Todo lo que el Uchiha representaba para Naruto Uzumaki era "diferente", para el rubio Sasuke era alguien vanidoso que no lograba complementar con su persona, maldijo aquel día en que sus caminos se cruzaron por pura casualidad y odio una y mil veces el día en que se enamoró de ese azabache avaricioso.
Naruto era todo azucarado, suave y adorable de unos preciosos ojos azules que inspiraban tranquilidad de solo verlos, mientras que por el contrario Sasuke era amargo, rígido y oscuro sus dos iris transmitían misterio, como si intentara ocultarse detrás de su fachada de hombre malo. Era como si la luna y el sol intentarán compaginar, como mezclar agua y aceite, por mucho que lo intentaras estos nunca se mezclarían por más de unos cuantos minutos y esa era exactamente la reacción que se obtenía por las dos partes al estar en contacto el uno con el otro.
El Uzumaki intentó acercarse al moreno tantas veces —muchas más de las que podía contar— que había perdido la cuenta de todas aquellas en las que por primera vez su corazón había latido por una persona y vaya tipo del que se fue a enamorar porque Sasuke Uchiha no era el típico hombre agradable de sonrisa amable que calentaba tu corazón con solo una mirada, no, el mayor era todo lo contrario, muchas personas lo definían como "un rufián avaricioso" y aunque fuera verdad Naruto no podía despegar su mirada de él.
Se conocieron hace dos años en una convención de negocios donde Naruto se encontraba atendiendo a los empresarios más importantes de la ciudad, por azares del destino a Naruto Uzumaki le tocaría atender a uno de los más exigentes hombres de aquella sala de conferencias: Sasuke Uchiha.
Al principio el blondo se había mostrado alegre de que aquel adonis sea su "cliente" pero después de tratarlo por unos cuantos minutos se dio cuenta de que Satanás si existía y se encontraba rondando en aquellos pasillos. Más sin embargo nada impidió que él se enamorara de aquel príncipe de hielo, por más que intento calmar los latidos de su corazón nada lo ayudo, Sasuke era como la fortaleza que el necesitaba en su vida.
Necesitaba a Sasuke a su lado para poder respirar, lo necesitaba más que lo que jamás había necesitado a alguien en su vida.
Por eso se encontraba dónde estaba ahora, en la oficina del Uchiha —su actual jefe— confesando sus patéticos sentimientos a un hombre que posiblemente no le correspondería nunca. Pero eso no lo preparó para el inminente rechazo que él Uchiha le dio, no solo eso sino que su verdugo se encargó de enterrar toda esperanza que el rubio pudiera tener.
Ese mismo día algo en el rubio se vino abajo, no importo que tantas palabras de ánimo le dieron sus amigos antes de su declaración, nada logro hacerlo sentir mejor. Así que corrió lejos de su droga.
Sasuke Uchiha se había convertido en su droga, una a la que se había vuelto adicto. Las adiciones a la larga matan.