horas después entró otra persona.

“Te esperaba”

“Ya veo” suspiró y cerró la puerta antes de que alguien pudiera ver. “Estuve con mis hombres en el prostíbulo, bebiendo. Finalmente me fui con una chica…”

“¿Debería preocuparme?”

“Para nada, soy yo el que debería hacerlo. Tengo una fachada que mantener, ¿sabes?” se sentó frente a él y vació su taza. “Seguro que lo entiendes, tú también la tienes o no estarías con esa horrible esposa tuya”

“Ojalá” dijo con ojos soñadores. “Vivir con ella es un infierno”

“¿De verdad? Porque sigues ahí, vives con…”

“Ya te lo he dicho, es un infierno. Además” le sonrió y levantó su mentón para verlo directamente a los ojos. “la única persona a la que amo eres tú”

“Pero qué cosas dices” aún así permitió que lo  besara y puso sus brazos alrededor de sus hombros, abrazándolo y manteniéndolo cerca de su cuerpo. Se movieron a otra habitación todavía enredados, sin separarse, arrancándose las ropas con pasión. Estas formaron un camino hasta la otra habitación, donde los dos cayeron en un lecho improvisado de telas y almohadas viejas. Separándose un poco, Hashirama comenzó a atacar el cuello del hombre debajo suyo. “Ummmm ahí… sí…”

“¿Te gusta?” lamió otra vez su cuello. “Hummm, delicioso”

“Ahhh… ahhhh… ¿Por qué no… ummm… eres como los otros señores?” preguntó entre gemidos Madara, abriéndose un poco más a él. “Ellos… ellos simplemente se follan a… ahhhhh… sus esclavas cuando sienten que… ahhhh… sus esposas no son suficiente”

“Veamos… ¿Porque el traficante me gusta más?” mordió su cuello, marcándolo como suyo. No había peligro, el pelinegro sabía cómo cubrir las marcas en su cuerpo a la vista de sus ayudantes para que nadie supiera del prohibido amorío. “Y no es como si mi mujer se fuera a enterar, ella simplemente creerá que estoy pasando la noche con las florecitas del burdel”

“¿En serio? La última vez la que la vi… ummmmmm… me dio a entender que me odiaba”

“Porque en su mente tú me cubres” lo besó, metiendo su lengua en la boca de su amante, sintiendo el delicioso sabor de esta impregnar sus papilas gustativas. Era tan adictivo… había pasado tanto tiempo buscando algo como esto en muchísimas mujeres.

“Deberías… ahhhhhhhh… respetar a tu esposa” dijo sin aliento cuando el otro reasumió su labor con el resto de su cuerpo.

“Shhhhh, ahora ella no existe, sólo tú” bajó por su pecho hasta sus pezones, dándole una fuerte lamida al derecho, causando que un alto gemido escapara de sus labios “y yo”

“Sí… ahhh… ahhhh… ¡ahí!” Madara alzó una mano para morderse un dedo cuando su amante comenzó a jugar con sus dos pezones, haciendo que fuertes escalofríos recorrieran su espalda. Siguió gimiendo, amortiguando el sonido con su mano. El Senju cambió de pezón en ese momento para deleite de su amado. Pronto ambos botoncitos estuvieron muy rojos y erectos. Hashirama pasó a su estómago, dejando un rastro de marcas rojas. “Ummmm… deja de jugar…”

“Nunca te habías quejado” respondió el moreno sonriendo mientras delineaba un abdominal, siguiendo las líneas que guiaban hasta su entrepierna. Sostuvo tres dedos a la altura de su boca, a lo que el Uchiha respondió abriéndola y pasando la lengua por ellos, cubriéndolos de saliva. Cuando el otro sintió que estaban listos los retiró, llevándolos a su entrada. Metió uno, obteniendo un siseo de dolor. “¿Estás bien?”

“Sí, demonios, ya hemos hecho esto muchas veces, ¿o no?” el pelinegro lo miró con cara de malos amigos. “No me voy a romper por un puto dedo. Ahora termina con eso y méteme tu polla que necesito más”

“Vaya manera más vulgar de hablar”

“Bueno, yo no tuve la educación del señorito” Hashirama rodó los ojos antes de besarlo y apresurarse a prepararlo con los dedos. Finalmente estuvo listo y los retiró, preparándose para entrar. Su miembro ya estaba bastante hinchado, con pre semen cayendo de la punta. En verdad necesitaba penetrarlo rápido. “Rápido”

“Ya voy” lo penetró, esforzándose por mantener la compostura suficiente como para hacerlo poco a poco en lugar de ser brusco como su cuerpo parecía querer. Los ojos negros se cerraron, la boca de su poseedor emitía suaves gemidos… hasta que finalmente tocó un punto dentro de él que le hizo ver estrellas. “¿Es aquí?”

“¡AHHHHH! ¡Ahí!” el Senju se relamió los labios, adoraba cuando su pequeño traficante de esclavos enloquecía con sus caricias. Cuando pedía más era… yummy. Siguió estimulando ese punto, sintiendo cómo la estrechez de aquel agujero lo llevaba cada vez más cerca del fin tan deseado. La fricción… ahhh, era su paraíso personal. “¡Más fuerte! ¡Más rápido! ¡¿Qué no puedes hacerlo mejor?!”

“Tampoco insultes o voy a…” un beso lo acalló. Los dos comenzaron a moverse aún más desesperadamente. Las caderas de Madara encontraban sus empujes, ummmm… riquísimo. Los ojos del pelinegro prácticamente se pudieron blancos cuando este se vino en sus estómagos con un sonoro gemido. Pocos segundos después, Hashirama lo siguió, liberando su semilla dentro del cuerpo de su amante.

“Ahhhhh… ahhhh” el Uchiha resoplaba mientras bajaba de su orgasmo, con sus brazos todavía alrededor de los hombros del otro. “Ha estado…”

“Aún no hemos terminado… queda tiempo para…”

“Lo sé” se alzó para lamer su cuello. “Es sólo que quiero que sepas que me ha encantado, nada más” se alejó un poco, aún con el castaño dentro. “Sólo me he puesto a pensar en si este es nuestro último encuentro.”

“¿Por qué habría de serlo?”

“Pensamos y creemos en cosas diferentes, tu aborreces mi trabajo, nuestros caracteres son diferentes… hay mil y un razones por las que no debemos estar juntos. Y eso no incluye la gran “porque somos hombres”, Hashirama” pasó sus manos por su espalda. “Aún no sé cómo puedo estar tan enamorado de ti a pesar de que detestas lo que hago…”

 “Escuché que la esclavitud va a ser abolida muy pronto”

“Oh, genial, me quedaré sin trabajo”

“Dudo que eso realmente te preocupe, podrás conseguir otro” comenzó a moverse de nuevo parar acomodarse y empezar con la danza amorosa. “Aparte… esto es un gran paso adelante. Por fin las cosas están empezando a progresar. Los amos están aceptando que nadie les pertenece, que nadie es una cosa o un animal… que nadie merece ser esclavo. Quizás pronto” le acarició la pierna con cariño “otras cosas cambien”

“¡Ja! ¡El día en que lo hagan permitiré que me folles a gatas!”

-Siglos más tarde-

“¡Hey, teme, espera!” le gritó Naruto a su amigo, que se adelantó. El joven pelinegro se detuvo justo antes de un semáforo, negando con la cabeza. Tenían un examen de historia, debían estudiar antes de que llegara. “No te puedes adelantar así, Sasuke, que te vas a perder”

“No, usuratonkachi, eres tú el que va a perderse porque lo dejó el autobús. No pienso suspender historia sólo porque tú no pudiste caminar un poco más rápido.”

“¿Quién está hablando de historia? Lo que yo quiero es llegar a la parte en que…” sus manos fueron directamente al trasero de su amigo, apretando las nalgas de una forma impúdica. El rostro del Uchiha se calentó.

“Dobe… ¡pervertido!” la cachetada emitió un sonido que se escuchó en todas partes, pero no muchos atendieron. Las relaciones homosexuales no eran raras, los pleitos de parejas tampoco eran muy discretos si esta no quería. El pálido subió al autobús dando pisotones, esperando dejar atrás al otro.

“Maldito bastardo… ¡por esto tendrás que dejarme hacértelo a gatas!”

“¡Claro que no!”

Notas finales:

¿Qué les pareció? Review!!!!


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