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Suplicio por Pikacha-sama

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Notas del fanfic:

¡Lo prometido es deuda! Un JiraiOro para mi gente bonita

 

 


Los personajes de Naruto no me pertenencen son de Kishimoto-sama.

Notas del capitulo:

¡Les dejo el prólogo para que lo disfruten!

ENJOY ;)

 

Suplicio.

Prólogo.

 

Lo que más odiaba en mundo era ese maldito bastón, siempre lo haría, jamás lo olvidaría. Toda su vida su abuelo se había dedicado a corregirlo con él. Ese maldito vejete amargado que sólo miraba por su porvenir; maldecía la hora en que su padre había abandonado a su madre y que esta muriera en el parto. Ni siquiera había sido una situación que hubiera podido estar en sus manos, pero la odiaba.

 

Cada que tenía la oportunidad solía fugarse de su casa lejos del temperamento de Danzou. Su residencia estaba situada en una colina del campo de un pueblo perdido de Japón, donde solo vivían su abuelo y él. Se mantenían de la pensión del mayor por su estadía en el ejército.

 

Salió por la puerta trasera bajando con rapidez, su kimono blanco siempre tenía que estar en perfecto estado, si no de nuevo lo apelarían con el maldito bastón. Con cuidado logró llegar al pequeño camino de piedra que lo guiaría al pueblo, había logrado convencer al mayor de darle unos cuantos yenes para unos libros sobre el cuerpo humano que habían llamado sumamente su atención.

 

Siempre había sido muy inteligente para saber en que necesitaba enfocarse para poder salir de la tiranía de su abuelo, aunque, este solo parecía querer ponerle trabas. Orochimaru se consideraba un fiel allegado de los libros, pero Danzou creía que los chicos como él solo servían para tener hijos.

 

Otra cosa más que odiaba del vejete.

 

Siguió caminando visualizando la residencia del afamado empresario del pueblo, no conocía al dueño de la casa, pero sí a su fastidioso hijo: Jiraiya. Ese imbécil lograba poner tan de mal humor como su abuelo, la única razón por la cual lo visitaba era por la espaciosa biblioteca que tenía en su pequeña mansión.

 

Tardó aproximadamente treinta minutos en llegar al bazar de la calle principal, su cabello azabache solía mecerse con el viento cuando solía correr como en ese momento, estaba emocionado por la ganga de libros que iba a obtener. Sin embargo, su rostro se comprimió cuando no los encontró.

 

—¿Dónde están los libros de ayer, Momoshi-san? — preguntó el niño de doce años. A pesar de que su rostro no expresaba nada, sentía furia de no ver esos libros, los había deseado tanto al punto de pedirle dinero a su abuelo para ellos, ganándose un par de bastonazos que habían quedado marcados en una de sus pálidas piernas.

 

—Oh, el joven Jiraiya los compró ayer, me ofreció mucho por ellos… —aclaró en hombre con un sonrojo en el rostro —. Lo siento, Orochimaru, cuando pueda obtener otros los guardare para ti…

 

El azabache solo asintió mientras afilaba la mirada, ni siquiera se dignó a seguir prestándole atención al hombre, solo sabía que nada bueno podía salir de ello ¡Maldito albino y sus ganas de molestarlo! Y sin proponérselo giró sobre sus talones dispuesto a que Jiraiya le devolviera los libros.

 

 

 

 

 

 

Jiraiya ni siquiera tuvo que esperar mucho para que las cosas le salieran como lo había planeado. Había sido fácil idear un plan como aquel, conocía a Orochimaru de tres años atrás, la primera vez que lo miró fue en el pueblo. Siempre solía pasear acompañado de su abuelo cuando tenía nueve, porque a pesar de llevarle dos años más jamás imaginó que terminaría enamorado de ese arrogante azabache.

 

Era inteligente y ambicioso. Arrogante y misterioso. Jamás podía adivinar que pasaba por la cabeza del chico; bueno, ese día en especial, podía mirar su rostro desfigurado de la rabia cuando lo miró entrar por el patio trasero de su casa. No tenía que ser muy inteligente para saber que estaba colérico… por su culpa.

 

Compró los libros por los cuales había estado muy interesado el día anterior que se toparon “accidentalmente” en el pueblo. Le indicó al hombre que, si Orochimaru preguntaba por ellos, le dijera que había sido el quien se los había llevado, sólo era cuestión de que se mordiera el anzuelo indicado y lo tendría para comer en su casa ese día.

 

—¡¿Que te crees, idiota?! — preguntó haciendo énfasis a lo tonto que solía comportarse con él en ocasiones ¡Era obvio! Lo podía tan nervioso que su galantería no era muy buena cuando se trataba de conquistarlo.

 

—¡Planeaba hacerte un regalo! —alegó el otro con las mejillas encendidas.

 

—¡Eres un zoquete! ¡Devuelve los libros! — exigió con el ceño fruncido, no entendía porque lo acosaba tanto si muchas veces antes ya lo había rechazado sin importarle sus sentimientos.

 

—¡Te los daré si te quedas a comer en casa conmigo!  

 

—¿Quién quisiera comer con un tonto como tú?

 

—¿Quieres dejar de insultarme?

 

—Tú cara de idiota me molesta.

 

—¡Te dejaré leer lo que quieras si te quedas! — gritó como última propuesta, sabía que su debilidad era la biblioteca, Orochimaru amaba demasiado a los libros como para rechazarlo.

 

—¡Sólo lo hago por eso! ¡No te hagas ilusiones, imbécil! —concluyó empujándole con el hombro para pasar dentro de la residencia. Habían estado peleando por la puerta de empleados, cuando el azabache lo visitaba siempre lo hacía por allí, evitando llamar la atención de su padre.

 

Los dos caminaron por el estrecho pasillo que daba directo con el cuarto lleno de páginas por leer, Orochimaru lo describía como estrecho por la proximidad que tenía el albino sobre él, incluso, había osado tomarle la mano. Un tic nervioso se instaló en uno de sus ojos mientras rechazaba el contacto.

 

Llegaron al lugar y al azabache se le iluminaron las pupilas mientras observaba todos los libros que residían ahí. Siempre había admirado el conocimiento infinito que existían, las ganas de saber todo siempre lo habían consumido, parecía su curiosidad jamás tener fin. Sin esperar que Jiraiya dijera algo más se acercó a la estantería más próxima buscando algún libro sobre el cuerpo humano que pudiera encontrar.

 

—No entiendo lo emocionante que le miras a esto — comentó el albino mientras le arrebataba el libro y ponía otro en sus manos. Eran los que había comprado para él, espera ansioso un resultado positivo a su relación, pero Orochimaru solo afiló la mirado y volvió a tomar el otro libro que tenía entre las manos.

 

—Los libros son para gente que sabe leerlos, no para idiotas como tú —declaró el azabache dispuesto a ignorarlo y enfocarse en la lectura mientras su abuelo siguiera con la siesta de la tarde. Hasta entonces podría disfrutar lo maravilloso del conocimiento humano.

 

—¡Si tanto te gustan te escribiré uno! — prometió con una gran sonrisa en los labios —, y entonces tendrás que casarte conmigo, Orochi… — vanaglorió sin quitar la mueca de la felicidad de su rostro.

 

—Eso quisieras, idiota — susurró sin prestarle mucha atención, se había empezado a sumir en la información que su mente adquiría, si seguía hablando con el albino sería tiempo perdido. Se había cansado hace mucho de que siempre estuviera diciendo cosas estúpidas como esas. Él no se quería casar, quería ser libre y cumplir sus propias metas, entre ellas… romper el maldito bastón de su abuelo.

 

 

 

 

 

 

Haruzen Sarutobi era un hombre muy sabio por los demás, las experiencias de la vida le habían dado muchas anécdotas que lo habían convertido en una persona seria y analítica. Su pequeña fortuna se había formado de las buenas inversiones que había aprendido a hacer.

 

Una muy mala espina se formaba en él con la siguiente escena. Había entrado a la biblioteca para buscar a Jiraiya y siguieran con las clases de caligrafía que tanto le hacían falta, pero al entrar había vuelto a encontrar al chico de la colina con él. Ese chico que era demasiado inteligente para su hijo.

 

Al parecer los dos se habían quedado dormidos y la cabeza de Orochimaru estaba recargada en el hombre del albino, le preocupaba la situación, por las mejillas encendidas que tenía el azabache. Era consciente de que apenas eran unos niños, pero el chico pronto comenzaría a desarrollar y estaba seguro que Danzou aprovecharía eso a su favor.

 

Sólo espera equivocarse de juicio con toda esa situación.

 

Continuará…

Notas finales:

khé? Sí, mi primer JiraiOro, no es tan crack pero me gusta demasiado la pareja. El antagonista de esta historia es Orochimaru, así que agarrense los pantalones que esto se va a prender.

POR FAVOR, DEJEN COMENTARIOS.

Jamás he escrito sobre otra pareja que no sea NS o SN y tengo miedo que a le gente no le guste, por favor comenten lo que piensan acerca de ello.


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