SECRETOS DE COCINA
By: K.G.Á.É.
"Slaine nunca le diría cómo Orange había terminado cocinando para él...". InahoxSlaine.
Aldnoah Zero no me pertenece.
SECRETOS DE COCINA
Inaho notó que el hombre llamado Harklight era quien especialmente cocinaba para Bat. Por eso, no le preparó comida. Sin embargo, tal detalle pasó desapercibido para Seylum.
—Slaine, deberías probar la comida de Inaho. ¡Es deliciosa!—ella había comentado cuando el castaño le dio su plato de comida, alagándole de paso.
—Gracias. Por esta ocasión me negaré. Harklight ya está preparando nuestros alimentos. No sería correcto—el rubio le sonrió cortés.
—Es una pena. Ya será en otra ocasión ¿No es así, Inaho?—entonces ella buscó su mirada, esperando ilusionada que él estuviera de acuerdo con la idea de algún día cocinarle a su querido amigo.
Inaho asintió. No realmente entusiasmado por, específicamente, cocinar para el otro. No obstante, le fue inevitable notar que Bat comía poco.
Con tal hábito, no era extraño que, incluso siendo mayor, el rubio luciera así de menudo.
Inaho tenía sus sospechas sobre la causa de los hábitos del joven. Y creía que hubo un tiempo en el cual incluso su comida era algo de lo que debía cuidarse. Lo que no sería raro, considerando que hubo personas deseando su muerte.
Tampoco dudada que algunos hayan sido lo suficientemente cobardes para incluso tratar de envenenarle.
El hecho de que dejara al tal Harklight cocinar para él, sólo podía significar que a su llegada las cosas habían mejorado…
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Para Inaho, cocinar era algo habitual. Él solía ser el encargado de ese espacio, pues la princesa aún no aprendía muy bien. Y tanto su hermana como Eddelrittuo, habían demostrado ser un peligro con y sin supervisión. Por eso, cuando el castaño se levantó esa mañana, le tomó por sorpresa que la cocina estuviera ocupada. Y sobre todo, que no fuera el segundo cocinero de la casa quien estuviera allí.
Slaine Troyard era el intruso.
Cocinando. O al menos, eso parecía.
Inaho se quedó un rato más en la puerta, observándole.
Debajo del mandil que había tomado prestado de Harklight (Inaho dedujo, porque era obvio que le quedaba grande y había decidido hacer un tipo moño en la parte del cuello para arreglar el problema), el rubio no llevaba puesto su uniforme; a cambio, estaba vestido únicamente con una de sus camisas y su bóxer, por supuesto. Razón que le dejó apreciar las tornadas y blancas piernas de su ex-némesis…
Inaho se preguntaba si el rubio aún tenía intenciones de crecer, porque esa prenda era un poco grande.
Por otro lado, le sorprendió encontrarlo vestido tan ligeramente. De acuerdo al reloj aún era temprano; bastante en realidad, considerando la hora de despertar del resto. Así que, definitivamente Troyard no esperaba que alguien le encontrara en su excursión secreta a la cocina.
—No pensé que supieras cocinar—el castaño mencionó. Llamando en seguida la atención del otro. Quien dejó de lado la preparación de sus hot cakes para observarle.
Mientras, Inaho encontró increíble lo fácil que era hacerle sonrojar. Y adorable, el hecho de que hubiera un rastro de harina en su mejilla y un poco de mezcla en su cabello…
Decidiendo que buscaría alguna palabra para sustituir 'adorable' a la hora de describir a su antes enemigo. Preferiblemente más tarde, pues su mente traía palabras como: 'encantador', 'tierno' y 'lindo' en su lugar. Y ninguna de éstas le ayudaba a disminuir las ganas de continuar apreciando lo delicado de la apariencia del otro.
—No sé tanto, en realidad—Bat se giró de nuevo, obviamente nervioso por su repentina aparición, delatado por uno de sus pies descalzos restregándose en el otro.
Entonces, le vio voltear el hot cake que preparaba, no tan profesionalmente como Inaho lo hubiera hecho (lanzándolo al aire y atrapándolo como si no fuera nada), sino con cuidado, con la espátula.
Aún así, Inaho decidió que juzgaría por sí mismo que tan bueno era.
Acercándose para ver si el panqué estaba en su punto o estaba más tostado de lo que debería, primero se concentró en el olor que comenzaba a llenar la cocina.
—"Al menos, no parece oler a quemado"—
Inaho pensó, concentrándose en ello; no percatándose de la poca mezcla en el suelo, que lo hizo resbalar y perder el equilibrio.
Agradeció que, justo en ese momento, lo que el rubio tuviera en la mano fuera la mantequilla y no el mango del sartén, o alguien se habría quemado, pues ambos terminaron en el piso:
Con Troyard a cuatro, al meter las manos queriendo evitar una fea caída. E Inaho aferrado a él, por lo mismo.
Era una situación estúpida, el hecho de que ambos tuvieran el corazón acelerado por un simple accidente en la cocina, considerando todo lo que habían pasado en la guerra.
Al hacer un recuento de los daños, Inaho notó que su mano se había deslizado por debajo del ligero atuendo de su acompañante. Y pensó que, tal vez, no era el calor de la estufa lo que de pronto había abochornado al rubio platinado y le había acalorado a él.
Fue una decisión de microsegundos, en la que el castaño encontró apropiado que se alejaría lentamente para no incomodar más al otro. Una mala decisión luego de pensarlo mejor, ya que podía sentir el paso de la suave piel bajo su palma. Y más parecía una caricia osada que otra cosa. Y... definitivamente, no fue el único en interpretarlo así, porque el cuerpo entre sus brazos se tensó.
Fue inesperado que no le apartara abruptamente, considerando lo bochornosa que se había vuelto la situación.
— ¿Estás bien?—Inaho susurró en su oído. Quizá, porque no quería despertar a nadie y ser encontrado así.
O... tal vez, porque el estremecimiento y el rojo de los oídos de Troyard habían valido la pena.
Estando en tal posición, se percató de otra cosa, preguntándose: ¿por qué su ex-némesis olía diferente, si habían estado usando el mismo shampoo y el mismo jabón?
Colocando su nariz en el cuello ajeno, respiró su aroma. Concluyendo que: no era mucho, pero el olor variaba.
También, notando otro no muy agradable olor: La sartén quemándose...
Estando nuevamente consciente de la situación, Inaho se apoyó mejor en sus pies y, sin soltar a Troyard para evitar que terminara en el suelo por la mantequilla en su mano, él estiró uno de sus brazos para apagar la estufa.
Por su parte, el rubio se había aferrado al brazo que le sostenía y le había semi-incorporado con el movimiento, al sentir sus piernas temblar como si fuera a desvanecerse sobre el piso si el otro le soltaba. Y... quizá, el culpable lo notó, porque sintió al castaño volver a rodearle con ambos brazos. Esta ocasión, por encima de su ropa. Mas eso no bastaría para calmar su desbocado corazón y el fluir de la sangre agolpado en sus mejillas.
Tratando de ignorar la incomprensible tensión entre ellos, una que por acuerdo tácito preferían no comentar, el castaño llevó al estático joven a la silla más cercana de forma silenciosa; comprobando que sus suposiciones eran correctas:
Bat era bastante ligero...
Como ninguno tenía palabras para cambiar el ambiente que los envolvía, Inaho, quien provocó el incidente, revolvió la mezcla un poco y continuó la preparación de los hot cakes. Mientras el rubio limpiaba la mantequilla de sus manos, tomándose su tiempo. Prefiriendo no dar importancia ni a su platillo, ni al cocinero.
Por ello, cuando Inaho sirvió el resultado de su inesperada colaboración, fue sorprendido por la mano en su cabello.
—T-Tenías mezcla—y escuchó tartamudear al dueño de las orbes turquesas, que trataban por todos los medios ver cualquier cosa más allá de él, con tal de no hacer contacto visual.
Inaho, al ver sus mejillas imitar el color de la mermelada, supo que los adjetivos previos definitivamente eran apropiados para Bat.
Por su parte, si por casualidad la princesa entrara a la cocina en ese instante, Slaine nunca le diría cómo Orange había terminado cocinando para él. Porque eso, eran secretos de cocina que no necesitaba saber.
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