POR UNA NOCHE
Observó el lugar hasta estar conforme con lo que miraba. La luna alumbraba el lago brindándole al lugar un toque místico; sus ojos recorrieron el perímetro notando la pequeña manta que contenía en medio: una canasta llena de varias cosas que le servirían esa noche y un ramo de rosas decorada la manta. Jamás pensó hacer algo así de cursi pero esa noche era especial, era única y eso lo presentía de alguna manera que esa noche cambiaría su destino, como las decisiones que tomaría en el futuro.
Si alguno de sus caballeros, mejor dicho amigos se diera cuenta de lo que estaba haciendo era de seguro que sería objeto de burla, incluso para él era extraño lo que estaba haciendo, pero desde que se levanto la idea se instalo en su mente imperiosamente que no pudo negarse hacerla, era como un llamado que no sabía de dónde pero necesitaba hacer eso y no es que todo el día estuvo mandando a su sirviente que hiciera el doble de trabajo para tenerlo distraído y que no sospechara nada pero como era Merlín era difícil saber si se daba cuenta o no lo que sucedía en su alrededor.
Si era sincero no sabía en qué momento sus ojos seguían los movimientos de su sirviente, de observar cada gesto que hacia adorable a Merlín, incluso sus torpezas le daban un toque inocente, dulce y cuando pensaba eso deseaba darse de cabezazos en las paredes del castillo es que no se explicaba porque de ese comportamiento era como si la presencia del joven lo haya hechizado, cautivado de una manera que no podía dejar de pensar en él.
Solo por esa noche quería sentirse libre, no ser el futuro rey de Camelot, si no un simple joven que estaba aprendiendo amar, a disfrutar las pequeñas cosas y dejar por un momento de ser el niño mimado, caprichoso que era, solo por esa noche deseaba observar esos ojos de color azul que era la envidia del cielo, y esperar por un momento que sus sentimientos fueran correspondidos…
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Estaba seguro que si Gaius si se enteraba de lo que hizo lo encerraría en la torre más alta y lo dejaría sin comer por tres días, como prohibirle utilizar su magia pero ya no podía suprimir su mayor deseo, sabía que se estaba arriesgando demasiado pero si por un momento, solo por una noche podía abrazar lo que más amaba, y sentir aun cuando fuera una ilusión que sus sentimientos fueran correspondidos.
Pero eran las pocas cosas que anhelaba en la vida y que por mero capricho se dedicara a él, desde niño aprendió a vivir con miedo aun cuando luchaba con esos estereotipos era imposible no temer cuando tu cabeza tenia precio o mejor dicho los que tenían magia en su interior eran considerados una aberración, gente sin valor que merecían las peores calamidades, como el peor castigo que era la muerte, lo o vio en su dulce madre.
Su madre una mujer trabajadora pero que temía por su único hijo que alguien descubriera su secreto y no podía ayudar a Merlín para que aprendiera a utilizar su don, y su pequeño se sentía atado, sin un lugar donde pertenecer en una mundo que la magia era un error, una abominación una vez que su hijo creció sintió un llamado, algo lo llamaba para que viajara a Camelot y tuvo miedo pero al menos esperaba que Merlín encontrara el lugar que pertenecía solo le quedaba rogar de que todo saliera bien.
El día que se fue de su hogar fue doloroso, era como si a cada paso que daba su caballo su corazón se desgarraba por ningún motivo voltio a verla porque era consciente que su madre estaba llorando por su partida como él lo estaba haciendo aferrándose a lo poco que le pertenecía, sus pocas prendas como sueños estaban guardados en lo más profundo de su corazón, camino hasta que visualizo el hermoso Camelot y no era nada comparado a lo que los viajeros hablan era mucho mejor, el castillo tan impetuoso que se dejaba ver en la colina en la que estaba sintió su corazón palpitar como loco, sudada y era consciente que era un chico torpe, algo tímido pero que no se quedaba callado con las injusticias, respiro hondamente para caminar a su destino…hasta que conoció a Arturo.
La primera vez que conoció a Arturo inmediatamente lo detesto, cabe decir que lo odio y el sentimiento fue mutuo porque el caballero quería ahorcarlo por haberle arruinado el cabello, jamás pensó que su primera impresión en conocer Camelot iba a ser con el príncipe y que este lo intentara asesinar, con el tiempo el chico mimado, caprichoso, egoísta fue quedando atrás, si bien era cierto que seguía siendo mimado, caprichoso también era cierto que Arturo Pendragon era una persona justa, que era capaz de sacrificarse por su pueblo como las personas que le importan y eran esos detalles que hicieron que Merlín se enamorara de él.
Pobre iluso, porque aun cuando él estuviera enamorado de Arturo este jamás se fijaría en él, no cuando el príncipe más de una vez le ha mostrado su interés amoroso en las doncellas, princesas de una gran belleza, por eso se conformo en ser solo el sirviente del heredero del trono, aun cuando sus amigos, nobles caballeros fieles a Arturo no solo por su honor sino por la amistad que tenían con el heredero, Morgana y Gwen conocía su enamoramiento por Arturo, y agradecía profundamente el cariño fraternal de ambas féminas, incluso solo ellas conocían su don, aunque algunos caballeros lo supieran y se hicieran los locos hasta que el mismo lo confesará.
Percival, Gwaine, Lancelot, Elyan, Leon consideran a Merlín como un pequeño hermano menor que era torpe, inocente porque cada caballero opinaban que el joven creía en la bondad en todas las personas aun cuando algunas solo deseaban apuñalar al rey y futuro rey y los cuatro sabían que su hermanito estaba colado hasta el tuétano por Arturo aunque este no se sabían que intenciones tenían con el de orejas grandes y aun cuando fuera su futuro rey si llegara hacer daño a Merlín ellos no dudarían en romperle la cara de niño bonito.
Quizás su deseo era tan grande que solo por una noche, solo por un momento deseaba sentirse completo en los brazos de Arturo, el joven heredero que uniría la magia como gobernar con justicia su reino…Quizás cuando amaneciera todo pudiera ser igual con esa idea aun cuando el gran dragón le indico que su destino era estar al lado del futuro rey como solo su sirviente y amigo, por esta noche seria egoísta, con dedos tembloroso tomo la flor para hacer un brebaje para dárselo a beber a su señor la pócima haría que por una noche este fuera romántico con él por los nervios no leyó todo lo que el libro que Gaius le regalo para que aprendiera a controlar la magia en su interior. Merlín miraba al anciano como el padre que no pudo tener, aunque a veces metiera la pata cuando no terminaba de leer todas las consecuencias de realizar uno de los hechizos del libro pero ahí estaba el viejo médico para cuidarlo y solucionar sus meteduras de pata.
Pero cuando leyó sobre Edelweiss,”Estrella de plata” una flor rara de ver y muy pocos eran los afortunados de encontrarla ya que comúnmente se dada en lo más recóndito e inhóspitos de las montañas y para la buena suerte del joven hechicero una mañana la encontró, una flor bellísima de color blanco en forma de estrella brillaba en medio del bosque, recordando que esa flor al hacerla en un brebaje podía hacer que por una noche la persona fuera romántica, y le dedicara su amor intento recordar que había algo más pero por la emoción lo olvido solo teniendo en la mente hacer el té para Arturo.
Tal vez estaba mal, incluso se arrepintió cuando le dio el té a su señor pero cuando Arturo se burlo nuevamente por su torpeza y es que él no tenía la culpa no cuando el joven rey le exigió ayudarlo a bañarlo para poder dormir más tranquilo sus mejillas se tiñeron de carmín causado ser objeto de burlas de su muy caprichoso amo, logrando que cualquier rastro de culpa desapareciera y con una enorme sonrisa le entrego la bebida esperando al día siguiente ver el comportamiento de Pendragon pero al despertarlo grande fue su asombro no verlo y solo una nota en un pergamino donde le exigía verlo en la noche en el lago a las afueras del castillo como un largo listado de lo que tenía que hacer en el castillo quitándole tiempo para averiguar si o no funciono el té .
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—Pensé que no vendrías Merlín —hablo Arturo saliendo de uno de los arboles viendo a su sirviente observar el pequeño arreglo que hizo en el lago, los ojos azules del joven se quedaron observándolo con una sonrisa de medio lado aunque sus orejas estaban rojas por la vergüenza.
—Claro que vine, más cuando es una orden de mi señor —respondió sintiendo como el mayor se acercaba a su cuerpo solo iluminado por la luz de la luna causando que el corazón de Merlín palpitara como loco.
— ¿Desde cuándo haces caso Merlín? —cuestionó Arturo observando las grandes orejas de su joven sirviente están completamente rojas. Pedragon aún cuando no lo admita ama esas orejas que pose Merlín aún cuando a el joven le da vergüenza, incluso ama esa bufanda roja ¿por qué hasta ese día se dio cuenta de lo que realmente piensa de su sirviente? Es torpe, encantador, no obedece las reglas y siempre está pendiente de ayudar a los demás, con esa sonrisa tan grande, tan acogedora que abriga a todos a su alrededor...
—Puedo ser obediente cuando no me lo pide un príncipe caprichoso, terco, egocéntrico... —iba a seguir con el listado pero Arturo solo frunció la frente para de dos pasos largos se acercó Merlín para darle un beso callando de esa forma el parloteo de su sirviente, como probar el sabor de esa boca; la cual hace mucho desea probar.
— ¿Arturo? Pregunta temeroso sintiendo como el príncipe acaricia su mejilla haciendo que el hechicero se sienta culpable porque sabe que sin el brebaje que le dio Arturo no se comportaría así.
—Solo por esta noche —responde sin saber porque precisamente ese día quiere ser así con Merlín, como si ese momento todo lo que no sabía que sentía por su torpe sirviente saliera a flote al fin, una parte de su mente trataba de comprender pero como si al decir esa respuesta callara esa voz para perderse en los profundos ojos azules de Merlín.
—Solo por esta noche —
Ambos cuerpos se acercaron más sintiendo el aliento contrario. Arturo colocó sus manos en el hombro de Merlín para despojarlo la camisa que poseía sintiendo él como el cuerpo de su sirviente temblaba por su osadía. Acercando su boca al oído contrario —confía en mí —susurro y Merlín acepto aún cuando temía a lo que pasaría mañana por ese momento, por ese segundo desea confiar, olvidarse del mañana y sólo ser de Arturo su único amor.
—Bésame mucho Arturo, que tengo miedo —susurro sintiendo como era desnudado por el príncipe que solo asintió sabiendo el temor que tendría su sirviente. Merlín temía perder a Arturo, deseaba que esa noche fuera eterna, que nunca llegará el mañana y aun cuando llegara deseaba que el amor que le profesaba Arturo fuera para siempre —Quiero que me ames como si fuera la última vez que estuviéramos juntos —
Solo la luna fue testiga de esa unión que no solo era física sino también espiritual, dos cuerpos entregándose sin reservas, sin miedo solo eran dos corazones que se fundían en uno solo olvidándose que les deparaba el futuro
—Sólo por esta noche, sólo por este momento seamos sólo tú y yo. Qué está sea nuestra despedida; aunque tú lo sabes —pensó Merlín sintiendo los besos que exploraban su cuerpo porque después de eso estaba seguro que al día siguiente confesaría a Arturo su mayor secreto y que él decidiera que hacer con él.
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El primero en despertar fue Merlín sintiendo su cuerpo adolorido pero con una sonrisa boba al ver a su príncipe abrazarlo en la cintura, con suavidad lo despertó sintiendo los labios contrarios sobre los suyos.
—Debo hablar contigo —hablo con algo de temor en su corazón pero el dedo del príncipe le indico que sería en el palacio porque era la hora que posiblemente el rey como los caballeros y sus dos impuestas hermanas estarían buscando por todos los rincones donde estaban ese par y si Merlín estuviera completito y sin ningún daño en su cuerpo.
Merlín iba a tomar su caballo pero el fuerte brazo de Arturo lo monto en su propio caballo para llevarlo a Camelot con una sonrisa en los labios.
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Morgana juraba que una vez que viera a su tonto hermano adoptivo lo rostizaría con el mejor hechizo que tuviera en su repertorio, y es que si no miraba a Merlín con todos los huesos puestos y sin ningún daño Arturo la conocería de malas porque la pesadilla que tuvo la noche pasada fue horrible y no deseaba que se cumpliera de verdad necesitaba saber que estuvieran bien los dos, los caballeros solo trataban de calmar sus ansias asesinas pero al verlos venir por la colina todos suspiraron de alivio pero ella tuvo nuevamente ese presentimiento y dando una orden tomo su caballo seguido de los caballeros.
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—Veo que se divirtieron mucho ¿no es así Arturo y Merlín? —pregunto una voz saliendo de su escondite montada en su caballo observo burlonamente a ese par, tensando de inmediato a Merlín, más cuando ambos jinetes bajaron de su caballo, el hechicero sabía que no podía utilizar sus poderes sin ser descubierto que solo debía aguardar cualquier oportunidad y salvar a Arturo de esa hechicera.
—Aléjate de nosotros Morgause —ordeno Arturo desfundando su espada escuchando la risa sarcástica de la mujer
—Lo vas ayudar Arturo ¿enserio? No será que todavía estás bajo el hechizo que te dio Merlín ¿No lo sabías? Tu fiel sirviente te ha mentido con su mayor secreto es brujo como yo y te ha hechizado para que le muestres afecto porque de lo contrario jamás hubieras dormido con él —saco todo su veneno sonriendo cuando Arturo fijo su mirada a su pareja el cual estaba en shock y no sabía que contestar.
— ¡¿ES CIERTO LO QUE HA DICHO?! —pregunto furioso viendo que el menor no se movía de su lugar y solo tartamudeaba cosas sin sentidos a lo lejos venia los demas. Morgana a ver a esa bruja supo que algo estaba mal y su sueño se estaba cumpliendo.
—Yo…yo no es lo que… Arturo yo —intentaba hablar pero el miedo era más grande.
—nuestro querido Merlín te dio a beber Edelweiss, “Estrella de plata” o a caso lo vas a negar hechicero —dijo con toda la maldad en sus palabras Morgause, y al sentir la mirada del joven hechicero. Merlín al escucharla se dio cuenta que había caído en una trampa, cuando encontró la flor, que ingenuo había sido al pensar que había tenido suerte ese día todo había sido un plan de parte de esa bruja y él cayo redondo en ella.
—Lo siento Arturo —susurro sintiendo las lagrimas escurrir en su rostro pero solo soltó un gemido de dolor cuando el príncipe tomo su brazo para tirarlo al suelo apuntando con su espada su cuello y solo pudo abrir sus ojos observando a la bruja que se regocijaba en su victoria.
— ¿Me has hechizado? ¿Has utilizado magia en mí? ¿Desde cuándo? —interrogo sintiendo que todo lo que paso la noche anterior había sido una farsa, Arturo sentía su orgullo herido y deseaba matar con sus propias manos a su sirviente —te detesto —hablo sin pensarlo sintiendo como el cuerpo del menor se estremeció intentando hablar pero él no deseaba escucharlo e iba a dar la puñalada final cuando su cuerpo fue aventando a un árbol dejándolo inconsciente en el acto.
— ¡Aléjate de él! —grito Morgana estirando su mano, para ver con odio puro a esa mujer que se reía por lo que estaba viendo, la bruja estaba satisfecha porque su plan había salido perfectamente como lo planeo pero solo dio un par de pasos atrás cuando ambos brujos tanto su media hermana como Merlín le lanzaron un potente hechizo que la debilito al instante pero con sus últimas energías desapareció del lugar no sabía hasta cuando iba a recuperarse completamente pero aun así había logrado su propósito Arturo odiaría a Merlín, porque ese par jamás se daría cuenta que le lanzo un hechizo al príncipe para que todo el amor que profesaba a Merlín se convirtiera en desconfianza, en orgullo herido en saber si fue real o no ese sentimiento.
— ¿Arturo? —corrió a socorrerle Merlín viendo a su amado inconsciente suspiro aliviado pero solo lo abrazo llorando sabiendo que después de eso no podía quedarse en Camelot, no cuando su secreto fue revelado con dolor miró a su pequeña familia indicando que debían ir al palacio. Todo el camino fue hecho en silencio al llegar sintió la mano de Morgana en su hombro y él solo medio sonrió para caminar a su habitación tomo toda su ropa lo más rápido que podía incluso tomo el libro de hechizos pero el miedo de que cualquier momento despertara Arturo y ordenara su ejecución no se dio cuenta que cayó debajo de un mueble sin ser visto
—Deben prometerme que lo van a cuidar de que no meta mucha la pata con las doncellas que deseen hechizarlo como algunos enemigos, por favor siempre estén con él, no fue su culpa que esto pasara… yo cometí el error de amarlo y hechizarlo —dijo rápidamente para despedirse de todos, Morgana iba a replicar pero la mirada que le indico el hechicero indicaba que era lo mejor en ese momento era desaparecer , con lagrimas en su rostro abrazo con fuerza al médico del palacio que insistía en ir con él pero Merlín no lo permitió indicando que lo mejor era que protegiera a Arturo de cualquier peligro con rapidez tomo su caballo para salir corriendo de ese lugar sin mirar atrás sabía que no podía ir a su aldea así que solo corrió hasta donde el viento lo llevará.
Por una noche, quiero sentirme tuyo, que no miremos el mañana sino disfrutemos este momento….
DOS AÑOS DESPUES
Los caballeros como Morgana cumplieron la promesa que le hicieron a Merlín cuidaron al tonto príncipe que tenía como amigo, aunque este no mostrara ningún indicio de sufrir la pérdida de su sirviente. Cada de uno de ellos había visto aunque sea un par de veces a su amigo siempre cuidado entre las sombras al heredero de la corona como su mayor secreto la primera vez que lo supieron ellos quedaron con la boca abierta pero al menos el hechicero no estaba solo en el mundo.
Arturo ya no soporto más luego de haber despertado de la inconsciencia hace dos años atrás prohibió que alguien entrara a la habitación de Merlín, su orgullo le impedía ver que quizás cometió un error con su sirviente, que quizás si eran verdaderos sus sentimientos pero la cólera de saber que lo que pudo haber sentido era producto de un hechizo hacia que olvidara esos sentimientos pero luego de dos años sin que nadie se diera cuenta entro a la habitación de Merlín sintiendo como si el tiempo no hubiera pasado ahí, se sentó en la cama de su sirviente pero le llamo la atención algo en uno de los muebles movido por la curiosidad se agacho tomando el pesado libro, con sumo cuidado lo abrió leyendo varios pócimas como hechizos pero recordando algo, empezó a buscarlo y sintió como todo su mundo se vino abajo.
EDELWEISS
En francés,
(Mi lengua paterna),
Se le dice “Étoile des Neiges”
Lo que es lo mismo “Estrella de las nieves”, “Flor de las nieves” o “Estrella de Plata”.
Es la flor más protegida del Pirineo.
Nace en pleno invierno y en altitudes muy elevadas.
Su aparente fragilidad sólo es un espejismo tras el que se oculta una flor increíblemente resistente, ya que soporta temperaturas extremas y es capaz de sobrevivir a más de 3.000 metros de altitud.
Su belleza y fortaleza han alimentado una leyenda viva que esconde ciertos misterios.
Es el Símbolo de la Protección de la Naturaleza,
De la Inmortalidad y de la Pureza.
Se la considera un símbolo de Valor y Coraje,
Representa el honor,
El mundo mágico de los sueños y
El Amor Eternoque nunca se secará.
La belleza de ésta flor, reside en su dificultad para encontrarla,
Ya que sólo crece de forma natural en el más recóndito e inhóspito de la montaña por encima de los 2.000 metros.
El solo hecho de tener que escalar montañas,
Y alcanzar difíciles recovecos para conseguir un ejemplar,
Casi justifica por sí sólo las múltiples historias y leyendas que se han generado en torno a ella.
La leyenda más extendida cuenta que:
Si un hombre quería probar su amor hacia una mujer,
Debía trepar a gran altitud,
Sobreviviendo al frío viento,
Y atrapar una de estas preciadas flores para entregársela a su amada.
También se dice que tomó su color de la luna.
Su imagen es considerada como el reflejo perfecto de una Belleza extraña y sosegada.
Edelweiss significa Nobleza Blanca.
En el lenguaje de las flores, Edelweiss significa: Amor eterno…
Arturo se dio cuenta que la descripción seguía en la página anterior con algo de miedo dio la vuelta sintiendo como su corazón se comprimía y el aire le hacía falta
Para que funcione esta pócima ambas partes deben sentir lo mismo, la flor Edelweiss jamás funcionara si uno de las partes no se aman, porque para mostrar su amor, debe existir ese sentimiento…
Después de dos años, supo que había metido la pata, su Merlín lo amaba como él lo hacía, todo ese tiempo pensó que había sido un juego, algo que tal vez su hechicero provoco pero no era así, realmente ambos estaban enamorados y ahora se daba cuenta que lo había perdido para siempre…solo cayó de rodillas para llorar desconsoladamente por su idiotez, su impulsividad había perdido todo.
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En lo más profundo de un bosque, en una cueva habitaba un joven de cabellos negros, ojos azules que solo limpiaba una de sus mejillas tratando de no mostrar que había llorado, y jurando que ya no lo volvería hacer por el hombre que le rompió el corazón y aun así sigue amando con locura. Agradecía que en el lugar que escogió vivir cuando llego a ese bosque había varios pueblos en donde podía buscar sus vivieres como todo lo necesario, incluso había una en la que podía utilizar libremente su magia. Pero prefirió ser un ermitaño vivir solo con esa hermosa cuerva que equipo para ser un hogar.
Merlín sufrió las primeros meses al saberse repudiado por el hombre que ama, fueron los meses más difíciles y dolorosos que vivió pero un pequeño rayo de luz alumbro su oscura soledad…La magia muchas veces tiene sus maneras de encontrar una salida, luego de nueves meses en completa soledad pudo tener en sus brazos el fruto de su amor, no sabía cómo al parecer la flor tenia efectos secundarios y uno de ellos era la fertilidad en uno de la pareja y él agradeció ese efecto porque había encontrado la fortaleza para seguir viviendo. Sabia su misión y debes en cuando aparecía para ayudar a Arturo cuando este peligraba o estaba a punto de morir pero luego como aparecía desaparecía. Cuando su pequeña familia conoció a su hijo quedaron con la boca abierta y más cuando el pequeño era una copia exacta de su otro padre… su pequeño Cedric que significaba jefe, líder en la batalla su pequeño principito.
—Cedric, ven cariño debemos ir al pueblo a traer vivieres —hablo Merlín cargando a su pequeño hijo por él cual daría la vida. Arturo jamás lo conocería, jamás sabría que era padre porque tenía miedo de que se lo arrebatara y ahí si moriría de la tristeza. Merlín estaba seguro que jamás regresaría a Camelot, era feliz con la vida que tenia con su hijo y esa cueva que se había convertido en su hogar.
—Por una noche ámame como si fuera la última vez, porque quizás mañana tomemos caminos separados —pensó susurrándolo al viento abrazando a su bebé que solo se acomodo en su pecho —Lo siento Arturo pero tú eres cosa del pasado, lo que vivimos juntos fue solo por una noche —
FIN.