P.V Todomatsu.
Osomatsu a ido decayendo durante 2 años, de forma progresiva.
Está totalmente emparanoiado con nuestra seguridad.
Es entendible. No le culpo.
Es el mayor, y aún siendo un patán quiere nuestro bien estar.
Amo a osomatsu nii san, pero se está pasando de la raya; ya no puedo ni salir solo por qué el niño se pone histérico.
¿Qué será lo próximo, ir juntos al baño? No me jodan.
A veces me revisa el móvil, me lo quita de la nada, ¡no me da tiempo ni a borrar el porno!
Parece que soy el único angustiado con esto, los demás hacen como si fuera la cosa más normal del mundo.
Pero no lo és, quién sabe lo que va salir de esto.
—Todomatsu, ¿me estás escuchando?
Llevas un rato sin decir nada.—me dijo Tsuye, un amigo —Por supuesto que te estoy escuchando, pero ya es hora de irse. Se está haciendo tarde.
Pagué y después de despedirme fui a casa. Despacio. Debo de mentalizarme para estar con él.
Al llegar a la puerta estaba a punto de enviarle un mensaje; pero el ambiente no era el normal.
Todas las persianas bajadas, y ni rastro de alguien, caminé por la entrada hasta subir las escaleras, hacía la habitación compartida dónde dormimos. Corrí la puerta. Osomatsu estaba sentado en la ventana, fumando.
—¿Osomatsu nii san?—dio un grito ahogado por la tos. —Joder, Totty, casi me trago el cigarro. ¿Por qué no me has avisado?
—Éso no importa, ¿por qué está todo cerrado?—entré en la habitación.
—Es una costumbre cuándo estoy solo, ya sabes. Me hace sentir seguro.
Su sonrisa me revolvió el estómago, el sentimiento de que algo está mal no se iba.—¿Dónde están los demás?
—Ichimatsu está con Jyushimatsu jugando a béisbol, en el parque.
Pajamatsu está en un concierto de idols, y Karamatsu está con mamá y papá.—Revisó el móvil después de hablar, sacó la lengua y apagó el cigarro en ella. Como si eso no doliera.
—Oye, Osomatsu nii san...Sé que ya a pasado mucho tiempo desde lo de ya sabes, ¿pero no has pensado volver al psicólogo?—me sudaban las manos, nunca sé cómo va a reaccionar, a cambiado.—No creo que sea necesario. Yo estoy bien. ¿Tú estás bien?
—Yo estoy bien. Pero—Nuestra conversación la cortó una llamada, se me hizo extraño que fuese Ichimatsu. Lo dejé en manos libres.
— ¿Todomatsu? — habló en un tono de ansiedad, Osomatsu palideció de repente — Papá, mamá, muertos. Mierdamatsu sobrevivió, operación. Accidente de coche.—Hablaba de forma entrecortada, a prisas.
Fue como si me echaran un cubo de agua helada encima, y la mueca de horror de osomatsu no ayudaba en nada. —Ichimatsu, tranquilízate. Él estará bien. —apreté el móvil, temblando. Intentando sonar convencido. No sabía como actuar ante una situación así.
Pareciera como si le fuera a dar un ataque de ansiedad.
—¿Vamos al hospital o esperamos por noticias?— Hablaba más para mi mismo que para él.
—Esperad— y colgó.
Osomatsu se puso a llorar, restregando la manga de la sudadera por los ojos, enrojeciendolos más.
Me acerqué y le abracé, apoyando su cabeza en mi hombro, tragándome yo las lágrimas. Bueno, a medias.
—Está bien. Llamaré a Choromatsu. Tranquilízate. Está bien. Te traeré las pastillas.—me levanté para bajar a la cocina, viendo de reojo como cogía la caja de cigarrillos.