La familia Uchiha estaba de vacaciones, por lo cual fueron a una isla a pasarlas, creyeron que eso sería algo divertido para ellos.
Dos chicos azabachesr03; se encontraban hablando con tranquilidad y algo aburridos.
— ¿Que hacemos ahora, nii-san? — pregunt el menor de los hermanos.
— Que tal si jugamos a las escondidas.
— Bien, si no hay nada más que hacer...
— Yo cuento. — dice antes de cubrirse los ojos para comenzar a contar.
El azabache menor comenzó a correr hasta llegar a un botecito que había ahí, se subió acostándose y cerró los ojos.
— Aquí nunca me encontrará.
Sin darse cuenta se quedó dormido, no había descansado bien las últimas noches, aunque fueran sus vacaciones.
Luego de unas horas el chico abrió sus ojos.
— ¿donde estoy?
Se preguntó al salir del bote y no ver nada conocido.
— Nii-san! — lo llamó.
Comenzó a caminar por el lugar sin saber a dónde había caído. Este es inteligente, podía saber y reconocer perfectamente cada isla debido a su ambiente, animales, frutos, plantas, etc. Pero esta no podía.
— Esto es extraño.
Se adentró entre el bosque y comenzó a correr con rapidez buscando algún humano que pudiera ayudarle a salir de ese lugar, ya que su bote se podría hundir si volvía.
— ¡Atrapenlo!
Escuchó un grito a lo lejos, luego de eso todo se volvió oscuro.
— ¿Q-que?
Luego despertó, pero no se sentía muy cómodo.
— Y mi ropa?
Preguntó intentando cubrirse con sus manos, pero era imposible, estás estaban atadas.
— ¿Quienes son?
Vio que no le respondieron así que se quedó callado.
— Hokage-sama!
Vio a todos hacer una reverencia, ese debe de ser su líder.
— Salgan.
Les ordenó a todos.
— Si!
Se sorprendió al ver la rapidez con la que salieron del lugar, pero aún más al ver que el sujeto que se le acercaba poseía unas orejas y nueve colas de zorro.
— ¿Quien eres?
— Soy... Sasuke, Sasuke Uchiha.
— ¿Que eres?
— Soy un humano.
— ¿Un humano?
Aquel sujeto se le acercó y comenzó a observarlo.
— Umm... Al parecer tienen todo lo que nosotros menos las orejas y cola.
— ¿Me dejarán libre?
— No podemos.
— ¿Por que?
— Algunos te considerarán un peligro si te dejamos libre.
— Por favor, debo volver a mi hogar.
— ¿como llegaste aquí?
— Un bote, pero si no me servirá para volver.
— Lo siento, pero aunque pudieras no te dejaré libre.
— ¿mi ropa? — le preguntó sin poder cubrirse su entrepierna.
— La hemos quemado — respondió sin darle mucha importancia.
— ¡¿que?! ¿Como me vestiré ahora?
— No te preocupes.
Lo cubre con una manta con una sonrisa.
— No solemos usar eso, luego te traeré algo para que te vistas.
— Bien, ¿me soltarás?
— Bien, de todas formas no puedes huir.
El rubio comenzó a desatarlo hasta lograrlo.
— Listo, dattebayo.
— Hmp.
El azabache se cubrió bien, sobretodo sus partes privadas.
— ¿Tienes hambre?
— No.
— ¿Seguro?
— Si.
— Bien, yo me voy.
El rubio se levantó dispuesto a irse para continuar cumpliendo con sus deberes, pero fue tomado del brazo por el azabache.
— No te vayas.
El azabache solo podía sentirse en confianza con él, ya que con los demás siempre se sentía observado por eso prefería estar solo, pero en esa situación aunque quisiera no lo dejarían solo, siempre lo mantendrían observado.
— Pero... Bien, dattebayo.
El rubio se rascó la nuca pensando en algo, no podía dejar sus deberes como Hokage a un lado, pero por otro lado estaba el azabache, no podía dejarlo solo, y más sabiendo las costumbres que solían tener los alfas.
— Irás conmigo.
Le tomó de la mano y lo cubrió bien para luego salir del lugar.
El azabache se sentía algo observado y más ya que iba casi desnudo por ahí.
— Hokage-sama — lo llamó así ya que no se sabía su nombre.
— No me llames Hokage-sama, es muy formal, llámame Naruto.
— Bien, Naruto, creo que necesito algo de ropa.
— eh...?
El rubio giró para mirarlo, se sorprendió y sonrojó levemente al verlo así, la manta que le había dado solo le cubría hasta el muslo.
— ¿Que me miras tanto, pervertido?
Se cubrió más con la manta intentando cubrirse más, pero se le hacía imposible.
— vamos por ropa.
Comenzó a caminar con rapidez mientras fulminaba con la mirada a cualquiera que lo viera de manera lujuriosa.
Llegó a su oficina y le pidió ropa a sus trabajadores para luego hacer que el azabache se sentara en una silla.
— Hmp.
El azabache apartó la mirada.
— no me trates así, teme, estoy siendo amable.
— ¿Por que debería tratar bien a un Dobe?
— Date cuenta de la situación.
— Hmp. — Se cruza de brazos.
— Hokage-samar03;.
— Si?
— Aquí está lo que ordenó.
— Gracias, dattebayo.
El rubio tomó la ropa y se la entregó al azabache para luego hacerle señas a su asistente diciéndole que se retirara.
— Puedes ir a vestirte al baño.
— Si.
El azabache se fue a vestir al baño mientras el rubio se sentaba en su escritorio a esperarlo mientras firmaba unos papeles.
— Volví.
Escuchó el rubio y miró hacia el azabache, se sorprendió al ver como le quedaba.
— Te queda bien, dattebayo.
— Hmp esto parece vestido.
Y era cierto, parecía vestido, le llegaba hasta la rodilla, el color era café claro junto con un cinturón que iba en su cadera que era de un color café más oscuro.
— Lo siento, era lo único que había, no te quejes, dattebayo.
— Tsk.
El azabache se sentó de piernas cruzadas y se cruzó de brazos apartando la mirada.
— No te enojes, teme.
Aquello solo recibió una mirada molesta del azabache que estaba sentado frente a él.
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