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Maravillosas Heridas [Omegaverse] Un Cuento de Maravillas #4 por soreto

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El vestido rosa que una niña de claros ojos azules portaba, revoloteaba mientras se mecía en un columpio frente a una casa; sus ojos veían distraídos sus pequeños pies, su boca estaba torcida, y sus ojos se fijaban en la expresión orgullosa de sus padres, expresión dirigida a su hermano mayor.


Siempre había sido así.


Aun, cuando la pequeña Park Shin de ocho años, fue anunciada como un Alfa, sus padres centraban su atención, y su júbilo para su hermano, un Alfa con un par de años más; que disfrutaba los privilegios que recibía; la situación no era de extrañarse, incluso entre Alfas existían distinciones, si bien todos recibían enormes privilegios en la sociedad, las mujeres Alfa eran casi imperceptiblemente relegadas a segundo lugar.


El madurar no cambio la situación, su hermano seguía siendo la figura altiva y merecedora de admiración en su familia; los reconocimientos de Shin, el lograr ser aceptada con beca para estudiar una maestría en economía, como muchas otros logros; solo recibían algo cercano a una educada felicitación, y una sonrisa desinteresada.


La Alfa veía con resentimiento a su hermano, para terminar por resignarse, y guardar sus logros para ella sola; con un excelente trabajo, y una maestría en puerta, Shin no tenía tiempo para sentir rencor por la situación.


Y gracias al vertiginoso ritmo que llevaba en su vida, como las largas horas que pasaba en un la universidad de su ciudad; pudo ver un Omega de cabellos castaños apurado y con expresión gentil correr de un lado a otro. La Alfa pregunto por leve curiosidad sus conocidos, descubriendo que aquel joven, era alguien que hacia pequeños encargos a los profesores por un poco de dinero, como sacar copias o vender en ocasiones almuerzos.


Shin no tardó en darse cuenta, de lo inocente y confiado que era el Omega con otros; las miradas de muchos Alfas se posaban en el joven castaño, con intenciones que Hye desconocía, pero que eran claras para la mujer. Acercársele, fue meramente por interés, y por intentar que el Omega se diera cuenta de lo vulnerable que era al ser tan ingenuo.


Conversaciones pequeñas, sonrisas tímidas, una amistad inocente, pasó a ser algo más. Shin solo quiso protegerlo de aquellos que querían aprovecharse del dulce Omega, sin esperar que terminaría enamorándose, algo que Hye tampoco considero; y a pesar, de que ninguno busco una relación en el momento, un par de años después, cuando Hye cumplía veinte se casaron.


La boda fue discreta, sus padres se fueron temprano, porque ese mismo día era la boda de su hermano con un Omega; Shin bajo la mirada un poco molesta al ver aquello, pero el optimismo de Hye hizo que lo dejara pasar.


Su vida comenzó a mejorar tan drásticamente, que le confundía; el Omega de su hermano resulto ser infértil, mientras que Hye concibió poco tiempo después de que se unieran.


Sus padres al fin la miraron.


La noticia de que su primer hijo, unos años después; fuera un Omega se esparció en la compañía que trabajaba, las miradas de admiración, y poco después un ascenso la hicieron sentir como si cualquier emoción negativa, o ese deseo de rencor a su hermano, deseando lo que el otro tenia pareció desaparecer;


Y vio le envidia plantarse en los ojos de su hermano,


Una mirada que ella cargo por muchos años.


Claro, que nadie le diría que los cimientos en los que parecía sostenerse su vida, se desmoronarían el día, que su hijo Suni, resultara ser un Omega defectuoso. Ser padre de un Omega infértil, represento un estigma con el que fue juzgada duramente, como si hubiese fallado como Alfa al intentar formar una familia.


Sus subordinados en el trabajo la miraron con críticas no dichas. La presión de los padres de Shin, no se hizo esperar, le reclamaban por la situación como si ella pudiera cambiarla, y culpaban al Omega por no poder hacer lo único que se esperaba de él.


Algo que Shin comenzó a hacer también.


Ese rencor que nunca supero, antes dirigido a su hermano, resurgió con más fuerza, tornándose en odio, uno que enfocaba a su hijo, haciéndole tratar con desprecio a su propio Omega; se volvió egoísta, exigiendo una solución a algo imposible, poniendo el peso de la situación en Hye.


La Alfa era alguien dura, codiciosa; algo que no era su culpa del todo, la crianza formo su carácter, el ser constantemente relegada ante su hermano la hizo ser quien era.


—Tienes comida, ropa y juguetes— bufo la Alfa cuando Suni se paró frente a ella un día, cuando regresaba de trabajar—. ¿Qué quieres?


El trato de ella con Suni, era el de simples extraños; el pequeño era ignorado por su madre, quien al parecer, descubrió que fingir que no existía, hizo que la sociedad olvidara la existencia del niño.


—Yo no necesito nada—espeto con una expresión de apatía, que Suni comenzaba a usar cuando hablaba con su madre—. Aléjate de papá si lo harás llorar— declaro el infante, sin retractarse cuando la mujer frunció el ceño furiosa.


—Vete, no tengo tiempo para ti— dijo Shin quitándose su abrigo, y dando la vuelta para esquivar a quien no reconocía como su hijo.


Su relación continuo así, empeorando aún más; hasta que la mujer decidió irse, no reportando más el comportamiento de Suni, ni como Hye le apoyaba incondicionalmente;


Como si le traicionara.


Algo que nunca espero, fue que su Omega le rechazara, queriendo no verla nunca más. Anteponiendo a Suni;


Y nuevamente, sintió que ella quedaba relegada a algo sin importancia, provocándole profundizar su desprecio por su propio hijo; sentía como si Hye prefiriera su amor por Suni, que lo que sentía por ella.


Shin era una mujer egoísta, porque así la habían hecho.


Se separaron sin más palabras de por medio. La Alfa intento buscar a Hye, sin obtener mayor respuesta, que las palabras cortantes de su hijo por teléfono. Al final los años pasaron, y ella no volvió a saber de su Omega, hasta que fue a buscarlo.


Pero Hye no quería verla, le dolía tanto la ausencia de su Alfa, que sentía que sus celos eran doloroso.


Y la ruptura definitiva, entre lo quedara entre ellos; termino por quebrarse el día que Shin Juzgo sin piedad a su hijo; el día que demostró todo su resentimiento al joven Omega que estaba embarazado.


Es fue el momento;


En que Hye supo que la dejo de amar.


El día en que le dijo adiós a lo que alguna vez fue amor.

Notas finales:

Espero no ser redundante, pero quiero darle un desarrollo adecuado a Hye, y dar la perspectiva de las cosas de el.

Hemos aprendido el pasado de SHin, quien pudo aprender de las cosas malas,pero se dejo consumir por ellas.

un abrazos :)


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