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Descubierto
La noche era fría y oscura en Japón, las calles eran iluminadas por la tenue luz de la luna y algunas luces que aún estaban encendidas, a las afueras de la ciudad se encontraba una imponente mansión, al parecer ya nadie habitaba en ella ya que parecía muy deteriorada por el tiempo, para muchos resultaba tenebrosa, pero para otros era el lugar indicado en el cual vivir. Las puertas de roble tallado con figuras hermosas se abrieron de golpe causando un chillido escalofriante, las luces que habían estado apagadas por mucho tiempo fueron encendidas en cuestión de segundos.
El piso de madera crujía a cada paso que los recién llegados daban en el lugar, los muebles estaban cubiertos con sábanas blancas para evitar que el polvo los ensuciara, las paredes estaban decoradas con cuadros cuyos dibujos pertenecían a siglos pasados pero incluso así eran hermosos. La mansión era propiedad de la familia Uchiha, una de las familias más pudientes de Japón. Pero que durante años vivieron fuera del país.
—No pudiste contratar a alguien para que se encargara de acondicionar este lugar, ¿verdad? —se quejó Sasuke Uchiha mientras pasaba su mano por uno de los muebles llenos de polvo.
—Cállate, todo fue muy apresurado, mañana llamaré a alguien para que se haga cargo de este lugar —respondió su hermano mayor, Itachi—, iré por Deidara, debe estar agotado por el viaje. —Comenzó a caminar hacia la salida.
Sasuke bufó, como si ese Omega fuera a decir una sola palabra, desde que Itachi lo llevó a casa no había emitido ninguna palabra, parecía perdido en otro mundo. Ellos habían nacido en otra época, una en la cual la civilización se había dividido en tres jerarquías producto de los avances científicos. El mundo estaba conformado por Alfas, Betas y Omegas. Los primeros gobernaban la mayor parte del mundo, era hombres y mujeres de carácter frio e imponentes, buenos para los negocios y la política. Los Betas ocupaban el segundo lugar, ellos se consideraban personas “normales”, podían estudiar, trabajar y en algunos casos llegara a ocupar importantes puestos de trabajo junto a algunos Alfas de importantes familias. Por último se encontraban los Omegas, si bien a los largo de los años los Omegas habían conseguido ganar derechos y no sólo ser tratados como máquinas para procrear hijos, aún había algunos sectores que seguían utilizándolos de esa manera, los Omegas podían acceder a la educación primaria y secundaria, no así a realizar una carrera universitaria. Aunque había muchas organizaciones que luchaban por sus derechos, pero aún había mucho que cambiar para que ellos tuvieran la libertad de estudiar y realizarse como profesionales.
Sasuke e Itachi eran Alfas, como su padre y abuelo, como la mayoría de hombres y mujeres de su familia, había vivido muchos años en Italia, pero la muerte de sus padres hacia un mes atrás los obligó a regresar a Japón y hacerse cargo de la empresa de la familia. Ellos habían sido educados de otra manera, tal vez porque su madre fue una Omega, y nunca vieron un maltrato de su padre hacia ella. Recorrió un poco el lugar, la verdad es que no resultaba habitable, pero Itachi no quiso ir a la mansión en la ciudad, decía que el lugar no era el mejor para Deidara. Recordaba haber pasado días en ese lugar durante su niñez, pero eso había sido hace muchos años. Sus pensamientos fueron interrumpidos cuando la puerta se abrió, Itachi entró con Deidara en brazos, al parecer se encontraba dormido.
—Está cansado —dijo pasando a su lado—, iré a dejarlo en uno de los cuartos.
—De acuerdo —fue su corta respuesta.
Vio a Itachi subir las escaleras y sin saber que más hacer decidió recorrer los alrededores de la mansión, después de todo no iba pasar mucho tiempo en ese lugar, en la mañana iría a presentar sus papeles en la universidad, y aunque Itachi se opuso al principio se quedaría en los dormitorios para estudiantes, la verdad era que la fastidiaba el sólo pensar en que tendría que conducir más de una hora todos los días para llegar a estudiar. Cuando se cansó de vagar buscó una habitación y dejando sus cosas en las maletas decidió descansar.
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Naruto Namikaze caminaba por los pasillos de la universidad, finalmente habían concluido las clases de la mañana y tenía tres horas librea antes de que la próxima comenzara, al salir de edificio frunció el ceño al ver que estaba lloviendo, un escalofrió recorrió su cuerpo, se acomodó el abrigo y bufanda, para luego buscar en su bolso su paraguas, lo abrió y continuó su camino, Naruto odiaba el invierno para él era la época del año más terrible y simplemente no lo soportaba. A sus veinte años había decidido estudiar Arquitectura, en una prestigiosa universidad, todo esto gracias a una beca que le fue otorgada gracias a sus buenas calificaciones. Naruto era un Beta y había quedado huérfano, cuando tenía apenas cuatro años un incendio en su casa le arrebató a las personas que más amaba en la vida, sus padres y su hermano. Naruto no tenía muchos recuerdos, durante el incendio había recibido un fuerte golpe en la cabeza, lo que provocó que no recordara demasiado de su vida, sabía que sus padres había muerto, pero nunca supo lo sucedido con su hermano, él deseaba con todas sus fuerzas graduarse y comenzar a trabajar para de esa manera buscar a su hermano, sabía que con su sueldo de camarero no era posible hacerlo en ese momento, pero él no perdería las ilusiones de un día saber que sucedió con su hermano.
Cuando llegó hasta los dormitorios saludó a algunos de sus compañeros y buscó la llave de su cuarto, abrió la puerta y entró, dejó su bolso en la silla y suspiró, estaba muy cansado, tal vez sería buena idea descansar un poco antes de su siguiente clase, se quitó el abrigo y la bufanda y se miró en el espejo, su cabello rubio se encontraba igual de desordenado que siempre pero no se veía mal. Tenía las mejillas y su nariz un poco rojas por el frio y sus labios estaban más rojos que de costumbre. Sus brillantes ojos azules resaltaban con la misma intensidad de siempre. Caminó hacia la cama y se quitó sus botas y luego de poner la alarma de su celular se metió bajo las mantas, suspiró con una sonrisa, estar entre las mantas o hacia sentir mucha calidez, además de que la calefacción del lugar ayudaba mucho, estaba tan cansando que en cuestión de minutos se quedó profundamente dormido.
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Pero lo que se suponía que sería un tranquilo sueño se convirtió en una horrible pesadilla, Naruto despertó sudado y con la respiración agitada, se llevó una mano a su pecho e intento calmarse, hacia días que no dejaba de soñar con el incendio, escuchaba en su cabeza los gritos de su madre y la desesperación de su padre, pero había algo más, un hombre a quien no podía verle el rostro llevaba cargando a alguien, parecía igual de pequeño que él, pero aunque lo intentaba no podía reconocer de quien se trataba. Naruto odiaba esas pesadillas, más aún cuando recordaba que todo eso era real, y simplemente no podía evitar sentir ese fuerte dolor que le oprimía el pecho. Miró la hora en su celular y apenas tenía tiempo para su siguiente clase, se visitó y tomando su bolso salió del cuarto hacia el edificio que correspondía.
Para él el resto del día trascurrió con normalidad aunque en algunas clases se distrajo pensando en su pesadilla, resultaba tan aterradora que no podía quitarse las imágenes de la mente. En la noche cenó en el comedor con sus amigos y finalmente se despidió para regresar a su cuarto, encendió el ordenador para realizar su tarea, cuando terminó se visitó con su pijama y se dispuso a dormir, esperando esa noche no tener nuevamente el mismo sueño.
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A la mañana siguiente Naruto despertó a la misma hora de siempre, se levantó y corrió las cortinas, suspiró cuando vio el cielo nublado y el viento azotar los arboles del exterior, seguramente ese sería otro día frío como el anterior. Fue hacia el baño, tomó una ducha y luego se vistió, ese día escogió unos jeans azul oscuro, unas botas cortas marrones, como abrigo una chaqueta de puntos y como siempre su bufanda.
Antes de salir revisó que en su bolso estuvieran todos los libros y apuntes que necesitaría para ese día, cuando se aseguró de que todo se encontraba en orden tomó su celular y salió del cuarto. Caminó hacia el exterior y no pudo evitar estremecerse al sentir el frío golpear su rostro, el salón de clases se encontraba en el edificio “A” así que siguió su camino hacia el lugar.
—¡Naruto!
Cuando escuchó su nombre se volteó rápidamente y sonrió al ver correr hacia el a su amiga Sakura Haruno, una Alfa de buena familia, ella parecía no sufrir por la baja temperatura, estaba vestida con un bonito vestido que le llegaba hasta las rodillas, un abrigo un poco más largo, botas de caña larga y una bufanda, su cabello color rosado se movía con gracia y sus brillantes ojos esmeradas resaltaban con gran intensidad.
—Buenos días, Sakura-chan —saludó él.
—Buenos días, Naruto, ¿podrías hacerme un favor? —le pidió.
Él asintió.
—Por supuesto, ¿de qué se trata?
Sakura abrió su bolso y comenzó a buscar algo en su interior, cuando encontró lo que buscaba le entregó a Naruto un sobre de color marrón el cual él tomó.
—Necesito que entregues esto en dirección, yo tengo un examen en menos de diez minutos y no puedo hacerlo —le comentó.
—Está bien, yo lo haré. —le sonrió.
—Muchas gracias. —Ella lo abrazó para luego continuar su camino hacia el salón de clases.
Naruto la vio marcharse y luego él también lo hizo sólo que en otra dirección, caminó hacia el edificio en donde se encontraba la dirección, aún tenía tiempo para llegar a su clase así que no tendría ningún problema. Entró al edificio y subió las escaleras hasta el segundo piso, al llegar golpeó un par de veces hasta que una voz femenina lo autorizó a entrar.
—Buenos días —saludó con cortesía a la secretaria de la directora.
Shizune era su nombre, era una mujer joven, tenía el cabello corto y negro, ella al verlo le sonrió.
—Buenos días —respondió ella—. ¿Qué se te ofrece?
—Vengo a entregar estos documentos de parte de Sakura Haruno. —Naruto le entregó el sobre y ella lo tomó.
—Está bien, yo me encargaré de ellos.
Naruto asintió.
—Muchas gracias, con su permiso me retiro —anunció.
—Que tengas un buen día —le deseó ella, Naruto le dio nuevamente las gracias y caminó hacia la salida.
Pero en ese momento la puerta se abrió y provocó que Naruto chocara contra una persona que iba a ingresar al lugar. Cuando levantó su mirada se encontró con unos penetrantes ojos negros como la misma noche los cuales lo miraban con una ceja levantada, al parecer sorprendió por lo sucedido, por su aroma Naruto supo de inmediato que era un Alfa, no supo porque en aquel momento su corazón latió con fuerza y sus mejillas se sonrojaron, bajó rápidamente su mirada y murmuró un simple “lo siento” antes de salir del lugar, debido a eso no pudo ver la sonrisa de aquel joven con quien había tropezado segundos atrás. Pero aunque Naruto lo intentó no pudo dejar de pensar en ese encuentro durante las primeras horas del día.
~**~
En la mansión a las afueras de la ciudad Itachi se encontraba leyendo un libro, mientras contemplaba a Deidara quien se encontraba sentado frente a la ventana y observaba el paisaje, el Alfa suspiró, dejó su libro y caminó hacia él, se agachó a su altura y le tomó las manos, consiguiendo de esa forma la atención de su esposo. Deidara era un Omega sumamente hermoso, con su cabello rubio largo y sus profundos ojos azules, pero esos ojos nunca brillaron para él, Deidara llegó a su vida como una muñeca rota, a la cual aunque juntaran las piezas parecía que nunca volvería a la vida.
—Dei… —llamó—, estoy aquí contigo. Aunque tú parezcas no entenderlo. —Una sonrisa triste apareció en sus labios.
Amó a Deidara desde el momento en que lo encontró vagando por las calles de Italia, lo amó aunque él pareciera no sentir nada, se casó con él aún en contra de su voluntad, algo que sucedía muy seguido en Italia, pero lo hizo para cuidarlo y protegerlo, nunca para dañarlo, esperaba que algún día Deidara reaccionara y lo amara con la misma intensidad que él lo hacía.
Era que Sasuke se había marchado a la universidad esperaba que estando solos y en un lugar tranquilo Deidara se sintiera cómodo, tanto que llegara a pronunciar aunque fuera unas palabras.
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Antes de ir a almorzar junto a Sakura, Naruto regresó a su cuarto para buscar unos apuntes que necesitaría en su siguiente clase, al llegar se sorprendió al ver la puerta de su cuarto abierta y a dos jóvenes en ella. Uno de ellos al sentir su llegara se volteó y le sonrió, era Yamato, el encargado de los dormitorios masculinos.
—Qué bueno que has llegado —le dijo—. Como sabrás eres el único estudiante que no tiene un compañero —comentó y él asintió, desde hacía unos meses su compañero de cuarto se había mudado y él se había quedado solo, hasta ese día—. Pues desde hoy tendrás un nuevo compañero —anunció.
Y fue cuando Naruto lo vio, era el mismo joven con quien había chocado en la mañana, era alto, fácilmente unos veinte centímetros más que él, su cabello era azabache y estaba un poco desordenado pero no se venía mal en él, y por supuesto lo que más le atraída a Naruto eran sus ojos, los cuales como esa mañana lo miraban intensamente. Él estaba seguro de que él era unos años mayor que él.
—Mucho gusto, soy Sasuke Uchiha —se presentó y Naruto sintió escalofríos al escuchar su voz, era profunda e intimidante.
—El gusto es mío, soy Naruto Namikaze. —cuando tomó su mano sintió una corriente recorrer su cuerpo y rápidamente se apartó de él.
Desvió su mirada rápidamente, no le podía estar sucediendo algo tan extraño en ese momento, no cuando todo iba marchando tan bien en su vida. De no haber estado Yamato en el lugar la habitación se abría sumido en un silencio demasiado incómodo.
—Sasuke es estudiante de Administración de Empresas y acaba de regresar de Italia, espero que se lleven bien —dijo—. Si se te ofrece algo no dudes en avisarme —está vez se dirigió a Sasuke.
Unos minutos después Yamato se marchó y ambos se quedaron solos en el cuarto, Naruto vio algunas maletas en el suelo y otra abierta sobre la cama.
—¿Necesitas ayuda? —preguntó.
—No —su voz fue cortante y ocasionó que Naruto diera un paso hacia atrás.
—Está bien —ya no dijo nada y simplemente comenzó a buscar los apuntes que necesita, en algunas ocasiones no podía evitar mirar unos segundos a Sasuke mientras ordenaba sus cosas en el closet.
Cuando guardó lo que necesitaba en su bolso salió del cuarto sin siquiera despedirse, por alguna razón sentía que Uchiha había sido grosero en su respuesta y que tal vez ellos no se llevarían bien, era una pena porque por alguna razón el pensar de esa manera lo hacía sentir extraño.
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Cuando Sasuke se quedó solo dejó de guardar sus cosas y se sentó en la cama, por alguna razón Naruto lo desconcertaba, se suponía que él era un Beta, lo supo porque no percibía ningún aroma en él, pero había algo extraño, algo que le decía que Naruto tenía algún secreto, además no era sólo eso, sino que al ver a Naruto extrañamente le hizo pensar en Deidara, ambos compartían un parecido que sólo se daba entre hermanos, sin duda su estancia en la universidad no le resultaría aburrida, tendría mucho para investigar, y cuando descubriera algo llamaría a su hermano.
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Naruto se reunió con Sakura en el comedor, para ese momento la noticia de la llegada de un nuevo estudiante proveniente de Italia ya se había esparcido por toda la Universidad, las chicas comenzaban a especular sobre el recién llegado, en su mesa Ino comentaba que ella ya lo había visto y que era muy apuesto, por alguna razón él estaba de acuerdo con eso.
—Deberíamos preguntarle a Naruto como es, después de todo es su compañero de cuarto —comentó Sakura con una sonrisa.
Naruto no estaba muy pendiente de su plática, buscaba en su bolso sus pastillas, las cuales debía tomar todos los días, pero al parecer las había olvidado, y eso no era bueno, al menos no para él. En ese momento se dio cuenta de que todas las miradas estaban sobre él, y luego una lluvia de preguntas comenzó a caer sobre él, y ciertamente Naruto no podía responder a ellas porque simplemente no sabía nada sobre Sasuke.
—¿Y cómo es? —preguntó Ino.
Naruto lo pensó por unos segundos, cuando recordó como los ojos de Sasuke lo observaban simplemente la respuesta se escapó de sus labios.
—Él fue grosero, pero su mirada me resultó intimidante —susurró mirando un punto fijo.
Se perdió en sus pensamientos por unos segundos y cuando regresó a la realidad sus amigos lo observaban sin entender lo que le había sucedido.
—Lo siento, tengo clases. Nos vemos luego. —Rápidamente recogió sus cosas y se marchó de la cafetería, ¡se sentía un idiota! Como había podido decir algo así frente a sus amigos. ¿Qué pensarían ahora de él?
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Durante el resto de la jornada de clases Naruto no regresó a su cuarto, sólo lo hizo luego de cenar, cuando entró se llevó la sorpresa de que Sasuke no se encontraba.
«¿A dónde abra ido?», se preguntó, pero rápidamente movió su cabeza borrando aquellos pensamientos, a él no debía importarle lo que Sasuke hiciera, había sido grosero cuando él le quiso brindar su ayuda desinteresadamente, las cosas entre ellos no había comenzado bien, así que no debía preocuparse por alguien con quien apenas había cruzado dos palabras en la tarde.
Con aquellos pensamientos buscó su pijama, se cambió y luego de cepillarse los dientes se metió bajo las cobijas, antes de apagar su celular puso la calefacción. Pero lo que Naruto no hizo fue buscar sus pastillas, el no haberlas tomado le ocasionaría graves problemas.
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Sasuke había salido a cenar, pero no pudo hacerlo ya que todas las chicas de la universidad quería hablar con él, así que tuvo que regresar a su cuarto sin haber comido nada, ya mañana desayunaría temprano para evitar encontrarse en la misma situación, cuando abrió la puerta un aroma a canela y miel lo paralizó en el umbral, gruñó y sin poder evitarlo sus instintos de Alfa salieron a flote, no entendía lo que estaba sucediendo, con esfuerzo cerró la puerta y se apoyó en ella, desvió su mirada hacia la cama y fue cuando lo vio, Naruto dormía tranquilamente sin saber lo que estaba sucediendo, no le tomó a Sasuke mucho tiempo darse cuenta que quien desprendía ese aroma tan atrayente era Naruto. ¿Cómo era eso posible? Se supone que Naruto era un Beta, de otra manera no podría estar estudiando en la universidad. Pero su olfato era inconfundible, de alguna manera ese pequeño Omega había sido capaz de esconder su naturaleza, pero él lo había descubierto, una sonrisa apareció en su labios.
Naruto despertó al sentir la luz de la habitación ser encendida, se sorprendió al ver a Sasuke, pero más aún al ver sus ojos, esos que ahora lo miraban con… ¿deseo? Y fue cuando lo sintió, su aroma llegó hasta él y abrió sus ojos llenos de pánico, rápidamente se levantó e intentó abrir las ventanas, en un intento de que el aroma se fuera del lugar, pero a penas lo intentó dos manos lo sujetaron de las muñecas y lo empotraron a un costado de la ventana, Naruto cerró sus ojos y se quejó, cuando los abrió se encontró con la mirada de Sasuke, pero sus ojos negros adquirieron un brillo extraño lo que le causo temor.
—¡Suéltame! —vociferó, pero las manos de Sasuke parecían acero sujetándolo.
Uchiha sonrió. Naruto frunció el ceño y usando todas sus fuerzas la propinó una fuerte patada en su costado, esto provocó que el Alfa lo soltara, utilizó ese momento para intentar huir, pero al intentar abrir la puerta Sasuke lo atrapó nuevamente y sin consideración alguna lo arrojó sobre la cama para luego posicionarse sobre él.
—¡Dejame ir! —gritó intentado liberarse, no iba a negarlo, tenía miedo de lo que pudiera llegar a pasarle.
—¡Cállate! —Ordenó Sasuke—. Tú no eres un Beta, eres un Omega —aseguró y Naruto sintió que su mundo se venía encima.
Tantos años de esconder su verdadera naturaleza ahora había sido descubiertos por un error suyo. ¿Cómo pudo olvidarse de sus supresores? Esos que lo ayudaron a que toda su vida pudiera ser un chico normal que sólo quería estudiar y superarse para poder encontrar a su hermano, ahora sentía que todo se le estaba yendo de las manos. Por su parte a Sasuke le gustaba ver el miedo en los ojos de Naruto, por alguna razón le gustaba tenerlo así, tan sumiso y en sus manos.
—Sabes lo que le sucede a los Omegas que mienten, ¿verdad? —Cuestionó y Naruto asintió, entonces Sasuke sonrió con arrogancia—. Entonces, Naruto. ¿Qué estás dispuesto a hacer para que yo no revele tu secreto?
Y cuando Naruto escuchó aquello sintió que su mundo se caía a pedazos, Sasuke Uchiha parecía haber aparecido en su vida para convertirla en una pesadilla, pero tampoco quería perder todo lo que había conseguido hasta ese momento, tenía una meta y no dejaría que Sasuke cambiara sus planes, así que respirando profundo levantó su mirada, sus ojos azules como el mar, y los negros como la noche de Sasuke se encontraron nuevamente, y luego Naruto pronunció la palabra que hizo sonreír al Alfa.
—Haré lo que sea.
En ese momento sintió que su destino estaba sellando, y que ahora su vida estaba en manos de Sasuke Uchiha, Naruto no podía saber qué vida le deparaba a partir de ahora.