Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

La primera vez. por Ashtad

[Reviews - 15]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Todos los personajes peertenecen a DC/ Warner Bros.

Notas del capitulo:

Hola- Hola nenes!!

Una vez más aquí! Con todo ustedes, que emoción! :D

 

Lo sé, lo sé, tengo varias historias pendientes, las terminare todas lo prometo (*n*) ... pero esque tengo una obsesión por escribir sobre Damian, en verdad amo a la bolita de odio y no logró resistir el shipearlo con todos xD jajaja (no, es verdad, tengo varios escritos JayxDami, DickxDami, JonxDami) .__.

Tengo que comenzar a controlarme porque en verdad me aloco.

 

En fin! Espero les guste esta pequeña historia, creo que solo serán dos capítulos, pero aun no lo sé, la inspiración puede atacar.

Muchas gracias por leer, les mando besos en las frentes. <3

 

No significaba nada especial besar a otra persona, no era más que un intercambio en el que participaban grandes cantidades de terminaciones nerviosas provocando la liberación de oxitocina y demás hormonas; siendo honestos jamás lo había hecho hasta que cumplio los quince años y desde entonces lo venía haciendo como algo rutinario. En un inicio las sensaciones que lo invadieron llegaron a abrumarlo, sin embargo con el paso de los años se fue acostumbrando y la principal razón del hecho era que solo lo hacía con una única persona.

Aquello no significaba que fuera indiferente para el sexo opuesto, en realidad gran cantidad de chicas habían intentado robar tan siquiera un “piquito” con triste resultados para ellas al comprobar que el joven a quien deseaban se mostraba indiferente a sus encantos. El motivo era precisamente eso, la indiferencia. Todas aquellas muchachas tenían dos cosas en comun, ser increiblemente hermosas y ser profundamente aburridas.

 

La ciudad carecía de interés, siempre veía los mismos escenarios de luces cegadoras, olores desagradables, personas falsas, desorden sin sentido y ruido ensordecedor. Tal vez por eso y más razones era que prefería el campo; los lugares abiertos y tranquilos donde podía pensar, sitios iluminadas por el brillo necesarios de un cielo estrellado, donde los olores eran frescos, los ruidos relajantes y las personas sinceras.

Apesar de todo eso, la edad en la que se encontraba exigía abandonar su área de confort para adentrarse en la terrible ciudad. Tenía que reconocer que existían poblaciones más desagradables que otras y en la que él estaba por fortuna era una de las más tranquilas. Su departamento se localizaba en un quinto piso de un edificio que aún se catalogaba como en buen estado, sus vecinos no eran amables pero el consuelo era que tampoco era groceros; así era como se venía manejando desde que llegó, siendo indiferente al igual que el resto de personas que lo rodeaban.

 

Encendió el televisor por quinta vez en veinte minutos y con desagrado lo volvio a apagar. Se encontraba con la barbilla recargada en un libro de fisica abierto con la ilusión de ser estudiado. Era algo absurdo tener un distractor como aquel aparato en lo que se suponía era su centro de estudio, pero así era él, dejando los pendientes hasta el final.

Cuando era más joven acostumbraba ser más responsable y cumplir con los deberes en tiempo y forma, pero la adolescencia siempre es una etapa dura y cada persona la afronta a su manera, la suya era una con pizca de rebeldía que claramente no complacía a sus padres.

El cielo oscuro le deprimió al imaginar la hermosa vista si estuviera en otro lugar.

Una vez más prendió el aparato y esta vez se obligó a dejarlo así. La pantalla le mostraba una convención donde se exhibían grandes proyectos con la intención de ayudar al medio ambiente, poderosas corporaciones formaban parte de tan emocionante aglomeración y el únicamente se mantenía apático a las cientos de caras que desfilaban por las cámaras que transmitía en vivo la acción. Pocas figuras célebres eran las que lograba reconocer y entre todas ellas no encontró a quien le despertaba cierto interés malsano.

Con frustración apagó definitivamente la televisión y convencido de que seria una perdida de tiempo cerró el libro para salir a las calles intentando despegar la mente. Tomaría un café, pasear por el parque, miraría el río, o simplemente se quedaría sentado en una banqueta solitaria esperando que algo sucediera.

 

***

 

-¿Hablaste con él?- la voz se escuchó desde la cocina.

-Lo intente hace rato y no contestó, lo más seguro es que salió con algunos amigos o esta estudiando y se quedó dormido.

-Clark, ambos sabemos que no se concentra cuando Damian tiene este tipo de...- dudó en la palabra que describiría mejor los hechos- ...situaciones.

 

Los Kent mantenían el mismo programa que había derrotado a su hijo sin problemas, a pesar de ya no dedicarse a la profesión, aún sentían el impulso de salir a reportar eventos de gran calibre. En la mesa de la sala se encontraban dos tazas de café acompañadas de rebanadas de pastel fresco preparado por el kriptoniano.

 

-Oye, tranquila, lo dices como si…

 

El llamado a la puerta principal lo interrumpió, Clark y Lois intercambiaron miradas furtivas antes de acercarse a abrir. Al ver de quien se trataba la mujer miró a su esposo con una sonrisa victoriosa.

 

-Hola ma, hola- saludo sin ganas mientras entraba con los hombros caídos.

 

-Jon, que bueno que llegas estábamos a punto de ver una película con algo de pastel- con su super oído el chico escucho el programa que en verdad veían sus padres, prefirió no decir nada.

 

-Es pastel de manzana- coneto Clark- como el que comías de pequeño, porque no me ayudas a…

 

-¿Esta todo bien cariño?

 

-Un incendio en la zona este del parque estatal de Michigan- contestó Jon sin permitir a su padre responder por sí mismo- deberías ir.

 

-No tardaré, mientras preparen palomitas- sonrió para su pequeña familia antes de salir volando.

 

Una vez solos la mujer se apresuró discretamente a cambiar de canal, con tranquilidad y ya imaginando el motivo comino hacia su hijo para guiarlo al sillón blanco de la sala. Vio con ternura como Jon hundía su rostro entre sus manos con los codos apoyados sobre sus muslos.

 

-¿Todo en orden hijo?

 

-Y si conoce a alguien más interesante.

 

-¿Más interesante?- rio bajo sabiendo a quién se refería- cariño, eres un chico capaz de volar y lanzar rayos de los ojos, dudo que existan muchas personas más interesante que eso.

 

-Pero de ahí en más no tengo nada más- levantó el rostro- no puedo competir contra toda esa gente.

 

-¿Qué gente?

 

-Las chicas y chicos de su misma esfera social, con sus viajes y experiencias.

 

-Oh vamos amor, ustedes también han tenido lo suyo… como en esa misión donde…

 

-No es lo mismo mamá- la freno sin ser agresivo- soy un tipo de campo, que puede haber de interesante entre el maíz y el algodón?.

 

-Si eso es lo que piensas entonces creo que no lo conoces bien- se puso de pie con las manos en la cadera y el ceño ligeramente fruncido-  él es un buen chico que no es prejuicioso, tal vez es un poco arrogante y hasta cierto punto engreído- volvió a cambiar su expresión a una más gentil cuando los ojos azules de su hijo se enfrentaron a los suyos- pero Damian Wayne tiene un corazón de oro y en cientos de ocasiones te lo ha demostrado- al comprobar que el chico no decía nada ella misma tomó la situación en sus manos- ahora quiero que te levantes de ese sillón, salgas de esta casa, que vueles hacia donde tu quieras y arregles este caos que traes dentro.

 

-Gracias ma.

 

***

 

La primera vez que se besaron había sido en medio de una misión en el ártico. Apesar de lo que ambos jovenes heroes imaginaban las condiciones se volvieron en su contra dejándolos imposibilitados por dos días seguidos. En una pequeño cuarto de apenas cuatro por cuatro metros quedaron varados sin víveres o calefacción, obviamente era el humano quien más resentia la brutalidad del clima y conforme las horas transcurrían tuvo que admitir que necesitaba la ayuda del semi kriptoniano.

Fue así como en un rincón del pequeño lugar se acurrucaron con la esperanza de conservar el calor y las energías. En medio de todo eso Damian solo contaba con sus botas, chamarra especial y guantes, dejando su cabeza y rostro a la intemperie. A causa del frío que sentía el cuarto Robin fue que en algún momento ladeo el rostro para juntar su mejilla con la del superchico quien, al igual que su padre, irradiaba calor. La sensación tibia sobre su rostro fue tan agradable y reconfortante que hizo lo mismo del otro lado ya sin importarle lo que estaría pasando por la mente de su amigo.

En ese entonces Jon tenía quince años y Damian dieciocho, sabía muy poco de todo e impulsado por los constantes roces que le hacía mayor fue que se aventuró a unir sus labios en un roce sencillo. El beso fue casto y ambos se quedaron estáticos hasta que fue el mayor quien reacción abriendo levemente la boca y cerrando los ojos. Aquel calor se colaba ameno reponiendo la partida piel de sus labios.

Jonathan Kent no sabia que hacer así que simplemente, y como había visto en las películas, comenzó a mover sus labios sin un ritmo específico; la piel del joven Wayne era suave y perfecta. Un aura de magia los envolvió hasta que el mismo Dami rompió la burbuja separándose disgustado del más joven “¿Qué pasa?” cuestiono Jon molesto por la interrupción “Me llenas de baba” fue la respuesta que recibió “es un beso no un intento por comerme” le volvió a recriminar mientras se limpiaba la boca con el dorso de su mano “enseñame”. La declaración había sido el contrato no explícito que los unió en el futuro hasta le fecha; sus encuentros se repitieron hasta que Damian admitió (sin decirlo en voz alta) que el alumno había superado al maestro.

Al inicio se limitaban a solo besarse en los labios o el rostro, con el paso de los meses los lugares que exploraba fueron ampliándose y con un poco más tiempo las caricias sobre la ropa se hicieron presentes. Ninguno ocupaba un rol específico, algunas veces Damian se sentaba sobre el regazo de Jon o en otras ocasiones el demonio arrinconaba contra la pared al semi-kriptoniano.

No tenían una relación y jamás se habían pedido explicaciones por lo sucedido aquel día en el ártico, solo seguían con sus visitas afianzando su amistad. Pero el tiempo deformó lo que en un inicio se creía y ahora, a tres años de aquel peculiar ritual las cosas parecían más serias que antes. Los complejos crecían al igual que ellos y las inseguridades sin entender porque se instalaban molestas en su mente.

 

 

-¿Y como estuvo?

 

Jamás lo admitiría pero la voz de fondo lo sorprendió provocando una aceleración mínima en su pulso cardiaco. Cuando Damian llegó a su lujoso departamento (pagado por su padre) lo último que se esperaba era la presencia de su amigo en el lugar.

 

-Aburrido- se comenzó a quitar el saco y abrir los dos primeros botones de su impecable camisa blanca- la proxima vez deberías venir conmigo, asi por lo menos nos aburrimos los dos.

 

La idea lo emociono como si a un niño le prometieran un día en el parque de diversiones junto con una racion exagerada de dulces, aun asi trato de no expresarlo y se alegró de que el mayor le diera la espalda en esos momentos.

 

-No creo que el Señor Wayne lo teme tan bien.

 

-Fue él mismo quien lo propuso- recordó a su padre obligado a desfilar por la conferencia durante varias horas más, sonrió divertido y sin un gramo de culpa por haberse escapado abandonandolo.

 

La figura esbelta de Damian contrastaba con la luz de la luna, aún le daba la espalda así que camino hasta llegar a su lado; sujetándolo de la cadera lo volteó de frente para devorar sus labios. El actuar impulsivo dejó pasmado al hijo del murciélago.

Los labios de Jon eran dominantes y firmes sin dejar de ser gentiles, Dami sintió que las piernas le fallaban cuando la lengua del menor toco la suya, sin duda había aprendido como moverse para dominar a su merced al Al Ghul quien siempre de una u otra forma terminaba por corresponder sus besos y caricias como si fuera un dócil gatito. Damian ladeo el rostro permitiendo que el contacto se intensificara, a pesar de que había comenzado de forma ruda ahora se tranquilizaba al sentir las manos de Dami en sus hombros. Terminaron el beso dándose otros más pequeños.

 

-¿Estas bien Jony?

 

Jonathan recargo su frente sobre el hombro de Damian inhalando su fragancia, la menara en que lo tomaba era posesiva.

 

-¿Podemos hacerlo?

 

Notas finales:

Muchas gracias por haber llegado hasta aquí, los amo. Besitos. <3


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).