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Criando cartas por MizaiTan

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Notas del fanfic:

Nuevo fic! De verdad amo este fandom, siempre me salen ideas de la nada. 

Este tipo de tematica me encanta. Realmente estaba antojada de escribrir de ellos interactuando con niños.

Va a tener mucho fluff.

Notas del capitulo:

Los eventos se desarrollan 5 años en el futuro cuando nuestros chicos tienen 21 años.

Un aspecto importante es que le di una popularidad mayor al juego Duelo de Monstruos. Diría que comparable al futbol actual. Asi que ver a Yugi, Kaiba o Joey es como ver a Messi o Ronaldo. Ok?

En algún lugar de Egipto, en algún momento del tiempo.

 

Una mujer de túnica está leyendo el destino de las cartas del tarot. En ella lee sobre la paz que llegaría pronto de los grandes acontecimientos históricos que estaban ocurriendo. Una sonrisa se desliza de su rostro al ver que las batallas del Duelo de monstruos tendrían un final feliz para los humanos que combatían.

En ese momento piensa algo que no se le había pasado por la cabeza. ¿Cuál es el futuro de los monstruos de sus cartas?

Rápidamente revuelve la baraja y toma más cartas y el futuro que lee no le gusta.

Habla de destrucción lenta interna además de la necesidad de un periodo de recuperación.

La tranquilidad futura es gracias al poder de tres legendarios monstruos de duelo: Dragón negro de ojos rojos, Dragón blanco de ojos azules y el mago oscuro. Aunque dicha precisión lo sabe gracias a lo revelado por el Collar del Milenio.

Estos tres monstruos necesitarán de un periodo de descanso en la época de paz que se viene en un futuro. Ella no es alguien especial de grandes poderes, pero los tratos con los Dioses egipcios pueden ayudar en esta situación.

En agradecimiento por el futuro, ella ayudará a estos tres monstruos.

 

 

Ciudad Domino, Japón. Cinco años desde las memorias del Faraón. Casa de Yugi

 

Yugi toma un refresco mientras mira la televisión. Se sonroja al ver su imagen junto a la de Kaiba en un comercial promocionando el nuevo torneo que pronto se llevaría a cabo con el patrocinio de KaibaCorp.

Suspira al pensar que el castaño millonario aun parece resentirlo de alguna manera por sus pérdidas, solo que ya no es tan orgulloso y osado con él como antes. Aunque eso debería agradecérselo a su mejor amigo.

Su popularidad con el paso de los años ha incrementado. Ya incluso personas no relacionadas al mundo de los juegos lo reconoce. Aunque el fanatismo que alcance ni se acerca un poco al de Kaiba que es toda una celebridad en ese y el mundo de los negocios. Y ahora que Joey es su novio éste lo acompaña en ocasiones a importantes fiestas y eventos en varios lugares del mundo.

Aunque Joey le dijo que trata de evitar ir pues se aburre y ese tipo de personas no le agrada, por lo que Kaiba es quien lo convence de ir.

Detiene el tren de pensamientos al ver un anillo en su mano izquierda. No importa el tiempo que haya pasado, aun le sigue fiel al faraón Atem. Ya no está con él en espíritu pero sus palabras, enseñanza y sentimiento aun los lleva consigo.

En el último momento antes de irse el faraón le regalo un anillo justo a su medida el cual aún lleva.

Su celular comienza a sonar. Baja el volumen del televisor para contestar.- ¿Bueno?

-Yugi. Soy yo.- Escucha la voz de Joey.- ¿Tienes un minuto?

-Claro, dime.- Le preocupa un poco el tono serio que escucha de su risueño amigo.- ¿Hay algún problema?

Hay un pequeño silencio que preocupa a Yugi.- Te va a sonar loco.- Responde al fin

-Tranquilo, creo que ya nada puede sorprenderme después de todo lo que hemos pasado

-No, en serio. Créeme. Esto es loco. Yo aún no lo creo… Pero no, te aseguro que no me creerías.-

-¡Bueno, ya! ¿Qué pasa? – Dice desesperado de tanta vuelta.

-¡Aghh! – Lo escucha gritar al otro lado, quizás algo frustrado.- ¡Ven a verlo tú mismo! ¡Es urgente! ¡Estoy en una de las salas privadas de KaibaLand! – Cuelga sin esperar respuesta.

Yugi conoce lo exagerado que puede ser su mejor amigo, asi que no se sorprendería si es algo de lo más simple. Se alza de hombros y se levanta para tomar su billetera y llaves para salir de su casa.

 

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-¡Es Yugi Muto!

-¡¿Dónde?!

Yugi corre rápido para esconderse detrás de uno de las estatuas de dragón en el centro de KaibaLand. La idea de llevar sus lentes oscuros ahora le parece ridícula pues su cabello lo delata.

Cada vez que él va a KaibaLand usualmente va directamente a un área VIP donde lo retan los mejores. Aunque desde hace un tiempo no va, pues está algo ocupado con la organización del torneo, sus clases virtuales de universidad sobre preservación y arqueología, y los desafíos que a veces debe acatar de diferentes luchadores del mundo para tratar de robarle su título.

Por lo que supone que el que haya legado sin aviso al lugar de temática de duelo de monstruos más grande de Domino fue una emoción para todos. Está bien con firmar artículos y tomarse fotos pero no si se le abalanzan encima. Solo vino por Joey y ni siquiera trajo su set de cartas y su disco de duelo pues pretende llevarse a su amigo a casa para que se tranquiliza de lo que sea que le haya pasado.

Sin más comienza a desplazarse con sigilo hasta llegar al ascensor que toma cuando nadie más se sube. Llega a la planta 3 donde se acerca a la recepcionista.- Disculpe, ¿En qué sala se encuentra Joey Wheeler?

La chica lo mira y Yugi sabe que lo reconoce pero se nota algo contrariada.

Es obvio pues el querido novio de su jefe está en una sala privada de enfrentamientos asi que nadie debe molestarlo, son las reglas. Pero es Yugi Muto a quien tenía en frente. Comienza a balbucear no sabiendo qué responder.

Yugi va a preguntarle de nuevo cuando escucha una voz a su espalda.- Gracias por venir, Señor Yugi.

Este se voltea para encontrarse con Roland, mano derecha y guardaespaldas de Seto Kaiba. Yugi solo asiente.- Joey me dijo que viniera pero no sabía que Kaiba también andaba por aquí.- Asume Yugi al ver al fiel servidor de Kaiba que siempre lo acompaña.

Se sorprende al verlo negar.- Él no está aquí, sino atendiendo un asunto sobre la Academia de duelos.- Yugi asiente, conociendo que dicha academia solo lleva tres años de su fundación. Ve a Roland a señalarle un camino.- Por aquí, por favor. Lo llevaré con el Señor Joey.- Comienza a caminar por el pasillo a la derecha.

Yugi mira a la chica, que se ve relajada ante la llegada de Roland, se inclina levemente y luego comienza a seguir al hombre de traje.

Avanzan aunque Yugi no aguanta mucho el silencio por lo que le pregunta una duda que ha tenido desde que le dijo que Kaiba no estaba por ahí.- Señor Roland, Si no acompaña a Kaiba, entonces ¿Está aquí como guardaespaldas de Joey?

-No. En realidad estaba con el Señor Kaiba. Pero uno de mis subordinados me llamó. No solo soy el asesor de Negocios del Señor Kaiba sino también el jefe de seguridad, mi deber es garantizar la seguridad de la familia Kaiba. Algo que el señor Joey no entiende muy bien.- Le escucha reírse ligeramente, quizás recordando alguna anécdota con Joey de protagonista.- Por lo que a veces, cuando no avisa donde se dirige, mando a uno o dos guardaespaldas a que lo sigan de lejos para que no se meta en líos ni le pase nada.

Yugi asiente, no entendiendo muy bien a qué venía el tema. Pues algo había escuchado del rubio sobre que se pasaban un poco con la protección.- Supongo que sí, entiendo a qué se refiere con lo de tratar que no se meta en líos. Pareciera que los problemas lo llamaran. – Comenta algo risueño. Viendo asentir a Roland.

-Así que escuchar de uno de mis subordinados que montaban guardia en la entrada de la sala privada sobre un gran grito pues me asustó un poco. Trataron de forzar la puerta para entrar pero al instante Joey se negó y dijo que estaba bien. No pudiendo ignorar su orden me llamaron para solucionar pero yo tampoco pude hacer mucho ya que él siempre negaba aunque se escuchaba algo asustado. Solo me mandó a buscarlo.- Termina su relato ambos llegando a una puerta que decía “Sala 7” – Por favor, ayúdelo.- Se incline levemente a Yugi en una muestra de respeto.

Yugi no sabe si en realidad todos están armando una tormenta en un vaso de agua, pues el que Joey grite asustado no es algo tan fuera de lo común, ese chico es muy escandaloso. Toca la puerta unas cuantas veces. No escucha respuesta por lo que vuelve a tocar.- Joey, soy yo.

Se abre la puerta solo para lograr ver la cabeza de Joey, que confirma la llegada de Yugi, para abrirla un poco y este pudiese entrar, sin dejar que el resto de su cuerpo se vea.

-Señor, Joey.- Comienza Roland al verlo - ¿Está…

-¡Joey! ¿Cuántas veces debo decirte, Roland? ¡Solo Joey está bien! – Le interrumpe Joey en lo que, para Yugi, es su yo normal.- Y ya dije que estoy bien, solo me sorprendí.

Yugi termina de entrar y nota todos los dispositivos apagados, se voltea a ver a Joey y se asombra un poco al ver una figura.- Oye, Joey. ¿Qué hace ese..?

-¡Bueno! ¡Ya llegó Yugi! – Interrumpe ansioso Joey con una de sus fingidas sonrisas.- ¡Es todo! ¡Nos vemos luego, Roland! – Cierra la puerta en la cara del guardaespaldas sin que este pudiese decir nada.

-¡Aquí estaré si pasa algo, Señor Joey! – Le grita desde afuera.

-¡Es Joey! – Le grita enojado en respuesta. Y Yugi solo sienta algo de lastima por el empleado al tener que soportar personalidades tan explosivas como son las de Kaiba y Joey.

-Entonces, Joey.- Dice Yugi haciendo que su amigo gire a verle.- ¿Qué es lo que pasa?

Joey asiente y trata de avanzar pero es detenido por algo que jala sus pantalones. Yugi vuelve a notarlo.- ¿Y quién es ese niño? – Pregunta por fin el oji-amatista.

Joey se agacha.- Todo está bien. Ven aquí.- El rubio lo toma por debajo de sus brazos para levantarlo y dirigirse al sofá, siendo seguidos por Yugi.

Ya en alto puede distinguir sus rasgos. Es un niño de piel blanca con cabello negro liso, aunque un poco despeinado. Tiene los ojos más rojos que Yugi ha visto. Ahora mismo tiene envuelta la chaqueta de Joey para cubrir su cuerpo. Es pequeño, quizás de unos tres años.

Se sientan en el sofá, el niño en el regazo de Joey, el cual abraza el cuerpo su torso con sus pequeños brazos, ocultando su cara en el pecho del mayor. A Yugi le parece raro el apego.- ¿Tiene algo que ver con el niño?

Joey asiente.- Ya ha pasado como una hora así que ya estoy algo más calmado. Pero en realidad, este chico es mi dragón negro de ojos rojos.- Termina con un suspiro.

-¿Eh? – El rubio mira el rostro de Yugi al verlo sin entender.- ¿A qué te refieres?

-Exactamente lo que oíste. Este chico es mi dragón.-

Yugi levanta una ceja, aun sin comprender el acertijo enfrente de él. Mira al niño y se le ocurre.- Ah. Te refieres al gran parecido que tiene. ¿No? Por el cabello y los ojos.-

El rubio niega mirándose preocupado.- Es en serio. Estaba peleando en la simuladora cuando saqué a mi dragón y estando en el campo de la nada se convirtió en un niño pequeño. – Saca un poco al niño de su pecho el cual con sus pequeñas manos se agarra con fuerza a su camisa, para no despegarse del chico.

Yugi al fin dándose cuenta de lo que se trataba se levanta asustado.- ¡¿Queeeeé?!

Enseguida se escucha la puerta.- ¿¡Pasó algo?! – La voz de Roland sonando preocupada.

-¡Nada! ¡Estamos bien! ¡Yugi solo se sorprendió por lo mismo que yo! – Grita en respuesta Joey volviendo a acomodar al niño en su regazo, quien ahora estaba con la espalda apoyada al pecho del rubio y entretenido jugando con los dedos de éste.

Yugi respiraba algo pesado volviéndose a sentar.- ¡Es estúpido! ¡No puede ser! – Le dice a Joey, tratando de no gritar para no alertar a los de fuera.

Joey deja al niño en el sofá para ir a buscar su set en la mesa. Al pequeño comienza a temblarle su labio inferior. Joey lo mira y le da una sonrisa.- Tranquilo, no me voy. Solo voy a la mesa. ¿Ves? – Recoge una de las cartas del set para volver al sofá y poner nuevamente en su regazo al pequeño quien ahora muestra una sonrisa alegre.- Yugi.- Este sale del ensoñamiento que le dejó la revelación.- Esta es la carta de mi dragón.- Se le pasa.

Yugi me con sorpresa que su carta dice: “Dragón de ojos rojos – No disponible”. Y la imagen del dragón desaparecida.- No puede ser…-

-Busqué en línea pero a nadie más le ha pasado. Supongo que solo es mi carta.- Suspira peinando un poco el cabello desordenado del pequeño.- Ya después del susto inicial decidí llamarte para saber qué hacer.

-¿Kaiba sabe?

Joey niega.- Traté de llamarlo pero no contestó, sé que anda en algo sobre la academia así que supongo que le diré luego. ¡Pero, Yugi! – Mira a su amigo nuevamente asustado.- ¡No sé qué hacer! ¿Cómo lo convierto de nuevo en mi carta? – Pregunta desesperado. El pequeño al oir eso lo mira y pone un rostro triste para luego empezar a sollozar y botar lágrimas. El par se asusta. ¡Wow! ¿Qué pasa? – Le pregunta Joey levantándolo para ponerlo frente suyo y ver su cara.

El chico aun solloza.- Pa-papi no me quiele.- Dice cómo puede y continua sollozando y pasando sus manos por sus ojos.

Los mayores se miran entre si sorprendidos por lo repentino de todo esto.

Joey se levanta, aun sorprendido que su monstruo lo llamara “papi” y lo acomoda poniendo este su frente en su hombro para continuar llorando allí.  – Ya, ya. No lo dije en serio. Claro que te quiero.- Trata de calmarlo, sobando su espalda. Le pide ayuda a Yugi moviendo los labios.

Este se acerca y pone una mano en la cabeza del niño, aunque este no hace nada en su reacción.- No era por mal. Te lo prometo. Solo queremos saber cómo llegaste aquí. Eso es todo.-

El pelinegro levanta un poco su cabeza para ver a Yugi.- N-No sé. ¿Po eso papi no me quiele? – Pregunta sonando triste, haciendo entristecer un poco a Yugi.

Joey acerca sus labios para besar la sien del pequeño que enseguida voltea verlo. Lo sujeta con una mano mientras que con la otra trata de limpiar las múltiples lagrimas.- No importa si no sabes. ¿Bien? Yo aún te quiero, y siempre te querré a mi lado.- Aunque antes de decirlo pensaba en su carta ver al chico llorando por él le hizo decirlo por el pequeño. Este al instante asiente mostrando una sonrisa que responde Joey con una igual.

Yugi ve el momento feliz aunque enseguida niega. Se distrajeron fácilmente.- Joey.- Le interrumpe haciéndolo girar su cabeza a verlo.- ¿Qué tal si vamos a mi casa para hablar bien? Quizás los juegos allá lo distraigan.-

Joey asiente.- Y tal vez conseguirle ropa. Apareció desnudo y le puse mi chaqueta como pude.- Mira al pequeño oji-rojo a los ojos.- Quédate con Yugi mientras recojo mis cosas. ¿De acuerdo? – Él mira a Yugi y aunque se pone algo triste  por separarse de su papi asiente, ganándose una sonrisa grande su parte.- Pero que buen niño eres.- Haciéndolo reír y siendo pasado al chico de extraño cabello.

Yugi lo acomoda en sus brazos mientras ve a su amigo meter todo en su mochila.- Joey. ¿Cómo hacemos con Roland?

-¡Rayos! ¡Se me había olvidado! – Chasquea su lengua terminando de meter todo y pone su mochila en la espalda.- Es difícil distraerle y en realidad no sé cómo rayos explicar que un niño apareció de la nada.- Comienza a caminar un poco mientras pensaba, notando que el niño le alzaba sus pequeños brazos para que lo cargara. Este suspira, yendo a tomarlo de los brazos de Yugi.- ¿Eres muy pegado a mí, eh?

Mientras estaba el par en eso Yugi miraba a varios lados, pensando cómo hacer.- ¿Y si solo le contamos al señor Roland? – Ve al rubio negar.

-No, aún no sabemos de qué va todo esto. Será un pánico luego.- Joey también mira a varios lados hasta que se topa con una ventana sellada con película negra en la pared más alejada, corre hacia ella para asomarse y ver que esta asomaba a un pasillo del lado inverso de la puerta.- ¡Eso es! ¡Solo tenemos que salir por aquí y ya!

-¡¿Qué?! ¿Estás loco? – Se acerca Yugi y se relaja un poco al ver el pasillo y no es paisaje a tres pisos de altura.- Bueno, no es peligroso. Pero está sellada.

-De eso me encargo yo.- Besa la mejilla del niño para hacerlo reír.- Otra vez necesito que sea un buen niño y te quedes con Yugi.- Este asiente aun divertido y es pasado al oji-amatista que lo mira confundido.- No olvides que tengo mis mañas después de andar en pandillas.- Dice buscando en su bolso para luego mostrar una herramienta multiusos. Comenzando a quitar los tornillos con gran maestría ante el asombro de Yugi.

Cuando al fin la ventana puede abrir Joey sale con cuidado y luego estira sus brazos para recibir a su pequeño dragón, el cual también extiende sus bracitos. Yugi aun asi no se mueve.- P-Pero ¿Qué pasará con el señor Roland? Se preocupará.

Joey le hace un gesto relajado.- Tranquilo, simplemente lo llamamos en tu casa y ya.- Dice despreocupado aun con los brazos estirados.

Yugi asiente no muy seguro pasando al pequeño pelinegro por la ventana a los brazos de Joey y luego pasa él. Acomoda superficialmente la ventana y escapan por el pasillo.

 

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-Sí, lo siento, Roland… Si, en casa de Yugi… Lo lamento por el susto.- Dice al teléfono Joey al guardaespaldas que aparentemente notó luego de unos minutos su ausencia y le llamó inmediatamente. Esperaba en la puerta a que Yugi abriese con sus llaves.- Eh, Te explico luego ¿Si? Realmente hay una buena razón para haber salido por la ventana en lugar de la puerta.- Si hubiese tenido sus manos libres se habría dado un facepalm porque hasta para él eso sonó idiota, pero ahora cargaba al pequeño dragón.

Yugi por fin abre la puerta permitiendo a los tres entrar. Lo hicieron por el lado de la casa en lugar de la entrada principal de la tienda, pues llamaría mucho la atención por el niño que cargaba el novio del dueño de KaibaCorp.

Ya en la sala Joey pone en el suelo al pequeño que lo mira curioso. Este suspira.- Anda, camina y recorre la casa. Yo estaré aquí.- El niño mira hacia el comedor y señala. Joey asiente.- Claro, ve a allá.- El pelinegro asiente y comienza a caminar tocando todo lo que veía muy curioso.

Los mayores se sientan en el sofá de sala. Notando que el chico estaba lejos para oírlo Joey pone sus manos en su cabeza algo desesperado.- ¿Qué hacemos? Esto no es normal – Lo dice bajito.

-No lo sé, algo así nunca había pasado. Quizás debamos preguntarle a alguien.-

-¿Quién Pegasus? Lo siento pero no.- Responde cruzando sus brazos.- Quien sabe lo que le haría.

Yugi asiente comprendiendo.- Es difícil decir qué hacer, porque no tenemos ninguna pista. Ni nadie que nos diga por qué pasó esto.-

En eso ven llegar al pelinegro llegar corriendo hasta llegar a la pierna izquierda de Joey, viéndolo jalar.- ¿Qué pasa?

-¡Amiwo! – Responde aun jalando haciendo que Joey se levantara por la curiosidad y Yugi igual. Al verlos de pie comienza a correr en dirección al estudio del primer piso.

Al llegar ambos no podía creer lo que veían. En especial Yugi.

Un pequeño niño de cabello morado y ojos azules los veía detenidamente sentado desnudo en el suelo del estudio. A su lado estaba tirada una carta que decía: “Mago Oscuro – No Disponible”

Notas finales:

Tan tan! Fin de Capitulo.

A mi me pareció tan tierno escribir del niño. En serio. Mas adelante veremos a los demás. 

Estoy planeando que no sea tan extensa la historia. Aunque todo dependerá si se me van ocurriendo mas cositas.

Nos vemos en el proximo cap que será tan pronto actualice mis demás fics.

Bye!


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