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Tres meses. por HakudiNN

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Notas del fanfic:

Hola, familia cibernética!!!

Mucho sin pasar por aquí, varios fics sin terminar...peeerooo cuando los fickers nos quedamos sin musas y nos abandona la inspiración, hacemos lo que todos los demás: comenzar de nuevo.

En mi caso ya tenía esta historia desde casi dos o tres años (probablemente más), ahora solo la revisé y edité ciertas partes. El argumento es el mismo.

Tengo planeado y estoy determinada a terminar toooodos mis fics, sin embargo, por ahora estoy en un hiatus de falta de inspiración de varios y además el trabajo (la vida adulta) no me son de mucha ayuda.

Lamento mucho haber pausado mis fics :(... Espero que este lo compence un poco, es la historia que me atrapa ahora y ya tengo avanzados 4 capítulos, así que habrá actualización más o menos constante (conforme vaya avanzando en capitulos).

A leer!

La inspiración de este fic es la canción: Burn; de Cody Crump.

Notas del capitulo:

Bueno, a leer! Capítulo corto que es más bien un prólogo :D!

 

I.

--¿Cuánto más?

Pese al ritmo acelerado de su corazón se mantuvo impasible mientras esperaba la respuesta. Una parte de él, la más débil, prefería mirar a través del cristal, entretenerse con el hervidero de vida en las calles varios metros abajo; fingir que su atención la tenían todos esos autos y esas personas indiferentes.

No obstante, la otra fracción de su consciencia le indicó desde un inicio que su mente tendría que verse cruelmente anclada a la realidad.

Por un instante desenfocó sus ojos, relajándolos hasta el punto en que la visión de día soleado fue reemplazada por su reflejo cetrino. Frunció ligeramente los labios, si bien nunca se consideró a sí mismo como una persona vanidosa, ahora mismo su aspecto dejaba mucho que desear inclusive para su concepción banal de belleza.

Estaba ojeroso (inclusive más que Elle, que ya era decir mucho), su piel ahuecada debajo de los ojos pasaban ya por magulladuras sobre la tez pálida verdosa. A este paso lo único más o menos vivo serían sus ojos, aunque de todas formas seguía creyendo que no era sino un cadáver andante.

Ni siquiera el espesor de su cabello grisáceo ayudaba mucho para aparentar el gesto cansado que él se empeñaba por enmascarar con aburrimiento.

Entornó los ojos a su reflejo, ahogando el escalofrío que el aire acondicionado le provocó.

--Nate.

--¿Cuánto más?—repitió bajando la cabeza a un costado, mirando de lado al doctor Yagami.

--Deberíamos esperar a tu hermano—repuso el hombre acomodándose las gafas.

--Él no es el enfermo—el jovencito se dio vuelta sobre el piso encerado,  encaminándose lentamente hasta la silla para tomar asiento justo frente al indeciso oncólogo.

El hombre se peinó el bigote con aire ansioso, reconociendo que no podía negarle esa información por mucho más tiempo. Es más, tenía el derecho a saberlo tanto como él la obligación de ser sincero con su paciente más querido.

 --Nate…no me gustaría estipular un patrón de tiempo…—sondeó.

--Su hijo, Light —interrumpió posando los ojos en el calendario de escritorio—se casará en febrero…

El médico esperó.

--¿Podré asistir?—su voz apenas fue audible.

El oncólogo casi no logró mantener arriba la mirada para enfrentar los fijos ojos de Nate. Un temblor doblegó su fuerza y frunció los labios ante la inminente sensación de culpabilidad que lo acosaba. Una pena que lo azuzaba como médico y hombre.

Nate seguía esperando.

--No—murmuró al fin, carraspeando involuntariamente para que saliera la voz.

El gesto impasible del muchacho no sufrió ningún cambio, no hubo llantos, aullidos de desesperación ni sonrisas falsas de resignación. Ninguna reacción a las que el oncólogo estaba acostumbrado a presenciar paciente con paciente; en lugar de cualquier demostración de decepción, Nate se limitó a mirar la misma página del calendario.

Era dos de noviembre.

--¿Está en todos lados, cierto? En todo el…cuerpo—susurró. Yagami asintió lentamente—De acuerdo—apenas fue audible; acto seguido el joven se puso en pie enfilando hacia la salida de la pulcra consulta.

--¡Nate!

No prestó atención, siguió de largo hasta el blanco corredor. Se detuvo unos segundos para mirar la amplia sala de espera: sobre una de las sillas de plástico su hermano escuchaba con atención las palabras Light. La rubia, su prometida, escondía el rostro entre las manos, los hombros le vibraban ligeramente como muestra del llanto que intentaba ahogar.

Nate escondió el rostro con la pantalla de su cabello rizado; no quiso ser parte de eso.

No de nuevo.

Se meció sobre sus talones un instante antes de empujar las piernas por el pasillo, moviéndolas cada vez más rápido pero negándose a correr porque, además de no estar en aptitudes físicas de hacerlo, sería aguijoneado por la inminente sensación de estar huyendo de su realidad. Y eso lo asqueaba. Lo hacía sentir cobarde.

No quería admitir todavía que lo único que deseaba en ese momento era salir del hospital, no volver ni siquiera en el final.

--El final—musitó con labios resecos.

Tres meses…y luego todo sería oscuridad.

La respiración le falló en ese momento, así que decidió aminorar la velocidad de su caminata.  Dio vuelta sobre el corredor para entrar al ascensor.

Se estrelló contra alguien, rebotó, trastabilló y casi cae de espaldas.

--¡Oye! Fíjate por donde caminas—le reclamó una hosca voz.

Nate levantó los ojerosos orbes para encontrarse con el rostro enfadado de otro muchacho.

Tenía los ojos más azules que jamás había visto, el cabello rubio despeinado caía sobre su frente, cubriendo el ceño fruncido que de todas formas era notorio.

--Discúlpate, Mihael—reprendió con suavidad otra voz más amable.

--El idiota fue él—se defendió en tono que se antojaría pueril.

El segundo muchacho le sonrió de forma cansina, débil.  Nate reconoció el semblante de alguien enfermo e instintivamente buscó en su cuerpo un indicio que le revelara de qué padecía, lo único que encontró fue el brazo flexionado contra el pecho, fuertemente apretado para evitar que la gasa cayera desde la corva de su codo.

--¿Tienen drogas?—preguntó de la nada. Jadeando.

Ambos muchachos le miraron con extrañeza. Era cierto que su apariencia reflejaría algún comportamiento delictuoso, sin embargo, eso no significaba que fuese cierto.

El chico rubio puso mala cara.

--¿Qué quieres decir?

--Quiero…probarlas…

--No tenemos—rio el segundo chico, recargando los cabellos pelirrojos en el muro.

--¿Estás bien, Matt?—preguntó el rubio.

--No pasa nada, ya lo sabes—se encogió de hombros.

--¡Nate!—la voz de Light llamó algunos metros atrás.

Los muchachos parecieron acordarse de su presencia.

 

Nate bufó por lo bajo al saberse descubierto, ladeó el cuerpo con la intensión de desaparecer dentro del elevador, cuando la visión comenzó a ser borrosa, todo a su alrededor se desdibujó tan abruptamente que el mareo fue inevitable.

Luego, no supo más de sí.

 

El muchacho rubio asió los brazos para intentar sostenerlo, en vano. El cuerpo flacucho de Nate se estampó contra el suelo.

Las manos enguantadas del rubio recogieron su cabeza para intentar re animarlo. Su amigo pidió ayuda.

Light derrapó sobre el encerado piso hasta Nate, sosteniéndolo por los hombros.

Y llegaron dos doctores.

 

Notas finales:

Gracias por leer!!!

Espero sus tomatazos como siempre, sugerencias y lo que su coranzoncito quiera manifestar :D!!!

Volví!!!

rr???

Bshosss

tronadhozzzzz

y

sensualezzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzz


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