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Imposibilidad De Amar por rynu

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Notas del fanfic:

Espero que os guste esta pequeña historia :)

La lluvia caía sin piedad en aquella parte de la ciudad, donde se encontraba nuestro protagonista de esta historia.


Taiga iba corriendo por las calles de EE.UU, ya que iba tarde a un entrenamiento, que tenía con el equipo de su ciudad. Era la temporada donde se decidía al mejor equipo del país, y aquello provocó que el entrenador fuera muy estricto,  cualquiera que llegara tarde o no se presentara al entrenamiento les amenazó con no sacarles en los partidos.


Asustados por aquella amenaza fueron muy cuidadosos con esa regla, por eso ahora mismo se veía correr a un tigre a toda velocidad, porque estaba por llegar tarde si no se apresurara, en un descuido suyo al dormirse.


Pero antes de proseguir, lo mejor será contestar a la pregunta que seguro os estaréis haciendo.


¿Que hace Kagami en Estados Unidos?


Resulta que a Kagami, después de acabar la preparatoria en Japón, le ofrecieron una oferta de jugar en un equipo allí en su país, y a pesar de que recibió mejores ofertas en Japón, decidió irse de vuelta a América.


¿Porque  se fue a Estados Unidos si tenía mejores ofertas en Japón?


Bueno quizas podais entenderlo una vez hayáis escuchado el relato de nuestro desafortunado tigre...


8 años antes...


*Narra Kagami*


-Oye Kuroko ¿Con quien vas a celebrar la graduación?- Le pregunté curioso, mientras caminaba al lado de mi sombra, por los pasillos, ya que estábamos en el descanso.


El hizo un gesto pensativo para luego responderme. con su rostro típico sin emociones;


-Lo celebraré con mi familia, que vendrán a verme y luego por la tarde-noche estaré con Ryota-kun- Comento ahora algo ruborizado.


Aquello era algo inusual de ver. Era de gracioso de ver que al mencionar a Kise, se sonrojara. Aunque en un principio lo odie, ya que estaba enamorado de mi sombra.


Nunca me confesé al peli celeste ya que tenía miedo de que no fuera correspondido, y menos mal que no lo hice, porque hace un año atrás, cuando estábamos en segundo, me comentó a solas que empezó a salir con aquel ruidoso rubio.


Aquello me rompio por dentro, pero disimule con una sonrisa al ver que estaba feliz con el.


Esa noche me derrumbé en mi departamento, por lo cual falte a la preparatoria por dos días.


Por suerte, la historia de que me enferme se lo creyeron y no insistieron más con el tema, lo cual agradeci.


Kuroko sabía que algo me pasaba, ya que me observaba con expresión preocupada, por lo que solo me hacia mas daño a mi corazón.


Fueron meses difíciles, pero poco a poco pude superar aquel amor no correspondido y desearles verdadera felicidad a aquellos dos.


Fue en un dia que estabamos los tres en el magi burger, cuando Kuroko soltó una inesperada pregunta que casi me hace atragantar.


-Kagami-kun ¿A ti te gusta alguien?- Pregunto Kuroko con su tipica expresion sin emociones,  a lo que al oír la pregunta casi me atraganto con un trozo de hamburguesa.


Una vez trague todo y respire aliviado, le grite avergonzado y enfadado por esa pregunta repentina.


-¿¡Tu eres idiota!? ¿¡Por qué me preguntas eso!?- Le grite enojado, pero al parecer mi sombra no se intimido.


-Hace días que lo note... tu... ¿ A ti te gusta Aomine-kun verdad?- Preguntó directo, a lo que yo quise salir de allí corriendo no sin antes golpear a mi sombra por aquella declaración.


-¿¡Que mierdas dices!? ¡Por supuesto que no estoy enamorado de ese Ahomine imbécil!- Exclame alterado y con las mejillas rojas.


-Kagamicchi eres demasiado obvio, te has puesto a la defensiva, te has sonrojado y Tetsuyacchi no te ha preguntado si estabas enamorado, tu lo has dado por hecho- Me comenta el estupido modelo con una sonrisa victoriosa, mientras abrazaba con un abrazo a Kuroko


Me quedé pálido ante aquello, había cavado mi propia tumba.


Y es que tenían razón, desde hace un mes me había vuelto a enamorar, y lo peor de todo es que había sido contra ese idiota obsesionado con los pechos grandes.


Maldita la hora en que volví a enamorarme...


 Y todo por culpa de las quedadas que haciamos desde hace tres meses atrás; jugando un uno contra uno, partidas a los videojuegos, ir a comer por ahí...


Gruño ante mis pensamientos y a la defensiva le conteste a lo que dijo Kise.


-¿Y hay algún problema si es así?- Respondí  de malas mientras daba un bocado a mi hamburguesa.


-Kagami-kun cálmate solo queremos ayudarte- Comentó Kuroko con expresión relajada, mientras daba un sorbo a su malteada


-Y ¿No vas hacer nada?- Pregunto curioso el rubio.


-¿Hacer el qué?- Pregunté confundido ya que no sabía a qué se referían.


Los dos que estaban frente a mi se miraron, como si estuvieran comunicándose con la mirada, por alguna razón aquello me molestó.


-Confesarte a Aomine-kun- Contesto Kuroko finalmente.


-No- Dije tajante mientras daba otro mordisco a mi hamburguesa.


Ellos me miraron intensamente pero simplemente los ignore olímpicamente, pero ellos no se rindieron con el tema.


-¿Por qué no Kagami-kun? Deberias  confesarte, estoy seguro que te corresponderá- Dice seguro a su comentario.


-Estoy de acuerdo con ello Kagamicchi, se os ve bien juntos, yo pienso que también te corresponderá- Comentó alegre el rubio.


Pero aquellos dos comentarios le enfadaron, por lo que me levanto de la mesa cabreado, sorprendiendo a los otros dos.


-Vosotros decís eso porque estáis juntos, pero no teneis ni idea, asi que mejor meteros en vuestros propios asuntos y dejarme en paz- Comente con los puños apretados y una mirada furiosa, antes de salir del local e irme a mi casa.


Ellos no tenían ni idea de lo que era ser rechazado, a pesar de que ya no amara a Kuroko, dolió y sigue doliendo el ser rechazado sin antes haberse confesado.


A pesar de su apariencia tenía miedo. Miedo de volver a ser rechazado.


E hice bien en no confesa mis sentimientos, porque unos días después vi como Aomine y Sakurai se estaban besando cerca de un parque.


Esa imagen nuevamente rompió mi corazón y me fui de aquel lugar rápidamente con las mejillas inundadas de lágrimas.


Decidí irme de aquel país nada más acabará la graduación. Sin decir nada a nadie. Quería olvidar y dejar atrás todo el dolor que marcaron en poco tiempo en su interior.


Días después, del único que me despedí fue de Kuroko, aunque tampoco le dije que me iba del país, al cual le extraño mi despedida, ya que él pensaba que seguiriamos en contacto a pesar de no estar en la preparatoria.


Lastima que no haría eso, si en verdad siguiera en contacto todo mi esfuerzo por superar los malos amores nunca los superaría.


Por lo que ahora mismo me encontraba en el avión, el cual ya estaba despegando rumbo hacia mi antiguo hogar.


Mire por ultima el paisaje de japón por la ventanilla y con una sonrisa triste me despedí de ellos y del país.


-"Adiós Kuroko... Aomine... Chicos... Japón"- Pensé, para luego cerrar los ojos y derramar dos lágrimas solitarias.


A partir de ahora volvería a estar solo...


Como siempre lo estuve...


Narración normal


Época actual....


Nuestro tigre seguía corriendo a toda velocidad, mientras miraba el reloj con desesperación.


Llegaba tarde. Le iban a matar.


 Fue tanta su desesperación que cruzó un paso de peatones sin mirar, a pesar de que estaba verde para el, y no se percató de que un coche a toda velocidad se acercaba a toda velocidad contra el.


Se volteo al escuchar cómo la gente le gritaba que se echara para atrás, confundido miró hacia un lado.


Y lo último que pudo ver es como unos faros lo deslumbraban antes de sentir como un gran dolor y frío recorría todo su cuerpo, para que después la oscuridad se adueñara de su mente...


Rápidamente la gente se acercó asustada hasta el para atenderle a la vez que llamaban a una ambulancia y a la policía, ya que el del coche se dio a la fuga.


El pelirrojo no sabía que su vida como lo conocía acababa de terminar para comenzar una que estaba llena de oscuridad...


Años más tarde...


Desde aquel día pasaron 6 años....


Seis desgraciados años donde nuestro pelirrojo sufrió las consecuencias de aquel accidente.


Se había quedado tetrapléjico o mejor dicho tenía Tetraparesia, ya que su cuerpo estaba totalmente paralizado, o sea, sin poder mover ninguno de sus miembros y sin sensibilidad.


Lo único que aún podía  mover era su cabeza y los dedos índices de cada mano.


Pero para el tigre aquello no fue en consuelo sino una pesadilla. Todo su mundo se había desmoronado de la noche a la mañana.


Ya no podría volver a jugar basket nunca más..


Su padre al enterarse decidieron ir a los mejores especialistas del país. Pero siempre era lo mismo.


Ninguno podía hacer nada por recuperar su capacidad de movilidad en alguno de sus miembros.


Aun así, Taiga no se rindió durante cuatro largos años a donde fue a todo tipo de fisioterapeutas, hospitales y centros privados.


Hasta que un dia ya no pudo más.... Se canso al ver que no habria una solucion a su problema.


No era lo mismo que el basket, en donde podría seguir esforzándose. Con su discapacidad no habia solucion alguna, por lo que a partir de aquel día se rindió y solo se dejaba hacer por los cuidadores que le puso su padre, para que atendieran las necesidades de su hijo, ya que le tenían que hacer todo para el.


Alimentarlo, cambiarle de ropa, cambios de bolsas para la orina y las heces, lavarle, terapia con el cuerpo, arroparle en las noches, darle la medicación, etc...


Todo. Absolutamente tenían que hacer todo por el...


Y desde aquel momento sus ojos dejaron de brillar para volverse totalmentes opacos a una vida totalmente negra y solitaria en la que se había convertido....


Ahora contaba con 32 años y junto con un cuidador, al que por cierto Taiga odiaba, volvieron a Japón, en una casa adaptado para el.


....


-Kagami-san ¿Desea comer ya?- Le pregunta su cuidador, a lo que el tigre lo mira con odio.


-No tengo hambre- Contestó de malas- Y abre la puerta de la calle, tengo calor- Ordenó desde su silla eléctrica/adaptada.


-Pero Kagami-san...- Insistió su cuidador, por lo cual Taiga acabó por enfadarse del todo y gritar.


-¡Ya te he dicho que no quiero nada! ¡Y déjame en paz imbécil!-


Una vez el cuidador se retiró mirando con odio al pelirrojo, Taiga se calmó y una vez a solas no pudo evitar derramar lágrimas.


Ya estaba harto, por lo que era de tomar cartas en el asunto. Era hora de ir a ver a uno de la antigua generación de los milagros.


Midorima Shintaro....


...


Aomine Daiki con 32 años era agente de policía de su ciudad y no era por presumir, bueno quizás un poco, pero era el mejor de todos los que había.


Era padre soltero de un niño de 7 años, el cual poseía un cabello castaño como el de su madre y unos ojos azules marinos como los suyos propios. Era de personalidad tímida pero amable con los demás.


Aquella personalidad lo heredó de Sakurai por suerte para todos, nadie quería tener otro vago y arrogante como la ex estrella de Too.


El mismo Daiki se sintió aliviado por aquello, aunque claro eso nunca se lo confesaría a nadie.


Volviendo con Aomine, su vida era buena. Tenía un buen hijo, una casa para ellos dos, un buen trabajo, amigos con los cuales sabía que podía contar, pero claro algo tenía que empañar esa felicidad ¿O no?


Y es que un dia se metio a golpes limpios con Haizaki por una provocación y claro aquello le costó caro.


Su jefe le advirtió que no volviera a suceder algo así o se iría a la calle y que le perdonaba por esa vez, pero que a cambio durante dos semanas estaría ayudando en el hospital donde trabaja Midorima.


O sea, haciendo trabajos comunitarios. Aquello le molestó bastante pero no se quejo y obedeció ante la orden que le estaba dando.


Por lo cual ahora se encontraba de camino al hospital junto con Akashi y Kuroko, ya que ambos tenían que ir tambien de paso.


-Maldito Haizaki, por su culpa ahora tengo que trabajar gratis junto al tsunederima- Bufa con hastío a la vez que frunce el ceño.


-Eso en parte es tu culpa Aomine-kun, podría haber sido peor y que te hubieran despedido o peor aún que hubieran ido a investigarte los de servicios sociales para comprobar que eres un buen padre con Kazou-kun- Le comenta con seriedad y con reproche su amigo peli celeste ante su falta de seriedad.


-Tsk, eso ya lo se Tetsu, no hace falta que me lo recuerdes, se que debo agradecer a ese viejo que es mi jefe pero ¿Porque justo donde trabaja el idiota de Midorima? Que molesto- Chasquea la lengua mientras se cruza de brazos cada vez más molesto al ver que ya llegaban al hospital.


-No te quejes Aomine, podrías haber tenido peor suerte y a ver acabado ayudando a Murasakibara o Kise- Comenta esta vez Akashi con una sonrisa socarrona.


Al pensar en trabajar con alguno de aquellos dos, un escalofrio le recorrio por todo su cuerpo.


Finalmente llegaron al hospital y lo primero que hicieron fue el buscar el despacho donde se encontraba Midorima.


Estaban por llamar a la puerta cuando oyeron la voz de Midorima, la cual sonaba alterada.


Curiosos y con un extraño presentimiento Akashi ordenó guardar silencio y escuchar lo que pasaba ahí dentro.


Aomine obedeció ya que tenía como una extraña sensación de que algo malo sucedía en el cual debía escuchar y  no quejarse.


Su instinto se lo dijo y le hizo caso. Y no se equivocó cuando escuchó esa conversación que se llevaba a dentro.


Dentro del despacho del peli verde...


-¿¡ESTAS LOCO!? ¿¡SABES LO QUE ME ESTAS PIDIENDO!? ¡NO PUEDO HACERLO NANODAYO!- Grito alterado Midorima, mientras se levantaba de golpe y miraba con enojo al que estaba delante de él, que no era otro que Taiga en su silla de ruedas adaptada a su cuerpo.


-Por favor Midorima- Le suplica con voz apagada a su antiguo rival.


A fuera del despacho ambos reconocieron aquella voz a pesar de los años que pasaron.


-Kagami-kun...- Susurro casi inaudible con los ojos abierto como platos, al identificar la voz de su antigua luz.


Los tres chicos estaban muy sorprendidos al saber que con quien hablaba Midorima era Kagami, y es que desde que Kagami-kun se marchó sin decir nada a nadie nunca más supieron de él, ni siquiera Alex y Himuro.


Aomine frunció el ceño, no por saber que su ex rival había vuelto, sí no que al oír la voz de Kagami noto que algo no iba bien con él y lo confirmo cuando estaba suplicando a Midorima por algo que su compañero negaba con intensidad.


-¿Tu sabes lo que me estas pidiendo Taiga?- Le pregunta ahora con voz más tranquila el médico, pero que estaba llena de preocupación.


Aquella conversación parecía ser grave al notar la voz preocupada del peliverde. Los tres chicos que estaban espiando fruncieron de nuevo el ceño a pegaron aún más a la puerta del despacho de Midorima para poder escuchar la conversación que se llevaba ahí dentro.


-¡NO LO ENTIENDES!- Explotó al final Taiga, lo cual sobresaltó a todos con ese grito que estaba lleno de desesperación -¡TU NO SABES LO QUE ES ESTAR ASÍ DURANTE SEIS DESGRACIADOS AÑOS, YA ESTOY CANSADO!- Continúa exclamando el pelirrojo con un tono de voz lleno de amargura.


A los tres chicos que estaban espiando sintieron un nudo en el estómago, sobre todo en el de Aomine, el cual se preguntaba qué era lo que le había sucedido para que su ex-rival se sintiera así.


-Pero esa no es la solución, hay...- El peliverde intentó hacerle entrar en razón pero no pudo continuar ya que Kagami le interrumpió.


-Luche por cuatro años contra mi tetraparesia desde que sufri aquel accidente- Empezó a decir Taiga con voz melancólica.


Akashi abrió los ojos sorprendido y soltó un jadeo al saber lo que le pasaba al ex tigre de Seirin.


-¿Qué es eso Akashi-kun?- Pregunto Kuroko asustado, ya que al ver la expresión de Akashi y el oír accidente, tanto Aomine como Tetsuya intuyeron que era algo muy malo.


-La pérdida de la movilidad y sensibilidad en diferentes partes del cuerpo, por lo general cuando se trata de una tetraparesia, se refiere que una persona ha perdido casi toda su capacidad de mover y sentir su cuerpo- Explicó con voz sombría mientras seguía escuchando aquella conversación.


Un balde de agua fría cayó a los presentes al saber lo que tenía Kagami.


Sin poder evitarlo Kuroko empezó a derramar lágrimas silenciosas al pensar en el sufrimiento de su amigo.


Aomine apretó los puños furioso, no con el pelirrojo, si no con el destino, por hacer que pasara por aquel infierno.


Porque podía entender a Kagami. El no poder hacer nada era un total infierno.


Los tres chicos salieron de sus cavilaciones y volvieron a prestar atención cuando Kagami siguió hablando.


-Todos los días iba con mi padre en busca de hospitales, médicos, cirujanos, expertos en el tema y que pudieran ayudarme con mi problema... pero... siempre era lo mismo, no había esperanza para mi, hace dos años que me rendí... En todo... en seguir luchando y en el amor..- Comenta con una mueca llena de tristeza.


En ese instante Akashi abrió la puerta en silencio para que Kagami no los oyera pero si para que Shintaro los viera.


Iba a hablar al ver a esos tres y reclamarles, cuando Akashi le hizo una seña para que no dijera nada y que obligará a Kagami continuar hablando.


Midorima frunció el ceño pero se quedó callado respecto a sus espías y decidió continuar interrogando a Kagami, el cual no se había percatado de sus presencias.


-¿Por qué dices eso del amor? No debes perder la esperanza nanodayo, alguien te...- Pero nuevamente no pudo continuar al ser otra vez interrumpido por el pelirrojo.


-¿Amar? ¿Crees en serio Midorima que alguien me querria asi? Yo que me he convertido en un simple estorbo para la sociedad, que necesito que alguien me haga todo y cuide las 24 horas? Por que por la noche me suelo ahogar y me tienen que dar medicación. No, Midorima, se que tu eres feliz ¿Te casaste con Takao verdad?- Cometa al ver la sortija de matrimonio en el dedo del médico. El peliverde no dijo nada por lo que el pelirrojo sonrió levemente- Me alegro que seáis felices, yo en verdad perdí todo aquel dia en que me atropellaron. ¿Sabías que podía procrear?- Comenta con amargura, haciendo que todos los presentes abrieran los ojos como platos.


Kagami continuó sin presta atención a la reacción de Midorima y de los otros, de los cuales aún no se había percatado.


-Pero ese dia perdi la capacidad ya que se daño esa parte de mí hasta serme imposible ya de poder dar alguna vez un hijo- Se ríe amargamente, provocando un desazón en el corazón de los cuatro chicos.


-Pero eso no es todo verdad nanodayo... Hablas como si hubieras tenido desde hace años mala suerte con las relaciones- Hablo Midorima suavemente una vez se recompuso ante la revelación del tigre.


-Asi es... yo... pense que podria amar y que me amaran aun estando asi, pero con tres personas que lo intente las tres solo me querían por mi dinero y las dos personas que amé en mi juventud, nunca fui correspondido- Comentó mientras miraba fijamente a Midorima.


-¿Hablas de...?- Deja la frase inconclusa  mientras desviaba la mirada a   los tres intrusos, ya que no quería decir aquellos dos nombres estando ellos allí, pero Kagami no lo sabía y acabó la frase por el.


-Kuroko y Aomine- Comenta, dejando atónitos a los dos citados- Del primero que me enamore fue de Kuroko, pero cuando iba  declararme justo en ese dia me comento feliz que había empezado una relación con Kise, no tuve otra opción que felicitarle, aunque en verdad le desee felicidad a ellos dos, cuando pasó el tiempo, pude superar lo de Kuroko, y me empeze a fijar en Aomine, hasta acabar enamorado de él y cuando un dia a final de la preparatoria caminaba por la calle de nuevo sentí que mis esperanzas se habían ido al suelo. Lo vi. Junto a ese compañero suyo que se disculpa tanto, besandose, despues de ese dia prometi no volver a enamorarme mas y al parecer hice bien, porque lo demás solo fueron engaños- Comenta con una mueca de dolor.


Kuroko no paraba de llorar silenciosamente al escuchar la confesión del peli celeste, ahora entendía el comportamiento que tuvo ese dia.


Se sentía tan culpable por haber lastimado a Taiga..


Aomine no lloraba pero tambien se sentia culpable por no haberse dado cuenta de nada.


Ambos sentían la necesidad de ayudar a ese pelirrojo que había caído en un mundo más oscuro que el en su momento.


-Por eso por favor te lo pido como paciente, no como amigo o antiguo rival o amigo de Kuroko, concédeme la Eutanasia, estoy muy cansado ya Midorima- Dice serio dejando en shock a los tres presentes.


Los tres presentes ocultos sabían de lo que trataba.


La muerte voluntaria. Pero no era tan sencillo conceder. Solo se daban en casos muh graves en los que la enfermedad ya no tenía remedio y si la persona sufría mucho con ello.


Aomine no aguanto mas su enojo y salió detrás del pelirrojo, colocándose al lado de Midorima, para encararlo con la mirada llena de ira.


-¿¡Eres idiota!? ¿¡Como piensas en querer morirte!?- Le reclama enojado, pero por dentro estaba triste, no le gustaba por el sufrimiento que estaba siendo su rival.


Kagami se puso pálido cuando vio a su antiguo rival moreno. Hacia tantos años que no le veía y seguía igual de atractivo, a pesar de que tenía un rostro más maduro.


Pero eso ahora no era lo importante sino el saber cuánto había escuchado de la conversación.


-¿C-Cuánto llevas escuchando...?- Pregunta nervioso y con la voz bastante agarrotada.


En ese momento Akashi y Kuroko se dejaron ver también.


-Desde que Shintaro rechazo tu petición y no le culpes a él por ocultartelo, fui yo el que le indico que no dijera nada- Hablo Akashi serio, al ver cómo Kagami iba a comentar algo sobre aquello.


Kuroko miró con pena al pelirrojo y el tigre aún se sintió peor de lo que podía sentirse.


-No quería que me vierais así...- Suspiró finalmente resignado al no poder ocultar más su historia.


-Pero querer rendirte Kagami-kun...- Empezó a decir triste el peli celeste sin acabar de hablar ya que fue interrumpido por el as de Seirin.


-Como dije, soy una carga inútil que no puedo hacer nada de nada. ¿Para qué seguir viviendo? Además, nadie en su sano juicio me querria asi, es demasiado agotador cuidar de un inválido completo- Completa con una sonrisa llena de amargura.


-¡Yo lo haré!- Exclamó decidido Aomine, por todas las estupideces que estaba diciendo ese pelirrojo.


-¿Hacer el que nanodayo?- Pregunta Midorima confusa al no saber a que se refería su amigo policía.


-Yo seré a partir de ahora su cuidador- Exclama decidido, lo que impactó a todos los presentes.


-¡Me niego! No quiero Aomine, solo seré una carga... - Comenta con la mirada sombría y apagada.


-Ya callate idiota, no me vas a convencer de lo contrario, así que ahora mismo Midorima me vas a dar todas las indicaciones que necesito para cuidar a este idiota- Comenta serio, mientras se cruza de brazos.


Kagami iba a reclamar pero al ver la mirada fulminante que le dirigió el moreno solo suspiro y se mantuvo callado.


Akashi igual de asombrado por lo que iba a hacer decidió ayudar también.


-Venir a vivir a nuestra mansión, ahi tendreis todo lo necesario para que tu Taiga tengas todos los medios necesarios para cuidarte y es una orden que no pienso dejar  que rechistes- Le comenta con sedosa, a lo que si su cuerpo estuviera bien seguro habría sufrido un espasmo por el miedo.


-Está bien- Suspiró nuevamente, sin ánimos, ante la orden implicada por Akashi.


De ese modo, después de que midorima les diera todas las indicaciones, para que Kagami, o mejor dicho su cuerpo, estuviera saludable, los cuatro chicos se trasladaron a la mansión de Akashi.


Fueron llevados en la limusina del antiguo capitán de Teiko, en el cual entre protestas del pelirrojo más alto, fue acomodado en el asiento por parte de Aomine


Fue un viaje algo tenso, ya que ahora que lo recordaba Kuroko y Aomine habían escuchado su conversación. ¿Qué opinarian de él?


¿Fue por eso que a mí me decidió hacerse responsable de él? No, no quería que se sintiera culpable.


Akashi se percató de lo que estaba pensando taiga, al ver sus ojos apagados, por lo que le susurro en el oído de Daiki lo que le sucedía, sin que Kagami se enterara.


Frunció el entrecejo serio pero no comentó nada. Lo mejor sería que hablara con el de aquel tema otro día.


Kuroko se mantuvo silencioso en todo momento, pero aprovechó ese viaje para enviarle un mensaje a su esposo contándole lo que había sucedido, excepto de que Kagami estuvo enamorado de él


Prefería dejar aquello enterrado en el pasado y no empeorar más las cosas de lo que ya estaban .


Una vez que llegaron a su destino, Akashi mandó a preparar todo para acomodar al pelirrojo.


-Déjame aclararte algo Taiga- Le comentó una vez se encontraron los cinco a solas- No lo hago por lástima, sino por agradecimiento por habernos sacado de la oscuridad en la época de nuestra adolescencia, además de que no podría permitir dejar a un amigo nuestro a la deriva, ahora nosotros seremos los que te muestran la luz...- Terminó de recitar su discurso que conmovió a los otros tres, sobretodo a Kagami, el cual no pudo evitar llorar agradecido...


Y tal como lo prometieron fueron su apoyo desde aquel día...


Kuroko  junto con Kise y su hijo, venían a visitarle coma y el pequeño siempre hacía sonreír al ex tigre con sus encantos. Midorima, sorpresivamente, se pasaba por la mansión tres veces a la semana para revisar de que Kagami estuviera bien y no sufriera de alguna dolencia.


Incluso Murasakibara iba a visitarle, mientras le regalaba dulces, los cuales se lo estaba el hijo de Aomine o el propio Daiki.


Atsuhi le habló de sus sobrinos que tuvo con Tatsuya, el cual le comento que este último lo echaba mucho de menos, pero como Kagami les prohibió decirle a él o alguien de su condición, no podían hacer otra cosa.


Pero el mayor apoyo para taiga fue Aomine y su hijo.


Al principio rechazaba la ayuda de aquellos dos, más por nada, porque pensaba que Sakurai y Aomine estaban juntos y no quería causar problemas en su relación por su culpa y con el hijo que tenían.


Pero un día Aomine le contó que hace bastante tiempo que lo dejaron...


-Ryo se enamoró de otro y como mi hijo se quiso quedar conmigo, a él no le importa que yo tuviera la custodia, además suele llamarle dos veces a la semana y enviarle cartas con regalos- Comentó Daiki, cuando le estaba haciendo fisioterapia al cuerpo del pelirrojo.


La tristeza, impotencia, amargura, más otros sentimientos negativos que poseía el pelirrojo, fueron sustituidos por diversión a pesar de su estado de incapacidad.


Todos los días le hacía reír de algún modo u otro y eso a Daikin le daba calidez en su interior.


Taiga aún recuerda con diversión aquel día donde Aomine le propuso que se tiraran de paracaídas.


-Flashback-


-¿¡Estas loco Aomine!?- Exclamó alterado cuando escucho en la propuesta del peli azul marino.


Aomine le sonrió coqueto, cosa que hizo que Kagami se sonrojara.


-¡Oh, vamos Taiga! Necesitas un poco de diversión, además los dos iremos con instructores, así que no nos pasará nada- Le insiste a su gran plan.


A Kagami no le quedó otro remedio que aceptar e hizo bien en no negarse, porque una vez se lanzaron al vacío, Aomine empezó a gritar que se quería bajar, ya que deseaba vomitar.


Taiga se rio como hace años que no lo hacía.


Y una vez en tierra y de vuelta a su silla de ruedas, Kagami siguió riéndose cuando vio al moreno besar la tierra.


-Fin flashback-


Ese fue un recuerdo que tendrá presente por toda su vida...


También hicieron otras locuras, cómo fingir un ataque de epilepsia, ya que Daiki cogió un Ferrari, sin permiso de Akashi, y empezó a conducir a toda velocidad.


Claro que la policía les hizo detenerse, por ello el pelirrojo fingió que le estaba dando ese ataque.


Ambos se rieron a carcajadas cuando los policías nos escoltaron hasta el hospital mientras volvían a conducir a toda velocidad.


Por supuesto, escaparon del lugar, cuando la policía se fue, antes de que llegaran los médicos con la camilla y claro está también, que Akashi se enteró y regaño por horas al moreno, mientras que Furihata se aseguraba de que su antiguo amigo y compañero se encontrará bien.


Los días continuaron avanzando...


Había días en los que el pelirrojo caía de nuevo en la depresión, pero Aomine estuvo a su lado cuando eso sucedía y siempre lograba animarlo nuevamente.


O cuando sufría ataques de asma por las noches, en ese caso Daiki dormía su lado o iban de paseo, está empujando la silla de Kagami, por los jardines de la mansión, ya que no podía dormir y quería sentir la frescura de la noche.


Varios meses pasaron desde que ambos, ahora, junto con el hijo del moreno, vivían en la mansión de Akashi...


Fueron en esos meses conviviendo juntos en el cual Daiki no pudo evitar enamorarse de su antiguo rival y Kagami volver a sentir lo que en un día de su juventud sintió por Aomine.


Pero Kagami no quería que lo supiera, si se lo decía puede que le correspondiera pero por pena hacia su incapacidad.


Y él no deseaba aquello...


Pero Aomine no era estúpido y supo enseguida lo que sentía de nuevo por él, más los pensamientos que le rondaban por la cabeza, por ello y de un plan junto con su hijo, Akashi y Furihata.


Taiga se encontraba en el exterior del jardín, disfrutando del aire puro y de la luz calidad que podía sentir aún en su cara, mientras el resto estaban terminando de detallar planes respecto con él.


-Sei ¿Crees que saldrá todo bien? No me gustaría seguir viendo sufrir a Kagami- Comenta preocupado Furihata, ante la charla que habían tenido, en el cual Akashi les sorprendió con una extraordinaria noticia, que podría cambiar la vida de Taiga.


-No apostaría por ello si no estuviera al 100% seguro Kouki- Le besa suavemente Akashi para tranquilizar a su esposo, luego desvía la mirada y observa fijamente a Daiki -Todo depende de ti Aomine, no lo estropees- Le advirtió el emperador serio.


El moreno en su juventud, hubiera protestado ante la amenaza, o la hubiera ignorado, por suerte, ahora había madurado lo suficiente para hacerles saber a los presentes que no actuaría como un estúpido ante una situación así.


-Tranquilo Akashi, sé lo que tengo que hacer- Le promete con voz tranquila, a la vez que estaba llena de seriedad.


Seijuro sonrió.


-Suerte- Le deseo.


-No la necesito- Respondió arrogante, para irse a continuación en busca de Kagami junto a su hijo.


Al parecer algunas costumbres nunca desaparecen...


-¿A dónde vamos?- Pregunta taiga, al ser secuestrado por Aomine, el cual, junto con su hijo, acomodaron en el asiento de aquel Ferrari donde hicieron esa travesura aquella vez.


-Es una sorpresa- le comenta mientras le guiña un ojo, en el cual hace avergonzar a Kagami.


Luego de que Aomine se despidiera de su hijo y este le deseara suerte, introdujo la llave  para encender el coche y empezar a conducir por la carretera que les llevaría hasta su destino.


Cómo era un trayecto algo largo, Kagami se quedó dormido por el camino...


"Adorable" Pensó Aomine al verlo dormir, cuando desvió unos segundos la vista de la carretera hacia su persona.


Finalmente después de 2 horas de trayecto, llegaron al destino que habían planeado.


Aomine salió del coche y sacó la silla de ruedas del maletero para poder sentar ahí a su pelirrojo.


Abrió la puerta del copiloto y comprobó que aún estaba dormido.


Le daba ternura verlo así, por lo que no pude evitar darle un beso en la frente antes de despertarlo.


Con cuidado, cargo en los brazos al pelirrojo y lo acomodó en su silla. Una vez sea seguro que todo estaba bien, despertó a taiga.


-Taiga... despierta... ya hemos llegado- Le palmeo con cuidado su mejilla para que reaccionara.


Unos segundos después, el nombrado, abrió los ojos con somnolencia y un gran bostezo.


-¿Que pasa?- Pregunta, aturdido, por estar recién despierto.


-Ya hemos llegado- le indica sonriente mientras señala el horizonte.


Kagami finalmente sale de su somnolencia al recordar y abre sus ojos atónitos por la sorpresa, al ver que estaba contemplando el mar delante de sus narices.


-Hemos venido a la playa- Susurra suavemente, mientras observa el hermoso atardecer que producía un ambiente mágico al reflejar la luz sobre el agua, dando aspecto a un color anaranjado como el atardecer.


-Es hermoso- Vuelve a comentar, con voz ronca, mientras pequeñas lágrimas caían por sus rostro, ante las nostalgia de que hace  muchos años que no venía a una playa a ver el mar.


-Me alegro de que te guste, por cierto quería hablar de algo contigo...- Susurro con calma Aomine, sin mirar al pelirrojo, mientras clavaba su vista en el hermoso horizonte.


-¿Qué sucede?- Pregunta Taiga, desde su silla, mientras una extraña ansiedad nacía en él, debido al comentario de su amigo/cuidador/ amor no correspondido.


Amine suspiro y camino unos pasos, hasta quedar delante de Taiga. Se agachó, para quedar a la misma altura de los ojos del contrario.


Entonces empezó a hablar...


-Taiga, se lo que sentiste por mí y ahora también lo se - Comentó sereno pero con una expresión seria.


Kagami sentía que le habían tirado un cubo de agua fría.


¿Ahora que haría para salir de aquella situación tan incómoda?


No quería volver a ser rechazado, no podría seguir adelante si eso llegase a ocurrir.


Iba a darle cualquier excusa barata, cuando Aomine se lo impidió, posando su dedo índice sobre los labios carnosos del pelirrojo.


-Déjame continuar- Le pidió suavemente, que ante ese tacto, no pudo evitar que, el corazón de Taiga latiera como el de un colibrí.


-Y antes de que pienses cualquier estupidez, déjame aclararte que no lo hago por lástima,te amo Taiga, desde hace ya un tiempo que quería decírtelo -Le susurro con una sonrisa, para después desviar sus dedos a la mejilla del ojo rubí y acariciarlo con ternura.


Taiga no pudo evitar llorar entre la felicidad y la tristeza. Alegre porque al fin de correspondía pero triste porque no podía corresponderle, ya que no podía ofrecerle nada, más que una carga enorme.


-Y-Yo también te amo Aomine, pero no puedo ofrecerte nada, ni podría satisfacerte de ninguna manera- llora con amargura al no poder amarlo como él desearía.


Aomine, con su otra mano le secó las lágrimas y le alzó la barbilla para que lo mirará fijamente.


-Escúchame taiga, eso no me importa, quizá de más joven podría haber sido un idiota en esta situación, pero ahora sé lo que necesito y esa persona eres tú, me da igual si estás inválido, ciego, loco o enfermo, me enamoré de tu ser, no de tu cuerpo, aunque eso también influyó... pero a lo que quiero llegar, es que siempre estaré a tu lado, no lo dudes Taiga...- Le confiesa serio, para luego acercarse y darle un breve beso en los labios.


Suave, como el tacto de una tela de seda, delicado, como las alas de una mariposa y tierno, como si fueran dos infantes dándose un beso inocente por primera vez.


Eso fue lo que sintieron con ese beso que compartieron entre los dos.


Una vez se separaron, ambos se miraron llenos de amor, más taiga, con la cara llena de lágrimas por la felicidad que sentía.


-Gracias Daiki, por querer a alguien que ha sido incapaz de amar antes y hacerme feliz-susurro sincero y con una bonita sonrisa.


Ante ese comentario, Daiki lo beso nuevamente, para luego, ambos disfrutar del atardecer, del sonido del agua del océano y del suave viento que producía la naturaleza.


Aquel atardecer fue el comienzo para ambos de una nueva vida, en la cual, Aomine, junto con Akashi, su hijo y el resto de sus amigos, le tendrían una gran sorpresa a Taiga, que podría devolverle la esperanza para poder luchar por sus sueños.


Una operación...


FIN


 
Notas finales:

Perdon por si hay faltas de ortografia u cualquier otro error, pero llevaba prisa para publicar hoy, ya que en un rato me tengo que marchar y ya no podria publicar.

por otro lado espero que os haya gustado esta pequeña historia. Nos vemos besitos a todos :D


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